—¿¡Esto es en serio!?
Solo fue una palabra, ni siquiera me dejaron terminar mi frase. Luna estaba enfadada.
—¡Cielos, Ganko! ¡Te dije que me dejaras esto a mi! ¡Solo tenías un trabajo!
Traté de defenderme de sus crueles palabras.
—¡Solo quería relajar el ambiente!
Los guardias comenzaron a rodearnos, apuntando principalmente las lanzas que usaban en mi dirección, parecían estar dudando en atacar debido a Luna.
—¡Y vaya que está relajado ahora! ¡Y ustedes, ni siquiera lo piensen!
—¡No hace falta el sarcasmo!
La tensión estaba haciéndose más palpable mientras más guardias me rodeaban. Luna estaba tratando de detenerlos, parecía que ella tenía una autoridad similar a la del rey, ya que los guardias estaban alternando la mirada entre Luna y el rey.
—¡Ella no paga sus salarios!¡Manténlo!
Dijo el rey en un estado fúrico.
—¡No pagaré sus salarios, pero si lo tocan, les prometo que después de hoy ninguno de ustedes estará vivo para cobrarlo!
Entonces me di cuenta que no era que ella tuviera un puesto similar al del rey, si no que Luna es lo suficientemente fuerte como para hacer que estos hombres retrocedan. Supongo que ellos saben qué tan fuerte es ella y por eso no quieren atacar aunque su deber se los dicte.
El rey estaba apretando sus dientes, parecía que estaba a punto de romperlos.
—¡Me niego a que lo maten!
Sin embargo, una joven voz femenina, suave pero firme, resonó por el salón, de modo que todos se detuvieron para mirar en la dirección en la que venía, incluido el rey, que parecía relajarse de un momento para otro debido a la voz.
—¡La princesa heredera está presente!
Exclamó la persona a un lado del rey. Todos, sin excepción, se hicieron a un lado y a otro, un mar de personas siendo abierto por una sola. Ahí es cuando la vi por primera vez.
Con su cabello gris perla peinado en una trenza que cae sobre su hombro, parecía una visión etérea.
Sus ojos dorados, brillantes como el sol, reflejaron su alma valiente. Vestida con un largo y elegante vestido gris, adornado con un velo translúcido que evoca el aleteo de una polilla, parecía fluir cual cascada, aquella bella joven presentaba una figura enigmática y cautivadora para todo aquel que tenía la suerte de estar en su presencia. Ella era totalmente hermosa, a tal punto que no pude dejar de verla.
Ella caminó en nuestra dirección con pasos firmes pero elegantes.
Con una gracia innata, la princesa se interpuso entre el rey y nosotros, su mirada dorada estaba clavada en el monarca. defendiendome a mi, al extranjero que nunca había visto, lo cual no tiene sentido si me lo preguntas.
—Moth, mi pequeña, ¿Qué haces aquí? ¿No te dije que esperases fuera?
—Padre, no puedes juzgar a un libro por su portada. El héroe ha llegado desde lejos, dejando su hogar y su mundo, guiado por la magia de Luna, con la única intención de ayudar a nuestro reino.
Ella volteó a verme por un momento, nuestras miradas se cruzaron, y en ese instante, sentí una conexión profunda, sentía que algo me decía que estaba conectado con esta persona. No suelo decir cursilerías, pero esto se sentía distinto, es el mismo sentimiento que tuve cuando conocí a Luna.
Ella continúo hablando ante el rey:
—Puede que no sea fuerte, delgado, atractivo, refinado, sea sucio, inexperto y se vea bobo y no sepa usar magia…
"Es usted muy amable, pero, uhmm… ¿Cómo decirlo? Bueno… mejor… Mejor no me ayude, princesa." Es lo que pensaba mientras ella comenzaba a enumerar mis defectos físicos en una lista tan amplia como lo pudo ser, considerando que solo me había visto por un instante, siendo sinceros, ¿Cuántas veces me van a humillar hoy?
—Sin embargo…
Ella continúo:
—... A pesar de que él no parezca un héroe como lo habías imaginado, él sigue siendo el que Luna eligió para defendernos. No entiendo sus motivos, pero te consta que aunque es joven, Luna es más sabia que todos en el reino.
El rey Aqueronte artículó un gesto de disgusto, sin embargo, se abstuvo de decir lo que pensaba. Por un momento, él se quedó callado ante las palabras de su amada hija; pensando en la manera en la que debía responder.
Él suspiró con pesadez y su rostro volvió a la normalidad, volteó en mi dirección y con toda la intención de que sus sentimientos llegaran a mi, me regaló una maravillosa mirada llena de desdén. Obviamente él no estaba feliz en esta situación en la que dos personas en las que suele confiar ahora están del lado de un desconocido y nada agraciado extrangero.
—No estoy feliz, ni complacido, ni de acuerdo con ustedes dos, señoritas. Sin embargo, a petición de la princesa heredera y la maga real, estoy dispuesto a hacer la vista gorda por la imprudencia de este extrangero al cual llaman héroe. Él tendrá un periodo de prueba de 30 días. Si para entonces sigo sin ver ningún tipo de avance o potencial en este chico, enviaré a Luna y al muchacho al calabozo por tratar de engañarme. Luna podrá salir tras un tiempo, pero él no.
El monarca Aqueronte declaró su veredicto, o más bien, mi sentencia, en un tono inmutable y firme. Ninguna persona se opuso a esto, los nobles parecían estar de acuerdo con la decisión tomada, al igual que Luna y la princesa, aunque para mi era una gran carga el solo tener un mes.
Aunque, tal vez puedo llegar a entender su situación. Ellos están desesperados en busca de un protector, alguien en el que puedan confiar sus vidas y las de las cientos de miles de personas viviendo en este reino. Ellos están bajo el constante asedio de un poderoso enemigo al que no pueden vencer por cuenta propia y cada segundo que pasa, pierden soldados, mujeres y niños.
Darme un mes para probar que soy capaz de ayudarlos es lo mismo que confiarme sus vidas y esperanzas. El castigo que obtendría de no llenar sus expectativas, sería justo e incluso misericordioso por perder su tiempo, recursos y la vida de su gente. Hay una enorme presión en mis hombros y unos pantalones que, sorprendentemente, debo llenar.
El rey se levantó del trono, saliendo por la parte trasera del salón. En cuanto desapareció de la vista de los presentes, los nobles salieron por la puerta frontal, teniendo una mirada sombría y en apariencia, decepcionados.
El cuerpo de la princesa parecía haberse relajado tras las palabras de su padre. Dió media vuelta para esta vez mirarme por más de medio segundo. Yo, encantado por su belleza, no podía pronunciar palabra, ni siquiera quería saber que tipo de cara estaba poniendo en ese preciso momento.
—¿Joven héroe?
—¿Uhmm?
De repente, en la parte trasera de mi cuello, sentí una familiar sensación de dolor, Luna me había propinado un golpe y por impulso, reaccioné y nuevamente pude hablar.
—Princesa, le ofrezco una disculpa, el héroe aún está medio atontado por el uso del portal, su… cabeza, aún se está adaptando a los cambios físicos, su cerebro está obteniendo mucha información y el tener cara de tarado es un efecto secundario.
Ella esbozó una pequeña sonrisa ante las palabras de Luna, más negando con la cabeza, ella dijo:
—Está bien Luna, si tú dices que él es el héroe, yo confio en ti. No importa como se vea, él es el que va a salvarnos.
Volvió su mirada hacia mi. Con una hermosa sonrisa, junto con una breve y leve reverencia, ella se dirigió hacia mí de manera respetuosa:
—Joven héroe, mi nombre es Moth y soy la princesa heredera del reino de Griseia. Me siento honrada de conocerlo.
De manera fugáz me arrodillé ante ella y bajando mi rostro hacia el suelo, dije:
—M-Mi nombre es Ganko, Kasabaru Ganko, ¡Por favor, le ruego que no sea formal conmigo, puede llamarme por mi nombre en lugar de "Joven héroe"!
Ella río, yo estaba avergonzado hasta el alma. Se puso de cuclillas hasta estar a mi altura, levantó mi mentón con un movimiento suave de su mano y me miró fijamente. Sus ojos dorados parecían leer mi alma, desvelando mis secretos más profundos.
—Esta bien, Ganko.
Mientras todo esto sucedía, a la distancia, Luna observaba la escena con una sonrisa enigmática. Había sido ella quien había tejido los hilos del destino hace mucho tiempo, reuniendo al héroe y a la princesa, dos almas afines en un momento crucial para el reino.
Fin del capítulo
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