Capítulo: "La Revelación de la Coca Cola: La Bebida de los Dioses en Dos Presentaciones"
Después de haber revolucionado el reino con los tacos al pastor, pensé que ya había alcanzado la cima de la gastronomía en esta dimensión. Pero claro, uno no se puede conformar cuando hay tanto en juego y, sobre todo, cuando tienes un público tan hambriento de novedades. Había llegado el momento de traer la joya de la civilización moderna: la Coca-Cola.
Fue un reto mayúsculo. Entre todo lo que podía invocar, la Coca-Cola requería ajustes para asegurar su perduración en este mundo sin refrigeración ni máquinas expendedoras. Así que, con un poco de magia y un toque de innovación, logré crear dos versiones de la Coca-Cola. La primera, la edición plebeya, en botellas biodegradables; y la segunda, la edición noble, en gloriosas botellas de vidrio. Quería que se viera como algo sagrado, algo digno de venerarse como el elíxir de los dioses. Porque, bueno, ¿acaso no lo es?
La Presentación Oficial: Un Evento de Estado
No podía simplemente sacar la Coca-Cola como si fuera cualquier otro refresco. Esto requería una presentación oficial, así que preparé un evento en la plaza principal. Invité a los nobles, plebeyos, aventureros y, por supuesto, a Lady Perfección y Lady Inocencia, quienes se presentaron de inmediato, curiosas por ver qué maravilla había ideado esta vez. Lady Perfección llegó con una expectativa tal que parecía que estaba a punto de descubrir un nuevo hechizo prohibido.
La ceremonia comenzó con una mesa elegante en el centro de la plaza, decorada con botellas de Coca-Cola. El susurro de la multitud llenaba el lugar mientras los nobles me miraban, algunos con una mezcla de desconfianza y curiosidad. Con aire solemne, expliqué la dualidad de la Coca-Cola: "Esta, queridos nobles y plebeyos, es una bebida única, con una presentación para cada uno. Para los plebeyos, en botella biodegradable; para los nobles, en gloriosa botella de vidrio". Y ahí estaban, los botellines listos para ser degustados, brillando bajo el sol como artefactos sagrados.
El Primer Sorbo: La Reacción del Reino
Lady Inocencia, siempre dispuesta a ser la primera en probar mis invenciones, tomó una botella de la edición plebeya y, tras una rápida inspección, se la llevó a la boca. Fue en ese momento que sucedió lo inesperado. Su rostro se transformó de inmediato; sus ojos se agrandaron, y un suspiro de éxtasis escapó de sus labios. "¡¿Pero qué clase de magia es esta?!" exclamó. "¡Es burbujeante, dulce… y sagrada!"
Lady Perfección tomó la botella de vidrio y, con una elegancia casi reverencial, bebió su primer sorbo. De inmediato, sus ojos se iluminaron con asombro, y con voz temblorosa susurró: "Es… como si los mismos dioses nos estuvieran hablando a través de esta bebida." Fue entonces cuando toda la nobleza perdió el control. Los nobles comenzaron a empujar a los plebeyos para intentar conseguir una botella, exigiendo probar ese elíxir divino que les prometía placer burbujeante.
El Caos de la Coca-Cola: ¿Guerra Civil por una Gaseosa?
La noticia de la Coca-Cola se esparció como pólvora, y pronto todos querían una. El gremio de aventureros estaba en caos; los nobles querían botellas por docenas, y algunos incluso ofrecían joyas y tierras a cambio de cajas enteras. "¡Esto es una bebida legendaria!" decían, mientras en las tabernas los aventureros discutían qué presentación era mejor. Se formaron bandos: los "plebeyos de la biodegradable" y los "nobles del vidrio", y las disputas entre ellos llegaron al punto en que empezaron a llamarse "los guerreros del carbonato".
Lady Inocencia, por supuesto, estaba encantada con su nuevo estatus de conocedora de la Coca-Cola. Me buscaba para pedirme botellas extra, que luego compartía entre sus amigas, quienes la veían como una visionaria. Lady Perfección, en cambio, exigía que solo ella tuviera acceso a la botella de vidrio, alegando que "el sabor era diferente" y que la edición noble era la única digna de sus estándares. Estaba tan comprometida con el tema que empezó a llamarse a sí misma "la Embajadora de la Coca-Cola".
Una Cita con el Rey (y su Sed Infinita)
Como era de esperarse, el rey solicitó una audiencia para probar esta bebida tan codiciada. Fui citado al palacio con una caja de botellas de vidrio, escoltado como si llevara un arma sagrada. Cuando el rey tomó su primer sorbo, vi cómo su expresión cambiaba de manera indescriptible. "Esto… esto es el verdadero poder, joven. Podrías conquistar reinos solo con esta bebida". Y ahí estaba el rey, hablando con seriedad sobre la estrategia política de la Coca-Cola.
Con su típica actitud pragmática, el rey ordenó que se asignara un suministro exclusivo para la corte. Pensaba incluir la Coca-Cola en todos los banquetes oficiales, creyendo que "la nobleza mejoraría su productividad" con una buena dosis de cafeína. Fue un éxito tan rotundo que hasta los embajadores extranjeros empezaron a preguntar por la "bebida mágica". Algunos hasta me ofrecieron alianzas y negocios, y de pronto, ¡la Coca-Cola estaba en la lista de tratados diplomáticos!
El Aftermath: El Mercado Negro del Carbonato
El éxito fue tan abrumador que el mercado negro de Coca-Cola no tardó en surgir. Se podían ver botellas escondidas en túnicas de mercaderes y aventureros vendiendo "elixir burbujeante" en callejones oscuros. Lady Perfección y Lady Inocencia llegaron al punto de pelearse por quién podía acaparar más botellas. Era tal el caos que hasta el gremio de aventureros tuvo que crear "guardias de Coca-Cola" para controlar la demanda.
Hasta los monjes del reino, conocidos por su estilo de vida austero, empezaron a caer en la tentación de la Coca-Cola. Se rumoraba que algunos monasterios organizaban rituales nocturnos donde "invocaban la chispa divina" (o sea, abrían botellas y se daban un festín de burbujeo y azúcar). La religión empezaba a decaer, y la fe en la Coca-Cola crecía sin control.
La Nueva Era de la Coca-Cola
Y así, señores, comenzó la era de la Coca-Cola en este reino. La gente dejó de ver al agua como su recurso vital; ahora la "bebida de los dioses" era el objetivo de todos. Los plebeyos sentían orgullo por su versión biodegradable y bromeaban diciendo que el carbonato los hacía "nobles por dentro". Los nobles, por supuesto, miraban con desprecio a la plebe mientras debatían sobre la "burbuja más fina" de la botella de vidrio.
Yo solo observaba, divertido, cómo una simple bebida había cambiado el curso de este reino. Lo que empezó como una solución rápida para el antojo se convirtió en un fenómeno cultural, y ahora me miraban como un profeta moderno que había traído la "bebida de los dioses".