Mi intento por conseguir otro empelo ha fracaso grandemente.
Luego de la aparición de la señorita Charlotte y su amiga Casandra la dueña de la librería que resultó ser amiga de ambas rechazo mi solicitud de trabajo de una forma no muy agradable.
Incluso me advirtió que de volver allí seré escoltada por la seguridad del lugar.
Ahora soy una persona no grata.
Sintiéndome frustrada y molesta por todo lo que sucedió el día de ayer sigo frotando las superficies de la mesas del jardín.
Hoy me ha tocado limpiar el área de la piscina y aunque esta área le corresponde al jardinero es mi trabajo la limpieza de las mesas y sillas.
Casi estoy por terminar cuando escucho risas venir hacia acá por lo que me apresuró a recoger todo. Lo que menos quiero es cruzarme a ese par.
- Lottie pense que íbamos a tener una tarde de piscina – se queja la señorita Casandra en voz bastante alta cuando llegan a donde estoy.
La señorita Casandra y la señorita Charlotte vienen ataviadas en pequeños trajes de baños para poder tomar el sol. Son tan pero tan pequeños que dejan muy poco a la imaginación.
Qué vida tan complicada la de estas dos – pienso con ironía.
- ¿Qué se supone que estás haciendo? – pregunta Charlotte dirigiéndose a mi.
- Estoy limpiando las mesas pero…
- ¡Cállate! – suspira – está servidumbre no sabe hacer su trabajo – se queja a su amiga.
- No se porque tenemos que aguantar personas así – le responde ella como si yo trabajase para ella – creo que cuando me casé con tu hermano tendré que pedir que despidan a esta – me señala despectivamente.
Molesta escucho como hablan de mi y hago lo posible por terminar de recoger lo más rápido que puedo aunque ciertamente a este punto no me importa ser despedida. Si me despiden ellos deben de darme una indemnización por mi trabajo algo que no obtendré si soy yo quien renuncia por lo que sería mejor para mí si son ellos lo que deciden que ya no necesitan de mis servicios.
Una idea cruza por mi mente haciendo que me detenga por unos segundos. Si tan solo la señorita Charlotte se cansará de mi yo podría…
¡PUF!
El ruido y chisporroteo del balde y los productos de limpieza que tenía en mis manos al caer al suelo me hace salir de mis pensamientos.
- ¿Qué sucede aquí? – escucho preguntar a alguien mas pero no veo nada.
Enseguida caigo sobre mis rodillas sobre el suelo caliente para poder recoger el desastre a mi alrededor.
Había traído conmigo un poco de agua con jabón para poder limpiar más fácil las sillas y ahora está por todo el lugar junto con los diferentes paños y productos que traje conmigo.
- Creo que se tropezó – dice Casandra al joven Alexander que ha llegado justo en este momento.
- Si estuviese más al pendiente de sus quehaceres podría haber sabido que ese balde se le iba a caer – declara Charlotte pero yo no digo nada.
Solo termino de guardar todo en el balde para poder llevarlo a la cocina y así traer conmigo un trapeador y limpiar el agua con jabón.
Siento la mirada de Alexander en mi pero no levantó mi mirada.
Escucho como Charlotte y Casandra critican mi poca concentración y dedicación al trabajo y para cuando termino simplemente me pongo de pie dejando el balde en el piso.
No quiero que se vuelva a "caer" de mis manos.
- Vayamos adentro – pide Casandra – este lugar es un desastre. Además, tengo que ir a limpiarme – se lamenta – estoy llena de agua sucia – lloriquea aunque el agua y apenas le ha rozado los pies.
En cambio a mí me ha caído la mitad de la cubeta encima.
Veo como Charlotte asiente y tras una última mirada al charco a nuestros pies me exige que limpie rápidamente.
- Si señorita – asiento con desgana a la vez que siento como mis ojos se llenan de lágrimas por la indignación que siento en este momento.
Ambas están por irse cuando de pronto se detienen y haciendo como si se tropezase es ahora Casandra la que vuelve a tirar la cubeta pero por suerte ahora ya no tiene agua.
- Oh, lo siento – se lamenta falsamente – creo que deberás de recoger todo eso nuevamente – guiña antes de girar con su amiga.
Desde mi posición las veo caminar de nuevo hacia la casa mientras se quejan de lo torpe que soy y lo poco apta que soy para este trabajo.
Según ellas es una suerte que no me hayan contratado en la librería. A lo mejor dejaría caer el café sobre los clientes.
- ¿Estás bien? – pregunta el joven Alexander.
Ha estado tan callado que por un momento olvidé que estaba aquí justo a mí lado.
Lo observo rápidamente y veo que apenas viene vestido con un pantalón corto para la piscina y una toalla sobre el hombro.
Ha venido a la piscina con su hermana y su novia.
No se porque pero me siento un poco decepcionada de verlo aquí.
- Si – asiento, ¿por qué que otro cosa se supone que pueda decir?
¿Debo decirle que su hermana me ha tirado el balde con agua encima?
¿Qué su novia ha fingido tropezar para que yo tenga que volver a recoger las cosas que ya su hermana había tirado al suelo?
Sacudiendo ligeramente mi cabeza y manteniendo mi respiración tranquila me agachó a recoger nuevamente los productos de limpieza.
Siento como el joven Alexander también lo hace y juntos en silencio recogemos todo hasta que solo queda el agua por limpiar.
- Gracias – agradezco poniéndome de pie con la cubeta firmemente contra mi pecho. No quiero que vuelva a ser tirada al suelo – no tenia porque haber hecho eso – reconozco.
- Lamento lo que sucedió – se disculpa.
Asiento ya que no tengo nada que seguir al respecto.
- Si no le importa voy a… - hago una seña de que quiero regresar a la casa y él parece entender por lo que me deja espacio para seguir por el camino.
- Si, si claro – asiente – Liv yo… - me llama cuando ya he empezado a caminar.
Me detengo y giro un poco para verlo.
- ¿Si, joven Alexander? – pregunto aunque me gustaría mucho salir de aquí.
Él me observa y se queda en silencio varios segundos antes de señalar mi uniforme mojado.
- Deberías de cambiar eso – señala.
Soy consciente de que mi aspecto no es bueno pero antes de ir a cambiarme tengo que limpiar este desastre o si hermana o novia podrían quejarse de mi ineficiencia, pero aún así asiento.
Él no tiene que saber esos detalles sobre mi trabajo.
Sin más nada que decir camino hacia la cocina donde nada más entrar me consigo a la señora Pires.
- ¡Pero Olivia! – exclama cuando me ve – ¿qué te ha pasado? – pregunta.
- Se me ha caído el balde con agua – redondo dejando todo en uno de los cajones que se usa para guardar suministros.
La señora Pires me observa atentamente antes de suspirar.
- ¿Estabas en la piscina? – pregunta.
- Si – asiento.
- Anda a cambiarte – ordena.
- Pero primero tengo que ir a…
- Yo lo haré – niega con su cabeza – ve a cambiarte y luego vuelves aquí a la cocina. Yo me encargo de la piscina – dice antes de salir con él trapeador ya en mano.
La señora Pires sabe todo lo que sucede en esta casa.
No me sorprende que ya sepa que la señorita Charlotte y la señorita Casandra hayan estado allá hace un momento.
Abatida camino hacia la habitación de servicios para cambiarme rápidamente. Por suerte siempre hay uniformes de repuestos listos para ser usados.
Ya casi es la hora del almuerzo y aunque yo no tengo que servir la comida si tengo que ayudar en su preparación por lo que me apresuró a limpiarme un poco y poder cambiar mi uniforme.
He tenido que quedarme con los zapatos mojados ya que no tengo cambios aquí pero es mejor que estar completamente mojada.
El resto de mi día pasa sin mayores contratiempos.
Desde la ventana de la cocina puedo ver a el joven Alexander y a la señorita Casandra pasear por los jardines. Parecen estar discutiendo o por lo menos él parece molesto pero no estoy segura.
No logro escuchar nada de lo que dicen.
Benjamín ayer me ha preguntado nuevamente si he ido a llenar esas solicitudes de empleo pero no he podido decirle lo que pasó.
¿Cómo le explico que gracias a su hermana me han sacado del lugar sin siquiera una entrevista de trabajo?
Él y yo hablamos por lo menos un par de veces a la semana y aunque las conversaciones son breves ya que él está bastante ocupado con la universidad y yo llego cansada del trabajo a mi apartamento siento que he ganado un amigo.
Él me ha pedido que considere dejar este trabajo, esto no es para mí y yo lo sé pero él no sabe lo mal que está mi situación económica en este momento. Además, ¿qué otro empleo podría conseguir y que pague tan bien?
Si logro quedarme unos seis meses más aquí podría ahorrar lo suficiente como para poder renunciar y tomarme unas semanas de vacaciones antes de buscar otro empleo sin que eso me afecte económicamente.
Seis meses.
Solo necesito aguantar seis meses más.