El dia siguiente al llegar al comedor, Kaeleen y sus amigos se encontraron con una escena que empeoró la incomodidad que ya sentían: Luka, Revan, Ithan, y Erik estaban sentados en una de las mesas, riéndose y lanzándoles miradas desde el otro extremo de la sala. Kaeleen podía sentir la hostilidad en sus miradas, y no tardó en darse cuenta de que planeaban algo.
Mientras tomaban asiento, Luka se levantó y se acercó a ellos con una sonrisa cínica en el rostro.
"Vaya, vaya, parece que el gran Kaeleen sigue teniendo a sus guardaespaldas," dijo, lanzando una mirada despectiva a Elise y Borik. "Espero que sigan juntos cuando el 'príncipe del mana oscuro' pierda el control otra vez."
Kaeleen apretó los puños bajo la mesa, sintiendo cómo el mana oscuro en su interior se agitaba al ritmo de su frustración. Sin embargo, Elise colocó una mano en su brazo, transmitiéndole calma con un gesto.
"Déjalo, Kaeleen," susurró ella. "No vale la pena."
Sin embargo, Luka parecía empeñado en provocar una reacción.
"Quizá deberían cambiarlo de clase o, mejor aún, enviarlo de vuelta de donde vino," añadió Revan, sin molestarse en bajar la voz.
Kaeleen respiró hondo y levantó la vista, enfrentando a Luka con una expresión firme.
"No necesitas preocuparte por mí," dijo Kaeleen, con voz calmada. "Estoy aquí para aprender y mejorar, no para perder el tiempo en disputas inútiles."
Luka y Revan parecieron sorprendidos por su respuesta tranquila, pero antes de que pudieran replicar, un profesor entró en el comedor y dirigió una mirada severa hacia el grupo. Luka, murmurando algo entre dientes, volvió a su mesa, y el ambiente volvió a la normalidad, aunque Kaeleen sabía que este no sería el último enfrentamiento.
Esa noche, mientras Kaeleen se preparaba para retirarse a su dormitorio, fue interceptado por Naomi en uno de los pasillos. La líder de su equipo durante el examen de combate, Naomi rara vez interactuaba con los demás fuera de clase, y su repentina aparición sorprendió a Kaeleen.
"Necesito hablar contigo," dijo, sin rodeos. "Sobre el control de tu mana oscuro."
Kaeleen asintió, intrigado y ligeramente intimidado por su tono directo.
"He notado que tienes potencial, pero también veo que te falta disciplina y control," continuó Naomi, cruzándose de brazos. "Si realmente quieres mejorar y evitar incidentes como el del otro día, deberías considerar aceptar ayuda de alguien que no tenga miedo de tu poder."
"¿Estás sugiriendo que… tú podrías ayudarme?" preguntó Kaeleen, incrédulo.
Naomi asintió, y aunque su expresión seguía siendo fría, Kaeleen percibió un atisbo de genuino interés.
"No hago esto por bondad, sino porque creo que podemos beneficiarnos mutuamente," explicó. "Tengo conocimientos avanzados en técnicas de control, y sería una buena oportunidad para afinar mis propias habilidades mientras te guío. Pero debes comprometerte a seguir cada instrucción al pie de la letra."
Kaeleen dudó un momento, pero sabía que necesitaba todo el apoyo que pudiera obtener. Finalmente, asintió.
"Acepto," respondió, con una mezcla de respeto y determinación.
"Bien. Nos encontraremos mañana en el aula de entrenamiento antes del amanecer," dijo Naomi, antes de retirarse con su habitual aire reservado.
Kaeleen, agradecido pero aún sorprendido por la oferta, regresó a su dormitorio con la sensación de que, quizás, las cosas comenzaban a mejorar, y una nueva alianza podría ser clave en su desarrollo en la academia.
Esa misma noche, mientras intentaba conciliar el sueño, Kaeleen fue despertado por un ruido en el pasillo. Al asomarse, vio a Borik en el corredor, discutiendo con el profesor Seraphis. La luz tenue del pasillo hacía que el rostro del profesor se viera aún más sombrío.
"¿Por qué estás aquí a esta hora, Borik?" preguntó Kaeleen, acercándose con cautela.
Borik lo miró con preocupación, pero antes de que pudiera decir algo, Seraphis intervino.
"Estaba revisando que todos los estudiantes estuvieran en sus habitaciones," dijo Seraphis, con una voz serena. "Pero parece que algunos se sienten incómodos con el ambiente nocturno de la academia."
Kaeleen notó algo extraño en el tono del profesor, pero no comentó nada. Cuando Seraphis se retiró, Borik se giró hacia Kaeleen con el rostro sombrío.
"Ese hombre me pone los pelos de punta, Kaeleen," susurró. "Cada vez que está cerca, siento algo… extraño. Como si algo oscuro flotara en el aire."
Kaeleen asintió, compartiendo su inquietud. Desde que comenzó a recibir lecciones privadas de Seraphis, había notado también esa energía inquietante, pero se había convencido de que era simplemente el resultado de la afinidad del profesor con el mana oscuro.
"Tal vez deberíamos averiguar más sobre él," sugirió Kaeleen, en voz baja. "Si hay algo que deberíamos saber, es mejor estar prevenidos."
Al amanecer, Kaeleen se dirigió al aula de entrenamiento donde había acordado reunirse con Naomi. Aunque el frío de la mañana lo mantenía despierto, su mente estaba llena de dudas y emociones encontradas. Sabía que Naomi tenía la reputación de ser fría y calculadora, pero algo en su oferta le daba esperanza de que tal vez alguien más pudiera comprender el peso de su poder.
Al llegar, encontró a Naomi esperándolo con los brazos cruzados y una expresión seria en el rostro.
"No llegues tarde otra vez," dijo sin rodeos, aunque Kaeleen sabía que no estaba realmente molesta. "Empezaremos con ejercicios de control básico. Debes aprender a canalizar la energía sin desbordarla. El mana oscuro es diferente de otros tipos de mana; su naturaleza caótica requiere concentración absoluta."
Kaeleen asintió y tomó posición en el centro del aula, siguiendo las indicaciones de Naomi. Comenzó con ejercicios de respiración, concentrándose en visualizar su núcleo de mana. Naomi lo observaba con atención, corrigiendo su postura y ofreciendo instrucciones precisas.
"Intenta mantener el flujo constante," dijo ella, con una voz firme. "Y recuerda: no dejes que tus emociones afecten el ritmo. En cuanto el mana perciba que estás perdiendo el control, tratará de escapar."
Después de un par de intentos, Kaeleen sintió que finalmente lograba estabilizar el flujo de mana oscuro. Una sensación de alivio lo invadió, pero sabía que era solo el comienzo.