Capítulo: "La Gran Apertura de Mi Tienda: La Batalla por la Pluma Fuente"
La noticia corrió rápido: Artanis abría una tienda. Ahora, como si no tuviera suficientes problemas en su vida, se ve obligado a lidiar con el emprendimiento. Y no, no cualquier tipo de tienda. Se trata de una tienda donde podría vender artículos "únicos", cosas que no existían en este mundo pero que, de alguna manera, causaban una fascinación en todos los que las veían. ¿Qué podría vender? Pues nada de tecnología avanzada ni armas futuristas, claro, porque eso sería "muy llamativo" y podría desatar el caos entre los nobles o, peor aún, alertar a los grandes poderes del mundo. Así que, para no arriesgar mi existencia ni la de mis droides, decidí centrarme en cosas más… tradicionales. Plumas fuente, tintas, papelería fina y artículos de lujo que me hacían parecer un "experto en finuras" de otro mundo. Una jugada maestra, si lo pienso bien.
La tienda está ubicada en un rincón menos transitado de la ciudad, algo estratégicamente discreto. No quiero que las multitudes vengan corriendo a comprar lo que no deberían comprar, o que los nobles se peleen entre ellos por un cuaderno especial. Estoy bastante seguro de que ese tipo de cosas haría que me miraran aún más raro. Pero bueno, todo tiene su truco, ¿no?
El día de la apertura es algo épico.
Las vitrinas de mi tienda brillan bajo el sol matutino. Cada pluma fuente que coloque sobre la mesa refleja la luz como si fueran pequeñas obras de arte. Todo está cuidadosamente organizado: plumas de distintas formas, tintas de colores vibrantes que incluso parecen mágicas, papeles de calidad superior que harían que un erudito se desmayara de la emoción. Y, claro, no puede faltar la sección de "artículos raros", que incluye cuadernos de cuero, rollos de pergamino antiguos y unas pinturas mínimamente tocadas por el tiempo.
Todo parece tan perfecto que hasta el aire huele a "éxito inminente"… hasta que las primeras personas llegan. Y vaya que llegaron.
Desde nobles curiosos hasta mercaderes con cara de "esto no va a funcionar", todos entran en la tienda, pero con esa mirada de "veamos qué tan ridículo puede ser esto". Lo peor es cuando empiezan a mirar la pluma fuente, como si estuvieran frente a la puerta de la eternidad o algo así.
Una dama elegante, que claramente se cree una experta en todo lo relacionado con lo "refinado", se acerca con desdén hacia una pluma especialmente decorada. La observa desde todos los ángulos, se acerca al precio, y no puede evitar reírse con un tono burlón.
"¿Esto? ¿Una pluma? ¿Y qué se supone que hago con esto? ¿Es para escribir? ¿Acaso los plebeyos usan cosas tan... rústicas?"
Me doy cuenta que mi paciencia está a punto de romperse, pero decido jugarla con calma. Sonrío y le digo: "Bueno, señora, esto no es cualquier pluma. Esta es una pluma fuente. Su historia podría cambiar el rumbo de este mundo."
Ella se queda en silencio, probablemente porque no tiene idea de qué estoy hablando. Pero claro, todo eso cambia cuando uno de los estudiantes de la academia pasa y ve el "tesoro" que tiene entre sus manos. Rápidamente agarra una de las plumas, como si estuviera eligiendo una espada mágica, y le pregunta a la chica:
"¿La quieres o no? Porque si no la compras, yo me la llevo."
De repente, el ambiente cambia. Ahora las chicas nobles empiezan a discutir sobre qué pluma es la mejor para "escribir sus notas de la academia" (que, sinceramente, seguro las tiran al día siguiente). Pero mi momento de gloria llega cuando una de ellas, sin pensarlo, compra una pluma fuente con la tinta especial. Se siente como una victoria a lo grande, ya que ese gesto pequeño podría significar grandes cosas.
Y es entonces cuando todo se descontrola.
La apertura de mi tienda no solo desata una batalla por los artículos raros y exclusivos que ofrezco, sino que las ricas (y algo estúpidas) comienzan a competir entre ellas. Claro, nada podría ser más dramático y épico que una pelea de nobles por unos "papelitos". Porque si algo tengo claro es que el dinero en este mundo se gasta de las formas más absurdas posibles.
Pero, como todo en la vida, siempre hay un giro inesperado.
En medio del caos de nobles discutiendo, entra un mercader misterioso. Lleva una capa que apenas se mueve, como si fuera más un espectro que un humano, y en cuanto cruza la puerta, todos se callan. Es tan obvio que tiene algo más importante que el dinero en mente. Su mirada fija me atraviesa, y me hace saber que no soy el único que sabe lo que realmente está en juego aquí.
"¿Este es el lugar donde se pueden adquirir... 'cosas' que vienen de otro mundo?", pregunta con una voz profunda, casi sin emoción. La forma en que lo dice es como si estuviera mencionando un artifacto perdido o una reliquia mágica. Toda la tienda, llena de nobles y mercaderes, se detiene. Un segundo de silencio profundo llena el aire, hasta que, como si fuera una ola gigante, todos se giran hacia mí.
Y ahí está, el desafío más grande de todos: ¿vender algo que no debería venderse? O, lo que es más interesante aún, ¿qué está dispuesto a pagar alguien que claramente no pertenece a este mundo?
Me quedo allí, con las manos en las caderas, mirando a este tipo raro mientras las chicas empiezan a murmurar sobre "cosas misteriosas" que "no son de aquí". "Esto está tomando un giro interesante" me digo a mí mismo, mientras espero que la tormenta de caos se calme.
Pero lo único que sé con certeza es que mi tienda ha hecho su debut. Y, como todo en la vida, "nada es tan sencillo como parece."