Mientras Joanna yacía inmóvil en el suelo, los trabajadores de Miguel acudieron en su ayuda, sus rostros pálidos por el shock y el miedo. Uno de ellos revisó su pulso, conteniendo la respiración cuando sintió el débil aleteo de su corazón.
—Está viva —gritó—. Pero necesitamos llevarla a un hospital ahora mismo.
Rápidamente levantaron su cuerpo inerte y lo metieron en el auto, uno de los chicos tomando el volante mientras aceleraban hacia el hospital más cercano.
Joanna fue llevada de urgencia a la sala de emergencias, los doctores y enfermeras trabajando frenéticamente para estabilizarla.
La ubicación de Miguel
De repente, la tranquilidad se rompió por el sonido de disparos.
La SUV negra emergió de la oscuridad, sus ventanas tintadas y sus faros encendidos. El corazón de Miguel latía aceleradamente al darse cuenta de lo que estaba pasando, su mano llegó instintivamente a su pistola.