En el planeta Tierra, la atmósfera era completamente distinta. Victor y Luci estaban sentados en un pequeño restaurante en una esquina tranquila, disfrutando de una pizza humeante con queso derretido. Era un momento raro de calma para ambos, un respiro en medio de sus vidas llenas de caos y desafíos.
Luci, con una sonrisa despreocupada, tomó una porción y la mordió con entusiasmo. "No puedo creer que después de todo lo que hemos pasado, terminemos aquí comiendo pizza. Es surrealista, ¿no crees?"
Victor, por su parte, parecía más relajado de lo habitual. Sosteniendo su propia porción, levantó una ceja y respondió: "A veces lo único que necesitas para sobrevivir al caos del universo es algo simple como esto. Pizza, buena compañía... y no pensar en nada más por un rato."
Luci rió, señalándolo con un dedo. "¡Eso es lo más sabio que te he escuchado decir en semanas! Aunque, para ser honestos, casi destruyes este planeta hace unos años. ¿Te sientes al menos un poco culpable mientras comes esto?"
Victor dejó escapar un suspiro y se encogió de hombros, masticando lentamente. "La culpa no va bien con el pepperoni, Luci. Deja que al menos este pedazo de pizza sea solo eso: un pedazo de pizza."
Ambos rieron, compartiendo un momento de tranquilidad que, aunque efímero, era necesario. Para ellos, era una pequeña victoria contra el caos que siempre los rodeaba, una oportunidad de ser, por unos instantes, simples amigos disfrutando de una comida.
Luci dejó su porción de pizza en el plato y lo miró con una mezcla de sorpresa y ternura. Sus ojos brillaron al escuchar aquellas palabras, aunque intentó mantener su usual actitud despreocupada.
"¿Esposa, eh? No suelo escucharte decir esas cosas con tanta facilidad, Victor. ¿Qué te pasa? ¿La pizza te puso sentimental?" bromeó, cruzando los brazos con una sonrisa.
Victor, con su típica mirada seria pero con un leve destello de calidez, tomó un sorbo de su bebida antes de responder. "Solo estoy diciendo la verdad. Has estado conmigo a través de todo... incluso cuando ni yo sabía quién era. Me aceptaste con mis fallas, mis errores, y aún así decidiste quedarte. Eso significa algo. Tú y nuestros hijos me han enseñado que... tal vez no soy tan irrecuperable como pensaba."
Luci se quedó en silencio por un momento, procesando sus palabras. Luego, sonrió ampliamente, su expresión suavizándose mientras colocaba una mano sobre la de él. "Tienes razón, Victor. Te amo tal como eres, con toda tu oscuridad y con toda tu luz. Pero no olvides algo: también somos un equipo. Tú me inspiras tanto como yo a ti, aunque no lo admitas tan seguido."
Victor dejó escapar una pequeña risa, algo raro pero sincero, y asintió. "Nuestros hijos lo entienden. Han crecido con todo lo que somos y aún así siguen adelante, fuertes y decididos. Eso es gracias a ti... y tal vez un poco a mí."
Luci lo miró con una mezcla de orgullo y diversión. "Definitivamente un poco a ti. Pero sí, somos su ejemplo, y aunque el camino ha sido difícil, creo que estamos haciendo un buen trabajo."
Victor tomó otra rebanada de pizza y la levantó como si fuera un brindis. "Por nosotros, entonces. Y por esos dos que nos hacen querer ser mejores."
Luci chocó su trozo de pizza con el suyo y rió. "Por nosotros."
Victor caminó con calma hacia la Academia Historia después de su almuerzo con Luci, su mente enfocada en el trabajo que lo esperaba. Al llegar al amplio pasillo de mármol de la academia, fue recibido por Bany, una nueva profesora conocida por su energía y entusiasmo, aunque a veces, un poco demasiado amistosa.
"¡Victor! Justo el hombre que quería ver", exclamó Bany con una sonrisa amplia mientras se acercaba a él. Su tono era vivaz, y sus ojos brillaban mientras hablaba. "Estaba pensando, ya que tú eres prácticamente una leyenda por aquí, podrías ayudarme con unas... dudas que tengo sobre mi asignatura. Aunque, sinceramente, creo que solo quiero una excusa para hablar contigo."
Victor arqueó una ceja, manteniendo su compostura habitual. "Claro, Bany. Dime qué necesitas. Siempre estoy dispuesto a ayudar a mis colegas."
Sin embargo, mientras Bany hablaba, inclinándose sutilmente hacia él y lanzándole miradas insinuantes, Luci estaba escondida detrás de un muro cercano, observando todo. Aunque intentaba mantenerse tranquila, su puño apretado y su ceño fruncido traicionaban sus emociones.
"¿Cómo puede hablarle así?" murmuró Luci para sí misma, sus celos burbujeando mientras veía cómo Bany intentaba captar la atención de Victor.
Bany continuó, colocando una mano en el brazo de Victor con una risa suave. "Sabes, siempre he admirado a los hombres dedicados como tú. No solo eres un excelente profesor, sino que tienes ese aire misterioso que... bueno, no sé cómo explicarlo."
Victor, impasible, retiró su brazo con educación y dijo con un tono tranquilo: "Agradezco el cumplido, pero estoy aquí por los estudiantes y mi familia. Si tienes alguna duda sobre el trabajo, estaré encantado de responder. Si no, debería volver a mi clase."
Bany pareció sorprendida por su frialdad, pero mantuvo su sonrisa. "Oh, claro, claro. Tal vez otro día podamos hablar con más calma."
Mientras Victor se alejaba, Luci salió de su escondite con los brazos cruzados y una mirada que mezclaba desafío y posesión.
"Así que... ¿una admiradora?" dijo en un tono que intentaba ser casual, pero que claramente estaba cargado de celos.
Victor se detuvo al verla y esbozó una ligera sonrisa, notando su expresión. "¿Qué haces aquí, Luci? ¿No habíamos terminado con la pizza hace poco?"
"Solo estaba... paseando", respondió, mirándolo con los ojos entrecerrados. "Y resulta que me encontré con una escena interesante. Esa profesora parece tener un interés muy académico en ti."
Victor soltó una risa ligera y se acercó a ella. "¿Celosa, Luci?"
"¡Claro que no!" replicó, aunque su tono la delataba. "Solo digo que deberías dejar claras las cosas... más claras."
Victor la miró con ternura y colocó una mano en su mejilla. "Sabes que nadie puede competir contigo, ¿verdad? Eres mi esposa, la madre de mis hijos, y lo único que importa para mí. No tienes que preocuparte por nadie más."
Luci desvió la mirada, pero una sonrisa satisfecha apareció en su rostro. "Más te vale, Victor. Porque si no, esa tal Bany tendrá que enfrentarse conmigo."
Victor rió suavemente, tomando su mano. "Entonces no tengo nada de qué preocuparme. Ven, te invito a casa. El trabajo puede esperar."
Mientras Victor y Luci caminaban por los pasillos de la Academia Historia, su tranquilidad fue interrumpida cuando un grupo de admiradoras apareció de la nada. Algunas eran colegas, otras estudiantes jóvenes, todas con la misma intención: conseguir algo de la atención del famoso profesor Victor.
"¡Profesor Victor! ¿Podría firmar mi cuaderno? ¡Es para la motivación de mis estudios!" exclamó una estudiante con ojos brillantes, extendiéndole un bolígrafo y un cuaderno.
Otra, algo más atrevida, añadió con una sonrisa coqueta: "Siempre me pregunto cómo alguien puede ser tan fuerte y atractivo al mismo tiempo. Es inspirador... y muy emocionante."
"Profesor, ¿cómo hace para mantenerse tan increíble? ¡Debe tener un secreto! ¿Tal vez podría darme una clase privada?" bromeó una joven colega, guiñándole un ojo mientras sus amigas reían.
Victor, manteniéndose sereno como siempre, firmaba los cuadernos y respondía a los comentarios con educación y profesionalismo, aunque con un aire algo distante. "Gracias por sus palabras, pero recuerden que el trabajo duro y la disciplina son lo que importa en la academia."
Luci, por otro lado, permanecía a su lado, observando la escena con una mezcla de diversión y molestia. Su ceño se fruncía ligeramente cada vez que una de las chicas lanzaba un piropo, pero se esforzaba por mantener la compostura.
"Victor, parece que tienes todo un club de fans," comentó Luci con un tono que mezclaba sarcasmo y celos.
Victor, al notar su reacción, esbozó una pequeña sonrisa mientras terminaba de firmar el último cuaderno. Se giró hacia ella y le dijo en un tono calmado: "Ellas son solo estudiantes, Luci. Nada más. Tú eres la única que importa."
A pesar de sus palabras, una de las chicas más audaces exclamó: "¡Profesor! Si alguna vez necesita compañía para almorzar, siempre estoy disponible."
Luci, incapaz de contenerse, dio un paso adelante, cruzándose de brazos mientras miraba a la chica con una sonrisa desafiante. "Gracias por la oferta, pero ya tiene compañía. Yo. Su esposa. ¿Algo más que quieras saber?"
La joven quedó completamente desconcertada, mientras las demás retrocedían un poco, murmurando entre ellas. Victor soltó una ligera risa y tomó la mano de Luci, inclinándose hacia ella para susurrarle al oído: "Tranquila, tigresa. No hay necesidad de sacar las garras."
Luci rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír. "Solo quiero que sepan cuál es su lugar. Tú eres mío, Victor."
"Siempre lo he sido," respondió él, dándole un beso en la frente antes de caminar juntos, dejando atrás a las admiradoras.
Mientras Victor y Luci caminaban hacia su casa, disfrutando del aire fresco de la tarde, un hombre que pasaba cerca murmuró en voz alta: "Qué buenas nalgas."
Luci se detuvo en seco, girándose hacia el hombre con una mirada afilada, lista para soltarle una respuesta contundente. "¿Disculpa? ¿Qué acabas de decir? Yo exijo respeto."
El hombre, algo sorprendido por la reacción de Luci, levantó las manos con una sonrisa burlona. "No hablaba de ti, hablaba de él," dijo señalando directamente a Victor.
Victor, que había estado completamente desprevenido, abrió los ojos de par en par mientras un rubor subía rápidamente por su rostro. "¿Qué...? No diga eso," murmuró, llevándose una mano a la cara con vergüenza, claramente incómodo con el comentario.
Luci, al procesar lo que acababa de pasar, primero se quedó en silencio y luego soltó una carcajada tan fuerte que casi tuvo que sostenerse del brazo de Victor para no caerse. "¡No puedo creerlo! ¿A ti? ¡Esto es oro puro!"
Victor suspiró profundamente, tratando de mantener la compostura. "No es gracioso, Luci."
"¿Que no es gracioso? ¡Es lo más gracioso que he visto en semanas! Ahora sé por qué tienes tantas admiradoras, ¡no solo es tu cara, sino también el paquete completo!"
"Ya basta," replicó Victor con una mezcla de vergüenza y resignación, mientras seguía caminando con Luci a su lado, aún riendo.
Antes de alejarse demasiado, Victor se giró hacia el hombre que había hecho el comentario y, con una mirada severa, dijo: "Por favor, tenga más respeto en el futuro."
El hombre simplemente levantó los hombros con indiferencia, pero Victor no le dio más importancia. Luci, sin embargo, seguía disfrutando el momento, burlándose cariñosamente de su esposo durante el resto del camino.
"Admitámoslo, Victor, tienes un atractivo universal. Pero no te preocupes, tus nalgas son solo mías," dijo con una sonrisa traviesa.
Victor no pudo evitar soltar una pequeña risa. "Tú sí que sabes cómo arruinar mi intento de ser serio."
"Es mi trabajo," respondió ella, entrelazando su brazo con el de él mientras seguían caminando hacia su hogar.
Mientras seguían caminando, Victor, aún algo sonrojado por el incidente, dijo con calma: "Luci, creo que exageras. Tengo un rostro común y normal. Un físico demasiado pulido, tal vez, pero aquí no soy más que un chico común, por así decirlo. No soy tan atractivo... solo lo soy para tus ojos."
Luci se detuvo por un momento, girándose para mirarlo fijamente. Su expresión pasó de diversión a una mezcla de ternura y frustración. "Victor, ¿de verdad crees eso? ¿Que solo yo veo lo increíble que eres? No sabes lo equivocado que estás."
Victor arqueó una ceja, cruzando los brazos con una ligera sonrisa. "¿Ah, sí? ¿Y qué ves tú que yo no?"
"Primero, tu rostro no tiene nada de común. Tus ojos, tu sonrisa, todo en ti tiene un encanto que no cualquiera puede ignorar. Y en cuanto a tu físico..." Luci hizo un gesto amplio, como si quisiera abarcarlo todo. "Bueno, no necesito decir mucho. Si no fuera por ese físico, ni siquiera ese tipo habría hecho ese comentario tan atrevido hace un rato."
Victor dejó escapar una pequeña risa. "¿Eso te molesta tanto?"
"No es eso," dijo ella, acercándose y tomando su mano. "Es que quiero que sepas que no solo eres atractivo por fuera, Victor. Tu corazón, tu determinación, lo que haces por mí, por nuestros hijos y por todos los demás, es lo que realmente te hace especial. Aunque el resto del mundo vea solo tu físico o tus logros, para mí eres mucho más que eso. Y sí, siempre serás el hombre más atractivo, pero no solo por lo que tienes por fuera."
Victor, por un momento, quedó en silencio, procesando sus palabras. Luego sonrió suavemente, entrelazando sus dedos con los de Luci. "Supongo que no tengo nada que discutir contigo, ¿verdad?"
"Correcto," respondió ella con una sonrisa triunfante.
"Entonces, supongo que solo soy atractivo para tus ojos," dijo él, en un tono más cálido esta vez.
"Y para mí, eso es más que suficiente," respondió Luci, apoyándose ligeramente en él mientras continuaban su camino, dejando atrás cualquier duda o inseguridad.
Victor, con Luci de la mano, intentó teletransportarse de regreso a casa, pero algo salió mal. En lugar de llegar a su destino habitual, se encontraron en un lugar completamente diferente: el universo 16, en una versión alterna del planeta Tierra.
A primera vista, el lugar parecía normal, pero pronto comenzaron a notar algo extraño. Las personas que pasaban a su alrededor tenían características físicas que en su mundo habrían sido consideradas poco atractivas: piel con tonos inusuales, proporciones desiguales, y rasgos faciales extremadamente asimétricos. Aun así, estas personas caminaban con confianza, como si fueran modelos en una pasarela.
"¿Dónde estamos?" preguntó Luci, mirando a su alrededor con desconfianza.
"No lo sé," respondió Victor, examinando el lugar. "Definitivamente no es nuestro mundo."
De repente, una pareja que pasaba cerca los miró con expresiones de horror y disgusto. "¡Qué asco! ¿Viste sus caras? ¡Son tan simétricas y... normales!"
Otro grupo de personas se detuvo a observarlos, murmurando entre sí. "¿Quiénes son estos repulsivos? Esos músculos, esa piel uniforme... ¡Qué desagradable!"
Luci frunció el ceño, sintiéndose incómoda. "¿Acaso nos están insultando? ¿Por ser... normales?"
Victor, tratando de calmar la situación, levantó una mano en señal de paz. "Disculpen, no queremos causar problemas. Solo estamos perdidos."
"¡No se acerquen! ¡No queremos que su fealdad nos contagie!" gritó alguien desde la multitud, y otras personas comenzaron a retroceder, como si Victor y Luci fueran una amenaza.
Un hombre que parecía ser una autoridad local, con una nariz extremadamente torcida y un ojo desviado, se acercó con aire severo. "¿Qué hacen aquí, aberraciones? En este mundo, no toleramos la 'perfección grotesca'."
Luci, indignada, dio un paso adelante. "¡Perfección grotesca? ¿Nos llaman grotescos por lucir... normales?"
El hombre asintió, claramente disgustado. "Aquí, la verdadera belleza está en la asimetría y las imperfecciones. Ustedes dos son una ofensa para nuestros estándares. Será mejor que se cubran esas caras o abandonen este lugar."
Victor suspiró, llevándose una mano a la frente. "Esto es un malentendido. Solo necesitamos encontrar una manera de salir de aquí."
"Pues háganlo rápido," gruñó el hombre. "Porque si no, la comunidad no será tan tolerante con ustedes."
Mientras el grupo se dispersaba lentamente, Luci se giró hacia Victor, cruzando los brazos. "Bueno, genio, ¿cómo vamos a salir de este lío?"
Victor, aunque visiblemente incómodo, mantuvo la calma. "Déjame intentar recalibrar mi habilidad. Tal vez pueda devolvernos a nuestro mundo."
"Más te vale," respondió Luci, lanzando una mirada a las personas que aún los observaban con desdén. "Porque este lugar me está sacando de quicio."
Victor cerró los ojos, concentrándose para localizar las coordenadas correctas de su mundo. Pero justo antes de intentarlo de nuevo, una voz desde la multitud exclamó: "¡Espera! No se pueden ir todavía. Necesitamos ver cómo sobreviven dos 'hermosos' en este mundo. Será divertido."
Victor abrió un ojo y murmuró para sí mismo: "Definitivamente, tenemos que irnos rápido."
Mientras Victor intentaba concentrarse en recalibrar su habilidad de teletransportación, un grupo de mujeres comenzó a acercarse. A diferencia de las otras personas que los habían mirado con disgusto, estas mujeres tenían una expresión completamente diferente: admiración, fascinación... incluso deseo.
Una de ellas, con una mandíbula exageradamente prominente y ojos desiguales, se acercó con una sonrisa amplia. "¡Mírenlo! Es perfecto. ¡Tan aburridamente simétrico! ¡Eso es lo más exótico que he visto en mi vida!"
"Es como una obra de arte de lo básico," dijo otra, con una frente desproporcionadamente grande y un cabello que parecía un nido de pájaros. "¡Lo quiero para mí!"
De repente, un murmullo recorrió la multitud. Más y más mujeres se congregaban, apuntando hacia Victor y susurrando emocionadas. "¡Es el hombre menos atractivo que hemos visto en años! Es un sueño."
Victor levantó una ceja, visiblemente incómodo. "Esto no está bien... ¿por qué siento que las cosas están a punto de empeorar?"
Luci, aún cruzada de brazos, lo miró con una mezcla de celos y diversión. "Parece que eres toda una sensación aquí. Y pensar que decías que solo eras atractivo para mis ojos."
"Esto no cuenta," respondió Victor rápidamente.
Antes de que pudiera decir algo más, una de las mujeres gritó: "¡Yo lo vi primero! ¡Es mío!"
Otra replicó, empujándola. "¡Ni lo sueñes! Él será mi esposo."
En cuestión de segundos, el grupo de mujeres estalló en una pelea, empujándose, gritándose y tratando de llegar hasta Victor. Una incluso sacó un paraguas y comenzó a usarlo como arma improvisada para apartar a las demás.
Luci, ahora claramente molesta, se colocó frente a Victor. "¡Ey! ¡Basta! Él es mío, ¿entendido?"
"¡Qué egoísta!" gritó una de las mujeres. "¡No puedes quedártelo solo para ti!"
Victor suspiró, llevándose una mano a la frente. "Esto no puede estar pasando... ¿por qué siempre me meten en estas situaciones?"
Mientras tanto, Luci desenvainó su espada, haciéndola girar con habilidad. "Escuchen, ¿quieren pelear? Perfecto. Pero les advierto que no será bonito."
El grupo se detuvo por un momento, observando la espada de Luci con cautela. Sin embargo, su fascinación por Victor era tan intensa que no retrocedieron del todo.
"Victor," murmuró Luci entre dientes, "haz algo antes de que tenga que empezar a cortar cosas."
Victor asintió rápidamente, cerrando los ojos y concentrándose con todas sus fuerzas en recalibrar su habilidad de teletransportación. "Solo dame un segundo... esto no es tan fácil como parece."
Las mujeres comenzaron a avanzar nuevamente, y Luci levantó la espada, lista para defender a su esposo. Justo cuando parecía que la situación iba a salirse completamente de control, Victor finalmente logró activar su habilidad.
Con un destello brillante, ambos desaparecieron del lugar, dejando a las mujeres peleándose entre ellas.
Cuando reaparecieron en un lugar más tranquilo, Luci soltó un suspiro de alivio y guardó su espada. "La próxima vez, asegúrate de llevarnos al lugar correcto desde el principio."
Victor, aún algo sonrojado, rió nerviosamente. "Definitivamente lo haré. Pero admito que esto fue... una experiencia única."
"¿Única? Más bien, ridícula," respondió Luci, dándole un suave golpe en el brazo. "Y que quede claro: no necesito otro universo para recordarte que eres mío."
Victor sonrió. "Lo tengo más que claro."
Cuando Victor y Luci pensaron que finalmente habían escapado del caos del universo 16, un destello dorado iluminó el cielo frente a ellos. La figura de una mujer deslumbrante descendió lentamente, irradiando una presencia imponente y divina. A pesar de las normas estéticas de aquel universo, incluso Victor y Luci pudieron notar que la recién llegada poseía una belleza fuera de lo común, aunque con un aire exótico que rompía con los estándares de su propio mundo.
Victor frunció el ceño. "¿Quién eres tú?"
La mujer aterrizó suavemente, con una gracia que parecía detener el tiempo. Sus ojos, grandes y brillantes, estaban clavados en Victor con una intensidad que lo incomodó. "Soy Rosi, la diosa de este universo."
Luci dio un paso adelante, poniéndose instintivamente en guardia. "¿Qué quieres con nosotros?"
Rosi ignoró a Luci por completo, sus ojos nunca dejando a Victor. "Tú... Eres... perfecto. Nunca en mi existencia he visto algo como tú. Eres... divino."
Victor arqueó una ceja, claramente confundido. "¿Divino? Creo que estás exagerando un poco. Soy solo un chico común y corriente."
"¡No digas eso!" exclamó Rosi, su voz sonando casi desesperada. Dio un paso hacia él, extendiendo una mano con delicadeza, como si temiera que desapareciera. "En mi universo, la simetría y la perfección que encarnas son inexistentes. Eres... un ideal hecho realidad. Es como si los dioses mismos hubieran decidido caminar entre nosotros. Tú eres la perfección absoluta."
Luci apretó los dientes, interponiéndose entre Rosi y Victor. "Bueno, mala suerte para ti. Este 'ideal' está casado. Y no, no estamos buscando alianzas con diosas desconocidas."
Rosi frunció el ceño por un momento, como si apenas notara la presencia de Luci. Luego, con un suspiro, levantó la barbilla con altivez. "¿Casado? Eso no importa. Los mortales como tú no pueden comprender lo que significa la verdadera perfección. Victor, ven conmigo. Te mostraré un reino donde serás venerado como el dios que eres."
Victor alzó las manos, retrocediendo un poco. "Whoa, espera. Aprecio el cumplido, pero ya tengo mi propio mundo, mi propia vida... y mi esposa."
Luci cruzó los brazos y asintió. "Eso, diosa. Así que puedes dar media vuelta y regresar a tu universo."
Pero Rosi no parecía dispuesta a rendirse. "Victor, en mi reino tendrás todo lo que desees. Serás mi igual, mi compañero. No hay nada que no pueda ofrecerte."
Victor suspiró, sintiendo que las cosas solo iban de mal en peor. "Escucha, no estoy interesado. Mi hogar está en otro lugar, y estoy feliz con lo que tengo. Por favor, respeta eso."
Rosi pareció dolida por un instante, pero su expresión se endureció rápidamente. "Si no vienes por tu propia voluntad, entonces tendré que convencerte. Un ser tan perfecto no puede ser desperdiciado en un mundo que no lo merece."
Antes de que pudiera hacer algo, Luci desenvainó su espada, apuntándola directamente a Rosi. "No sé qué idea tienes en la cabeza, pero no vas a llevarte a mi esposo a ninguna parte. Si quieres problemas, con gusto te los doy."
Rosi miró la espada con calma, como si no representara amenaza alguna. "Eres valiente, mortal, pero no puedes enfrentarte a una diosa."
Victor, notando que la situación estaba a punto de salirse de control, intervino rápidamente. "¡Basta! Nadie va a pelear aquí. Rosi, si realmente eres una diosa, entonces sabes lo que significa respetar las decisiones de los demás. No necesito un reino ni adoración. Lo único que quiero es volver a mi hogar con mi esposa."
Por un momento, Rosi pareció dudar. Luego suspiró profundamente, su mirada suavizándose. "Eres verdaderamente único, Victor. Quizás esa humildad es lo que te hace aún más especial."
Rosi se retiró unos pasos, aunque su expresión seguía mostrando fascinación. "Te dejaré ir... por ahora. Pero si alguna vez cambias de opinión, puedes llamarme. No importa dónde estés, te escucharé."
Con un último destello dorado, Rosi desapareció.
Victor exhaló profundamente y se giró hacia Luci, quien guardaba su espada con una expresión de evidente irritación. "¿Por qué siempre tengo que lidiar con situaciones como esta?"
Luci lo miró de reojo. "Porque eres demasiado guapo para tu propio bien. Pero que quede claro: no pienso compartirte con nadie, ni siquiera con una diosa."
Victor sonrió, rodeándola con un brazo. "No te preocupes. Eres la única diosa que necesito."
Luci no pudo evitar sonrojarse ligeramente, aunque mantuvo su expresión seria. "Más te vale recordarlo."
Luci miró a Victor con una mezcla de incredulidad y diversión mientras él hablaba. Su rostro pasó de estar molesto a completamente confundido. No pudo evitar soltar una pequeña risa sarcástica. "¿En serio? ¿Cuatro chicas? ¿Esa es tu idea de 'no compartir'? Estás haciendo todo lo posible para crear un club de esposas, ¿verdad?"
Victor suspiró, sintiendo el peso de todo lo que acababa de decir. "Mira, Luci... la verdad es que todo esto ha sido un caos. No estaba planeado. En primer lugar, la cosa con María... eso fue un accidente, y después... bueno, sabes cómo son las cosas con Evil Victor. Él es el que me mete en esos líos."
Luci lo miró fijamente, con una ceja levantada, y cruzó los brazos. "Y ahora, ¿estás políticamente casado con la reina Bianca? ¿En qué momento eso pasó, y por qué no me has contado nada?"
Victor se pasó una mano por el cabello, visiblemente incómodo. "Lo de Bianca fue... un acuerdo político. No fue algo que yo buscara. Es complicado, Luci, y ya sabes que con todas las guerras, las cosas se complican mucho... y Evil Victor es, como siempre, un desastre."
"Así que ahora tenemos un montón de esposas, niños y compromisos políticos. ¿Qué más me estás ocultando, Victor?" Luci, ahora con una sonrisa algo más relajada, lo miró como si intentara encontrar algo más que pudiera sorprenderla.
Victor se dejó caer en un banco cercano, exhalando de manera dramática. "No es que yo quiera esto. Honestamente, después de todo lo que ha pasado, solo quiero estar contigo. Pero el destino tiene una forma muy extraña de ponerme en situaciones que no puedo controlar."
Luci lo observó un momento, luego soltó una pequeña risa. "El destino, ¿eh? Eso suena como algo de película. A veces me pregunto si lo que más me molesta es que, a pesar de todo, siempre acabas saliendo con algo... incluso si no lo quieres."
Victor se recostó hacia atrás, mirando al cielo. "Bueno, después de todo lo que ha pasado, tengo que admitir que soy afortunado de seguir con vida... aunque todo esto sea un desastre."
Luci lo miró con una sonrisa ladeada. "Deberías tener más cuidado con lo que deseas, o te va a salir un harem completo. Y para ser sincera, no me importa que tengas esas... otras chicas. Mientras sigas estando a mi lado, todo está bien."
"Te prometo que, aunque todo esto suene... caótico, mi vida siempre estará centrada en ti. Nadie, ni siquiera las reinas, cambiarán eso."
Luci se acercó, suavemente tocando su brazo. "Mejor. Porque si alguna de esas chicas piensa que tiene alguna oportunidad de más, las voy a poner en su lugar... de forma muy rápida."
Victor sonrió, sintiendo una mezcla de alivio y diversión al ver que Luci lo decía en serio. "Ya lo sé, Luci. Y no me importa. Creo que tengo suerte de ser tuyo."
Luci suspiró con satisfacción, dejándose caer junto a él. "Tienes suerte de estar con alguien que te aguanta, Victor. Pero que quede claro, yo soy la última palabra en todo esto."
Victor asintió, ahora totalmente relajado. "Lo sé, y siempre lo serás."
Victor suspiró profundamente, su mirada se oscureció ligeramente mientras pensaba en sus padres y su planeta natal. Luci, que estaba cerca, notó el cambio en su actitud y se acercó a él, con un gesto de apoyo.
"¿Sigues pensando en ellos?" preguntó Luci suavemente, sabiendo que el dolor por la pérdida de su mundo natal y de sus seres queridos aún lo acompañaba.
Victor asintió lentamente, su mente viajando hacia recuerdos lejanos. "Sí, a veces me pregunto cómo habrían sido las cosas si Nine Sharon no hubiera destruido mi planeta. Mis padres... creo que serían muy diferentes ahora. Pero eso fue hace mucho tiempo."
Luego, sonrió de forma triste. "Aunque... estoy feliz de que Nine Sharon, aunque haya sido mi enemigo, ahora esté tratando de hacer las cosas bien. Lo que más me duele es que todo lo que pasó nunca debió suceder. Pero he visto cómo ha cambiado, cómo ha encontrado su propia pareja, y eso me da un poco de paz. A veces me siento como si finalmente pudiera dejar atrás esa parte de mi vida... porque ahora, de alguna manera, incluso él ha encontrado su propio camino."
Luci, tocando su hombro con suavidad, habló en tono calmado. "La vida siempre tiene una forma de cambiar las cosas, ¿no? Ya lo dijiste, has encontrado tu camino, y aunque el pasado sea parte de ti, no tienes que vivir atado a él. Estás aquí ahora, con tu familia, con tus amigos. Y eso es lo que importa."
Victor asintió, agradecido por las palabras de Luci. "Tienes razón. He llegado tan lejos... y aunque no olvido, ahora tengo la oportunidad de elegir lo que hago con mi vida. Tengo a mis hijos, a ti, a mis amigos... y aunque mi planeta ya no esté, me he forjado una nueva familia. Eso es lo que me mantiene en pie."
Luci sonrió, reconociendo en sus palabras la fortaleza que siempre había admirado en él. "Y no tienes que hacerlo solo. Siempre estaré a tu lado, Victor."
Victor se inclinó hacia ella, tomándola de la mano. "Gracias, Luci. Eres mi ancla en este mundo. No importa lo que haya pasado, lo que sigue adelante es lo que elegimos hoy."
Luci lo miró con seriedad, recordando bien los eventos que mencionaba Victor. "Sí, lo recuerdo. Ese genocidio fue... algo terrible. No solo afectó a muchas personas, sino que cambió muchas vidas, incluidas las de tus amigos. Trapecio no es alguien fácil de olvidar, y entiendo por qué todavía sientes esa tensión con él."
Victor asintió lentamente, una expresión de pesar en su rostro. "Sí, y aunque ahora trato de redimirme, Trapecio tiene todo el derecho de odiarme. Lo que hice... no tiene justificación. Lo hice por una idea distorsionada de lo que debía hacer para proteger a los demás. Y aunque ahora trato de cambiar, no sé si alguna vez podré reparar ese daño."
Luci se acercó a él, tocando su brazo con comprensión. "Victor, sé que no puedes cambiar el pasado. Pero también sé que no eres esa persona que fuiste. Nadie puede borrar sus errores, pero puedes construir algo nuevo a partir de ellos. Y creo que, con el tiempo, Trapecio también lo entenderá."
Victor miró a Luci, agradecido por su apoyo, pero aún con ese dolor interno que no terminaba de sanar. "Lo espero, Luci. Pero a veces siento que mis actos siguen persiguiéndome, como si nunca pudiera escapar de ellos. A pesar de todos los esfuerzos, hay cosas que simplemente... no se pueden borrar."
Luci lo miró con determinación. "No tienes que hacerlo todo solo, Victor. Todos cometemos errores, pero lo importante es lo que hacemos después de ellos. Y yo estaré aquí, contigo, paso a paso. Si Trapecio no te perdona ahora, quizás lo haga en el futuro, pero eso no significa que tengas que quedarte estancado en ese dolor."
Victor dejó escapar un suspiro, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza. "Gracias, Luci. De verdad. Aunque sé que aún hay mucho por hacer, tus palabras me dan algo de esperanza. Ojalá pueda encontrar la manera de reconciliarme, no solo con Trapecio, sino con todo lo que hice en el pasado."
Luci le sonrió, apretando su mano con firmeza. "Lo harás, Victor. Y lo que importa es que ahora estás eligiendo el camino correcto."
Luci lo miró en silencio por un momento, su expresión seria pero comprensiva. Sabía que todo lo que había pasado últimamente no había sido fácil para él. La carga de ser un hombre con tantas responsabilidades y relaciones complicadas era algo que probablemente nunca imaginó al principio.
"Victor," comenzó Luci con calma, tocando suavemente su brazo para atraer su atención, "te he dicho muchas veces que no soy una persona celosa. Si bien esto de tener a otras esposas puede sonar extraño, lo que importa para mí es que, a pesar de todo, sigues aquí, conmigo. Y aunque no es fácil... sé que lo que sientes no es falta de amor. Es confusión por todo lo que has vivido."
Victor la miró, algo preocupado. "Lo sé, Luci... pero no quiero que pienses que te estoy engañando o que soy incapaz de darte lo que mereces. Es solo que a veces todo esto se siente tan fuera de control. No quiero herir a nadie, pero las circunstancias me han llevado a este punto."
Luci sonrió con suavidad y le acarició el rostro. "Victor, tú no me estás haciendo daño. Si alguna vez te sientes como si me estuvieras fallando, quiero que recuerdes que yo te elijo, con todo lo que eres, con tus errores y tus aciertos. Esto no es sobre cantidad de esposas, es sobre nuestra conexión. Si alguna de esas otras personas en tu vida te hace sentir que no te soy suficiente, es momento de hablarlo. Pero, si te soy honesta, me siento amada por ti, y eso es lo único que importa."
Victor suspiró, sintiendo una mezcla de alivio y gratitud. "Gracias, Luci. De verdad. No sé qué haría sin ti."
Luci le dio un suave beso en la mejilla, sonriendo. "Y nunca tendrás que saberlo. Estaré aquí, siempre que lo necesites, sin importar lo que venga."
Victor la abrazó, cerrando los ojos un momento para absorber la calidez y el consuelo de su presencia. "No quiero que nada nos separe. No importa cuántas personas haya a mi alrededor, tú siempre serás la que esté a mi lado cuando todo termine."
Luci asintió, abrazándolo de vuelta. "Y siempre lo estaré, Victor."
Victor la abrazó con más fuerza al escuchar sus palabras, dándose cuenta de lo difícil que debía ser para Luci llevar no solo la carga emocional de su relación, sino también el estrés físico y emocional del embarazo. Su mano recorrió suavemente su espalda mientras la miraba con ternura.
"Lo sé, Luci. No puedo imaginar todo lo que debes estar sintiendo ahora. Sé que el embarazo no es fácil, y aún menos con todo lo que hemos estado atravesando. Pero te prometo que no estás sola en esto. Estaré contigo en cada paso, como siempre lo he estado."
Luci sonrió, un poco cansada pero con una calma genuina en sus ojos. "Es más difícil de lo que pensaba, Victor. Los cambios en mi cuerpo, los momentos de incertidumbre, y claro, todo lo que ha pasado... a veces siento que estoy perdiendo el control. Pero, al mismo tiempo, tengo una razón para seguir adelante. Este bebé... es un recordatorio de que aún tenemos algo por lo que luchar, algo que construir juntos."
Victor la miró con profunda admiración. "Eres increíble, Luci. No importa lo que venga, lo vamos a enfrentar juntos. Si hay algo que este bebé nos ha enseñado ya, es que lo que construimos como familia es más fuerte que cualquier cosa que pueda pasar."
Luci descansó su cabeza en su hombro, disfrutando de la paz que le ofrecía su presencia. "Gracias, Victor. Necesitaba escuchar eso. Siento que todo lo que hemos pasado tiene sentido ahora, de alguna forma."
Victor besó la cima de su cabeza con suavidad. "Siempre estaré aquí para ti, para los dos. Y no importa cuántos desafíos tengamos por delante, juntos vamos a salir adelante."
Luci cerró los ojos, abrazándolo aún más fuerte, sintiendo que con él, las dificultades se volvían más llevaderas. "Lo sé, y eso me da más fuerza. Gracias por estar a mi lado."
Fin.