La atmósfera estaba completamente distorsionada, y la presión en el aire se sentía como si el mismo tiempo estuviera colapsando sobre ellos. Los pasillos de la secundaria Renchoku comenzaron a girar, y las paredes se deformaban, como si el edificio fuera incapaz de soportar lo que estaba sucediendo. La grieta que Gojo había abierto había comenzado a consumir el lugar entero, y los fragmentos de realidad se estaban desintegrando.
Koray, al sentir la distorsión más intensamente, se dio cuenta de que ya no era solo una batalla por Riko; era una lucha por estabilizar la misma estructura de la realidad. El sistema que lo acompañaba parecía ser más consciente de la gravedad de la situación de lo que él mismo había anticipado.
—**Sistema de peros, dime qué está pasando, las cosas no son como la obra original.** —Koray gritó, buscando respuestas desesperadas.
La voz de su sistema resonó en su mente, pero la información que le proporcionó era algo más de lo que podía asimilar en ese momento.
—**Distorsión detectada en la radiación espacial y temporal. Efecto mariposa activado debido a la alteración en el flujo de eventos.** —Respondió el sistema con calma, como si se tratara de una alerta estándar, aunque el tono era más grave de lo que Koray había escuchado antes.
—**¿Qué?** —Koray respondió incrédulo, sin entender a qué se refería exactamente.
Fue entonces cuando su mente se centró en una posible solución. El sistema continuó:
—**Corrección de espacio-tiempo no viable sin intervención. Invocando entidad SCP para romper la estructura espacio-temporal y estabilizar la distorsión.**
Koray asintió, sus pensamientos se aclararon con rapidez. No había tiempo para dudas. Si no hacía algo drástico, todo el edificio —y posiblemente más allá— quedaría atrapado en un ciclo infinito de caos. La presencia de Riko había alterado la historia original de forma irreparable, y si no tomaban acción, las consecuencias serían aún peores.
—**SCP...** —murmuró para sí mismo. Sabía que invocar una entidad de esas dimensiones era un acto extremadamente peligroso, pero no tenía otra opción. Si algo podía restaurar el orden, sería un SCP. En ese momento, su única preocupación era salvar a Riko y estabilizar la situación antes de que todo colapsara.
—**Invocación activa. Preparándose para romper las leyes de la física.** —El sistema comenzó a emitir una serie de tonos a medida que la energía que Koray canalizaba aumentaba exponencialmente. Las partículas alrededor de él se agitaban con una fuerza violenta, como si el mismo aire estuviera siendo comprimido y distorsionado por la inmensa presión de la invocación.
Un oscuro vórtice de energía comenzó a formarse frente a Koray, iluminado por destellos de luz y sombras en espiral. La distorsión del espacio comenzó a retorcerse aún más, y de entre el vórtice, algo comenzó a tomar forma. El aire se hizo más denso, y el suelo tembló con fuerza, como si un ser de otra dimensión estuviera emergiendo.
El portal se abrió completamente, y con una explosión de energía, una figura indescriptible apareció, su presencia era abrumadora. Era como un ser que se encontraba más allá de las leyes de la física, una entidad que desafiaba todo lo que Koray conocía de la realidad. El SCP había sido invocado, y su poder era inmenso. En el momento en que se materializó, la distorsión en el aire se detuvo, aunque el caos seguía reinando alrededor.
—**SCP-███: El Destructor del Tiempo.** —El sistema lo identificó, y el nombre de la entidad resonó en la mente de Koray con una claridad aterradora. No era un ser que simplemente rompiera las leyes físicas, sino que tenía la capacidad de reestructurar la realidad misma. Era la única esperanza que quedaba.
Koray no perdió tiempo. Sabía que, aunque la entidad estaba ahora en su control, no duraría mucho. Debía actuar rápido. A través del vínculo con el sistema, comenzó a canalizar la energía hacia un punto específico: la ubicación de Riko.
El espacio comenzó a girar una vez más, pero ahora las grietas y fisuras en el tiempo y el espacio se reparaban lentamente, como si la distorsión fuera sanada por el poder de la entidad. Koray sintió cómo el control de la situación comenzaba a recobrarse, y con una rapidez sorprendente, la ubicación de Riko se iluminó frente a él en su mente.
—**¡Riko está en una dimensión paralela!** —Koray gritó mientras giraba hacia el portal, el vórtice de energía comenzó a cerrarse lentamente, y la entidad SCP se desmaterializó.
Pero antes de que pudiera hacer algo más, una fuerza extraña lo empujó hacia adelante. El suelo bajo sus pies se rompió y, como si el universo mismo estuviera arrojando a Koray hacia la otra dimensión, una luz cegadora lo rodeó.
El último pensamiento que cruzó por su mente antes de perder la conciencia fue: *¿Podrá Gojo o Geto llegar a tiempo?*
La última brecha de espacio-tiempo que había creado se cerró por completo, y Koray, ahora completamente fuera de su realidad, se adentró en el desconocido y peligroso terreno que separaba la vida y la muerte, con solo un objetivo en mente: salvar a Riko y restaurar la estabilidad antes de que fuera demasiado tarde.
Mientras tanto, Geto y Misato, aún luchando contra la figura maldita, sintieron el cambio repentino en el aire, y ambos comprendieron que el verdadero desafío apenas comenzaba.
El aire en el refugio maldito se tensó aún más, como si la propia esencia de la realidad estuviera a punto de desmoronarse. Geto y Misato, atrapados en su batalla con la figura maldita, percibieron una distorsión repentina que agitó todo el entorno. El suelo tembló, y el aire se volvió denso, como si una grieta invisible se hubiera abierto en el espacio mismo.
—**¿Qué está pasando?** —Misato preguntó, observando con alarma cómo las sombras en las paredes comenzaban a moverse y a retorcerse.
Antes de que Geto pudiera responder, un resplandor cegador atravesó el aire, haciendo que la figura maldita se tambaleara. El vórtice de energía parecía crecer más fuerte con cada segundo que pasaba, y la presencia de una fuerza mucho mayor se sentía en cada rincón. Un rugido sordo resonó por todo el lugar.
—**Esto no es bueno...** —dijo Geto en voz baja, observando cómo la distorsión de la realidad comenzaba a devorar el espacio, y cómo todo parecía perder su forma y consistencia.
La figura maldita, que había estado riendo con desprecio, ahora se encontraba visiblemente alterada. Sus ojos brillaban con una intensidad frenética mientras retrocedía, como si la distorsión que se estaba generando fuera algo que no podía controlar ni entender.
—**Esto... ¡esto no estaba en los planes!** —gritó la figura, levantando sus manos hacia el aire, intentando conjurar una defensa, pero la distorsión ya lo había sobrepasado. Su propia energía maldita se desintegraba en el aire, como si fuera nada ante el poder que estaba comenzando a desatarse.
Misato aprovechó el momento de confusión para moverse rápidamente, lanzando un hechizo de contención sobre la figura. Una esfera de energía brilló con fuerza, envolviendo a su oponente en un campo de energía que lo inmovilizó momentáneamente. Sin embargo, la distorsión no parecía cesar, y el suelo comenzó a resquebrajarse bajo sus pies.
—**¡Riko!** —Misato gritó, sabiendo que, en medio de este caos, no podían perder más tiempo. Con la barrera creada, la situación se volvía aún más urgente.
Al mismo tiempo, en la dimensión paralela donde Koray había sido arrastrado, el mundo parecía fluir en todas direcciones a la vez. No había un terreno firme, ni siquiera un horizonte claro. Solo una infinita oscuridad interrumpida por destellos de luz y extrañas figuras flotantes que parecían distorsionarse y desvanecerse al instante.
Koray estaba consciente de que había sido transportado a un lugar completamente fuera de la realidad que conocía. El aire estaba pesado, y las leyes de la física no parecían aplicar de la misma manera que en su mundo original. Sin embargo, sus sentidos seguían alertas, su cuerpo vibrando con el poder que había invocado para llegar hasta allí.
La presencia de Riko estaba cerca, una especie de eco en la distancia, pero también lo estaba algo mucho más oscuro y peligroso. Koray pudo sentirlo con cada fibra de su ser. Algo en ese lugar no era solo una distorsión de la realidad, sino un centro de poder puro, quizás incluso un vacío que absorbía toda energía a su alrededor.
—**Riko...** —murmuró Koray mientras su mirada buscaba a través de la oscuridad. En ese momento, se dio cuenta de que no estaba solo. Figuras sombrías, distorsionadas y con formas antinaturales, comenzaron a aparecer a su alrededor. No eran humanos, pero sí algo más peligroso. Parecían ser manifestaciones de las mismas fuerzas que alteraban el espacio.
Un rugido resonó desde lo profundo de la oscuridad, como si algo gigantesco estuviera a punto de desatarse. Sin embargo, Koray no tenía tiempo para dudar. Con un rápido movimiento, concentró el poder que quedaba en su cuerpo y lo canalizó en su brazo, invocando una esfera de energía pura que iluminó momentáneamente la oscuridad que lo rodeaba.
De repente, la voz del sistema resonó en su mente, más urgente que nunca.
—**Entidad SCP en manifestación. Tiempo limitado.**
Koray se preparó para lo peor. Sabía que la única forma de escapar de este lugar y salvar a Riko era cortar a través de la oscuridad misma, utilizando todo lo que había aprendido, todo lo que su sistema podía proporcionarle. Y aunque el poder del SCP Destructor del Tiempo lo había llevado hasta allí, ahora debía hacer frente a los horrores que ese lugar contenía.
Mientras tanto, en la secundaria Renchoku, Geto y Misato se encontraban atrapados en el centro de una batalla que se estaba intensificando con cada segundo. El suelo seguía temblando, y la distorsión en el espacio parecía tragarse todo a su paso. El refugio maldito, que había sido diseñado para retener a los más peligrosos usuarios malditos, ahora era el epicentro de un colapso total.
—**¡Riko!** —gritó Misato, pero la llamada se perdió en el caos que se desataba alrededor. No solo debían enfrentar a las entidades malditas que habían invadido el lugar, sino que también el tiempo y el espacio parecían estar colapsando bajo el peso de la distorsión que Koray había desatado.
Geto, viendo la situación, comprendió que su única opción era enfrentarse directamente a lo que estaba ocurriendo. Sin dudarlo, lanzó un hechizo de purificación masiva, un poder devastador que invocó una ola de energía pura capaz de reestructurar las distorsiones que se desataban.
—**¡Este es el último recurso!** —gritó mientras concentraba toda su energía en el hechizo, un ataque masivo que podría restaurar parte de la realidad. Pero, con la entidad maldita aún luchando por liberarse, la situación estaba lejos de ser resuelta.
A medida que el hechizo de Geto chocaba contra la distorsión, un grito resonó en todo el edificio, como si la misma estructura de la realidad estuviera rompiéndose. La batalla por Riko se intensificaba, y la cuenta regresiva para salvarla antes de que todo se desmoronara ya había comenzado.
El poder de Geto chocó contra la distorsión, creando una onda expansiva que hizo que las paredes del refugio maldito se sacudieran violentamente. La energía pura del hechizo brillaba intensamente, iluminando la oscuridad que se había tragado todo el lugar. Por un momento, parecía que el espacio mismo vacilaba, como si la distorsión estuviera a punto de ceder ante la fuerza de la purificación.
Sin embargo, la figura maldita frente a ellos comenzó a reír de nuevo, esta vez con una risa salvaje, desquiciada. A medida que la energía de Geto alcanzaba su objetivo, la figura se disipó en sombras, como si estuviera absorbiendo toda la energía que se había liberado.
—**¡Inútil!** —gritó la figura, su voz retumbando en el aire. A través de las sombras que lo rodeaban, su cuerpo comenzó a reconstruirse, más oscuro y más amenazante que antes. —**La distorsión no se puede detener, ¡es un ciclo eterno!**
Geto se tensó, sintiendo que su hechizo había sido insuficiente. La entidad maldita parecía alimentarse de la distorsión, como si estuviera hecha para existir dentro de ese caos. No había forma de vencerla solo con poder maldito.
—**¡Misato, tenemos que encontrar a Riko!** —gritó Geto, mientras levantaba una mano hacia el centro de la sala.
Misato asintió rápidamente, aún observando con cautela la figura que se reconstruía, cada vez más poderosa. No tenían mucho tiempo antes de que la distorsión absorbiera todo a su paso, incluida la vida de Riko.
—**¡Vamos, Geto!** —respondió Misato con determinación, su daga encantada brillando con una luz purpúrea mientras se preparaba para enfrentar la entidad. Sabía que no podía depender solo de sus habilidades, pero si lograban mantener a la criatura ocupada el tiempo suficiente, tal vez podrían encontrar una manera de liberar a Riko.
La criatura frente a ellos, ahora completamente reconstruida, emitió un rugido gutural que reverberó en las paredes de la oscura habitación, como si estuviera llamando a sus aliados en algún lugar desconocido. La distorsión de energía comenzó a volverse aún más densa, y el aire se tornó más pesado con cada segundo que pasaba. Misato y Geto sabían que el tiempo se agotaba.
**Misato**, apretando los dientes, avanzó con rapidez, su daga encantada iluminando la penumbra con una luz tenue. Sabía que su poder no era suficiente para derrotar a la entidad directamente, pero si podía distraerla el tiempo necesario, Geto tendría la oportunidad de utilizar su técnica más poderosa.
**Geto**, por su parte, observaba con frialdad la criatura. Su mente analítica ya había comenzado a trazar un plan. **"La distorsión… es demasiado inestable. Pero si logro controlarla, podría abrir un portal que nos permita salir de aquí con Riko."** Pensó rápidamente mientras liberaba una gran cantidad de energía maldita. La oscuridad a su alrededor parecía ceder momentáneamente, como si su poder estuviera desmoronando la realidad misma.
—**¡Mantente alerta, Misato!** —le gritó Geto mientras extendía su mano hacia la distorsión en el aire, creando un vórtice que parecía engullir la luz a su alrededor.
La criatura lanzó un grito estridente y cargó hacia ellos, sus manos alzadas como si quisiera desgarrarlos. Misato, con una agilidad sorprendente, esquivó el ataque y cortó hacia la criatura con su daga, pero sus cortes parecían no tener ningún efecto en ella. La sombra absorbía la energía y la distorsión se volvía cada vez más palpable, como un vórtice que se tragaba todo a su alrededor.
**Geto** no perdió tiempo. Al notar que la criatura se estaba acercando más, él levantó ambas manos y, con un grito de concentración, liberó toda su energía maldita, creando una onda expansiva que empujó a la criatura hacia atrás. La entidad vaciló un momento, pero rápidamente se recobró, lanzando una ráfaga de energía maldita hacia él.
**Misato** no dudó ni un segundo y, con un movimiento rápido, usó su daga para crear una barrera que desvió la energía maldita, pero la fuerza de la ráfaga la empujó hacia atrás, haciéndola tropezar. Geto la alcanzó al vuelo, usando su poder para sostenerla con firmeza.
—**¡No te detengas, Misato!** —dijo con voz firme, pero sus ojos estaban llenos de tensión. Sabía que no podían perder mucho tiempo en ese lugar, la distorsión se estaba intensificando.
A medida que la distorsión se volvía más fuerte, Geto sintió que la realidad misma comenzaba a romperse. Las paredes del refugio maldito se estremecían, como si la estructura estuviera a punto de colapsar bajo el peso de las fuerzas malditas que se desataban dentro de ella. **"Debo apresurarme",** pensó Geto, mientras sus manos vibraban con poder maldito.
Con un gesto rápido, invocó un portal dimensional aún más grande, esta vez con la intención de expulsar la distorsión. Pero la entidad, al percatarse de su intento, comenzó a lanzar ataques de energía oscura para impedirle abrir el portal correctamente. La lucha entre ambos poderes fue titánica, pero Geto, con su habilidad innata, logró estabilizar el portal lo suficiente como para que se abriera, aunque no sin esfuerzo.
—**¡Riko!** —gritó Geto, buscando en el interior del portal. El aire alrededor de ellos se volvió tan espeso que casi era imposible respirar. De repente, una figura apareció en la entrada del portal, rodeada por una brillante aura maldita: **Riko**.
A pesar de la presencia de la criatura maldita que continuaba atacando, **Riko** estaba atrapada en el vórtice de energía. Su energía maldita estaba fluctuando erráticamente, como si intentara liberarse, pero la distorsión aún la mantenía cautiva.
—**¡Riko, mantente firme!** —gritó Misato, corriendo hacia ella con su daga levantada para defenderla de los ataques de la entidad.
**Geto** entendió que debían actuar rápido. Si no podían salir de allí pronto, la distorsión consumiría todo, incluyendo a Riko.
—**¡Sujétate de mí!** —le ordenó Geto a Riko, mientras sus manos se extendían hacia ella, utilizando toda la energía maldita a su disposición para estabilizar el portal y permitir su escape.
**Riko**, aún desconcertada y debilitada por la energía que la rodeaba, extendió la mano hacia Geto, agarrándose de él con fuerza mientras el portal se cerraba lentamente.
Pero antes de que pudieran escapar, la criatura maldita lanzó un último grito de furia, un ataque devastador que intentó atravesar el portal. La energía chocó contra la barrera creada por Geto, pero justo cuando la distorsión estaba a punto de tragarlos, el portal explotó en una ráfaga cegadora de luz.
**Koray**, que había estado observando desde lejos, dio un salto hacia adelante, usando su propio poder para deshacer la distorsión y asegurar que el grupo saliera de esa dimensión. Con un último esfuerzo, la energía se disipó y el refugio maldito se desmoronó.
Con el último destello de luz, todos fueron expulsados hacia un lugar seguro, fuera de la dimensión rota. El aire fresco los rodeó mientras caían en un campo vacío, lejos de la influencia de la distorsión.
**Riko**, temblando y agotada, cayó al suelo mientras Misato corría a su lado para sostenerla.
—**¿Estás bien?** —preguntó Misato, con preocupación en la voz.
**Riko**, con una mirada agotada pero determinada, asintió lentamente.
—**Gracias... por salvarme** —dijo, con una voz rasposa.
Geto observó el campo vacío, asegurándose de que estuvieran a salvo, pero una sensación incómoda lo invadió. La distorsión podría haber sido detenida, pero había algo más en juego. Algo mucho más grande.
**"Esto apenas está comenzando,"** pensó Geto, mientras se preparaba para lo que vendría a continuación.