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I. El Infierno Desciende
El bosque entero era un caos. Gritos, explosiones, y el rugido de llamas envolvían el paisaje, mientras los estudiantes corrían intentando reagruparse. Habían visto a algunos compañeros caer. Algunos intentaban luchar, otros solo querían sobrevivir.
Tokoyami vs. Mustard
Tokoyami, guiado por Dark Shadow, lideraba un pequeño grupo de estudiantes hacia un claro. Mustard apareció frente a ellos con su máscara de gas y revólver en mano, disparando a quemarropa. Una bala rozó el brazo de Sato, quien protegía a los demás con sus brazos.
—¡Dark Shadow, ataca! —gritó Tokoyami, y su sombra emergió con violencia.
Mustard no cedió. Usó su gas para debilitar a Dark Shadow, obligándolo a retroceder. Tokoyami, jadeante, tuvo que cambiar de estrategia, buscando cubrir a sus compañeros mientras Kaminari intentaba lanzar una descarga eléctrica para desorientar al villano.
El enfrentamiento culminó cuando Tokoyami logró usar a Dark Shadow para romper el tanque de gas de Mustard, obligándolo a huir.
Iida y el rescate
Mientras tanto, Iida lideraba a los heridos. Tenía a awase y Hagakure a su lado, ambos cargando a estudiantes inconscientes. Iida, pese a su rapidez, sabía que no podían avanzar mucho. Los rugidos de los Nomus resonaban cerca, y las llamas de Dabi parecían alcanzarlos.
—¡No podemos detenernos! —gritó, apretando los dientes—. ¡Si lo hacemos, todos moriremos!
De repente, un portal apareció frente a ellos, y Twice emergió, duplicándose a sí mismo. Con una sonrisa demente, bloqueó su camino.
—¡Oh, chicos! ¿Adónde van? Esto apenas comienza.
Hagakure intentó atacar, pero Twice la desarmó rápidamente. Iida, enfurecido, activó su Recipro Burst, lanzándose contra él y logrando abrir paso por un momento. Pero sabía que era temporal.
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II. La Lucha en el Centro del Campamento
El choque entre héroes y villanos
All Might había llegado como un meteoro, aplastando a un Nomu con un solo golpe. Su presencia era un rayo de esperanza para los héroes y estudiantes. Sin embargo, el ataque no se detenía. Más portales aparecieron, liberando Nomus adicionales y villanos secundarios.
La entrada de Shigaraki
Shigaraki emergió de un portal detrás de Kurogiri, observando el caos. Su risa seca resonó, y con una voz llena de desprecio, dijo:
—¿Es esto todo lo que los héroes pueden hacer? Qué patético.
Con un movimiento rápido, desintegró parte de una cabaña cercana, usándola como distracción para atacar a un grupo de héroes.
El impacto de MarcoPolo
MarcoPolo, observando desde un punto elevado, analizaba cada movimiento. Su nueva visión lo había transformado. Ya no había emociones humanas en sus acciones, solo una estrategia fría y calculada.
Con Murmullo en mano, disparó a un héroe que intentaba proteger a un grupo de estudiantes. Fue un tiro preciso, directo al corazón. El héroe cayó instantáneamente.
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III. La Intervención de All Might
El enfrentamiento con los Nomus
All Might luchaba ferozmente contra dos Nomus, mientras otro intentaba detener a otros héroes. Sus golpes eran devastadores, pero los Nomus eran resistentes.
Desde su posición, MarcoPolo disparaba para mantener a raya a los héroes que intentaban acercarse a All Might. Shigaraki, por su parte, coordinaba a los villanos, asegurándose de que el caos continuara.
Aparece All For One
En el clímax de la batalla, un enorme portal se abrió, y de él emergió All For One. Su presencia oscureció el ambiente, y todos, tanto héroes como villanos, se detuvieron por un momento.
All Might giró lentamente, sus ojos llenos de determinación.
—Así que finalmente apareces...
All For One sonrió bajo su máscara.
—All Might... Este será tu final.
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MarcoPolo caminaba entre las ruinas del bosque en llamas, su figura solitaria destacándose entre los cuerpos caídos y la destrucción.
Aún se podían lir los choques de los 2 titanes a lo lejos Pero eso no importaba...
Su sombrero inclinaba sombra sobre sus ojos, pero su expresión era serena, casi vacía. A cada paso, las ramas carbonizadas crujían bajo sus botas. Murmullo, su fiel arma, descansaba en su mano derecha, todavía caliente por los disparos recientes.
El caos alrededor era su creación, su sinfonía. Todo tenía un propósito, o al menos eso quería creer. Héroes muertos, estudiantes aplastados por el horror de la guerra. Cada movimiento era calculado, cada bala disparada con precisión mortal.
Pero, a pesar de toda esta aparente certeza, algo comenzó a cambiar.
Un cambio inesperado
El suelo bajo sus pies vibró. No como el temblor causado por una explosión cercana, sino como si el bosque mismo estuviera vivo y reaccionando. MarcoPolo se detuvo, su mirada alerta, buscando una amenaza invisible.
El aire se volvió pesado, y los colores del mundo parecieron perder su brillo. Los árboles comenzaron a distorsionarse, como si fueran reflejos en un lago perturbado.
—¿Qué demonios...? —murmuró, retrocediendo un paso.
Las grietas comenzaron en el suelo, extendiéndose como telarañas de luz pálida. Primero eran pequeñas, pero rápidamente crecieron, partiendo la tierra en fragmentos flotantes.
El cielo nocturno se rasgó como un lienzo, y detrás de las estrellas apareció un vacío oscuro y opresivo. Todo alrededor de MarcoPolo comenzó a desmoronarse: los árboles, las llamas, incluso los cuerpos caídos de héroes y villanos. Todo se desintegraba en partículas brillantes que ascendían hacia la grieta en el cielo.
El sonido de la batalla se apagó. Los gritos, las explosiones, incluso el crujir de las llamas dejaron de existir. Era como si el mundo entero hubiera sido silenciado.
MarcoPolo se giró, buscando a alguien o algo que explicara lo que ocurría. Pero no había nadie. La Liga, los héroes, los Nomus... todos habían desaparecido. Solo quedaba él, parado en un pedazo de tierra flotante en medio del vacío.
De repente, el suelo bajo sus pies se desintegró, y MarcoPolo cayó. No fue una caída violenta, sino lenta, como si una fuerza invisible lo estuviera guiando hacia el infinito. A su alrededor, aparecieron galaxias lejanas, girando en patrones imposibles. Los colores del cosmos eran vívidos, pero al mismo tiempo irreales, como si pertenecieran a una realidad que su mente no podía comprender.
Murmullo se deslizó de su mano, flotando hacia la nada. MarcoPolo intentó alcanzarla, pero su cuerpo no respondía.
—¿Esto es un truco? ¿Un quirk? —gruñó, luchando contra la parálisis que lo mantenía inmóvil.
No hubo respuesta, solo el eco de su propia voz reverberando en el vacío.
La soledad absoluta
El tiempo dejó de tener significado. ¿Habían pasado segundos, minutos o años? MarcoPolo no podía saberlo. Lo único que sentía era la presencia opresiva del vacío, como si el universo entero lo estuviera observando.
Y entonces, todo se detuvo. MarcoPolo flotaba en el centro de este abismo, rodeado por galaxias y estrellas distantes. El silencio era absoluto, aplastante.
Por primera vez, no hubo plan, ni estrategia, ni control.
Flotando en el vacío infinito, MarcoPolo había dejado de luchar. Había pasado un tiempo indefinido desde que todo lo que conocía se había desmoronado, y ahora estaba allí, suspendido entre galaxias que giraban a un ritmo incomprensible.
Pero entonces, algo cambió.
Un resplandor inmenso iluminó el vacío, tan cegador que MarcoPolo cerró los ojos instintivamente. Pero, incluso con los párpados apretados, podía ver la luz, penetrando cada rincón de su mente.
Cuando finalmente se atrevió a mirar, vio una figura. Era imposible describirla con precisión. Cambiaba de forma constantemente: un humano, un animal, una constelación de estrellas, un ojo gigantesco que parecía observarlo todo. La figura no tenía un cuerpo físico definido, pero irradiaba una presencia tan abrumadora que MarcoPolo sintió que su propia existencia era insignificante en comparación.
—Vaya, vaya... MarcoPolo, ¿verdad? —La voz era amistosa, casi juguetona, como si estuviera hablando con un viejo amigo. Sin embargo, resonaba en todas partes, como si no tuviera un origen único.
MarcoPolo, desconcertado, intentó responder, pero no encontró palabras.
—Ah, tranquilo, no hace falta que digas nada. Sé todo lo que estás pensando. ¡Después de todo, fui yo quien te puso aquí! Bueno... nosotros.
La figura se rió, un sonido extraño y melódico que no encajaba con la situación.
La revelación
—¿Qué eres? —logró preguntar MarcoPolo, su voz resonando débilmente en el vacío.
—Oh, ¿eso? Depende de a quién le preguntes. Para algunos, soy un dios. Para otros, una fuerza cósmica. Personalmente, me gusta pensar en mí como... ¿un jugador aburrido? —La figura se encogió de hombros, o al menos eso parecía hacer en una de sus formas.
MarcoPolo lo miró con incredulidad.
—¿Jugador?
—Sí, sí. Un jugador. Verás, tú y ese mundo al que llamas hogar... todo fue nuestra idea. Yo y algunos amigos, ya sabes. Tuvimos esta idea genial una noche. "¿Y si tomamos un alma cualquiera y la arrojamos a un mundo lleno de superpoderes?" Fue tan divertido, Marco. Tan divertido.
La verdad detrás de su existencia
La figura cambió de forma nuevamente, ahora adoptando una apariencia casi humana, con una sonrisa despreocupada y ojos que brillaban como estrellas.
—Tú y tus amigos allá abajo... ustedes fueron un proyecto. Algo para matar el tiempo. Tomamos tus recuerdos, Marco, y los ajustamos un poco. Agregamos detalles aquí, exageramos allá. ¿Recuerdas cómo siempre soñabas con ser un héroe mientras jugabas Honor of Kings? Bueno, lo usamos. Decidimos que serías un "mercenario con un código moral", pero, ¿sabes qué? Eso no era suficiente. Necesitábamos más drama.
MarcoPolo apretó los dientes.
—¿Todo... esto? ¿Fue un juego para ustedes?
—Exactamente. —El ser asintió con entusiasmo.
—Pero... ¿por qué?
La figura dio un giro en el aire, como si estuviera considerando cómo responder.
—Porque estábamos aburridos, Marco. Así de simple. Tomamos algunos universos que ya existían, los mezclamos, y ¡bam! Teníamos un juego nuevo. Hicimos apuestas sobre cómo reaccionarías, qué harías. Al principio, parecía que yo iba a ganar. Eres bastante predecible, ¿sabes? Pero luego... empezaste a cambiar. Te adaptaste demasiado rápido. Y eso no nos gustó.
MarcoPolo frunció el ceño.
—¿Qué quieres decir?
—Bueno... —El ser parecía reflexionar, aunque su sonrisa seguía intacta.— El punto del juego era que no importara lo que hicieras, siempre perderías. Pero tú... empezaste a ganar. No solo contra los villanos, sino contra nosotros. Tu determinación, tus estrategias... era demasiado. ¡Casi me arruinas la apuesta!
El destino del universo
—Entonces, ¿qué hicieron? —preguntó MarcoPolo, su voz teñida de ira.
—Oh, fácil. Decidimos destruirlo todo. —La figura dijo esto como si hablara del clima, con una indiferencia que heló a MarcoPolo hasta los huesos.— El juego ya no era divertido, así que pensamos en empezar de nuevo. Algo más interesante, ¿sabes?
MarcoPolo sintió que el vacío a su alrededor se volvía aún más opresivo.
—¿Todo lo que hice? ¿Todo lo que viví? ¿Fue solo para su entretenimiento?
La figura se inclinó hacia él, sonriendo aún más.
—Exacto. Pero, hey, lo hiciste bastante bien. ¡Casi me haces cambiar de opinión!
MarcoPolo intentó moverse, gritar, hacer algo, pero el vacío lo mantenía atrapado.
—Bueno, Marco, tengo que irme. Mis amigos y yo tenemos que decidir qué hacer con este desastre. ¿Reiniciamos? ¿Lo dejamos así? No lo sé. Pero, por ahora... disfruta del vacío.
Con una última risa, el ser se desvaneció, dejando a MarcoPolo completamente solo en el infinito vacío de galaxias.
MarcoPolo seguía flotando en el vacío, aún intentando procesar la conversación que había tenido con el ser "divino". Pero entonces, como si se tratara de un mal chiste que nunca termina, la luz regresó. Esta vez, la figura apareció con una energía aún más radiante, como un amigo que llega a una fiesta con una gran noticia.
—¡Marco, colega! ¡Decidimos qué hacer contigo! —dijo el ser con una voz repleta de entusiasmo.
MarcoPolo frunció el ceño.
—¿Otra vez tú? ¿Qué quieres ahora?
—Bueno, bueno, no te pongas así. Mira, después de mucho debatir, nos dimos cuenta de que destruir tu universo fue un poco... ¿cómo decirlo? Drástico. Así que pensamos: "Hey, ¿por qué no le damos otra oportunidad?" Y luego vimos esta idea en la Good Net que nos encantó.
MarcoPolo lo miró con incredulidad.
—¿La Good Net?
—¡Sí! Es donde encontramos todas las mejores historias. Ahí había un fanfiction genial llamado El Precio del Deseo o algo así. Nos encantó. ¡Así que decidimos ponerte de nuevo en BNHA, pero con un giro!
MarcoPolo sintió que un dolor de cabeza comenzaba a formarse.
—¿Qué clase de giro?
—¡Serás un concejal! O algo por el estilo... ¿cómo lo decían ahí? Ah, sí, un "asesor estratégico" o una "especie de mierda burocrática". —La figura reía como si fuera el mejor chiste del mundo.— No te preocupes, será divertido. Tendrás un papel clave en un arco político, manipulando cosas aquí y allá.
MarcoPolo no sabía si quería reír, llorar o simplemente gritar.
—¿Un concejal? ¿Eso es todo?
—¡Exacto! —El ser lo señaló con una expresión triunfal.— Serás un tipo importante, Marco. Pero tranquilo, no queremos que te aburras. Por eso adaptaremos un poco la trama para que sea más jugosa.
MarcoPolo intentó replicar, pero la figura seguía hablando, ignorándolo por completo.
—Ah, casi lo olvido... Brillarás en esta nueva historia. Literalmente. Todo empezará de nuevo, y nadie recordará nada. Bueno, tú tampoco.
MarcoPolo se quedó en silencio, procesando lentamente lo que había escuchado.
—¿Qué quieres decir con que yo tampoco recordaré nada?
La figura puso los ojos en blanco, como si estuviera explicando algo obvio.
—Amigo, no podemos dejar que te acuerdes de todo lo que pasó. ¡Eso arruinaría el show! Así que, cuando te mandemos allá, tus recuerdos desaparecerán. Limpieza total.
MarcoPolo sintió cómo la ira y la frustración volvían a arder en su interior.
—¡¿Qué?! ¡Espera, no puedes hacerme eso!
—Oh, claro que podemos. De hecho... —La figura chasqueó los dedos, y el vacío comenzó a brillar con una intensidad cegadora.— Ya está hecho.
MarcoPolo intentó gritar, correr, hacer algo, pero la luz lo envolvió rápidamente.
—¡Espera! ¡No, por favor, no!
Antes de que todo terminara, el ser inclinó la cabeza, como si recordara algo.
—Ah, sí. Casi lo olvido. ¡Buena suerte, amigo! ¡Seguro lo harás genial!
MarcoPolo intentó replicar, pero su voz fue engullida por la luz. Todo desapareció en un instante.
Mientras la figura se quedaba sola en el vacío, aparecieron otros seres similares, cada uno irradiando un aura distinta.
—¿Terminaste con eso? —preguntó uno, cruzándose de brazos.— Vamos, ¡la final de Good Ball está por comenzar!
El ser divino asintió con una sonrisa.
—Sí, ya terminé. Fue divertido mientras duró. Vamos a ver el juego.
Justo antes de desaparecer, los dioses se agruparon en un rincón del vacío, riendo entre ellos como si acabaran de presenciar un espectáculo particularmente entretenido.
—¿Sabes? —dijo uno de ellos, con una voz profunda pero cargada de diversión.— Al menos en el universo donde lo mandaste conserva su gusto por ese traje ridículo y el sombrero. No puedo creer que aún sea tan terco con eso.
Otro dios, más pequeño pero con una energía caótica que vibraba en el aire, soltó una carcajada estridente.
—¡Sí, pero lo mejor es que su brazo izquierdo sigue siendo un desastre! ¡Ja! Es como si estuviera maldito o algo.
El primero asintió, riendo también.
—Es verdad, siempre pierde ese brazo de alguna manera. Me pregunto si en esta nueva versión terminará igual.
El más grande de todos los dioses los miró con una sonrisa amplia y burlona, cruzándose de brazos.
—Bueno, eso dependerá de cómo se desarrolle el fanfic, ¿no creen? Dejemos que la trama haga lo suyo.
—¡Sí, sí! —dijo otro, saltando emocionado.— Ahora vámonos, el partido de Good Ball está por comenzar. ¡No quiero perderme el primer gol!
Y así, entre risas y bromas sobre el sombrero, el traje y el pobre brazo izquierdo de MarcoPolo, los dioses desaparecieron del vacío, dejando atrás la sensación de que todo lo que había ocurrido no era más que una broma elaborada en una tarde aburrida.
Los dioses desaparecieron riendo y discutiendo sobre quién ganaría el partido, dejando atrás un universo reconstruido que ni siquiera les importaba.
Fin del fanfic :)