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Chapter 26 - Capitulo 26

Capítulo: "La Academia: Entre Harry Potter y Kratos, y la Amenaza del Torneo Mortal de los Inútiles"

Señoras y señores, si creyeron que después de la epopeya de la pizza mi vida iba a mejorar, lamento decepcionarlos. Aunque logré un par de cosas importantes, como llenar los estómagos de nobles y provocar una crisis diplomática por la pizza con piña, aún no me pude librar de la tortura de la academia. Porque sí, la rutina continúa, y a veces siento que estoy atrapado en un ciclo de sufrimiento sin fin, tipo "Día de la Marmota", pero versión medieval.

Así que cada mañana, me levanto con esa sensación de "¿por qué yo?", arrastro mis pies hasta la academia, donde me encuentro con la crema y nata de los aspirantes a hechiceros y guerreros. Estos individuos están convencidos de que son el próximo Harry Potter o Kratos, pero en la realidad apenas saben lanzar una bola de fuego o levantar una espada sin que se les resbale de las manos. El nivel de incompetencia es épico, y no en el buen sentido.

Pero bueno, esa era la rutina hasta que apareció un nuevo anuncio en la academia: "¡Torneo de la Academia! Un enfrentamiento entre los más grandes talentos (ejem) para probar su valía en el combate y la magia. El ganador será coronado como el mejor de su clase." Sí, amigos, un torneo, como si este lugar no fuera ya un circo de los horrores. Y claro, mi nombre apareció entre los participantes. Porque, evidentemente, nada en esta vida es fácil para mí.

Cuando mis "compañeros" se enteraron de que yo estaba en el torneo, se desató una ola de suspiros, miradas de odio, y promesas de derrotarme de las formas más creativas posibles. Mis autoproclamados rivales estaban encantados, mientras que Lady Perfección y Lady Inocencia lanzaban miradas como de "Ay, pobrecito, no sabe en lo que se metió".

Para colmo, el torneo incluía pruebas completamente absurdas. La primera era una competencia de magia, algo así como si todos los aspirantes a Harry Potter hubieran bebido Red Bull y ahora pensaran que podían volar. Al inicio, uno de los participantes intentó invocar un hechizo impresionante… y terminó prendiendo fuego a sus propias cejas. Otro lanzó un rayo tan débil que el público apenas pudo notar la chispa. Y el "gran rival" que se hace llamar Lord Supremacía, ese sujeto que vive con una túnica negra para parecer importante, hizo una reverencia tan exagerada que se cayó al suelo antes de lanzar un hechizo.

Cuando fue mi turno, simplemente me limité a hacer un hechizo básico. Nada impresionante, solo algo para pasar desapercibido y evitar problemas, aunque las miradas de mis rivales me decían que aún querían verme arder en el infierno.

La segunda prueba fue aún peor. Se trataba de una prueba de fuerza. Aquí, todos los aspirantes a Kratos pensaron que podrían demostrar su poder sobrehumano levantando pesas, piedras, y cualquier cosa que encontraran. Uno de ellos incluso trató de levantar una roca gigante… y terminó aplastado. Los médicos tuvieron que venir y, mientras lo sacaban, susurraban entre ellos algo como "No puede ser tan tonto". Yo, con mi habitual entusiasmo, hice lo mínimo para pasar y evitar llamar demasiado la atención, lo cual, en retrospectiva, fue un error, porque ahora todos me miraban como si fuera un competidor peligroso al que temer.

Luego vino la prueba más bizarra de todas: el combate directo. Sí, porque nada dice "institución académica seria" como hacer que los estudiantes se peleen entre ellos por la gloria. Mis rivales estaban ansiosos. Vi a uno que hacía estiramientos como si fuera a una competencia de yoga, a otro besando una extraña estatua de un dios de la guerra, y a mi derecha, Lord Supremacía murmurando encantamientos oscuros y lanzándome miradas asesinas.

Finalmente, llegó mi turno, y como en una mala película, me tocó enfrentarme a Lord Supremacía. Este sujeto, que se había estado pavoneando toda la semana, dio un paso al frente y comenzó a recitar un discurso sobre cómo iba a demostrarme "la verdadera fuerza". No lo escuché del todo porque me quedé pensando en lo que iba a cenar, pero al parecer fue un discurso bastante épico… o eso me dijeron después.

En cuanto sonó la campana para iniciar, él se lanzó hacia mí, con su espada brillante en alto y su túnica negra ondeando al viento. Yo saqué tranquilamente mi rifle de plasma (gracias, John Wick) y, sin ningún esfuerzo, disparé una ráfaga que dejó su túnica llena de agujeros y su dignidad más rota que sus intenciones de ganarme. El público se quedó en silencio absoluto. Creo que hasta los grillos dejaron de hacer ruido por la sorpresa. Yo solo me encogí de hombros y dije: "Ok, siguiente".

Por supuesto, después de esa demostración, mis "rivales" parecieron perder todo el entusiasmo. Al siguiente día en la academia, todos me evitaban como si fuera un monstruo. Ni siquiera los profesores sabían cómo lidiar conmigo. Lady Perfección y Lady Inocencia me miraban con una mezcla de admiración y temor. Y Lord Supremacía… bueno, él ahora evita cualquier lugar donde yo esté.

Así, señores, terminó mi glorioso debut en el torneo. Sin grandes hazañas, sin discursos épicos, y sin quererlo, me convertí en el "campeón silencioso" de la academia. Pero claro, con mi suerte, seguro se inventarán otra competencia aún más absurda para mantenerme atrapado en este infierno de magia y ego.