Al caer la tarde, Kaeleen se dirigió al ala oeste de la academia, donde estaba ubicada la sala privada de Seraphis Morvane. El salón parecía apartado del resto de las clases, con un silencio que lo envolvía todo, y la oscuridad era más intensa que en cualquier otro lugar del edificio. La puerta, una estructura pesada de madera oscura, crujió al abrirse, revelando una sala apenas iluminada por lámparas de cristal con una luz púrpura.
Seraphis esperaba en el centro del salón, con su habitual túnica oscura y una mirada fija y penetrante.
"Bienvenido, Kaeleen," dijo, con una voz tan baja que parecía un susurro. "Aquí, no hay espectadores ni distracciones. Este es un espacio solo para ti y para comprender el poder que llevas dentro."
Kaeleen tragó saliva, sintiendo una mezcla de nervios y curiosidad. Nunca había tenido una clase completamente privada, y menos con un profesor tan enigmático.
"Gracias, profesor," murmuró, intentando sonar seguro.
"Empecemos, entonces," respondió Seraphis, sin perder el tiempo. "Antes que nada, debes entender que el mana oscuro es una energía única, una que responde a los deseos y emociones de su usuario. Es como un espejo de tu ser interior, amplificando todo lo que llevas dentro. Si no lo controlas adecuadamente, puede consumirlo todo."
Kaeleen asintió, recordando los ejercicios básicos que había intentado hacer en las clases. Sentía que apenas había rozado la superficie de su poder y no quería perder el control nuevamente.
"Hoy, quiero que intentes visualizar el mana oscuro dentro de ti," continuó Seraphis. "Cierra los ojos y siente la energía en tu núcleo. No la temas, pero tampoco permitas que te domine."
Kaeleen cerró los ojos y respiró profundamente. Podía sentir la energía densa y pesada del mana oscuro en su pecho, como un remolino de sombras que intentaba escapar. Cada respiración la hacía más palpable, y poco a poco, intentó guiarla hacia sus manos, siguiendo las instrucciones del profesor.
"Concentración, Kaeleen," dijo Seraphis en voz baja. "Mantén tus pensamientos bajo control y no dejes que el miedo o la ira se interpongan. El mana oscuro es más fácil de manejar en calma, aunque su naturaleza sea caótica."
Kaeleen se esforzaba por mantener la mente clara, pero la tensión en sus pensamientos era difícil de ignorar. Recordaba los comentarios burlones de Ithan, la presión de estar rodeado de miradas que lo juzgaban, y la creciente hostilidad de Luka. Todo eso generaba una energía turbia en su mente, y en un instante, sintió cómo el mana oscuro comenzaba a salirse de su control.
"Concéntrate," ordenó Seraphis, al ver que la energía oscura en sus manos empezaba a desestabilizarse. "No debes permitir que las emociones negativas se apoderen de ti. El mana oscuro es un aliado, pero solo si tú eres su dueño."
Kaeleen respiró hondo y volvió a enfocarse, visualizando su núcleo de mana oscuro como un punto de calma en su pecho. Con mucho esfuerzo, logró estabilizar la energía en sus manos, formando una esfera pequeña y densa de oscuridad.
"Bien," dijo Seraphis, con una leve sonrisa de aprobación. "Veo que tienes potencial, pero recuerda que este es solo el primer paso. La verdadera maestría no se alcanza en un solo día."
Kaeleen asintió, agotado pero satisfecho de haber logrado mantener el control, aunque fuera solo por unos segundos.
Al salir de la sala privada, Kaeleen caminó por los pasillos oscuros de la academia. La clase había sido intensa, y la advertencia de Seraphis resonaba en su mente. "El mana oscuro responde a tus emociones". Sabía que necesitaba aprender a manejarlo, pero también comprendía que la dificultad no residía solo en el poder, sino en las distracciones y presiones externas.
Mientras avanzaba por el pasillo, escuchó voces al doblar una esquina. Reconoció a Luka y a Revan, quienes parecían estar hablando con un grupo de estudiantes de primer año. Kaeleen intentó pasar desapercibido, pero no pudo evitar escuchar la conversación.
"Ese chico del mana oscuro," decía Luka, en un tono despectivo, "es peligroso. Lo vi en clase y apenas podía controlar su energía. Es cuestión de tiempo antes de que alguien salga herido."
"¿En serio?" preguntó uno de los estudiantes, con una mezcla de miedo y curiosidad.
"Sí," afirmó Revan, asintiendo con gravedad. "Ni siquiera el profesor Seraphis puede controlarlo del todo. Solo está aquí porque la princesa tuvo un capricho por él, pero honestamente, el chico no pertenece a esta academia."
Kaeleen sintió un nudo en el estómago al escuchar esas palabras. Sabía que algunos no confiaban en él, pero no esperaba que Luka estuviera tan empeñado en desacreditarlo.
"¿Y qué hay de su mana oscuro?" continuó otro estudiante, con un tono nervioso. "He oído que puede causar problemas graves si se descontrola."
Luka soltó una risa sarcástica.
"Exacto. Si yo fuera ustedes, mantendría la distancia. Uno nunca sabe lo que un rarito como él podría hacer."
Kaeleen apretó los puños, sintiendo cómo la rabia comenzaba a encenderse en su interior. Quería enfrentarse a Luka, demostrarle que no era un peligro para nadie, pero recordó las palabras de Seraphis: "Mantén tus emociones bajo control."
Respiró hondo y, en lugar de acercarse, decidió alejarse en silencio, intentando ignorar las miradas de desconfianza que ahora sentía a su alrededor.
Esa noche, Kaeleen se reunió con Elise y Borik en el comedor. Ambos notaron su expresión cansada y preocupada.
"¿Todo bien, Kaeleen?" preguntó Elise, con una expresión de sincera preocupación.
Kaeleen asintió, aunque su mente estaba en otro lugar.
"Tuve mi primera clase con el Profesor Seraphis," explicó, tratando de enfocarse en el presente. "Fue… intensa. Aprender a controlar el mana oscuro es mucho más difícil de lo que imaginaba."
Borik le dio una palmada en el hombro.
"No te preocupes, amigo. Estoy seguro de que, con práctica, lo dominarás. Además, tienes talento. Solo necesitas tiempo."
Elise sonrió y asintió.
"Estamos aquí para apoyarte, Kaeleen. No permitas que los rumores o las palabras de gente como Luka te afecten."
Kaeleen se sintió reconfortado por el apoyo de sus amigos. Sabía que el camino para dominar su poder sería largo y difícil, pero con Elise y Borik a su lado, sentía que podía enfrentarlo.
Al día siguiente, durante una clase de combate mágico, Kaeleen y sus compañeros fueron instruidos para realizar ejercicios en parejas. Para su sorpresa, fue emparejado con Revan, el inseparable compañero de Luka. Desde el principio, Kaeleen percibió la hostilidad en la mirada de Revan, quien no parecía dispuesto a colaborar.
"Espero que sepas controlarte," dijo Revan, con una sonrisa burlona. "No quiero terminar como uno de esos que tú… 'dañas accidentalmente'."
Kaeleen mantuvo la calma, aunque sentía cómo el mana oscuro dentro de él respondía a la provocación.
"Solo estoy aquí para entrenar, Revan," respondió, sin mostrar emoción.
Sin embargo, Revan no le dio tregua. Durante el ejercicio, intentó provocarlo en cada oportunidad, lanzando ataques de mana que parecían más reales que los de un simple entrenamiento. Kaeleen se defendía, intentando no perder la calma, pero sabía que Revan estaba probando los límites de su control.
Finalmente, en un momento de descuido, Revan lanzó un hechizo que impactó directamente en el brazo de Kaeleen, haciéndolo retroceder.
"Ups," dijo Revan, con una sonrisa cínica. "Pensé que podrías detenerlo. Después de todo, tienes ese mana oscuro tan 'especial'."
Kaeleen apretó los dientes, luchando por mantener la calma. Recordó las palabras de Seraphis y de sus amigos, y, en lugar de reaccionar, simplemente asintió.
"No te preocupes, Revan. Estoy aquí para aprender, y lo haré, sin importar cuántas veces intentes detenerme."
Revan parecía sorprendido por la respuesta calmada de Kaeleen, pero se limitó a encogerse de hombros y a ignorarlo por el resto del ejercicio.
Esa noche, en su dormitorio, Kaeleen se quedó despierto, reflexionando sobre los eventos del día. Sabía que el camino que tenía por delante sería difícil, no solo por la dificultad de dominar el mana oscuro, sino también por la hostilidad de sus compañeros. Sin embargo, la lección con el Profesor Seraphis le había enseñado algo fundamental: el control de su poder era la clave para demostrar su valor y para protegerse a sí mismo de las provocaciones.
"No voy a rendirme," murmuró para sí mismo, mientras miraba las sombras en la pared. "Voy a dominar este poder, y voy a demostrar que merezco estar aquí, sin importar lo que los demás piensen."
Con esa promesa en su mente, Kaeleen cerró los ojos, decidido a enfrentar cada desafío con determinación y a probar su verdadero potencial en el mundo de Aether.