Marcopolo se sentó en la barra, dejando caer su chaqueta empapada sobre el respaldo de la silla. La lluvia había empapado las calles y a él mismo, pero no le molestaba; prefería la lluvia. Su sonido constante y rítmico lo ayudaba a pensar.
Kurogiri, siempre eficiente, se acercó y le sirvió un vaso de algo fuerte sin necesidad de que lo pidiera.
"Pareces pensativo esta noche," comentó Kurogiri, colocándole el vaso frente a él.
"Siempre lo estoy," respondió Marcopolo mientras observaba el líquido en su vaso, girándolo lentamente. "Es la única manera de seguir con vida, ¿no crees?"
Kurogiri asintió ligeramente, su forma nebulosa brillando levemente con la luz tenue del bar. "¿Cómo encuentras este lugar, Marcopolo? Entre nosotros, entre ellos."
Marcopolo dejó escapar un suspiro. "No es muy diferente a otros lugares en los que he estado. Aquí todos están luchando por algo, aunque algunos ni siquiera saben qué es. Sobrevivir... eso es lo único que importa."
Kurogiri inclinó la cabeza, interesado. "¿Eso es todo para ti? ¿Sobrevivir?"
Marcopolo lo miró directamente, sus ojos fríos y calculadores. "Sí. Adaptarse. Mantenerse vivo. Es simple, y eso es lo que lo hace efectivo."
El bar quedó en silencio por un momento. Marcopolo se tomó un sorbo de su bebida y giró la cabeza ligeramente hacia la entrada del portal, sintiendo la tensión en el aire. Sabía que algo estaba a punto de suceder.
Mientras esperaba, su mente divagó. Pensó en cómo había llegado allí, en el camino que lo había llevado a ser el "Fantasma Azul". Recordó a los mercenarios estúpidos que lo habían intentado capturar recientemente, solo para aprender, de manera fatal, que no se debía subestimar a alguien que siempre estaba preparado.
Los recuerdos de su vida pasada también comenzaron a surgir. Fragmentos borrosos, casi inservibles, como piezas de un rompecabezas perdido. Recordó un mundo diferente, rostros vagos, voces familiares que ahora eran como ecos distantes. Pero no importaba. Esa vida había quedado atrás. Ahora era Marcopolo, el Fantasma Azul, y su única meta era seguir adelante, sin importar el costo.
El sonido del portal activándose lo sacó de sus pensamientos. Giró ligeramente la cabeza, y allí estaba Stain, emergiendo con una intensidad que casi llenó el bar de inmediato. Su mirada se cruzó con la de Marcopolo, y ambos se estudiaron por un momento antes de que Stain hablara.
"Así que este es el famoso Fantasma Azul," dijo con desdén, su voz ronca y llena de juicio. "Interesante."
Marcopolo sonrió levemente, dejando su vaso sobre la barra. "Supongo que yo también puedo decir lo mismo de ti, asesino de héroes."
El bar quedó en un tenso silencio tras la llegada de Stain. Su figura imponente, envuelta en vendas y con su espada descansando en la espalda, era suficiente para incomodar incluso a los más confiados. Shigaraki, sin embargo, parecía más irritado que intimidado.
"¿Así que este es el asesino de héroes?" comentó Shigaraki, cruzándose de brazos mientras se levantaba de su asiento. "Qué decepción."
Stain no respondió de inmediato. Su mirada intensa recorría el lugar, deteniéndose brevemente en cada individuo antes de regresar a Shigaraki.
"¿Qué quieres de mí?" preguntó Stain, su voz grave y llena de una convicción inquebrantable.
Shigaraki se encogió de hombros, esbozando una sonrisa burlona. "Quiero que trabajes para mí. Juntos, podemos destruir a All Might y a todos esos héroes patéticos."
Stain frunció el ceño, desenvainando lentamente una de sus espadas y apuntándola hacia Shigaraki. "¿Eso es todo lo que te mueve? ¿Destruir por destruir? No tienes ideales, no tienes propósito. Gente como tú no merece liderar nada."
La sonrisa de Shigaraki desapareció, reemplazada por una mueca de ira. "¿Qué dijiste?"
En un movimiento rápido, Stain saltó hacia él, inmovilizándolo contra la pared con la hoja de su espada peligrosamente cerca de su cuello. Kurogiri intentó intervenir, pero Stain fue más rápido, girando su espada para inmovilizarlo también, su lengua capturando una gota de sangre del aire y activando su peculiaridad para paralizarlos a ambos.
Marcopolo, quien había estado observando desde la barra, se levantó lentamente, con Murmullo ya en su mano derecha.
"¿Y tú?" preguntó Stain, girando su cabeza hacia Marcopolo. "¿Tienes algún ideal, o eres solo otro peón sin propósito?"
Marcopolo respondió con una sonrisa sarcástica. "No me interesa tu discurso moralista. Sobrevivo. Eso es todo. No necesito justificarlo con ideologías."
Stain frunció el ceño, moviéndose hacia él con velocidad. Pero Marcopolo ya estaba preparado. Disparó con Murmullo, obligando a Stain a retroceder y buscar cobertura detrás de la barra.
"Interesante," dijo Stain, emergiendo de la cobertura con un salto ágil. "Tienes habilidad, pero careces de algo importante: convicción."
Marcopolo disparó nuevamente, pero Stain esquivó con destreza, cerrando la distancia entre ellos. En lugar de retroceder, Marcopolo uso su brazo metálico , bloqueando un golpe de la espada de Stain antes de girar para disparar a quemarropa. La bala pasó rozando el rostro de Stain, quien retrocedió por un instante.
"Te subestimé," admitió Stain, tocándose la herida superficial en su mejilla. "Pero tu falta de ideales te hará caer eventualmente."
"Mis ideales son seguir vivo," replicó Marcopolo. "Y hasta ahora, parece que están funcionando."
Stain soltó una carcajada seca, pero antes de que pudiera responder, un portal negro comenzó a formarse detrás de él.
"Ya es suficiente," dijo Kurogiri, liberándose parcialmente de la parálisis con esfuerzo.
Stain lanzó una última mirada a Shigaraki, quien seguía paralizado y furioso. "Eres débil. No eres digno de liderar." Luego giró hacia Marcopolo, señalándolo con su espada. "Tú... quizás sobrevivas más tiempo que ellos, pero incluso tú necesitarás algo más que habilidad para trascender."
Sin decir más, Stain atravesó el portal y desapareció, dejando al bar en un silencio pesado.
Shigaraki, finalmente liberado, golpeó la pared con furia. "¡Maldito lunático! ¡Se arrepentirá de esto!"
Marcopolo guardó a Murmullo y se cruzó de brazos, mirando a Shigaraki con indiferencia. "Quizás deberías preocuparte más por lo que él dijo y menos por lo que hizo."
Kurogiri suspiró, reparando la barra dañada. "Es suficiente por esta noche. Tenemos asuntos más importantes que atender."
Marcopolo volvió a su asiento, tomando su vaso y bebiendo en silencio. No le interesaban los ideales de Stain, ni la rabia de Shigaraki. Para él, todo era un medio para un fin: sobrevivir en un mundo donde la muerte acechaba a cada esquina.
El bar permanecía en silencio, el aire pesado tras la partida de Stain. Shigaraki tamborileaba con los dedos sobre la barra, su mirada fija en el monitor frente a él. Kurogiri, detrás de la barra, limpiaba los restos de lo que quedaba del enfrentamiento anterior.
De repente, Shigaraki habló, rompiendo el silencio:
"Maestro, necesito hablar con usted."
El monitor se encendió, y la figura imponente de All For One apareció en la pantalla, envuelta en sombras. Su voz resonó, tranquila pero autoritaria:
"Tomura, dime, ¿qué necesitas?"
Shigaraki enderezó su postura, hablando con un tono más respetuoso de lo habitual.
"Maestro, necesitamos más Nomus. Lo que sucedió con ese asesino de héroes fue una vergüenza, sus malditas ideologías no me importan, le demostrare quien manda, quiero destruirlo."
"Pero quiero algo más impactante. Algo que realmente desate el caos en Hosu." Añadió Tomura sinicamente
All For One permaneció en silencio por un momento, como si evaluara la petición. Finalmente, respondió con calma:
"Entiendo, Tomura. Este será un paso importante para ti. Los Nomus que enviaré son perfectos para lo que me pides, más letales. Úsalos sabiamente y demuestra que eres digno de liderar."
"Lo haré, maestro," respondió Shigaraki, con una mezcla de emoción y determinación.
La pantalla se apagó, y Shigaraki se giró hacia Kurogiri. "Prepara un portal. Esta misma noche iremos a Hosu."
Kurogiri inclinó ligeramente la cabeza. "Como desees, Shigaraki."
Shigaraki miró a Marcopolo, quien observaba desde su asiento en la barra. "¿Vienes?"
Marcopolo tomó a Murmullo y lo colocó en su cinturón. "No me perdería esto por nada."
Hosu era un infierno. Los Nomus invadieron las calles, sus pasos retumbaban mientras aplastaban autos y edificios a su paso. Gritos de civiles llenaban el aire, mezclándose con explosiones y el sonido de metal al colapsar.
Una mujer intentó escapar, pero un Nomu la atrapó con una de sus garras, lanzándola contra un edificio como si fuera un muñeco de trapo. Un hombre, desesperado, disparó con un arma pequeña, pero el Nomu lo alcanzó, atravesando su pecho con una garra afilada. La sangre se mezclaba con el humo y el fuego que consumía la ciudad.
Mientras tanto, Shigaraki y Kurogiri avanzaban por las sombras. Marcopolo los seguía, observando el caos. Cada explosión, cada grito, despertaba algo en él.
Explosiones. Disparos. Gritos.
Se detuvo por un momento, sus ojos fijos en una calle en ruinas. Imágenes de un campo de batalla llenaron su mente, un escenario demasiado familiar. Vagamente recordó estar en medio de algo similar, pero los detalles eran borrosos.
"¿Estás bien?" preguntó Kurogiri, acercándose a él.
Marcopolo parpadeó, regresando al presente. "Sí," respondió, su tono firme pero distante.
Kurogiri lo observó por un momento antes de asentir y continuar. "Nos retiraremos pronto. Este caos ha cumplido su propósito."
Marcopolo siguió caminando, aunque su mente estaba atrapada en los recuerdos que no podía descifrar.
En una azotea cercana, un reportero grababa la escena. Su cámara capturaba a los Nomus en acción, el terror en los rostros de los civiles y la destrucción total de la ciudad. De repente, enfocó a Shigaraki, Kurogiri y Marcopolo.
"¡Ahí están!" exclamó, emocionado por haber encontrado a los responsables.
Shigaraki notó la cámara de inmediato. "Dispárale," ordenó, su voz fría y sin lugar a objeciones.
Marcopolo dudó por un momento, su mano descansando sobre Murmullo. Sabía que era necesario para proteger sus identidades, pero el acto le pesaba. Finalmente, desenfundó su arma y disparó.
El reportero cayó, silenciado al instante. La cámara, sin embargo, quedó encendida, capturando el momento en que Marcopolo disparaba con precisión letal.
Shigaraki esbozó una sonrisa mientras el grupo retrocedía hacia el portal de Kurogiri. "Perfecto. Ahora todos sabrán quién controla el miedo en esta ciudad."
Marcopolo permaneció en silencio mientras cruzaba el portal, su mente aún dividida entre el presente y los recuerdos vagos de su vida pasada. Grupos de civiles seguían gritando en las calles mientras los héroes intentaban controlar el caos.
En el portal, Shigaraki miró a Marcopolo. "Buen disparo. Eso fue... convincente."
Marcopolo no respondió de inmediato. En su mente, las imágenes de explosiones, disparos y caos continuaban. Apretó los puños, recordándose que ya no era la persona que solía ser. Ahora era Marcopolo, el Fantasma Azul. Su pasado había quedado atrás, y nada podía cambiar eso.
Punto de vista de los civiles: El Infierno en Hosu
La noche en Hosu comenzó como cualquier otra. Las luces de las calles iluminaban la ciudad, y la gente iba y venía con tranquilidad. Una pareja salía de un restaurante, riendo mientras discutían qué película verían después. Una mujer joven caminaba apresurada hacia su casa tras un largo día de trabajo. Un niño, emocionado, señalaba a un héroe en la televisión de una tienda cercana.
Entonces, todo cambió.
Un estruendo ensordecedor sacudió las calles cuando un Nomu apareció, atravesando un edificio como si fuera de papel. Su cuerpo deforme y musculoso reflejaba una fuerza inhumana, y su rostro sin expresión era la imagen del horror. El caos comenzó a extenderse como un incendio.
Las primeras víctimas fueron aquellos atrapados en las calles. La pareja que discutía sobre películas fue golpeada por los escombros de un auto que el Nomu había lanzado con facilidad. Un hombre intentó ayudar a una anciana a escapar, pero el Nomu lo alcanzó con un golpe devastador, dejando su cuerpo inmóvil en el suelo.
Más Nomus aparecieron, descendiendo como monstruos de pesadilla. Uno de ellos, con múltiples brazos retorcidos, destrozó una cafetería llena de clientes, mientras otro arrasaba una fila de autos, dejando una estela de destrucción y gritos a su paso.
"¡Corran! ¡Corran!" gritaban los civiles, empujándose entre sí para escapar.
En medio del caos, los héroes comenzaron a llegar. Un grupo liderado por Endeavor descendió al escenario, enfrentándose directamente a los Nomus. Su voz resonó como un rugido entre las llamas que invocaba con sus manos:
"¡A todos los civiles, evacúen inmediatamente! ¡Nos encargaremos de esto!"
El primer enfrentamiento fue brutal. Un héroe novato, decidido a proteger a un grupo de niños, se interpuso entre ellos y un Nomu. Con un grito de guerra, atacó con todas sus fuerzas, pero el Nomu lo aplastó contra el pavimento en cuestión de segundos. Su sacrificio compró tiempo para que los niños escaparan, pero el precio fue su vida.
Otro héroe, una veterana con el poder de manipular metales, logró detener momentáneamente a un Nomu al atraparlo con vigas de acero. Sin embargo, no fue suficiente. El monstruo rompió las vigas y la atacó, dejándola gravemente herida antes de que Endeavor llegara para incinerarlo con un estallido de llamas.
"¡Resistan, malditos!" gritó Endeavor mientras unía fuerzas con otros héroes. Sus ataques eran devastadores, pero los Nomus no se detenían. Su regeneración y fuerza abrumaban incluso a los héroes más experimentados.
Un Nomu gigante comenzó a escalar un edificio lleno de civiles atrapados en los pisos superiores. Mientras lo hacía, arrancaba balcones y ventanas, destruyendo todo a su paso. Endeavor levantó la vista y, con una velocidad increíble, ascendió por el edificio, utilizando sus llamas para impulsarse.
Desde la calle, los civiles observaban con asombro y horror mientras Endeavor alcanzaba al Nomu y lo derribaba con un golpe directo, envolviendo al monstruo en una vorágine de fuego. Las llamas iluminaron la noche, pero el Nomu aún se movía, retorciéndose y gruñendo. Finalmente, con un último ataque, Endeavor logró reducirlo a cenizas.
Sin embargo, la victoria tenía un costo. Los héroes heridos y caídos se acumulaban, y las calles estaban cubiertas de escombros y sangre. Los Nomus restantes fueron eventualmente neutralizados gracias al esfuerzo combinado de los héroes, pero no sin dejar una marca imborrable en la ciudad.
En un callejón oscuro, Tenya Iida yacía en el suelo, sangrando y paralizado. Stain, el asesino de héroes, estaba frente a él, sosteniendo su espada con la misma calma que un verdugo antes de ejecutar su sentencia.
"Iida..." susurró, jadeante, mientras intentaba moverse sin éxito.
De repente, Izuku Midoriya llegó al lugar, utilizando su quirk para lanzarse directamente hacia Stain. "¡Aléjate de él!" gritó mientras conectaba un golpe que logró desequilibrar al asesino.
Stain giró hacia él, evaluándolo con una mirada penetrante. "¿Otro falso héroe que se interpone en mi camino? No tienes derecho a proteger a nadie."
Izuku no respondió y adoptó una posición defensiva. Antes de que Stain pudiera atacar, Shoto Todoroki apareció, disparando un torrente de hielo para bloquear el camino del asesino.
"Estamos aquí para detenerte," declaró Shoto con firmeza, su mirada fija en el enemigo.
La batalla que siguió fue feroz. Stain era un luchador experto, ágil y mortal, mientras que Izuku y Shoto combinaban sus habilidades para mantenerlo a raya. Sin embargo, el asesino logró inmovilizar brevemente a Izuku con su técnica de coagulación de sangre, dejándolo indefenso mientras se dirigía hacia Shoto.
A pesar de su ventaja, Stain estaba comenzando a mostrar signos de fatiga. "¿Por qué luchan por un sistema corrupto? ¡Los verdaderos héroes han desaparecido!" gritó mientras esquivaba otro ataque.
Justo cuando parecía que Stain podía tomar el control, un destello de fuego iluminó el callejón. Endeavor llegó, lanzando una ráfaga de llamas que obligó a Stain a retroceder.
"¡Ya basta!" rugió Endeavor, posicionándose entre los estudiantes y el asesino.
Stain se detuvo, evaluando la situación. Aunque estaba rodeado, su determinación no vaciló. "Tú tampoco mereces llamarte héroe," escupió, apuntando su espada hacia Endeavor.
La pelea terminó cuando Endeavor, con un golpe decisivo, logró incapacitar a Stain. Los estudiantes, agotados pero a salvo, ayudaron a Iida mientras los refuerzos llegaban para llevar al asesino bajo custodia.
Hosu había sobrevivido a la noche, pero las cicatrices de la batalla permanecerían por mucho tiempo.
El bar de la Liga estaba tranquilo a pesar del caos que acababan de desatar. Shigaraki se encontraba en una esquina, hundido en su silla mientras jugaba con su consola portátil, sus manos cubiertas de polvo y restos de piel desprendida. Su expresión era de pura satisfacción, un contraste inquietante con los gemidos de los pocos Nomus que habían sobrevivido y estaban siendo guardados en las cámaras subterráneas.
Kurogiri estaba detrás de la barra, organizando los vasos con una precisión meticulosa. Marcopolo, sentado en una de las banquetas, observaba la escena en silencio, con los brazos cruzados y Murmullo apoyado en su pierna. La calma en el bar era un fuerte contraste con la masacre en Hosu, pero también le daba a Marcopolo un momento para reflexionar.
"Vaya espectáculo el de esta noche," comentó Kurogiri mientras limpiaba un vaso. "El caos que tanto desea nuestro maestro ha comenzado a extenderse."
Marcopolo asintió, mirando de reojo a Shigaraki, quien murmuraba algo sobre "All Might" mientras seguía jugando. "Sí... Aunque a veces me pregunto cuánto de esto es realmente necesario."
Kurogiri inclinó ligeramente la cabeza, como si estuviera intrigado por sus palabras. "Es un camino difícil el que hemos elegido, Marcopolo. Pero al final, todo tiene un propósito."
"Propósito..." murmuró Marcopolo, casi en un susurro. Su mirada se endureció mientras recordaba las explosiones, los gritos, y las caras de los civiles en Hosu. Había cumplido su rol esa noche, observando y eliminando al reportero cuando fue necesario, pero el peso de las decisiones que había tomado comenzaba a acumularse en su mente.
Kurogiri notó su silencio y se inclinó ligeramente hacia él. "¿Te encuentras bien? Pareces... perturbado."
Marcopolo negó con la cabeza y se levantó de la banqueta, Murmullo en mano. "Estoy bien. Esto es solo parte del trabajo."
Kurogiri asintió, aunque su mirada mostraba una leve preocupación. "Si alguna vez necesitas hablar, estoy aquí. Ahora, déjame abrirte un portal para que llegues a casa. Pareces necesitar descansar."
Sin decir más, Kurogiri abrió un portal que brillaba tenuemente en el aire. Marcopolo lo cruzó sin dudar, apareciendo en un callejón cercano a su apartamento.
En el apartamento de Marcopolo
La pequeña habitación estaba oscura cuando Marcopolo entró. Cerró la puerta detrás de él y dejó Murmullo sobre la mesa. Su traje estaba sucio, con cortes y rasguños en varias partes. Caminó hacia un rincón donde tenía su equipo de mantenimiento y comenzó a trabajar en silencio.
Con movimientos precisos, limpió y reparó cada pieza de su traje, asegurándose de que estuviera en perfecto estado para el próximo trabajo. Cada costura que arreglaba, cada golpe que pulía, lo hacía revivir fragmentos borrosos de su vida pasada: gritos desesperados, el olor de la pólvora, el calor abrasador de las llamas y las imágenes de un campo de batalla.
Su respiración se volvió irregular mientras los recuerdos lo asaltaban. Se detuvo por un momento, observando su reflejo en el metal de Murmullo. Un par de lágrimas silenciosas rodaron por su rostro, dejando surcos en el polvo acumulado de la batalla.
"Es otra vida..." murmuró para sí mismo, cerrando los ojos con fuerza. "El pasado no importa. Esto es lo que soy ahora."
Terminó de reparar su traje y colocó a Murmullo en su lugar habitual, asegurándose de que todo estuviera en orden. Con pasos pesados, se dirigió a su cama, dejándose caer sobre ella. La oscuridad lo envolvió, pero no antes de que su mente le recordara una última explosión y el eco lejano de un grito.
Marcopolo respiró hondo y cerró los ojos. Su mantra resonaba en su mente como un escudo contra los recuerdos:
"Es otra vida. El pasado no importa."
Con ese pensamiento, finalmente cayó en un sueño inquieto, listo para enfrentar lo que el día siguiente le deparara.
Fin del capitulo 7