Después de la intensa sesión de entrenamiento, Kaeleen regresó a sus clases habituales. Al entrar en el salón, notó que sus compañeros de clase lo miraban con una mezcla de curiosidad y temor, una actitud que, lamentablemente, ya le resultaba familiar. Mientras tomaba asiento junto a Elise y Borik, una conversación en la parte trasera de la sala llamó su atención.
"¿Escuchaste sobre el ataque a la directora?" murmuró uno de los estudiantes, susurrando en voz baja. "Dicen que fue algo relacionado con magia oscura… Y que Kaeleen estaba presente."
Kaeleen sintió un escalofrío al escuchar eso. La directora había sido atacada hacía pocos días, y aunque él sabía que no estaba involucrado, era evidente que otros comenzaban a sospechar de él. La intriga en torno a su afinidad con el mana oscuro solo parecía crecer, y la situación comenzaba a parecer insostenible.
Borik, notando su incomodidad, le dio una palmada en la espalda.
"No te preocupes por esos rumores," dijo Borik, con una sonrisa reconfortante. "Sabemos que no tuviste nada que ver con eso. Solo están buscando a alguien a quien culpar."
"Gracias, Borik," respondió Kaeleen, con una sonrisa débil. "Pero creo que esto es solo el principio. Hay algo extraño en la academia, algo que está moviéndose en las sombras."
Esa tarde, Kaeleen fue llamado al despacho del profesor Seraphis. El aula de Seraphis era oscura y fría, con paredes cubiertas de antiguos tapices y estanterías llenas de libros de apariencia ominosa. Seraphis, sentado detrás de su escritorio, lo observaba con una expresión inescrutable.
"Kaeleen, he escuchado sobre tu progreso con Naomi," comenzó, su tono suave pero autoritario. "Me alegra que estés tomando en serio el control de tu poder. Sin embargo, me temo que el camino será aún más difícil de lo que imaginas."
Kaeleen sintió un nudo en el estómago. Había algo en el tono de Seraphis que le provocaba una mezcla de respeto y temor.
"Estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario, profesor," respondió, tratando de sonar seguro. "No quiero que este poder me domine."
Seraphis asintió lentamente, sus ojos oscuros fijos en Kaeleen.
"Bien. Pero debes saber que el mana oscuro no es algo que pueda simplemente 'dominarse' con fuerza de voluntad," dijo, con voz sombría. "Es un poder que responde a tus emociones más profundas, tus miedos y deseos. Si realmente quieres controlar este poder, tendrás que enfrentarte a las partes más oscuras de tu ser."
Kaeleen tragó saliva, sintiendo la gravedad de sus palabras. No estaba seguro de lo que eso significaba, pero sabía que no sería fácil. Sin embargo, estaba decidido a seguir adelante, incluso si eso significaba enfrentarse a sus propios temores.
Esa noche, Kaeleen decidió pasar un tiempo a solas para reflexionar sobre lo que Seraphis le había dicho. Sin embargo, mientras caminaba por los jardines de la academia, escuchó una voz conocida a su espalda.
"Vaya, si no es el gran Kaeleen, el príncipe del mana oscuro," se burló Luka, acercándose con una sonrisa maliciosa. "¿Qué haces aquí solo? Pensé que necesitabas a tus amiguitos para protegerte."
Kaeleen respiró hondo, tratando de mantener la calma. Sabía que Luka estaba buscando provocarlo, y no quería darle el gusto de una reacción.
"No estoy aquí para pelear contigo, Luka," respondió, con voz firme. "Tengo cosas más importantes en las que concentrarme."
"Oh, claro, cosas importantes como aprender a no perder el control y casi matar a tus propios compañeros," replicó Luka, sin perder la sonrisa. "Sabes, no entiendo cómo te permiten estar aquí. Alguien como tú es un peligro para todos."
Kaeleen sintió cómo el mana oscuro comenzaba a agitarse dentro de él, pero recordó las palabras de Naomi y Seraphis sobre el control. Cerró los ojos un momento, concentrándose en calmar la energía, y volvió a mirar a Luka.
"Si tienes algún problema conmigo, Luka, dímelo ahora," dijo Kaeleen, con una calma inusual. "Pero no seguiré jugando a este juego."
Luka pareció sorprendido por su reacción, y por un instante, la burla desapareció de su rostro, reemplazada por una mirada de frustración.
"Lo verás, Kaeleen," dijo Luka, con tono amenazante. "Tu tiempo aquí tiene los días contados."
Esa noche, al regresar a su dormitorio, Kaeleen se sentó junto a la ventana y miró las estrellas. Sentía que, aunque los desafíos solo parecían aumentar, había una fuerza dentro de él que aún no comprendía completamente.
A la mañana siguiente, Kaeleen se encontró con Naomi en la sala de entrenamiento antes de que las primeras luces del sol bañaran la academia. Naomi, siempre puntual y con su habitual expresión imperturbable, lo miró mientras tomaba posición.
"Hoy vamos a concentrarnos en la práctica del equilibrio," dijo ella, comenzando sin preámbulos. "El mana oscuro responde a las emociones, Kaeleen, y mientras no logres equilibrar tus pensamientos, nunca tendrás un control real sobre él."
Kaeleen asintió, determinado a seguir sus instrucciones. Había aprendido mucho sobre su afinidad, pero también comprendía que controlar su poder sería un camino largo. Con cada ejercicio, sentía que, aunque lentamente, comenzaba a estabilizar el mana oscuro dentro de él, guiándolo sin desbordarse, algo que hasta entonces había sido casi imposible.
Durante el descanso, Kaeleen se dirigió a la biblioteca para investigar más sobre el origen del mana oscuro y las leyendas de Aether. Había algo en la advertencia de Seraphis sobre "enfrentar su oscuridad interna" que lo inquietaba. Mientras buscaba entre las estanterías, se encontró con Borik y Elise, quienes también parecían interesados en el tema.
"¡Kaeleen!" exclamó Elise en voz baja, acercándose. "Pensamos que estabas con Naomi."
"Sí, pero ella se fue temprano. ¿Y ustedes? ¿Qué están buscando?"
Borik mostró un libro con una portada antigua y desgastada. "Queríamos investigar un poco más sobre el mana oscuro. ¿Quién sabe? Quizá encontremos algo útil."
Kaeleen sonrió, agradecido por su apoyo incondicional. Pasaron las siguientes horas revisando las páginas en busca de información, hasta que un pasaje llamó su atención. La leyenda hablaba de un grupo antiguo que utilizaba el mana oscuro para obtener un poder absoluto. Se decía que estos individuos habían hecho un pacto con entidades desconocidas que residían más allá de Aether, buscando desatar una fuerza devastadora.
"¿Te das cuenta de lo que esto significa?" susurró Elise, visiblemente preocupada. "El mana oscuro siempre ha tenido una reputación peligrosa en este mundo. Quizás por eso te miran con tanto temor."
Kaeleen asintió, sintiendo el peso de esa revelación. Comenzaba a comprender que su habilidad lo vinculaba a un legado sombrío que muchos temían, pero también sabía que debía hacer todo lo posible para dominarlo y demostrar que podía ser un aliado, no una amenaza.
Esa misma tarde, Kaeleen recibió una convocatoria urgente de Seraphis. Aunque ya había tenido encuentros inquietantes con el profesor, algo en el tono de la nota lo llenaba de ansiedad.
Al entrar en el aula de Seraphis, Kaeleen sintió la atmósfera pesada y oscura que siempre lo envolvía. Seraphis lo observó con una mirada intensa, y durante unos instantes, el silencio llenó el aire.
"Kaeleen," comenzó Seraphis en voz baja. "He observado tu progreso y debo admitir que tienes potencial. Pero ese potencial es inútil si no tienes la guía correcta. El mana oscuro requiere… sacrificios."
La última palabra se quedó flotando en el aire, provocando un escalofrío en Kaeleen.
"¿Sacrificios?" preguntó, confundido y un tanto alarmado.
"No me refiero a sacrificios literales," aclaró Seraphis, con una sonrisa enigmática. "Pero sí tendrás que desprenderte de ciertas ideas y temores que te limitan. El mana oscuro solo responde a aquellos dispuestos a aceptarlo completamente, sin reservas. Y para ello, tendrás que confiar en mí, y solo en mí."
Kaeleen sintió una leve incomodidad al escuchar las palabras del profesor. Había algo en su tono, en la manera en que pronunciaba esas palabras, que lo hacía desconfiar.
"Lo intentaré, profesor," respondió, sin comprometerse completamente.
Seraphis asintió, aunque Kaeleen pudo percibir una leve insatisfacción en su mirada.
"Estaré vigilándote," murmuró el profesor antes de despedirlo. "Recuerda que siempre debes ser consciente de la responsabilidad que conlleva el mana oscuro."
Esa noche, Kaeleen se reunió con Elise y Borik en el jardín de la academia. Sabía que ellos siempre estaban dispuestos a escucharlo, y necesitaba hablar sobre sus sospechas.
"Algo en Seraphis no me da buena espina," confesó Kaeleen en voz baja. "Dice que quiere ayudarme, pero… hay algo oscuro en él, y no solo por su afinidad."
"He escuchado rumores," dijo Borik, mirando alrededor como si temiera ser oído. "Algunos estudiantes dicen que Seraphis estuvo involucrado en eventos oscuros hace años. Dicen que su afinidad con el mana oscuro es más profunda de lo que debería ser."
"Kaeleen, ten cuidado," susurró Elise, con una expresión preocupada. "No confíes ciegamente en él. Si algo no te parece bien, siempre podemos buscar otras opciones."
Kaeleen asintió, sintiendo el apoyo de sus amigos y convencido de que, pase lo que pase, no estaba solo en este desafío. Sabía que había algo oculto en Seraphis, algo que posiblemente guardaba relación con el pasado oscuro del profesor y su misteriosa obsesión por el mana oscuro.
A medida que los días pasaban, Kaeleen comenzó a notar actitudes extrañas en otros profesores y en algunos estudiantes. A menudo, veía miradas furtivas y conversaciones en susurros que parecían cesar cuando él pasaba cerca. Incluso Luka y Revan, que solían hostigarlo abiertamente, parecían haber moderado sus ataques, aunque sus miradas hostiles seguían presentes.
Una noche, mientras caminaba de regreso a su dormitorio después de un largo entrenamiento con Naomi, Kaeleen escuchó voces provenientes de un corredor oscuro. Siguiendo el sonido con cautela, se acercó lo suficiente para distinguir las palabras.
"Ya está casi listo," susurraba una voz que Kaeleen no reconocía. "Cuando el momento sea propicio, ejecutaremos el plan. La academia ni siquiera sabrá qué los golpeó."
Kaeleen sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sabía que algo oscuro estaba ocurriendo dentro de la academia, y sus sospechas sobre Seraphis solo aumentaban.
"¿Estás seguro de que él es el indicado?" preguntó otra voz.
"Lo es," respondió la primera voz, con tono de certeza. "Todo ha sido planeado. El elegido nos dará el poder necesario para llevar a cabo nuestro propósito."
Kaeleen retrocedió con cuidado, sus pensamientos llenos de confusión y temor. Sin embargo, no podía contarle a nadie sobre lo que había escuchado sin revelar que había estado espiando. Decidió, entonces, que él mismo investigaría y observaría con mayor cautela.
Esa noche, Kaeleen reflexionó sobre los sucesos de las últimas semanas: las advertencias de Seraphis, los rumores sobre el mana oscuro, y el misterioso plan que parecía estar en marcha dentro de la academia. Sabía que había alguien moviendo hilos en las sombras, y que de alguna manera, él estaba en el centro de esos planes.
Decidido a no dejarse llevar por el miedo, Kaeleen comprendió que tendría que enfrentar lo que se avecinaba con determinación. Sabía que sus amigos estaban a su lado y que juntos podrían descubrir la verdad detrás de esos oscuros secretos.
"Voy a descubrir qué está pasando aquí," se dijo a sí mismo, mirando hacia la luna llena que brillaba en el cielo. "Y no dejaré que me utilicen. No dejaré que el mana oscuro defina quién soy."
Con esa promesa en su mente, Kaeleen se preparó para los días venideros, sabiendo que el verdadero desafío aún estaba por comenzar.