- ¡OLIVIA! – me llama la señora Giselle por lo que me aproximo rápidamente hasta el mostrador – teléfono – señala.
Ante su única palabra dejo la bandeja que traigo en mis manos sobre el mostrador y me apresuró hasta donde me ha indicado.
Normalmente nadie me llama, los únicos que suelen ponerse en contacto conmigo son Mandy y Andrés pero ambos están trabajando a esta hora y tampoco llaman aquí, ellos lo hacen a mí teléfono celular o al número de mi apartamento cuando quieren hablar conmigo.
- ¿Bueno? – pregunto.
- ¿La señora Olivia? – pregunta una voz.
- Si, ella habla – respondo - ¿Quién es usted? – pregunto sintiéndome nerviosa de repente.
- Ha habido un accidente, necesitamos que venga al hospital.
…
Veo a mi dulce niña dibujar en su nueva libreta mientras come alguna galletas libres de azúcar.
Ayer, cuando me llamaron del hospital sentí que mi mundo se caía a los pies.
Pensé lo peor.
Por fortuna fue un accidente sin mayores incidencias.
Mi niña había salido al parque con la chica que la cuida en las mañanas cuando un auto casi la atropella al pasar la calle, para nuestra gran fortuna apenas y fue un rasguño.
El hombre que venía conduciendo se detuvo justo a tiempo pero aún así insistió en llevarla al hospital para que la revisasen. Mi hija no sufrió ningún daño y ahora aunque se que está bien no puedo perderla de mi vida ni por un minuto es por eso que decidí que hoy se quedaría aquí conmigo.
Ella es muy madura para su edad y entiende que aquí no hay mucho por hacer por lo que se ha traído su libro para colorear y sus colores nuevos. Cortesía de su tío.
Tras echarle un último vistazo y ver que está bien voy hacia la trastienda a buscar más galletas recién horneadas.
Cada vez que la veo recuerdo a su padre.
Él…
Sacudo mi cabeza para sacar su imagen de mi mente.
Ella es la viva imagen de él.
Sus ojos, su cara, el color de su cabello.
Todo es él.
Aún me duele pensar en todo lo que pasó, me hubiese gustado que todo fuese diferente pero ya no puedo cambiar el pasado, además, ahora tengo una niña amorosa y encantadora.
Su último regalo.
Sintiéndome nostálgica escucho la campanilla de la tienda sonar. Eso significa que alguien ha entrado.
Termino de acomodar las galletas y me apuro a regresar. Se que la señora Gi está allí para echarle un vistazo a mi niña pero no quiero abusar de ella, siento que ya lo he hecho por mucho tiempo.
Con la bandeja llena de galletas camino hacia la tienda solo para encontrar algo que nunca pensé que vería jamás en mi vida.
Él…
Él está aquí.
Y esta hablando con mi hija.
Con nuestra hija.