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Chapter 7 - Un chocolate para dos

Me siento algo triste por la partida de Benjamín.

Hace una semana que regreso a la universidad y ahora mis días aquí han sido un poco más grises.

Lo único que ha evitado que me vuelva completamente loca por los constantes caprichos de la señorita Charlotte y su amiga Casandra han sido mi amiga Amanda y Andrés y sus constantes pero divertidos coqueteos.

- Deja de hacer eso Andrés – lo regaño cuando lo veo entrar a la cocina.

Se supone que él no debería de estar aquí pero últimamente ha estado viniendo cuando me encuentro en mis tareas de limpieza y me hace compañía por algunos minutos antes de tener que escabullirse a su lugar en la entrada de la casa. Andrés no es solamente el portero sino que también es el chófer de la familia, o más bien el chofer de la señorita Charlotte y por ende tiene que estar siempre listo para salir en cualquier momento o la señorita podría entrar en alguna de sus rabietas monumentales.

- No puedo evitarlo – dice este dejando caer una barra de chocolate frente a mi.

- Si te llegan a ver aquí vamos a tener problemas – digo tomando la barra en mis manos sin poder evitarlo.

El chocolate es una de mis debilidades.

- Solo serán unos minutos – dice él – ¿por qué no abres eso y lo compartes conmigo? – pregunta señalando la envoltura que ya estoy abriendo.

- Eres malo – digo partiendo la barra por la mitad.

Andrés sonríe y eso hace que pueda ver ese lindo hoyuelo que tiene en la mejilla.

Él es un buen chico, coqueto y divertido y aunque podría ser interesante salir con él no es mi tipo.

Últimamente mis pensamientos solo están en una sola persona y eso me hace sentir extraña. Yo no puedo estar pensando en él.

Sacudo mi cabeza para eliminar cualquier pensamiento de él de mi mente y poder enfocar mi atención en Andrés quien ya está devorando la mitad del chocolate.

- ¿Qué harás esta fin de semana?

- ¿Ah? – finjo no escuchar que ha dicho.

Andrés ha intentado invitarme a salir en varias ocasiones pero siempre consigo una excusa para no aceptar.

- ¿Qué harás este fin de semana? – vuelve a repetir – hay una nueva película y…

- Estaré ocupada – le interrumpo antes de que siga hablando.

No me gusta ser brusca con él, en realidad me agrada bastante, él es muy divertido y atento pero simplemente no me atrae. No de la forma a la que él le gustaría.

- No puedes rechazarme siempre – se queja.

Sus palabras me hacen sentir un poco avergonzada pero no puedo evitarlo. No puedo salir con él y darle esperanzas de algo que se que no sucederá.

- ¿La señorita Charlotte no iba a salir en un momento? – pregunto para desviar el tema de conversación.

Realmente no tengo idea si ella va a salir o no pero es lo primero que se me ha ocurrido.

Veo a Andrés fruncir el ceño ligeramente y asentir.

- Deberías de estar preparando el auto – le recuerdo.

La señorita Charlotte es muy imprevisible.

De pronto puede estar en la piscina como preparándose para salir.

- Eso ya está listo y…

- Sabes que ella se molesta mucho cuando…

- ¿Aceptaras salir conmigo, o no? – me interrumpe Andrés.

¡Ay!

Andrés no ha caído en mi intento por desviar la conversación.

- Andrés, yo..

- ¿Qué sucede aquí? – nos interrumpe una voz.

Ambos giramos sobresaltados.

Alexander está de pie junto a la puerta de la cocina. No lo escuché llegar.

- Joven Alexander – saludo Andrés rápidamente separándose del mesón de la cocina donde estaba recostado.

Alexander nos ve a ambos fijamente.

Hoy parece estar de mal humor.

- Mi hermana te está buscando – le dice a Andrés quién enseguida asiente y tras lanzarme una mirada y un guiño disimulado sale por la puerta de servicios.

Tomo el envoltorio del chocolate y lo tiro a la basura.

No puedo creer que hayamos sido tan descuidados.

Ambos podríamos ser despedidos por esto.

Giro mi atención hacia Alexander, tengo que intentar disculparme.

- Joven Alexander, yo…

- ¿Qué estaba haciendo él aquí? – me interrumpe.

- Eh… Andrés solo estaba… – intento buscar una excusa pero ninguna me es convincente.

¿Qué le puedo decir?

¿Ha venido a preguntar por la señorita Charlotte? No, la señorita Charlotte no habla con la servidumbre. Yo no sé cuál es su itinerario.

¿Ha venido a traer el correo? No, eso lo trae la señora Pires o Amanda.

¿Qué ha venido a buscar agua? Si. Esa suena mejor.

- Andrés ha vendido a por agua y…

- Y a invitarte a salir – me interrumpe Alexander – lo he escuchado.

¡Oh, no!

- Esto… esto no…

- ¿Están saliendo?

¿Qué?

- No – niego – claro que no pero…

- Estás en horario laboral – vuelve a interrumpirme con gesto hosco – por lo visto te gusta mucho tener amigos.

¿Tener amigos?

¿A qué se refiere?

Yo casi no tengo amigos…

A no ser que se refiere a…

Lo observo fijamente.

Él está insinuando que a mí me gusta rodearme de hombres.

No puedo creer que haya dicho tal cosa.

- Eso no es…

- No me importa – me calla – lo que tú hagas en tu tiempo libre es tu problema pero aquí estás para servir – me recuerda – primero mi hermano y ahora el chófer – sacude su cabeza – esto es increíble – masculla.

Lo escucho hablar pero no puedo decir nada.

Pensé que él era alguien mas agradable. No puedo creer que esté diciendo esas cosas.

Entre Benjamín y yo solo hay una amistad.

¿Y con Andrés?

¡Por Dios!

Él sabe que yo no me encuentro interesada, él solo me invita a salir porque es persistente y le gusta tomarme el pelo, nada más.

El joven Alexander parece aún más enfadado. No entiendo que está sucediendo pero lo escucho maldecir antes de dar media vuelta y salir de la cocina cerrando fuertemente la puerta detrás de si.

Recuerdo las palabras de Benjamín, él ya me ha advertido que su hermano es muy volátil pero nunca lo había visto así. Él siempre es atento y agradable.

Sintiéndome extraña me tomo unos segundos para recomponer mi respiración para luego tomar un balde con los productos de limpieza e ir hacia la terraza.

Los vidrios esperan por mi.

Desde mi posición veo salir a la señorita Charlotte a la piscina.