Nos dirigimos al portal y en cuanto lo pisé mi visión se distorsionó de tal manera que comencé a ver muchos colores mezclados entre sí que daban vueltas por todo mi campo de visión.
Me sentía en extremo mareado, sentía como cada uno de mis órganos se comprimían a tal punto que sentí un dolor inconmensurable, como si estuviera a punto de implosionar.
Traté de gritar de dolor con todas mis fuerzas, mas de mis cuerdas vocales no salía ni un solo sonido, ni siquiera un pequeño chillido, mis ojos estaban descontrolados y rebotando en todas las direcciones. En un momento logré captar la imagen de Luna, la cual parecía una imagen distorcionándose.
En ese momento no sabia si era por que estaba pasando por lo mismo que yo o por que yo estaba viendo cosas, pero la expresión en su cara parecía tranquila y su cabello comenzó a teñirse de un color violeta. No pude ver demasiado bien debido a que estaba concentrado en no morir por el dolor que sentía en ese momento. Me preguntaba si este sentimiento era el que sentía la gente al usar narcóticos. Si ese fuera el caso, aprecio el no haberlo hecho antes.
Estaba empezando a perder la consciencia poco a poco debido al dolor, pero una voz, la voz de luna se escuchó fuerte y clara, diciendo:
—No te duermas, si te desmayas ahora, vas a morir.
Esa advertencia me tomó desprevenido.
¿Morir? ¿Si me desmayo moriré? Eso no me lo había dicho antes.
Traté con mucha desesperación mantenerme despierto, no obstante, era inevitable. Traté con todas mis fuerzas pero mis párpados estaban empeñados en cerrarse.
—¡Ya casi! ¡No te pierdas! ¡Mantente firme, Ganko!
Justo en mi último hilo de consciencia, vi una luz muy brillante, ya no era el entorno extraño de aquel portal, sino la calidez de la luz del sol.
Mi conciencia comenzó a aclararse después de casi dejarme. Al abrir bien los ojos pude percibir un cielo claro y desde aquí arriba parecía que se encontraba un paisaje lleno de árboles y tierra infertil. Si me lo preguntas, no parecía el entorno de un reino en guerra, sino más bien un reino próspero.
Espera ¿Desde aquí arriba?
—¿¡Luna!? ¡Estamos cayendo!
Dije mientras empezaba a entrar en pánico al ver el suelo más cerca.
—Eres bastante perspicaz, señor héroe.
Añadió ella de manera calmada en respuesta a mi comentario lleno de miedo. Ella parecía estar cayendo y limpiándose las uñas al mismo tiempo porque no parecía preocupada por la gran caída que estábamos experimentado. Un poco más en pánico decidí preguntarle algo.
—¿¡Esto es normal, verdad!?
—Claro.
Dijo ella de manera tranquila y esa respuesta me tranquilizó un poco.
—¿Nos vamos a detener en algún punto, cierto?
—Nope. Definitivamente nos estrellaremos.
Esa otra respuesta me hizo abrir los ojos como platos, de esta manera volvió de nuevo mi pánico al estar tan cerca del suelo ya en este punto. traté de cubrir mi cara con mis brazos, apretar mis dientes y cerrar mis ojos con fuerza para aguantar el golpe.
—¡Ahhhhh!
El momento en el que debía sentir el golpe y tal vez romperme los brazos junto con la mitad del cuerpo no llegó, lo cual se me hizo extraño ya que el suelo estaba terriblemente cerca. En su lugar, sentí un jalón en mi camiseta y dejé de caer. En ese momento escuché la voz de Luna que me decía:
—O eso diría si no tuviera el poder de invertir la gravedad con magia.
Ella soltó mi camisa y me dejó caer en el suelo desde el escaso metro que aún quedaba entre yo y el piso. Al caer levanté algo de polvo.
—Ugh.
—Bien, pues ya estamos aquí.
Me levanté con dificultad, mi cuerpo no se sentía como normalmente. Era como si mis intestinos hubieran sido intercambiados o algo como eso. Mi cuerpo era el mismo, pero me sentía más pesado de lo normal.
—Me siento extraño...
—Es lo normal, después de todo, tu cuerpo acaba de pasar por un proceso de transformación al pasar de un mundo casi sin poder mágico a uno con una fuente constante de magia. Ya de por sí es raro que no...
—¡B-Bruagghhhh!
Mientras ella hablaba, mi estómago sintió retortijones y sin poder evitarlo algo comenzó a subir por mi garganta hasta que finalmente salió.
—... Tengas náuseas… tardaste más de lo usual, creí que no te afectaría tanto.
—Nada de esto venía en el contrato…
—¿Qué? Bueno, no importa. Necesito presentarme y presentarte ante el rey ahora que llegamos al mundo.
—¿El rey? Claro, por supuesto que tenía que ser el rey…
Dije de manera sarcástica al escuchar ese típico cliché que sale en las novelas donde las personas se van a otros mundos, la típica escena donde el rey está sentado en un enorme salón de audiencias con un gran trono dorado, una alfombra de lana roja que llega desde las puertas del salón hasta él y un montón de nobles feos a su alrededor que por alguna razón miran y hablan mal del protagonista.
Luna me miró con una expresión curiosa, tal vez queriendo adivinar lo que pasaba por mi cabeza. Ella tomó mi mejilla y la jaló un poco.
—¿Estás pensando algo grosero, cierto?
Dio en el clavo.
—Depende.
Evadí su pregunta.
—Bueno, te iba a llevar volando, pero ya que eres tan grosero vamos a ir a pie.
—No seas así, mi cuerpo me duele bastante… No creo poder caminar demasiado en este estado.
Ella comenzó a levitar a unos metros del suelo y me miró con desdén desde ahí.
—Eso lo hubieras pensado antes, jum.
Infló sus mejillas y comenzó a alejarse de mí poco a poco.
—Espera ¿¡Lo dices enserio!?
—Si quieres realizar un cambio en tu cuerpo, es mejor empezar ahora ¿No te parece?
—¡Pero…!, ¡Hey!, ¡Espera!
Tan solo unos pocos pasos después de tratar de correr para alcanzarla, mi centro de gravedad se vio afectado gravemente, lo cual provocó que perdiera el equilibrio para finalmente caer al suelo.
Luna se detuvo cuando se dio cuenta que no la estaba siguiendo, volteó hacia atrás y desde la lejanía ella vió mi tembloroso cuerpo en el suelo. Dando un suspiro profundo, regresó hasta mi lugar levitando de la misma manera que antes y haciendo un poco de magia levantó mi cuerpo hasta que logré estar nuevamente de pie.
—Te sostendré con magia, así que camina aunque duela. La gravedad, así como las leyes físicas de este mundo son parecidas a las del tuyo, sin embargo, siguen siendo distintas. Aunque tu cuerpo haya pasado por una transformación al pasar hasta aqui, aun debes acostumbrarlo. Aún si te ayudo con magia y te cargo con eso, el dolor no va a desaparecer a menos que tu cuerpo se adapte a su nuevo entorno.
Dijo ella con tranquilidad. Yo estaba por decir algo al inicio, pero después de escuchar su explicación entendí un poco sus motivos. Asentí con la cabeza.
—Claro, entonces es así. Bien, caminaremos entonces.
Y asi, caminamos por un rato hasta los muros de la ciudad donde había dos guardias resguardando la puerta ¡Hey, eso también es lo mismo en esas novelas!
Al acercarnos, ambos guardias notaron a Luna e hicieron un respetuoso saludo, como si un par de soldados estuvieran en presencia de un general del mas alto nivel. Luna hizo un gesto con las manos y sin decir ni una palabra los guardias se hicieron a un lado, dejándonos pasar, no obstante, su mirada se clavó en mi y no parecía que estuvieran dándome la bienvenida precisamente.
—Tranquilo.
Dijo Luna mientras caminaba de manera natural, luego agregó:
—La capital del reino es uno de los pocos lugares que aún no han sido asediados por el rey demonio. Es completamente normal que miren mal a un extranjero que entra asi como así, ya que casi nunca entra nadie a la capital sin pasar por un exhaustivo proceso para evitar espías.
Después de la breve explicación de Luna me sentí un poco mejor.
Sin embargo… las miradas de la gente que me veía al pasar eran las mismas que solía recibir en el otro mundo.
Supongo que hay cosas que no cambian en ninguna parte.
Seguimos abriéndonos camino hasta que a lo lejos logre ver una gran estructura de color blanco. Si mis conocimientos en novelas no me falla, ese debería ser el lugar donde reside el monarca o en otras palabras, ahi debería vivir el rey.
Fin del capítulo.
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