El escenario era un hervidero de actividad. En el centro de la operación, una carpa blanca repleta de equipos de comunicación y monitores mostraba transmisiones en tiempo real de la plaza donde Mt. Lady daría su declaración. La policía y los héroes trabajaban codo a codo, afinando cada detalle del operativo.
El comisario Naomasa Tsukauchi estaba al mando, rodeado de mapas, informes y pantallas que mostraban diversas perspectivas del área. "Esto tiene que salir perfecto. No podemos permitir que el Fantasma Azul escape de nuevo", dijo con firmeza, observando a sus subordinados.
Nezu, presente en el lugar como asesor, se paseaba tranquilamente, analizando cada movimiento. "Nuestra prioridad es proteger a Mt. Lady y minimizar los daños colaterales. Sin embargo, este individuo ha demostrado ser impredecible. No subestimemos sus capacidades."
Los héroes más poderosos del país estaban reunidos, una vista impresionante que reflejaba la gravedad de la situación. Entre ellos, Endeavor se cruzaba de brazos, irradiando confianza. "No entiendo por qué tanto alboroto por un simple mercenario. Si se atreve a aparecer, lo quemaré hasta las cenizas."
Hawks, en cambio, mantenía una actitud relajada, aunque sus ojos estaban atentos a cada detalle. "Relájate, Endeavor. Este tipo no es cualquier criminal. Es metódico, y sabemos que tiene un arma peculiar. Si no jugamos bien nuestras cartas, podría ser un desastre."
Kamui Woods, Mirko y Edgeshot discutían estrategias de contención, mientras Ryukyu coordinaba con el equipo aéreo. La presencia de héroes como Best Jeanist y Crust añadía un peso adicional a la operación.
Mt. Lady, en un vestidor improvisado cercano, terminaba de prepararse para su aparición. A pesar de su fachada confiada, estaba tensa. Recordaba las amenazas de MarcoPolo y lo peligroso que era. Sin embargo, sabía que esto era necesario para atraparlo de una vez por todas.
"Todo listo para la transmisión en vivo", informó un técnico.
Naomasa ajustó su radio y dio la orden: "Equipo Alfa, en sus posiciones. Equipo Bravo, aseguren las salidas. Equipo Charlie, listos para intervenir si hay civiles en peligro. Este es el momento de demostrar que podemos con él."
All Might, en su forma débil, permanecía en las sombras, observando. Aunque no podía participar directamente, su presencia era un recordatorio para todos de lo que estaba en juego.
La plaza estaba rodeada, los cielos vigilados por drones y héroes voladores. Todo estaba preparado. Solo faltaba que MarcoPolo hiciera su jugada.
Sede del Bar de la Liga de Villanos:
El ambiente era tenso pero cargado de un extraño aire de entusiasmo. Giran desplegaba un conjunto de planos sobre una mesa iluminada por una lámpara tenue. Los esquemas mostraban la disposición de los equipos de héroes y policías alrededor de la plaza donde Mt. Lady haría su declaración. Cada línea, cada anotación, era una clave para desentrañar el operativo.
"Bien, según mis contactos, tenemos confirmados a los diez mejores héroes del país y un equipo élite de la policía. Aquí estarán Endeavor y Hawks, directamente en la línea de fuego. Mirko estará patrullando los alrededores junto a Edgeshot. Los civiles serán evacuados por esta zona si las cosas salen mal," explicó Giran mientras señalaba los puntos estratégicos.
Kurogiri asintió, su voz reverberando con tranquilidad. "Abriré los portales aquí, aquí, y aquí. Los Nomus aparecerán directamente en las áreas con mayor concentración de civiles. El caos distraerá a los héroes mientras MarcoPolo se infiltra y ejecuta su parte del plan."
MarcoPolo, sentado a un lado, estudiaba los planos con detenimiento. Aunque su rostro no mostraba emoción, su mente estaba trabajando a toda velocidad. Murmullo descansaba sobre la mesa, preparado para lo que fuera. "Mt. Lady estará aquí, en la plataforma central. Me acercaré desde las sombras, la aturdiré y la sacaré de ahí. Kurogiri, asegúrate de abrir un portal para nuestra retirada justo a tiempo."
Todo parecía calculado al milímetro, pero la voz grave de All For One interrumpió la planificación. Desde una pantalla gigante en el fondo del bar, su imponente figura, aunque sin rostro, dominaba la habitación.
"Hay un cambio de planes," anunció con calma, pero su tono era autoritario. "En lugar de seis Nomus, liberaremos ocho. Además, antes de que los Nomus sean desatados, Kurogiri abrirá portales para liberar explosivos en las áreas circundantes. Quiero que el caos sea absoluto. Que los héroes no sepan dónde concentrar sus esfuerzos."
La sala quedó en silencio por un momento. MarcoPolo sintió una punzada en la cabeza, un destello que lo transportó brevemente a un recuerdo enterrado: un campo de batalla devastado, gritos, humo, y el olor metálico de la sangre en el aire. Cerró los ojos un instante y apretó los puños, luchando por mantenerse presente.
Kurogiri fue el primero en hablar. "Es una estrategia arriesgada, pero efectiva. Si los explosivos se colocan antes de que actúen los Nomus, no habrá tiempo para una respuesta coordinada."
MarcoPolo finalmente levantó la mirada, su expresión fría y calculadora de nuevo en su lugar. "Entendido. Los ocho Nomus harán su parte, y yo haré la mía. Pero asegúrense de que la extracción sea rápida. No quiero quedarme atrapado en medio de este desastre."
Shigaraki, que hasta ahora había permanecido en silencio, dejó escapar una risa inquietante. "Esto será divertido. Los héroes estarán demasiado ocupados intentando salvar a los civiles como para detenernos. Asegúrate de que Mt. Lady no tenga tiempo de decir nada, MarcoPolo."
"Lo haré," respondió MarcoPolo con firmeza, ajustando el nuevo sombrero que Giran le había proporcionado.
La discusión continuó, afinando detalles menores. Afo daba las últimas instrucciones, asegurándose de que todos supieran su papel. Finalmente, el momento esperado llegó: en los monitores del bar apareció la imagen de Mt. Lady en la plaza, rodeada de reporteros y cámaras, lista para iniciar su declaración.
"Es hora," dijo MarcoPolo, poniéndose de pie y recogiendo a Murmullo.
Kurogiri abrió un portal oscuro frente a ellos, y uno a uno comenzaron a pasar, preparados para ejecutar el caos.
Plaza Central - El Comienzo del Horror:
El ambiente estaba cargado de tensión. Héroes, policías, reporteros, y una multitud de civiles llenaban el espacio. Los focos de las cámaras iluminaban el rostro de Mt. Lady mientras subía al podio. Sus labios estaban apretados, y su mirada no ocultaba el nerviosismo. A pesar de todo, se mantenía erguida, proyectando confianza.
La multitud murmuraba en anticipación, mientras los héroes en las cercanías permanecían atentos. Kamui Woods estaba cerca de Mt. Lady, listo para intervenir si algo salía mal. Más allá, Mirko, Hawks, Edgeshot y Endeavor mantenían posiciones estratégicas, sus miradas fijas en los puntos de posible riesgo. Todo estaba cuidadosamente planeado, pero nadie podía prever lo que estaba a punto de suceder.
Cuando Mt. Lady tomó el micrófono, su voz resonó con fuerza, aunque había un leve temblor en su tono:
—Hoy, revelaré información sobre el mercenario conocido como el Fantasma Azul. Sé quién es. Sé lo que ha hecho y estoy aquí para que todos lo sepan.
No alcanzó a decir más. De repente, un portal oscuro se abrió en medio de la plaza. Luego otro, y otro más. De ellos comenzaron a salir pequeñas esferas negras, que explotaron al tocar el suelo.
"BOOM. BOOM. BOOOOOM."
El estruendo fue ensordecedor. Una oleada de fuego y escombros envolvió el área. Los gritos de los civiles se mezclaron con el ruido de las explosiones. Todo el cielo se tiñó de un rojo intenso mientras las llamas consumían edificios cercanos.
Del pánico inicial, emergió un nuevo horror. Otros portales se abrieron y, de ellos, ocho Nomus enormes y aterradores emergieron, repartidos en puntos clave. Cada uno estaba estratégicamente ubicado cerca de las salidas y en áreas con la mayor concentración de civiles. Sus rugidos reverberaron por toda la plaza.
—¡Ataquen! —gritó Endeavor, tomando la delantera. Con un rugido propio, liberó un torrente de fuego hacia el Nomu más cercano.
Los héroes no tardaron en reaccionar. Mirko se lanzó hacia otro Nomu con una velocidad vertiginosa, sus piernas propulsándose como un cohete. Hawks extendió sus alas, enviando plumas afiladas para proteger a un grupo de civiles atrapados entre los escombros. Edgeshot se deslizó como un rayo hacia las áreas de evacuación, ayudando a abrir paso entre los escombros.
A pesar de su rapidez, los Nomus respondieron con brutalidad. Uno de ellos atrapó a un civil desprevenido, aplastándolo con sus enormes garras. Otro levantó un vehículo y lo arrojó contra un grupo de policías, quienes apenas lograron esquivar. La sangre comenzó a correr mientras los reporteros intentaban captar imágenes, solo para ser víctimas ellos mismos del caos.
La emboscada del Fantasma Azul
Mientras los héroes luchaban por contener la carnicería, MarcoPolo emergió de las sombras detrás del podio. Mt. Lady no tuvo tiempo de reaccionar; un disparo de Murmullo la impactó en el cuello. El proyectil no la mató, pero emitió una descarga eléctrica que recorrió su cuerpo, dejándola inconsciente antes de que pudiera siquiera gritar.
—No me lo tomes personal, Mt. Lady, pero no podemos arriesgarnos a que hables —murmuró MarcoPolo, mientras la sujetaba para llevársela.
Antes de que pudiera retirarse, Kamui Woods apareció, lanzando sus ramas hacia MarcoPolo en un intento desesperado de detenerlo.
—¡No te saldrás con la tuya! —gritó Kamui Woods mientras sus ramas intentaban inmovilizar al mercenario.
MarcoPolo se giró rápidamente, disparando otra bala con Murmullo. Esta vez, el proyectil perforó el pecho de Kamui Woods, quien cayó al suelo con un grito de dolor, su sangre manchando el concreto. Aunque no estaba muerto, su estado era grave.
MarcoPolo ajustó su sombrero azul, tomando el cuerpo inconsciente de Mt. Lady mientras caminaba hacia un portal oscuro que Kurogiri abrió justo a tiempo. Antes de cruzar, miró atrás.
El Caos Final
Lo que vio fue un espectáculo de horror. Los Nomus masacraban a los civiles sin piedad. Hawks gritaba órdenes mientras intentaba salvar a un niño atrapado entre los escombros. Mirko estaba cubierta de sangre, luchando con ferocidad contra dos Nomus al mismo tiempo. Endeavor había convertido toda su área en un infierno ardiente, luchando con desesperación para controlar a las criaturas.
Entonces apareció All Might. Su figura dorada iluminó el desastre mientras usaba toda su fuerza para salvar a los civiles y enfrentarse a los Nomus. Con un poderoso golpe, envió a uno de ellos volando, pero había muchos más que atender.
Las explosiones aún resonaban en la distancia, mezclándose con los disparos de los oficiales que intentaban recuperar el control. MarcoPolo escuchó los gritos, los llantos, y los rugidos de los Nomus mientras cruzaba el portal.
Detrás de él, la plaza seguía siendo un infierno, un caos total que él mismo había ayudado a desatar. Pero no miró atrás otra vez. El trabajo estaba hecho, y la masacre sería recordada como un fracaso monumental para los héroes.
La Emboscada: El Horror Desde los Ojos de los Héroes
El aire en la Plaza Central estaba tenso. Hawks volaba en círculos, vigilando desde lo alto con una precisión casi mecánica, mientras Endeavor permanecía inmóvil, con los brazos cruzados, evaluando el entorno. Los héroes estaban en formación, con un despliegue que mostraba la élite del Top 10 de Japón. Todo estaba planeado al detalle.
Mt. Lady estaba en el centro, ajustando el micrófono mientras miraba de reojo a Kamui Woods, quien se mantenía cerca, preparado para actuar en cualquier momento. La multitud estaba expectante, los reporteros ya transmitían en vivo, y los murmullos entre los civiles no cesaban. Todo parecía tranquilo, hasta que el primer portal apareció.
Un círculo negro y giratorio se materializó en el aire como una sombra que crecía rápidamente. Un segundo portal se abrió a pocos metros del primero, luego otro, y otro más. Antes de que alguien pudiera reaccionar, pequeñas esferas negras comenzaron a salir de ellos, rodando por el suelo.
El primer explosivo detonó con un estruendo ensordecedor, seguido de una sucesión de explosiones que sacudieron todo el lugar. Los edificios cercanos temblaron, y la plaza se llenó de humo, llamas y fragmentos de escombros. La onda expansiva lanzó a varios civiles al suelo, y los gritos comenzaron a llenar el aire.
Kamui Woods fue el primero en reaccionar. Sus ramas se extendieron para proteger a un grupo de niños que estaban demasiado cerca del impacto.
—¡Evacúen a los civiles! ¡Ahora! —gritó Endeavor mientras encendía su cuerpo en llamas.
La situación empeoró cuando otros portales se abrieron, dejando salir a ocho Nomus, uno tras otro. Cada criatura era más grande y aterradora que la anterior, con cuerpos deformados y musculosos, ojos brillantes, y rugidos que parecían provenir de las profundidades del infierno.
Uno de ellos, con brazos como columnas de concreto, cayó justo frente a una salida, aplastando a un hombre que intentaba huir. El cuerpo del civil quedó reducido a una mancha de sangre bajo el peso del Nomu. Otro agarró a una mujer de entre la multitud y, con un simple movimiento, la lanzó contra un poste metálico, quebrándole el cuello instantáneamente.
—¡Maldición! —exclamó Mirko, lanzándose hacia el Nomu más cercano.
Mirko no perdió tiempo. Sus piernas, entrenadas para el combate, se tensaron mientras cargaba con velocidad hacia su enemigo. Saltó en el aire y giró, lanzando una poderosa patada al cuello del Nomu, que tambaleó hacia atrás pero no cayó. La criatura rugió y la atacó con un golpe que Mirko apenas pudo esquivar.
—¡Estas cosas no caen fácil! —gritó mientras se preparaba para otro ataque.
Desde el cielo, Hawks utilizaba sus plumas para cortar los brazos de otro Nomu que había atrapado a dos niños. Aunque logró liberarlos, no fue suficiente para detener a la criatura.
—¡Es como si no sintieran dolor! —gritó Hawks, volando para atraer la atención del monstruo lejos de los civiles.
Mientras tanto, Edgeshot se infiltraba entre los escombros, utilizando su quirk para moverse a través de las grietas y guiar a los civiles hacia zonas más seguras. Cada paso que daba estaba acompañado de explosiones, gritos y el rugido de los Nomus.
Endeavor, por su parte, enfrentaba a dos Nomus al mismo tiempo. Sus llamas ardían intensamente, quemando el suelo bajo sus pies mientras lanzaba ataques explosivos hacia las criaturas. Sin embargo, los Nomus resistían sus llamas, avanzando sin temor hacia él.
—¡No se detienen! —rugió Endeavor, aumentando la intensidad de sus llamas.
En medio del caos, los héroes no podían ignorar las bajas civiles. Uno de los Nomus, con garras afiladas como cuchillas, se había abalanzado sobre un grupo de reporteros. Los cámaras y periodistas trataron de correr, pero fueron alcanzados rápidamente. Las garras del Nomu desgarraron cuerpos con facilidad, mientras la sangre se mezclaba con el polvo y el humo.
Kamui Woods intentaba mantener la posición cerca de Mt. Lady, pero entonces ocurrió lo inesperado. MarcoPolo apareció detrás de ella, como un fantasma que emergía de las sombras. Con un movimiento preciso, disparó a Mt. Lady en el cuello con una bala que emitió una descarga eléctrica. La heroína se desplomó antes de que pudiera reaccionar.
—¡No! —gritó Kamui Woods, extendiendo sus ramas hacia MarcoPolo.
El mercenario respondió con un disparo rápido al pecho de Kamui Woods. La bala atravesó su traje y lo derribó, dejándolo gravemente herido. La sangre comenzó a fluir mientras trataba de mantenerse consciente. Uno de los Nomus se acercó, viendo la oportunidad de atacar al héroe caído.
—¡Kamui! —Best Jeanist llegó justo a tiempo, utilizando sus fibras para atrapar al Nomu y alejarlo de Kamui Woods.
Sin embargo, el daño ya estaba hecho. Kamui Woods miró hacia abajo, viendo cómo su pierna había sido arrancada por el Nomu.
Cuando todo parecía perdido, una figura dorada apareció en el horizonte. All Might llegó como un rayo, lanzándose directamente hacia el Nomu más cercano.
—¡Es All Might! —gritó uno de los policías, mientras los oficiales trataban de mantener la calma y seguir evacuando a los civiles.
Con un golpe devastador, All Might derribó al primer Nomu, enviándolo a volar contra un edificio. No perdió tiempo y se lanzó hacia otro, golpeándolo con suficiente fuerza para partirlo en dos.
—¡No temáis, porque estoy aquí! —gritó All Might, su voz resonando incluso entre el caos.
Los civiles comenzaron a ganar esperanza al verlo actuar, pero la situación seguía siendo crítica. Los Nomus restantes continuaban causando estragos, y los explosivos seguían detonando en diferentes partes de la plaza.
Mientras los héroes luchaban con todo su poder, MarcoPolo desapareció en un portal oscuro junto a Mt. Lady. Kurogiri cerró el portal justo a tiempo, dejando atrás el caos que habían desatado.
La plaza estaba irreconocible. Cuerpos yacían entre los escombros, las llamas ardían sin control, y el aire estaba cargado del olor a sangre y pólvora.
All Might seguía luchando, su rostro mostrando determinación, pero incluso él sabía que esta sería una de las mayores tragedias que enfrentaría en su carrera. Los héroes habían sido emboscados, y la masacre sería recordada como uno de los días más oscuros en la historia de los héroes.
Capítulo 11: La Sombra del Caos
De regreso en el bar, el ambiente era sombrío pero cargado de una extraña euforia. La transmisión de la masacre aún se proyectaba en las pantallas dispersas por el lugar, cada una mostrando diferentes ángulos del caos que los Nomus habían dejado atrás. Civiles heridos, edificios en llamas, y héroes luchando por contener lo incontenible se repetían una y otra vez en las imágenes grabadas.
Tomura Shigaraki estaba sentado en el centro, inclinado hacia adelante, con los ojos fijos en las pantallas. Sus hombros temblaban de una risa desquiciada que llenaba el bar, un sonido que helaba incluso a aquellos acostumbrados al terror.
—¡Mira esto! —gritó, señalando con una mano temblorosa una escena donde un Nomu desgarraba un auto lleno de civiles mientras Hawks intentaba detenerlo. Sus uñas arañaban su cuello con más intensidad de lo normal, dejando marcas rojas sobre la piel. —Es glorioso... ¡Es perfecto!
MarcoPolo entró en silencio, su rostro inescrutable mientras sus botas resonaban contra el suelo de concreto. Pero por dentro, la escena que acababa de presenciar seguía latiendo con fuerza en su mente. Las imágenes del caos y el sonido de las explosiones se entrelazaban con los recuerdos que intentaba reprimir.
Un destello. Las alarmas de un campo de guerra sonaban como si estuvieran justo en sus oídos. Podía ver a soldados corriendo, disparando desesperadamente, pero no hacia el enemigo, sino hacia civiles que huían en pánico. Recordaba los gritos, los llantos, y las órdenes frías que resonaban como sentencias de muerte.
El marco del pasado se desmoronaba con la realidad. MarcoPolo respiró profundamente, forzándose a borrar esas imágenes. Cerró los ojos por un instante y levantó la cabeza. No era momento de flaquear.
—Marco —dijo la voz grave de Kurogiri detrás de él, sacándolo de sus pensamientos. —De los ocho Nomus desplegados, solo pudimos recuperar a dos. Pero en términos generales, la misión fue un éxito.
MarcoPolo asintió con la cabeza, su expresión volviendo a ser la de siempre: serena, casi indiferente.
—No esperaba recuperar a todos —respondió, su voz controlada y sin emoción. Caminó hacia una silla vacía, dejando a un lado su sombrero, ahora cubierto de polvo y hollín. —Lo importante es el mensaje que dejamos.
Mientras Kurogiri hablaba, MarcoPolo se giró para mirar a Mt. Lady, quien ahora estaba atada a una silla en el rincón del bar. Su traje estaba sucio y desgarrado, su cabello revuelto, y su rostro mostraba una mezcla de furia y temor. Aunque estaba consciente, no decía nada; sus ojos estaban fijos en MarcoPolo, como si tratara de entender qué clase de monstruo era este hombre que la había reducido a una prisionera en cuestión de segundos.
—¿Qué hacemos con ella? —preguntó MarcoPolo, sin apartar la vista de Mt. Lady.
—Eso dependerá de lo que decida Sensei —respondió Kurogiri mientras colocaba vasos sobre la barra. Con movimientos precisos y elegantes, empezó a preparar bebidas. —Por ahora, deberíamos relajarnos. Ha sido un día... interesante.
Shigaraki dejó de reír por un momento y se giró hacia ellos.
—Podemos usarla como un mensaje —dijo, sus dedos tamborileando contra la mesa. —Una demostración de que nadie está a salvo.
MarcoPolo no respondió de inmediato. Caminó hacia la barra y tomó uno de los vasos que Kurogiri acababa de servir. El líquido oscuro dentro del vaso olía fuerte, y aunque normalmente evitaba beber, esta vez lo necesitaba. Dio un sorbo y dejó que el sabor ardiente borrara las dudas que todavía rondaban su mente.
—Será una noche larga —dijo Kurogiri mientras se inclinaba ligeramente, ofreciendo un vaso a Shigaraki.
—Que así sea —respondió MarcoPolo, girándose para observar las pantallas una vez más. Las imágenes seguían reproduciéndose, mostrando a All Might luchando contra dos Nomus mientras las llamas de Endeavor iluminaban el caos.
En el rincón, Mt. Lady intentó moverse, pero las cuerdas estaban demasiado apretadas.
—No te molestes —dijo MarcoPolo, dirigiéndose a ella sin siquiera mirarla. —No irás a ningún lado.
Shigaraki sonrió de forma enfermiza y levantó su vaso, como si brindara por la devastación.
—Esto es solo el comienzo —dijo, y su risa volvió a llenar el aire.
Mientras la noche avanzaba, el bar se llenó de planes, risas y sombras. Afuera, la ciudad seguía ardiendo, y el eco del caos resonaba en cada rincón. MarcoPolo sabía que había cruzado una línea de la que no había regreso, pero también sabía algo más: el juego apenas comenzaba.
Cuatro días después:
La ciudad seguía sumida en el caos. Los restos de las explosiones aún humeaban en algunos lugares, y las calles estaban plagadas de escombros. Las imágenes del ataque habían inundado las noticias, y la narrativa no era favorable para los héroes.
"¿Dónde estaban los héroes cuando los civiles morían?"
"¿Cómo permitieron que Nomus aparecieran tan cerca de una plaza pública?"
"¿Por qué no pudieron proteger a Mt. Lady?"
Las críticas eran implacables. Los héroes más importantes, incluidos All Might y Endeavor, estaban bajo fuego constante de los medios y del público. Algunos cuestionaban la capacidad del sistema de héroes para garantizar la seguridad. Otros exigían explicaciones inmediatas, pero las respuestas eran insuficientes para apaciguar la creciente furia.
Los equipos de rescate todavía recuperaban cuerpos entre los escombros, mientras los hospitales colapsaban con los heridos. La atmósfera era tensa, y la desconfianza hacia los héroes comenzaba a propagarse como un incendio.
Mientras tanto, en el bar de la Liga, el ambiente era completamente distinto. Shigaraki estaba sentado frente a las pantallas que mostraban las mismas noticias. Cada informe, cada crítica, cada imagen de los héroes siendo cuestionados parecía ser combustible para su risa maniática.
—¡Míralos! —dijo, golpeando la mesa con la palma mientras reía. —¡Todo está saliendo como debe ser! ¡Están perdiendo credibilidad! ¡La gente está comenzando a dudar de ellos!
Sus ojos brillaban con una mezcla de emoción y locura. Cada fragmento de información sobre la crisis lo hacía reír aún más fuerte.
MarcoPolo, sin embargo, permanecía en silencio. Estaba sentado en una esquina del bar, su mirada fija en la silla vacía que había ocupado Mt. Lady días atrás. Sus pensamientos eran un torbellino. Desde el ataque, no habían tenido noticias de ella. Solo sabían que All For One había ordenado que se la llevaran. Pero, ¿por qué? ¿Qué estaba planeando?
Sacudió la cabeza ligeramente, disipando esas dudas. Sabía que no debía cuestionar las decisiones de su nuevo "patrón". Sin embargo, algo en la forma en que Mt. Lady había desaparecido sin dejar rastro lo inquietaba.
Kurogiri apareció detrás de la barra, sirviendo bebidas con su habitual calma.
—Sensei tiene un plan —dijo, como si hubiera leído los pensamientos de MarcoPolo. —Todo está bajo control no hay nada de que preocuparse.
MarcoPolo asintió, aunque no estaba del todo convencido. Dio un sorbo a su bebida, dejando que el amargor lo distrajera. Sabía que no podía permitirse mostrar debilidad frente a los demás.
La puerta del bar se abrió de repente, rompiendo el tenso silencio. Giran entró con su característico aire despreocupado, pero esta vez no estaba solo.
—¡Espero que todos estén de buen humor! —anunció con una sonrisa amplia.
Detrás de él, dos figuras se adentraron en el bar. Una joven de cabello rubio y ojos chispeantes, con una sonrisa inocente pero inquietante. Su uniforme escolar parecía fuera de lugar en el entorno oscuro del bar.
A su lado, un hombre alto con cabello negro y ojos profundamente cansados, pero con una presencia intimidante. Sus quemaduras visibles lo hacían aún más imponente, y había algo en su forma de moverse que gritaba peligro.
—Les presento a nuestros nuevos amigos —dijo Giran, dándoles una palmada en los hombros. —Ella es Himiko Toga, y él es Dabi.
El silencio llenó el bar mientras las miradas se cruzaban. MarcoPolo observó a los recién llegados con curiosidad. Había algo en sus ojos que le decía que estos dos serían más que simples reclutas.
Fin del capítulo 11