Chapter 39 - Ruta: Harem

Era una tarde calurosa en la mansión de los Dustiness Ford. El salón principal estaba decorado con finos tapices y muebles antiguos, todo dispuesto para la importante visita del hijo del feudal, Walter Alexei Barnes. Eren, Historia y Aqua estaban sentados a un lado, observando con curiosidad y cierta preocupación el encuentro que estaba por suceder.

Darkness: (en susurros, hacia Eren) Este tipo de cosas no son para mí. Si puedo espantarlo, mejor.

Eren: (en tono sarcástico) Buena suerte con eso.

Walter entró en la sala con una sonrisa confiada. Era un joven apuesto, de cabello oscuro y ojos penetrantes, con el porte de un noble entrenado en las artes de la guerra. Darkness se levantó para recibirlo, su armadura brillando bajo la luz del sol que entraba por las ventanas.

Walter: (haciendo una reverencia) Lady Lalatina, es un honor conocerla.

Darkness: (con un tono exageradamente pervertido) Oh, Walter, espero que no te moleste que sea un poco... diferente.

El Intento de Espantar

Darkness, en un intento desesperado por espantar a Walter, comenzó a mostrar su personalidad masoquista y pervertida. Hablaba con un tono provocador y hacía comentarios inapropiados, esperando que el joven se sintiera incómodo.

Darkness: (con voz lasciva) ¿Sabías que me encanta el dolor? No hay nada más excitante que una buena pelea.

Walter: (sonriendo) Realmente eres única, Lady Lalatina. Es refrescante encontrar a alguien tan sincera.

Darkness frunció el ceño, sus intentos no estaban funcionando. Decidió cambiar de táctica.

Darkness: (en tono desafiante) Te reto a un duelo de esgrima. Vamos a ver si puedes manejar a una mujer fuerte como yo.

Walter: (riendo) No veo por qué no. Acepto tu reto.

El Duelo de Esgrima

Ambos se dirigieron al patio de entrenamiento, seguidos de cerca por Eren, Historia y Aqua. Darkness tomó su espada, mientras que Walter sacó la suya con elegancia y destreza.

Eren: (murmurando a Aqua) Esto va a ser interesante.

El duelo comenzó, y aunque Darkness se esforzaba por mantener su postura, su torpeza era evidente. Walter, por otro lado, era un maestro en la esgrima. Cada vez que Darkness atacaba, Walter la desarmaba con facilidad.

Darkness: (jadeando) No voy a rendirme. Mi voluntad es más fuerte que la tuya.

Walter: (con admiración) Eso es lo que más me gusta de ti, Lalatina. Tu espíritu es inquebrantable.

A pesar de que Darkness perdía una y otra vez, Walter no dejaba de admirarla. Finalmente, después de varios intentos fallidos, Darkness cayó de rodillas, exhausta.

Walter: (extendiendo la mano) Me rindo. No puedo vencer tu determinación.

La Reacción de los Observadores

Eren, Historia y Aqua observaban la escena con incredulidad. Cada intento de Darkness por espantar a Walter solo lograba que él se enamorara más de ella.

Historia: (sonriendo) Esto no está saliendo como ella esperaba.

Aqua: (riendo) Es casi cómico.

Eren: (con una sonrisa irónica) Bueno, al menos no podemos decir que no lo intentó.

Conclusión

Walter ayudó a Darkness a levantarse, ambos sonriendo a pesar de la situación. Aunque Darkness había intentado espantarlo con su personalidad, había logrado el efecto contrario. Walter estaba más enamorado que nunca, y Darkness se encontraba atrapada en un compromiso que no había anticipado.

Reflexión Final

La escena fue un claro recordatorio de que a veces, nuestras intenciones pueden tener resultados completamente inesperados. Eren, Historia y Aqua se dieron cuenta de que la determinación y la autenticidad de Darkness eran cualidades que, aunque poco convencionales, habían logrado conquistar el corazón de Walter.

La Confesión Inesperada

Después del duelo, todos se retiraron al interior de la mansión para refrescarse. Sin embargo, Darkness no podía dejar de pensar en cómo sus intentos de espantar a Walter solo habían logrado enamorarlo más. Desesperada y frustrada, decidió probar una última táctica.

Darkness: (levantándose abruptamente) ¡Walter! Hay algo que debes saber.

Todos los presentes la miraron con atención, especialmente Eren, Historia y Aqua.

Walter: (con curiosidad) ¿Qué sucede, Lady Lalatina?

Darkness: (con un tono desafiante) Eren... es un loco, degenerado, borracho que no respeta ningún código de honor. Preferiría mil veces estar con él antes que contigo.

Las palabras de Darkness resonaron en el salón. Eren, sorprendido y ofendido, se levantó de su asiento.

Eren: (frunciendo el ceño) ¿Qué demonios estás diciendo, Darkness?

Darkness: (mirando a Eren con desafío) Te reto a un duelo, Eren. Demostraré que incluso tú, con todas tus imperfecciones, eres más digno que este noble de pacotilla.

El Duelo con Eren

El ambiente se tensó cuando Eren aceptó el reto. Se dirigieron al gimnasio de la mansión, donde Eren tomó su espada del equipo de maniobras tridimensionales, un arma que parecía un cutter gigante, mientras Darkness empuñaba su espada normal.

Historia: (preocupada) ¿Esto es realmente necesario?

Aqua: (murmurando) Esto no va a terminar bien.

El duelo comenzó, y Eren, aunque no acostumbrado a usar la espada en combate debido a su preferencia por sus poderes de titán, demostró una habilidad sorprendente. Darkness, a pesar de su fuerza, era torpe y Eren la desarmaba una y otra vez.

Darkness: (jadeando) No voy a rendirme, Eren. Mi voluntad es más fuerte que la tuya.

Eren: (con frialdad) Esto no se trata de voluntad, Darkness.

Finalmente, en un movimiento rápido, Eren tumbó a Darkness al suelo y la inmovilizó. Sin embargo, la humillación y la excitación de la situación provocaron una reacción inesperada en Darkness. Se lanzó contra Eren, sus movimientos torpes pero poderosos.

La Lucha Descontrolada

Eren recordó lo fuerte que podía ser Darkness en su forma humana, a pesar de su torpeza. Utilizando su conocimiento en artes marciales mixtas, fingió un golpe y la tomó del cuello, tumbándola de nuevo contra el piso. Darkness intentó levantarse, pero Eren le hizo una palanca de brazo, rompiéndoselo.

Aqua: (gritando) ¡No, Eren, por favor!

Historia: (horrorizada) ¡Detente, no la mates!

Walter, Aqua e Historia intentaron detener la pelea, pero Eren, en un arranque de ira, volvió a tumbar a Darkness y la agarró como si fuera a romperle el cuello. En ese momento, el padre de Darkness entró con una botella de vino como regalo.

La Interrupción Inoportuna

Desde su perspectiva, la escena parecía mucho más íntima y perturbadora de lo que realmente era. El padre de Darkness se quedó congelado en la entrada, su rostro una mezcla de sorpresa y confusión.

Padre de Darkness: (con voz temblorosa) ¿Qué está pasando aquí?

Walter: (confundido) No entiendo... ¿qué clase de persona es Eren?

La Resolución

La situación se resolvió con dificultad. Eren soltó a Darkness, quien se levantó con el brazo roto y una expresión de mezcla entre dolor y excitación. Aqua e Historia corrieron hacia ella, preocupadas, mientras Walter miraba a Eren con una mezcla de miedo y admiración.

Eren: (suspirando) Esto ha ido demasiado lejos. Perdóname, Darkness.

Darkness: (sonriendo débilmente) No, Eren. Fuiste... perfecto.

Epílogo

El padre de Darkness, aún confundido, decidió ignorar la situación y ofreció el vino a todos. La tensión se disipó lentamente, aunque las cicatrices del duelo quedarían en los corazones de todos los presentes.

Reflexión Final

A medida que la noche avanzaba, todos reflexionaron sobre lo sucedido. Eren, aunque ofendido por las palabras de Darkness, entendió que su frustración y desesperación habían llevado la situación al límite. Darkness, por otro lado, había aprendido una lección valiosa sobre el amor y el respeto, aunque de una manera dolorosa.

En el fondo, todos sabían que este evento cambiaría sus relaciones para siempre.

La Escena en la Habitación

En una de las noches más tensas de su relación, Eren logró convencer a Aqua de intentar nuevamente tener intimidad. La habitación estaba iluminada tenuemente por la luz de las velas, creando un ambiente que en otras circunstancias habría sido romántico. Sin embargo, la tensión era palpable en el aire. Eren la miraba con deseo, pero también con una creciente frustración.

Aqua, desnuda y visiblemente incómoda, se encontraba de pie al borde de la cama, tratando de disimular su vergüenza y nerviosismo. La diosa trataba de calmar su respiración, pero el hecho de estar expuesta de esta manera era algo que nunca había logrado superar del todo. Eren se acercó, susurrándole palabras suaves para intentar tranquilizarla. Lentamente, la guió hacia la cama, ambos intentando mantener una fachada de normalidad.

El Acto

Eren comenzó a besarla, recorriendo su cuerpo con sus labios. Cada caricia, cada beso, era un intento desesperado por conectar con ella en un nivel más profundo. Pero Aqua permanecía rígida, sus músculos tensos como si estuviera lista para huir en cualquier momento. Eren trató de ignorar su incomodidad, concentrándose en lo que él sentía.

Sin embargo, al llegar a sus pechos y comenzar a lamer sus pezones, Aqua dejó escapar un gemido de dolor, seguido por un intento de reírse para suavizar la situación.

Aqua: (con un tono molesto y forzado) Detente, me lastimas.

Las palabras de Aqua fueron como un balde de agua fría para Eren. La pasión que había sentido comenzó a desvanecerse, reemplazada por la frustración y el desánimo. Se apartó, mirando a Aqua con una mezcla de tristeza y resignación.

La Conversación

Ambos se sentaron en la cama, el silencio entre ellos se hacía cada vez más pesado.

Eren: (con voz baja y herida) Aqua, esto no está funcionando. No puedo seguir así.

Aqua: (mirando al suelo, avergonzada) Lo sé, Eren. No es que no quiera... es solo que duele. Mi naturaleza divina hace que esto sea difícil para mí.

Eren: (frustrado) Pero somos esposos. Necesitamos encontrar una manera de estar juntos sin lastimarnos. No sé cuánto más puedo aguantar esta situación.

Aqua: (con lágrimas en los ojos) Yo tampoco, Eren. Quiero hacerte feliz, pero no puedo cambiar lo que soy. Cada vez que lo intentamos, mi cuerpo se rebela.

Reflexiones

La discusión continuó, ambos expresando sus sentimientos y frustraciones. La habitación, que antes había sido un refugio de intimidad, ahora se sentía como una prisión.

Eren: (más tranquilo) Tal vez deberíamos considerar la relación abierta que mencionamos. Al menos así podríamos encontrar una manera de satisfacer nuestras necesidades sin herirnos.

Aqua: (resignada) Tal vez tienes razón. Pero necesito tiempo para pensarlo. No quiero tomar una decisión de la que luego nos arrepintamos.

Eren: (asintiendo) Está bien. Tómate el tiempo que necesites. Solo... no quiero que esto nos destruya.

Aqua se quedó en silencio, reflexionando sobre las palabras de Eren. Sabía que él tenía razón, pero también sabía que esto cambiaría su relación para siempre. En su mente, comenzó a considerar las implicaciones de abrir su relación, mientras Eren se recostaba a su lado, sintiendo que una parte de él se había roto esa noche.

Después de regresar a Axel y la emoción de la batalla con Wolbach se había desvanecido, Aqua comenzó a ser atormentada por su propia imaginación. Las palabras de Wolbach no dejaban de resonar en su mente, y mientras más pensaba en ellas, más oscuras se volvían las imágenes que aparecían en su cabeza.

Aqua: (pensando para sí misma) "¿Cómo pudo suceder esto? ¿Por qué Eren no me dijo nada? Dos veces... ¿Qué pasó realmente en esos baños?"

Aqua cerró los ojos, intentando bloquear los pensamientos, pero la traicionera voz de Wolbach empezó a susurrar en su mente. En su imaginación, Wolbach, con su cuerpo desnudo y sensual, se acercaba a Eren en el vaporoso ambiente del baño nudista.

Wolbach (imaginaria): (susurrando con una voz seductora) "Eren... eres tan guapo. No puedo creer lo sexy que te ves... Vamos, mírame... mírame bien."

En la mente de AquaEren se resistía al principio, pero la persistencia de Wolbach era demasiada. Wolbach se acercaba a él, su cuerpo rozando el de Eren, mientras sus manos acariciaban su pecho y bajaban lentamente.

Wolbach (imaginaria): (con una sonrisa maliciosa) "¿Qué te parece, Eren? Mírame... Mírame bien. Sé que te gusta lo que ves. ¿No quieres tocarme? Puedes hacerlo... Soy toda tuya..."

Aqua: (susurrando para sí misma, sus celos volviendo en una oleada) "No... no puede ser... Eren no haría eso..."

Pero su mente no dejaba de torturarla. En su imaginación, Eren finalmente cedía, sus manos temblorosas tocando la piel suave de Wolbach. Ella sonreía triunfante, acercando su rostro al de Eren.

Wolbach (imaginaria): (con un tono aún más lascivo) "Vamos, Eren, sé que lo deseas... Bésame... Dame todo de ti..."

Eren (imaginario): (con voz ronca) "Wolbach... esto... no sé si deberíamos..."

Wolbach (imaginaria): (insistiendo mientras se pega a él) "Claro que deberíamos... Déjate llevar... Déjame sentirte..."

En su imaginación, Eren finalmente se rendía por completo, besando a Wolbach con pasión. Sus manos exploraban cada rincón de su cuerpo, mientras ella gemía suavemente, disfrutando de su victoria. Las caricias se volvían más intensas, sus cuerpos se entrelazaban, y Aqua no podía evitar imaginar cómo Eren se sumergía en la seducción de Wolbach, entregándose completamente a ella.

Wolbach (imaginaria): (jadeando mientras Eren la besa) "Sí, Eren... así... tócame... tócame más... Quiero sentirte dentro de mí..."

Aqua: (murmurando, con lágrimas corriendo por sus mejillas) "No... ¡Esto no es real! ¡Eren no haría eso... no conmigo...!"

Pero la imagen mental de Aqua seguía adelante, imparable. Ahora, Wolbach empujaba a Eren hacia el suelo, y sin dudarlo, se montaba sobre él, moviéndose sensualmente mientras los gemidos de ambos llenaban la mente de Aqua.

Wolbach (imaginaria): (susurrando al oído de Eren) "Te ves tan bien cuando estás bajo mi control... Ahora, déjame darte todo lo que he estado deseando..."

Aqua: (gritando, incapaz de soportar más) "¡No, Eren! ¡No lo hagas! ¡Te amo, no lo hagas...!"

La escena imaginaria de Aqua sigue su curso mientras su mente, incapaz de detenerse, continúa tejiendo un escenario cada vez más perturbador y exagerado. En la visión de Aqua, Wolbach y Eren se encuentran ahora en pleno acto, sus cuerpos entrelazados, con Wolbach dominando completamente la situación.

Wolbach (imaginaria): (gimiendo exageradamente) "¡Sí, Eren! ¡Así! ¡Eres mío! ¡Solo mío!"

Los gemidos de Wolbach se vuelven cada vez más intensos, casi ridículos, mientras ella sigue montando a Eren con una pasión desmesurada, como si cada sonido que emitiera fuera una manera de marcar su territorio. Aqua, con la mente nublada por los celos, lo único que puede pensar es en cómo Wolbach disfruta arrebatándole a Eren.

Wolbach (imaginaria): (gimiendo de forma aún más teatral) "¡Oh, Eren! ¡Eres tan increíble! ¡No puedo creer lo afortunada que soy!"

En medio de la frenética escena, justo cuando el clímax parece inminente, Wolbach hace algo inesperado. Se detiene abruptamente, se gira hacia lo que sería la "cámara" en la imaginación de Aqua, es decir, hacia el punto de vista de Aqua, y con una sonrisa perversa, levanta el dedo del medio, señalando directamente hacia ella.

Wolbach (imaginaria): (rompiendo la cuarta pared con un tono burlón) "¡Fuck you, Aqua! ¡Él es mío ahora!"

La imagen es tan surrealista que debería haber hecho que Aqua se diera cuenta de que todo era producto de su imaginación. Pero, en su confusión y estado emocional, Aqua se queda paralizada, incapaz de procesar lo que acaba de ver.

Aqua: (confundida, susurrando para sí misma) "¿Por qué me haría eso? ¿Por qué Wolbach... rompería la cuarta pared? ¿Qué significa esto?"

Toma un buen rato para que Aqua finalmente empiece a considerar lo extraño de la situación, pero aún así, no puede sacarse de la cabeza la idea de Eren con Wolbach.

Aqua: (pensando con más confusión que antes) "Espera... ¿Eso realmente pasó? ¿O fue solo mi mente...? Pero... se sintió tan real..."

El Futuro 

El templo de Axis estaba decorado con festones y flores, y la atmósfera estaba cargada de una energía vibrante y caótica que solo el culto de Axis podía ofrecer. Los seguidores se movían de un lado a otro, preparando todo para el bautizo de Zelle, el hijo de Eren y Aqua. La ceremonia religiosa, aunque peculiar, tenía un aire solemne, mezclado con el tono festivo característico del culto.

Aqua, vestida con su túnica ceremonial, miraba a su alrededor con una mezcla de nostalgia y anhelo. Quería volver a ser la diosa que era antes, sin las complicaciones humanas que ahora le agobiaban. Cuando vio a Historia y Ymir entre los invitados, se acercó con una sonrisa brillante pero forzada.

—¡Historia, Ymir! Me alegra mucho que hayan venido. —dijo Aqua, intentando sonar casual.

Historia sonrió tímidamente, mientras que Ymir mantenía una expresión de escepticismo. —Gracias por invitarnos, Aqua. —respondió Historia.

—Sabes, Historia —continuó Aqua, bajando la voz como si estuviera compartiendo un secreto—, siempre he pensado que encajarías perfectamente en el culto de Axis. Es un lugar donde puedes ser libre y encontrar tu verdadera felicidad.

Historia frunció el ceño, intrigada pero cautelosa. —¿Libre?

Ymir, que había permanecido en silencio, intervino. —Durante nuestro tiempo en Arcanretia, me uní al culto de Axis. —dijo—. Su libertad de amor homosexual y la falta de restricciones son algo que aprecié.

Aqua asintió con entusiasmo, viendo una oportunidad. —Exactamente, Ymir. Aquí en el culto de Axis, no hay juicios ni restricciones. De hecho, Eren y yo hemos decidido tener una relación abierta. —dijo con una sonrisa, sin darse cuenta del impacto de sus palabras.

Historia y Ymir se miraron, sorprendidas e incómodas. —¿Relación abierta? —repitió Historia, tratando de entender.

—Sí, es algo que permite la flexibilidad y la libertad. —Aqua continuó, sin percibir el malentendido—. En realidad, pueden ver nuestra relación como un ejemplo. —hizo una pausa, sin notar cómo sus palabras podían ser malinterpretadas—. La vida es mucho más fácil cuando no estás atada a las normas estrictas.

Ymir arqueó una ceja, dándose cuenta de la implicación. —¿Nos estás sugiriendo que deberíamos...?

Aqua, perdida en su propio entusiasmo, asintió. —Sí, deberían considerar unirse a nosotros. Es liberador.

Historia se sonrojó, sintiéndose incómoda y confundida. —Aqua, esto es... inesperado. —dijo, tratando de mantener la compostura.

Antes de que la conversación pudiera ir más lejos, Eren se unió a ellas, con Zelle en brazos. —¿Todo bien aquí? —preguntó, notando la tensión en el aire.

Historia y Ymir se excusaron rápidamente, dejando a Aqua y Eren solos. Aqua, aún sin darse cuenta de su error, suspiró. —Creo que no entendieron mi punto.

Eren, que había escuchado suficiente, frunció el ceño. —Aqua, tal vez deberías ser más cuidadosa con lo que dices. —murmuró—. No es el momento ni el lugar para ese tipo de conversación, especialmente durante el bautizo de nuestro hijo.

Aqua asintió lentamente, dándose cuenta de su error. —Tienes razón, Eren. —dijo en voz baja, sintiendo una punzada de vergüenza.

Habían vencido al Rey Demonio, y con su deseo, Eren había logrado que Aqua pudiera regresar a su puesto como protectora del planeta de Attack on Titan. Sin embargo, se le concedió un mes al año para estar con Eren y Zelle. Mientras se preparaban para despedirse por un año, Eren decidió abordar un tema delicado.

—Aqua, hay algo de lo que quiero hablar contigo —dijo Eren, tratando de encontrar las palabras adecuadas mientras miraba a Aqua con seriedad.

Aqua, consciente de que Eren tenía algo importante que decir, asintió. —¿De qué se trata?

—He estado pensando en nuestra relación abierta. —comenzó Eren—. Quiero saber si podríamos incluir a Historia.

Aqua se quedó en silencio por un momento, procesando la solicitud. Luego, una sonrisa apareció en su rostro. —Historia... sería la única persona a la que aceptaría que estuviera contigo. —admitió.

Con esa aprobación, Eren y Aqua buscaron a Historia y Ymir para discutir el tema. Las encontraron en una plaza tranquila, conversando en voz baja. Cuando Eren y Aqua se acercaron, Historia los recibió con una mirada curiosa.

—¿Qué pasa? —preguntó Historia, notando la expresión seria en el rostro de Eren.

Eren tomó una profunda respiración y comenzó a explicar. —Historia, Aqua y yo hemos estado hablando sobre nuestra relación abierta y nos preguntábamos si considerarías unirte a nosotros.

Historia parpadeó, sorprendida por la propuesta. —¿Unirme a ustedes? —repitió, tratando de procesar la solicitud.

Aqua asintió, sonriendo con la esperanza de hacer la situación más cómoda. —Sí, Historia. Serías bienvenida a nuestra relación. —dijo, sin darse cuenta de la implicación subyacente.

Ymir, que había estado escuchando en silencio, sintió una mezcla de emociones. Debería estar celosa o indignada, pero la situación se complicaba por el hecho de que Historia ya era parte del culto de Axis. Sabía que debía aceptar compartir a Historia con Eren debido a las enseñanzas del culto.

Historia, por otro lado, se encontraba en un dilema. Quería mantener la paz y no ofender a Aqua, pero por dentro sentía una mezcla de resignación y felicidad. —Bueno, yo... —comenzó, tratando de mantener la compostura—. Si es lo que creen que es mejor, acepto.

Ymir, observando la interacción, suspiró y decidió hablar. —Historia y yo ya hemos discutido la posibilidad de compartir más de nuestras vidas con otros. Si esto es lo que deseas, Historia, estaré de acuerdo.

Aqua, creyendo que había logrado un gran avance, sonrió aún más. —Perfecto. Estoy segura de que esto fortalecerá nuestros lazos. —dijo, sin darse cuenta del verdadero impacto de sus palabras.

Eren, aunque aliviado de que Historia hubiera aceptado, notó la tensión en el aire. —Gracias, Historia. Esto significa mucho para nosotros.

La mayoría del año, Eren e Historia compartían momentos juntos, lo cual era un escape de la rutina y las responsabilidades. Historia, emocionada por estas citas, solía contarle a Ymir cada detalle, sin darse cuenta del impacto que tenía en su pareja.

Una tarde, Historia y Ymir estaban sentadas en su habitación. Historia hablaba con entusiasmo sobre su último encuentro con Eren.

—Hoy fuimos al mercado con Zell. —comenzó Historia, sus ojos brillando con emoción—. Eren compró unos dulces para Zell y luego fuimos a un pequeño café. Fue tan lindo ver a Eren cuidando a Zell. Me hace pensar en cómo sería tener una familia con él.

Ymir escuchaba en silencio, sintiendo una punzada de celos y tristeza. Intentó sonreír, pero la incomodidad era evidente en su rostro. Historia, absorta en su relato, no lo notó.

—Y después de eso —continuó Historia—, volvimos a casa y Eren preparó la cena. Fue algo simple, pero... no sé, fue especial. Luego, cuando Zell se durmió, Eren y yo tuvimos un momento a solas. —Historia bajó la voz, como si estuviera contando un secreto picante—. Fue increíble, Ymir. Eren sabe cómo hacerme sentir...

Ymir sintió que su estómago se revolvía. Cada palabra de Historia era como una confesión de infidelidad, aunque sabía que había consentido en la relación. La situación se volvía insoportable, pero no podía decir nada sin parecer hipócrita o egoísta.

Historia siguió describiendo con lujo de detalles sus encuentros sexuales con Eren, sin notar el creciente malestar de Ymir. Finalmente, Historia lanzó una idea que sorprendió a Ymir.

—Sabes, Ymir, estaba pensando... ¿te gustaría vernos alguna vez? —preguntó Historia, sonriendo ingenuamente—. Creo que podría ser emocionante, y así podrías entender mejor cómo es nuestra relación.

La pregunta dejó a Ymir sin palabras. La incomodidad y la sensación de traición se intensificaron. Intentó mantener la calma, pero su voz temblaba ligeramente.

—Historia... no estoy segura de que eso sea una buena idea. —respondió, tratando de elegir sus palabras con cuidado—. No es que no confíe en ti, pero... esto es difícil para mí.

Historia frunció el ceño, confundida. —¿Difícil? Pero pensé que estabas de acuerdo con nuestra relación abierta. ¿No es así?

Ymir suspiró, sintiendo una mezcla de frustración y tristeza. —Sí, lo estoy, pero eso no significa que sea fácil. Escuchar sobre tus momentos con Eren y verlo es diferente. Necesito tiempo para procesarlo.

Historia asintió lentamente, finalmente comprendiendo el dolor de Ymir. —Lo siento, Ymir. No quería hacerte sentir incómoda. Tal vez deberíamos hablar más sobre esto y encontrar una forma de que todos nos sintamos cómodos.

Ymir asintió, agradecida por la comprensión tardía de Historia. Aunque la situación seguía siendo difícil, al menos habían comenzado a abordar los sentimientos conflictivos que surgían en su complicada relación.

La mayoría del año, Eren e Historia compartían momentos juntos, lo cual era un escape de la rutina y las responsabilidades. Historia, emocionada por estas citas, solía contarle a Ymir cada detalle, sin darse cuenta del impacto que tenía en su pareja.

Una tarde, Historia y Ymir estaban sentadas en su habitación. Historia hablaba con entusiasmo sobre su último encuentro con Eren.

—Hoy fuimos al mercado con Zell —comenzó Historia, sus ojos brillando con emoción—. Eren compró unos dulces para Zell y luego fuimos a un pequeño café. Fue tan lindo ver a Eren cuidando a Zell. Me hace pensar en cómo sería tener una familia con él.

Ymir escuchaba en silencio, sintiendo una punzada de celos y tristeza. Intentó sonreír, pero la incomodidad era evidente en su rostro. Historia, absorta en su relato, no lo notó.

—Y después de eso —continuó Historia—, volvimos a casa y Eren preparó la cena. Fue algo simple, pero... no sé, fue especial. Luego, cuando Zell se durmió, Eren y yo tuvimos un momento a solas. —Historia bajó la voz, como si estuviera contando un secreto picante—. Fue increíble, Ymir. Eren sabe cómo hacerme sentir...

Ymir sintió que su estómago se revolvía. Cada palabra de Historia era como una confesión de infidelidad, aunque sabía que había consentido en la relación. La situación se volvía insoportable, pero no podía decir nada sin parecer hipócrita o egoísta.

Historia siguió describiendo con lujo de detalles sus encuentros sexuales con Eren, sin notar el creciente malestar de Ymir. Finalmente, Historia lanzó una idea que sorprendió a Ymir.

—Sabes, Ymir, estaba pensando... ¿te gustaría vernos alguna vez? —preguntó Historia, sonriendo ingenuamente—. Creo que podría ser emocionante, y así podrías entender mejor cómo es nuestra relación.

La pregunta dejó a Ymir sin palabras. La incomodidad y la sensación de traición se intensificaron. Intentó mantener la calma, pero su voz temblaba ligeramente.

—Historia... no estoy segura de que eso sea una buena idea. —respondió, tratando de elegir sus palabras con cuidado—. No es que no confíe en ti, pero... esto es difícil para mí.

Historia frunció el ceño, confundida. —¿Difícil? Pero pensé que estabas de acuerdo con nuestra relación abierta. ¿No es así?

Ymir suspiró, sintiendo una mezcla de frustración y tristeza. —Sí, lo estoy, pero eso no significa que sea fácil. Escuchar sobre tus momentos con Eren y verlo es diferente. Necesito tiempo para procesarlo.

Historia asintió lentamente, finalmente comprendiendo el dolor de Ymir. —Lo siento, Ymir. No quería hacerte sentir incómoda. Tal vez deberíamos hablar más sobre esto y encontrar una forma de que todos nos sintamos cómodos.

Ymir asintió, agradecida por la comprensión tardía de Historia. Aunque la situación seguía siendo difícil, al menos habían comenzado a abordar los sentimientos conflictivos que surgían en su complicada relación.

Finalmente, después de meses de insistencia por parte de Historia, Ymir aceptó presenciar uno de sus encuentros. Historia estaba visiblemente emocionada y preparó todo con esmero.

La noche llegó, y Ymir se encontró en la habitación, sentada en una silla cerca de la cama. Eren y Historia comenzaron a besarse y desvestirse lentamente, ignorando la presencia de Ymir. A medida que la acción se intensificaba, Ymir no pudo evitar sentirse cada vez más incómoda, pero también notó que su cuerpo respondía de manera involuntaria.

Historia, en medio de la pasión, echó un vistazo a Ymir y notó que se estaba masturbando. Con una mezcla de culpa y excitación, Historia se detuvo y miró a Eren, luego volvió la vista a Ymir.

—Ymir... ven aquí. Únete a nosotros —dijo Historia, con la voz entrecortada por la excitación.

Ymir negó con la cabeza, sintiéndose aún más incómoda. —No, no puedo...

Historia se acercó a Ymir, acariciando su rostro. —Por favor, Ymir. Tú me enseñaste a tener una mente más abierta. No quiero que te sientas excluida. Ven, será maravilloso.

Ymir, sintiéndose atrapada y deseando complacer a Historia, finalmente accedió. Se acercó lentamente a la cama, y Historia la guió, integrándola en el acto. Aunque al principio Ymir se sintió torpe y fuera de lugar, la cercanía de Historia y Eren la ayudó a relajarse un poco.

Historia, con una mezcla de emociones, observaba cómo sus dos amores interactuaban. Aunque había esperado sentir celos, la situación la excitaba más de lo que imaginaba. La visión de Eren y Ymir juntos, ambos dentro de ella, le daba una extraña sensación de completitud.

A medida que la noche avanzaba, los tres se perdieron en la pasión, creando una experiencia que, aunque incómoda y conflictiva, también era intensa y liberadora. Las emociones y tensiones no desaparecieron, pero esa noche marcó un punto de inflexión en su relación, llevándolos a explorar nuevos límites y confrontar sus propios deseos y miedos.

En una noche tranquila en la mansión, el vapor cálido llenaba la enorme tina donde Historia y Ymir se relajaban. Sus cuerpos desnudos se entrelazaban bajo el agua, y las caricias suaves se convertían en un juego íntimo, sus manos explorando la piel de la otra. La conexión entre ellas era profunda, un lenguaje sin palabras donde el deseo fluía libremente.

Ymir cerraba los ojos, disfrutando de las manos de Historia que se movían con confianza, mientras sus propios dedos seguían el ritmo, provocando suspiros y gemidos ahogados. La tranquilidad del momento se rompió cuando Eren, recién llegado, entró al baño. Al ver la escena, una sonrisa se dibujó en su rostro, notando cómo Historia y Ymir se miraban, sus ojos llenos de una mezcla de lujuria y cariño.

Historia, al notar la presencia de Eren, se apartó suavemente de Ymir, sin dejar de tocarla, y lo llamó con una voz suave y seductora.

—Eren, ven. Únete a nosotras.

Eren no necesitó más invitación. Se deslizó en el agua, acercándose a las dos. Historia le dedicó una sonrisa traviesa, y sus manos encontraron las de Eren bajo el agua. A medida que sus cuerpos se acercaban, la tensión creció, convirtiéndose en un juego de seducción compartida.

Historia, con una mirada intensa, susurró en el oído de Eren. —Quiero que hagas algo por mí. Quiero que te cojas a Ymir por detrás mientras yo observo.

Ymir abrió los ojos, sorprendida por la petición de Historia. Aunque sentía una mezcla de incomodidad y excitación, las palabras de Historia la atraparon en el momento. Eren la miró, buscando algún signo de duda en sus ojos, pero lo que encontró fue una aceptación silenciosa, una respuesta tácita al deseo de Historia.

Eren se posicionó detrás de Ymir, sus manos recorriendo su espalda con firmeza, mientras Historia se apartaba ligeramente, observando la escena con una mezcla de expectación y placer. La atmósfera en la tina se volvió pesada, cargada de deseo. El agua ondulaba suavemente alrededor de ellos, como una manta que ocultaba los movimientos que comenzaban a intensificarse.

Historia, desde su posición, observaba cada detalle, sus ojos brillando con una mezcla de lujuria y posesión. Eren, moviéndose con cuidado al principio, sintió cómo la respiración de Ymir se aceleraba, y la tensión en su cuerpo se mezclaba con una entrega que sólo Historia podía haber provocado. Historia, sin apartar la mirada, mordió su labio inferior, disfrutando del control que tenía sobre ambos, deleitándose en la vista de sus dos amores fundiéndose en un solo acto.

La escena continuó, un torbellino de sensaciones, donde la línea entre el placer y el dolor se desdibujaba, y cada movimiento llevaba a los tres más allá de sus propios límites, explorando el oscuro y profundo abismo de sus deseos compartidos.

La Revelación

Ymir e Historia se encontraban en la casa de Eren y Aqua, un lugar que se había convertido en un refugio para momentos de complicidad y, a veces, para confrontaciones incómodas. Aqua estaba fuera, ocupada con asuntos del culto de Axis, dejando a las tres mujeres en una situación de calma tensa.

Historia: —Ymir, creo que deberíamos hablar con Eren esta noche. —dijo Historia, su voz llena de preocupación.

Ymir: —¿Sobre qué? —respondió Ymir, tratando de mantener su tono casual pero con una sombra de nerviosismo en sus ojos.

Historia: —Algo ha estado ocurriendo últimamente... y creo que sé qué es. —Historia suspiró, sintiendo el peso de lo que estaba a punto de confesar.

La Posima Mágica

Las dos mujeres se miraron en silencio, cada una sintiendo una mezcla de ansiedad y anticipación. Historia sacó una pequeña botella de su bolso, una poción que había comprado en el mercado de Arcanretia.

La Confesión

Historia vertió la poción en dos copas pequeñas y le entregó una a Ymir. Ambas se miraron con una mezcla de determinación y miedo antes de beber el líquido. Era una poción de revelación, diseñada para confirmar sus sospechas. Después de unos momentos, una suave luz dorada emanó de sus cuerpos, sellando su destino.

Historia: —Estamos embarazadas, Eren. —dijo con una voz temblorosa, pero firme.

Eren: —¿Qué...? —Eren sintió que el mundo se tambaleaba a su alrededor. Las palabras de Historia lo golpearon como un torrente, cada emoción luchando por dominarlo.

Memorias y Miedos

Los recuerdos comenzaron a inundar la mente de Eren. Recordó el caos y el miedo del embarazo de Aqua. La maldición que casi los destruye, el clima inclemente que convirtió la boda en una pesadilla y el parto complicado en la iglesia donde Zell nació. Fue una experiencia que mezcló el terror con la felicidad, un momento de oscuridad con un rayo de luz.

Eren: —Esto... Esto es mucho. —Eren pasó una mano por su rostro, tratando de calmarse. Miró a Historia, la mujer a quien había amado en su vida pasada, y a Ymir, cuya presencia siempre fue un misterio.

Historia: —Sabíamos que podía pasar, Eren. Aqua y yo hablamos de esto. Si alguna vez sucedía, tú debías hacerte cargo. —Historia trató de sonar tranquilizadora, pero sus propias dudas se reflejaban en sus palabras.

Ymir: —Yo solo... Yo solo seguí a Historia. —Ymir confesó, sintiendo una mezcla de culpa y miedo. —No pensé en las consecuencias, y ahora estoy asustada.

Eren: —¿Y ahora qué? —Eren se sentó, mirando al suelo. —¿Qué vamos a hacer? ¿Cada una de ustedes cuidará a su hijo? ¿O esperan que yo me haga cargo de todo?

Las Decisiones

La sala quedó en silencio, cada uno sumido en sus pensamientos. Eren sabía que, a pesar del caos, el nacimiento de Zell fue el momento más feliz de su vida. Pero ahora, enfrentaba la posibilidad de ser padre nuevamente, con todas las complicaciones que eso conlleva.

Historia: —No lo sabemos aún. Pero debemos enfrentarlo juntos. —Historia se acercó a Eren y tomó su mano. —Vamos a superar esto, como sea.

Ymir: —No sé cómo será. Pero no te preocupes, Eren. No espero que te hagas cargo de todo. Estoy aquí porque Historia me ama, y eso es lo que importa. —Ymir intentó sonreír, pero el miedo en sus ojos era evidente.

Eren: —Está bien. Lo resolveremos. —Eren apretó la mano de Historia y miró a Ymir con determinación. —No sé cómo, pero lo haremos.

En el Más Allá, Aqua llevaba su rutina de divinidad, pero siempre con la mente en el mundo terrenal, donde Eren y Zell la esperaban una vez al año. Estaba en medio de una de sus tareas cuando Eris apareció, su presencia elegante y etérea.

—Aqua, tengo noticias sobre Eren —dijo Eris con una voz suave pero seria—. Historia y Ymir están embarazadas.

El rostro de Aqua se endureció instantáneamente. Aunque sabía que era una posibilidad, y que incluso habían hablado de ello en sus acuerdos, la noticia le cayó como una bomba. El resentimiento y los celos se arremolinaron dentro de ella.

—¿Cómo puede ser? —exclamó, su voz temblando de ira—. ¡Lo sabíamos, lo hablamos, pero esto... esto es demasiado!

Eris intentó calmarla, pero Aqua no estaba dispuesta a escuchar. —Aqua, sabes que esto era parte del acuerdo. No puedes desquitarte conmigo.

—¡Lo sé! —gritó Aqua, sus ojos brillando de rabia—. Pero no cambia lo que siento. ¡No es justo!

Eris suspiró, manteniendo su compostura. —Tienes que aceptar que esto es parte de tu elección. No puedes arremeter contra mí por algo que tú misma aceptaste.

Aqua, furiosa y sin otra salida para su frustración, se desquitó con Eris, lanzando improperios y quejas hasta que la paciencia de Eris se agotó.

—¡Ya basta, Aqua! —Eris alzó la voz por primera vez—. Esto no te ayudará. Encuentra una forma de manejar tus sentimientos.

Aqua, aún enojada, decidió que haría algo más productivo con su rabia. Se calmó lo suficiente para pensar en un plan. Si Historia y Ymir estaban embarazadas, ella también podía estarlo. Volvería el próximo mes y seduciría a Eren para tener otro hijo. De esta manera, se sentiría superior, siendo la madre de dos de los hijos de Eren.

Cuando llegó el momento de su visita anual, Aqua llegó decidida. Eren la recibió con alegría, sin saber lo que Aqua tenía planeado. Durante la primera semana, se dedicaron a Zell, disfrutando del tiempo en familia. Pero Aqua no podía quitarse de la cabeza su plan.

Una noche, mientras Zell dormía, Aqua se acercó a Eren, vestida de manera provocativa. —Eren, hace tiempo que no tenemos un momento a solas.

Eren sonrió, acariciándola. —Tienes razón. Te he extrañado mucho.

Aqua lo besó con pasión, llevando la iniciativa. Se aseguraba de que cada toque, cada beso, fuera intencionado. Eren, sin sospechar, se dejó llevar por la intensidad del momento. Aqua, en su mente, repetía una y otra vez su objetivo: quedar embarazada nuevamente.

La noche fue una mezcla de emociones para Aqua. Aunque disfrutaba de la intimidad con Eren, cada movimiento estaba teñido por su deseo de superación y celos. Finalmente, después de varias noches de pasión intensa, Aqua se sintió satisfecha con su plan.

Unas semanas después, comenzó a notar los primeros signos. La confirmación de su embarazo la llenó de una mezcla de alivio y triunfo. Ahora, pensaba, tenía una ventaja sobre Historia y Ymir.

Cuando Eren se enteró, se mostró feliz y emocionado, sin saber del todo las motivaciones de Aqua. Para él, simplemente era otra bendición en su vida.

Así fue como, a través de una combinación de celos y determinación, nació la segunda hija de Eren y Aqua. Una situación nacida de la complejidad y las sombras de sus acuerdos y emociones, pero que, de alguna manera, unió más a la familia en su retorcida realidad.

Doce años después, el tiempo había pasado de manera distinta en el Más Allá en comparación con el mundo de Konosuba. Aqua regresó con su hija recién nacida en brazos, sorprendida por cuánto habían crecido sus otros hijos. Zell tenía ahora quince años, y sus medio hermanos, hijos de Ymir e Historia, tenían doce.

Aqua apareció en la casa de Eren, luciendo agotada pero decidida. Eren la recibió en la puerta, su rostro reflejando una mezcla de sorpresa y alegría al ver a Aqua con un bebé.

—Eren, estoy de vuelta —dijo Aqua, con una sonrisa cansada—. Y esta es nuestra hija.

Eren miró al bebé, sus ojos brillando con emoción. —Es hermosa, Aqua.

Dentro de la casa, Zell, ahora un adolescente, se acercó con curiosidad. Historia y Ymir, junto con sus hijos, estaban presentes también, sorprendidos por la llegada repentina de Aqua.

—¿Cómo has estado, mamá? —preguntó Zell, su voz ya cambiada por la pubertad.

Aqua sonrió y acarició la mejilla de Zell. —He estado bien, Zell. Te he extrañado mucho.

Historia y Ymir se acercaron con sus hijos, quienes miraban al bebé con ojos curiosos. La tensión era palpable, pero Aqua mantuvo su compostura, decidida a no dejar que los celos la dominaran esta vez.

—Hola, Aqua —dijo Historia, con una sonrisa cortés—. Es bueno verte de nuevo.

—Hola, Historia. Ymir —respondió Aqua, asintiendo hacia ambas—. Esta es nuestra hija. Se llama Luna Jueaguer Godness.

Ymir miró al bebé y luego a Aqua, sus ojos mostrando una mezcla de emociones. —Es linda. Felicidades.

Aqua asintió, agradecida por la cortesía. —Gracias. Estoy feliz de estar aquí con todos ustedes.

Durante la cena, la conversación giró en torno a los hijos y cómo había cambiado la vida en los últimos años. Aqua observó a Eren, Historia y Ymir, sintiendo una mezcla de orgullo y algo de celos. Sin embargo, su determinación de ser parte de la familia la mantuvo enfocada.

Esa noche, después de que los niños se fueron a dormir, Eren, Aqua, Historia y Ymir se reunieron en la sala de estar. Eren tomó la mano de Aqua, mirándola con seriedad.

—Aqua, hay algo de lo que tenemos que hablar —dijo Eren—. Sobre nuestra relación y cómo manejar todo esto.

Aqua asintió, consciente de la complejidad de la situación. —Lo sé, Eren. Quiero que seamos honestos y abiertos entre nosotros.

Historia y Ymir intercambiaron miradas, sabiendo que la conversación sería difícil pero necesaria. Historia fue la primera en hablar.

—Aqua, queremos que sepas que te respetamos y que queremos que esta familia funcione. Pero necesitamos entender cómo nos sentimos todos —dijo Historia con sinceridad.

Ymir asintió. —No es fácil, pero estamos dispuestas a intentarlo.

Aqua tomó una profunda respiración y asintió. —Estoy de acuerdo. Quiero que Luna crezca en un ambiente amoroso y comprensivo. Y estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario para que eso suceda.

Eren, Historia y Ymir sonrieron, sintiendo un destello de esperanza. Era un paso pequeño pero importante hacia la construcción de una familia unida, aunque compleja y retorcida.

Con el tiempo, Aqua se adaptó a su papel de madre y esposa en su propio estilo único, mientras la familia continuaba navegando por las aguas turbulentas de sus relaciones. La llegada de Luna fue un nuevo comienzo, una oportunidad para demostrar que, a pesar de las diferencias y los celos, podían encontrar una manera de vivir juntos y apoyarse mutuamente en su retorcida pero unida realidad.

La vida en la casa de Eren se había convertido en una rutina casi comunitaria, con los cuatro hermanos de diferentes madres creciendo juntos bajo un mismo techo. A pesar de las tensiones y las complejidades de sus relaciones familiares, habían desarrollado una dinámica única y en ocasiones caótica.

Un Día Típico en la Vida de los Hermanos

Mañana

La casa se despertaba temprano, con el sonido del bebé Luna llorando para su primera comida del día. Aqua, que estaba en su mes anual con Eren y los niños, se levantaba para calmar a la pequeña.

—Buenos días, Luna —murmuraba Aqua mientras la alimentaba, su cabello azul desaliñado por el sueño—. Mamá está aquí.

Zell, el mayor, ya estaba despierto y haciendo ejercicios matutinos, una rutina que había adoptado de Eren. Su determinación y disciplina recordaban a Mikasa, aunque con un aire de superioridad por ser un semidiós. A menudo, miraba con seriedad por la ventana, como si siempre estuviera listo para cualquier peligro que pudiera acechar.

Zek, el hijo de Ymir, y Mika, la hija de Historia, también se levantaban temprano, aunque con menos entusiasmo. Zek, con su cabello rubio desordenado, se arrastraba hasta la cocina para tomar su desayuno, mientras Mika, con sus rasgos delicados y cabello castaño claro, ayudaba a Aqua con Luna.

—¿Qué hay para desayunar? —preguntaba Zek con un bostezo.

—Hoy tenemos pan fresco y fruta —respondía Historia, apareciendo en la cocina con una sonrisa—. ¿Listos para otro día de entrenamiento?

Mediodía

Después del desayuno, los niños se preparaban para sus actividades. Zell se entrenaba con su espada, bajo la supervisión de Eren, que nunca dejaba de exigirle lo mejor. Zek y Mika asistían a clases en la ciudad, donde aprendían habilidades diversas y magia, mientras Aqua y Ymir cuidaban de Luna y atendían las tareas domésticas.

La casa estaba siempre llena de actividad y ruido, con los niños corriendo por todas partes y las madres intercambiando responsabilidades. Aunque había momentos de tensión, también había risas y juegos.

Tarde

Las tardes eran menos estructuradas. Zell a menudo se encargaba de supervisar a sus hermanos menores, asegurándose de que estuvieran a salvo y siguiendo las reglas. Su actitud protectora a veces chocaba con la rebeldía de Zek y Mika, pero también mantenía un orden en la casa.

—¡Vamos, Zek! No puedes simplemente salir sin decir a dónde vas —regañaba Zell, cruzando los brazos.

—Relájate, Zell. Solo iba a la tienda —respondía Zek, rodando los ojos—. No soy un niño.

—Sigues siendo mi responsabilidad —replicaba Zell, su tono autoritario.

Mika, siempre curiosa y aventurera, se unía a las discusiones, a menudo tomando el lado de Zek. Aunque disfrutaba de los cuidados de Zell, también quería su propio espacio y libertad.

Noche

Las noches eran un momento de unión para la familia. Cenar juntos era una tradición, y aunque las conversaciones a veces eran tensas, también había momentos de calidez y camaradería. Eren solía contar historias de sus días luchando contra titanes, mientras los niños escuchaban con atención.

Después de la cena, Zell y los otros niños a menudo practicaban habilidades o juegos antes de acostarse. Luna, siendo aún un bebé, era atendida con ternura por Aqua, quien la acostaba con una canción suave.

Un Sentido de Comunidad

A pesar de las complejidades y tensiones, la familia había encontrado una manera de funcionar como una unidad. Los niños, aunque de diferentes madres, habían desarrollado un sentido de comunidad y protección mutua. Zell, con su actitud seria y protectora, actuaba como el líder no oficial, mientras Zek y Mika aportaban su propia dinámica a la mezcla.

La rutina diaria, aunque caótica, estaba llena de momentos de crecimiento y aprendizaje. Eren, Aqua, Historia y Ymir, aunque tenían sus diferencias, trabajaban juntos para crear un hogar donde sus hijos pudieran sentirse seguros y amados. A través de los altibajos, la familia seguía adelante, navegando las aguas turbulentas de sus relaciones con una resiliencia única.

Doce Años Después: Una Rutina de Tensión y Distancia

Mañana

Luna, ahora una adolescente de 15 años, se despierta temprano como de costumbre. Sin embargo, a diferencia de su hermano Zell, quien ya ha dejado la casa para perseguir sus propios sueños, Luna se siente atrapada en una rutina que la deja sintiéndose desvalorizada y sola.

—Buenos días, Luna —dice Mikasa, con su habitual tono severo mientras sirve el desayuno—. Hoy tienes entrenamiento en la mañana. No llegues tarde.

Luna asiente sin decir nada, recogiendo su plato con desgano. Aunque Mikasa la ha cuidado desde que era una bebé, su estricto régimen y rencores pasados han creado una barrera entre ellas. Zell era su favorito, y Luna no puede evitar sentir que nunca estará a la altura de esa sombra.

Zek y Mika también están en la mesa, ambos sumidos en sus propios mundos. Zek, con sus 12 años, muestra una actitud despreocupada, mientras Mika, de la misma edad, mantiene una calma distante.

—¿Qué tal tu entrenamiento ayer? —pregunta Luna a Zek, intentando romper el silencio.

—Bien —responde él, sin levantar la vista de su plato.

Mika simplemente suspira y se concentra en su comida, dejando claro que las interacciones familiares no son su prioridad.

Mediodía

Luna se dirige a sus clases de magia en la ciudad, sintiéndose cada vez más como una extraña. Mientras sus compañeros de clase socializan y se ríen, ella se queda a un lado, observando desde la distancia. La falta de una figura materna constante le ha dejado un vacío que sus tías Ymir e Historia no pueden llenar completamente, ya que están más enfocadas en sus propios hijos.

—Necesitas concentrarte más, Luna —le dice su instructor de magia, notando su falta de enfoque—. No puedes depender solo de tu herencia.

Luna asiente, esforzándose por mantener la compostura. Sabe que tiene potencial, pero la falta de apoyo emocional le pesa.

Tarde

Al regresar a casa, Luna encuentra a Zek y Mika en sus actividades respectivas. Zek está en el jardín practicando con su espada, mientras Mika lee un libro en la sala.

—¿Cómo les fue hoy? —pregunta Luna, tratando de involucrarse.

—Bien —responde Zek, sin mucho interés.

—Tengo que estudiar —dice Mika, cerrando su libro y levantándose para ir a su habitación.

Luna se siente aún más aislada. Sus intentos de conectar con sus hermanos suelen ser en vano, y la distancia emocional parece crecer con cada día que pasa.

Noche

La cena es un asunto tenso. Eren, aunque intenta mantener la armonía, no puede evitar sentir la distancia entre él y sus hijos. Aqua está de vuelta en su puesto celestial, dejando un vacío que afecta a toda la familia.

—¿Cómo estuvo tu día, Luna? —pregunta Eren, tratando de iniciar una conversación.

—Normal —responde Luna, sin mucha emoción.

Zek y Mika se limitan a comer en silencio, la tensión palpable en el aire. La ausencia de Aqua y la presencia esporádica de Ymir e Historia han dejado a los niños sintiéndose desorientados y desconectados.

Reflexión y Soledad

Después de la cena, Luna se retira a su habitación, sintiéndose más sola que nunca. La falta de una figura materna constante y el rencor de Mikasa la han dejado emocionalmente desprotegida. La rutina diaria se siente más como una carga que como una vida compartida.

Futuro de Desilusión

Estos años de distancia y desilusión sientan las bases para la futura ruptura entre Eren y sus hijos. Luna, Zek, y Mika crecen con un resentimiento que solo se profundiza con el tiempo. Al alcanzar la adultez, los tres se sienten alienados de su padre, llevándolos a buscar sus propios caminos lejos de la casa que nunca sintieron realmente como un hogar.

La rutina diaria de los hijos de Eren, marcada por la tensión y la falta de conexión, predice un futuro de separación y distanciamiento, donde las heridas emocionales infligidas en su juventud afectarán sus relaciones y decisiones en la vida adulta.

El Quiebre Final de la Familia

Cena Tensa

La mesa está llena de silencio, solo roto por el sonido de los cubiertos contra los platos. La tensión en el aire es palpable, como si todos esperaran que algo explote. Eren observa a sus hijos, sintiendo que algo inevitable está a punto de ocurrir.

—¿Cómo estuvo tu día, Luna? —pregunta, tratando de iniciar una conversación que parece más una formalidad que un verdadero interés.

—Normal —responde Luna, sin levantar la vista del plato.

Zek y Mika intercambian miradas, ambos claramente incómodos. Finalmente, Zek deja su tenedor y mira a su padre con una intensidad que Eren no ha visto antes.

—Papá, creo que hay algo que necesitamos decir —empieza Zek, su voz firme pero con un matiz de dolor.

—¿Qué es? —pregunta Eren, su corazón comenzando a latir más rápido.

—Para nosotros, nuestra única hermana es Mika. Solo tenemos dos madres, Ymir e Historia —declara Zek, su tono decidido y sin vacilación.

El impacto de sus palabras cae sobre la mesa como una bomba. Luna siente un nudo en el estómago, mientras Eren cierra los ojos, recordando una pelea similar con Zell años antes cuando se fue de casa.

—Zek, Mika... —Eren comienza, pero Zek lo interrumpe.

—No hay nada más que decir. Empacaremos nuestras cosas y nos iremos. No queremos seguir viviendo en esta mentira de familia.

La Despedida

Zek y Mika se levantan de la mesa y se dirigen a sus habitaciones. Historia, con lágrimas en los ojos, trata de detenerlos, pero Ymir la toma del brazo.

—Déjalos, Historia. Esto iba a pasar tarde o temprano. Las relaciones poliamorosas no son sostenibles —dice Ymir con una resignación que solo agrava el dolor de Historia.

Eren se queda en la mesa, sintiéndose impotente mientras observa cómo sus hijos se despiden de sus madres y se marchan, llevándose consigo no solo sus pertenencias, sino también los restos de una familia que nunca llegó a ser completa.

El Adiós de Luna

Luna, sintiendo una mezcla de tristeza y alivio, se queda atrás, observando la escena. Sabe que su momento también ha llegado.

—Papá, yo... —comienza, pero Eren la interrumpe, con una voz llena de dolor y resignación.

—Luna, sé lo que quieres decir. No tienes que quedarte por mí. Si quieres irte, vete. Haz lo que sientas que es mejor para ti.

Luna se siente desgarrada. Quiere quedarse, pero también sabe que necesita encontrar su propio camino, lejos de las sombras de sus hermanos y de la dolorosa historia de su familia.

—Quiero irme con mis amigos de aventura —confiesa finalmente, con lágrimas en los ojos.

—Entonces vete, Luna. Encuentra tu propio camino. —Eren dice, tratando de mantener la compostura—. Pero no me digas que volverás. Conozco ese sentimiento. No lo hagas más difícil.

Luna asiente, abrazando a su padre por última vez antes de salir por la puerta. Sabe que está dejando atrás un hogar que nunca sintió verdaderamente suyo, pero también sabe que necesita esta libertad para encontrar su propia identidad.

Conclusión

Eren se queda solo en la casa vacía, sintiendo el peso de sus decisiones y las consecuencias de sus relaciones. Se consuela sabiendo que Aqua volverá, aunque teme que incluso ella pueda alejarse con el tiempo.

La familia que intentó construir se ha desmoronado, dejando a Eren con un profundo sentimiento de fracaso. Pero en medio de la tristeza, hay una pequeña chispa de esperanza: el conocimiento de que, a pesar de todo, sus hijos tienen la oportunidad de encontrar su propio camino, libres de las complicaciones que él nunca pudo resolver.

Aqua en el Más Allá

Aqua estaba sentada en su trono celestial, disfrutando de un tranquilo momento de relajación, cuando Eris apareció frente a ella. La expresión seria de Eris contrastaba fuertemente con el habitual aire despreocupado de Aqua.

—Aqua, tengo noticias que probablemente te interesen —dijo Eris, tratando de medir sus palabras con cuidado.

—¿Qué pasa, Eris? —respondió Aqua, curiosa.

—Eren. Sus hijos. Todos se han ido, excepto Luna. Zek y Mika han abandonado la casa. Historia y Ymir también se han alejado de él.

Aqua soltó una risa amarga.

—¿Así que finalmente le han dejado? ¡Qué irónico! —dijo Aqua, sin ocultar su satisfacción—. Me resulta gracioso que, al final, su familia lo haya abandonado.

Eris, sorprendida por la reacción de Aqua, frunció el ceño.

—¿Cómo puedes encontrar eso gracioso, Aqua? ¿No te importa lo que le pase a Eren y a tus hijos?

Aqua suspiró, mirando hacia el infinito.

—Claro que me importa. Pero también me da nostalgia. Cada vez que veía a Zell y a Luna, siempre eran un año mayores. Siempre me preocupaba por ellos, y les puse mi bendición para que les fuera bien en la vida.

Eris no estaba convencida.

—Pero no puedes simplemente reírte de la situación. Es cruel e insensible.

Aqua se levantó de su trono, caminando lentamente mientras reflexionaba.

—No lo entiendes, Eris. Volver al mes a ver a Eren es un compromiso. Cada vez es más extraño ver cómo Eren envejece mientras yo sigo viéndome igual de joven que cuando lo conocí. Me pregunto cuánto tiempo vivirá Eren. Los matrimonios se anulan una vez que uno de los dos muere. Quizás, cuando eso suceda, esta farsa finalmente acabará.

Eris estaba consternada por la frialdad de Aqua.

—¿De verdad piensas así? ¿Sobre la familia de tu esposo?

Aqua se detuvo y miró a Eris con una mezcla de tristeza y resignación.

—No es que no me importe, Eris. Es que... tal vez esta situación nunca tuvo un final feliz posible. Tal vez era inevitable que todo se desmoronara.

Eris suspiró, sintiendo una mezcla de tristeza y frustración.

—A veces, Aqua, me sorprende lo insensible y cruel que puedes ser.

Aqua no respondió, simplemente mirando hacia el horizonte del más allá, perdida en sus propios pensamientos. Sabía que, a pesar de todo, la vida seguiría adelante, tanto para ella como para Eren y sus hijos, incluso si sus caminos ya no estuvieran entrelazados como antes.

Eren en la Vejez

La casa de Eren era un eco de lo que una vez había sido. Las paredes, antes llenas de vida y risas, estaban ahora desgastadas y agrietadas. La mansión que alguna vez tuvo se había reducido a una modesta casa de medianía, y la soledad se había convertido en su única compañía. Eren, a los 129 años, estaba prácticamente solo, un viejo ermitaño que vivía entre recuerdos de un pasado lejano.

Se encontraba sentado en una silla de madera, mirando por la ventana con una mirada ausente. Sus pensamientos viajaban a través del tiempo y el espacio, recordando a los amigos y seres queridos que se habían ido. Mikasa, Armin, Ymir, Historia, Porco, y los amigos que había hecho en el mundo de Konosuba como Megumin, Darkness y Walter. Todos habían fallecido, y Eren había asistido a sus funerales, uno tras otro, sintiendo la pesada carga de la pérdida.

Se preguntaba si esta vida interminable, esta existencia prolongada que parecía una maldición en sí misma, era el precio que había pagado por haber profanado a Aqua. Durante años, Eren había estado atormentado por la culpa, especialmente por esa noche en la que, borracho y perdido, había abusado de Aqua. Recordaba claramente su confusión, su angustia, y cómo había intentado convencerse de que todo había sido consensuado, pero en el fondo, sabía que había cruzado una línea.

La verdad se hacía más clara con el paso del tiempo. En su estado de soledad, Eren se enfrentaba a la dura realidad: había cometido un abuso, y esta vida interminable que ahora tenía podía ser el castigo que Aqua había predicho. En sus momentos más oscuros, se preguntaba si su existencia sin fin era en realidad una forma de maldición, un castigo eterno por sus pecados.

A pesar de todo, había algo que había aprendido a aceptar: la vida continuaba, y los meses pasaban mientras esperaba la visita de Aqua, que ya no era una ocasión esperada con ansias, sino un compromiso que aceptaba con resignación. Sabía que Aqua venía por obligación, no porque realmente lo amara. Las visitas se habían convertido en rituales predecibles, en los que la presencia de Aqua, tan fría y distante, solo le recordaba el vacío que había creado en su propia vida.

Eren miró el calendario en la pared. Sabía que aún faltaban meses para la próxima visita de Aqua. Pensaba en lo extraño que era ver cómo la gente que había amado envejecía, mientras él seguía siendo el mismo, eternamente atrapado en una existencia que no parecía tener fin. Las relaciones que había tenido, los amores y las amistades, se habían desvanecido, y él seguía aquí, como un eco del pasado.

En esos momentos de introspección, Eren se preguntaba si realmente había una forma de redención, o si estaba condenado a vivir esta vida interminable como un castigo por sus errores. La vida le había mostrado una cruel ironía: había sobrevivido a todos aquellos que había querido, y ahora se encontraba solo, enfrentando el peso de sus decisiones.

Mientras la noche caía sobre su casa de medianía, Eren se preparó para otro día más, esperando el momento en que Aqua llegara, como una sombra del pasado, para cumplir con un compromiso que ya no significaba mucho más que una visita de rutina. En el fondo, esperaba que, tal vez, algún día, pudiera encontrar paz con la eternidad que le había sido impuesta.