Chereads / Susurros del abismo / Chapter 7 - El camino del poder (3)

Chapter 7 - El camino del poder (3)

La luz del atardecer se desvanecía lentamente mientras el campamento se sumía en una calma momentánea. Tras el arduo entrenamiento del día, Kaeleen no se dirigió de inmediato a su habitación como lo hicieron los demás. Las palabras de la princesa Selene resonaban en su mente: "Encuéntrate conmigo después del entrenamiento. Hay algo de lo que debemos hablar."

Con el cuerpo aún adolorido por el violento flujo de mana que había experimentado, Kaeleen caminó lentamente hacia el despacho de la princesa. Su corazón latía con fuerza, no solo por el dolor que había sufrido, sino también por el peso de la conversación que sabía que estaba por venir.

Cuando llegó, la puerta del despacho de Selene estaba entreabierta. Kaeleen se detuvo un momento antes de tocar con suavidad y empujar la puerta.

El interior del despacho de Selene era cálido y acogedor, iluminado por la suave luz de unas lámparas que colgaban de las paredes de piedra. La princesa estaba de pie junto a una mesa, leyendo unos pergaminos. Al verlo entrar, levantó la vista y esbozó una sonrisa tranquila.

"Gracias por venir, Kaeleen," dijo la princesa con su tono sereno. Se acercó a él con una expresión que denotaba preocupación y comprensión. "Sé que hoy no ha sido un día fácil para ti."

Kaeleen asintió, sin saber exactamente qué decir. El dolor que había sentido durante el entrenamiento aún estaba presente en su mente. No había sido solo una sensación física; había sido como si el mana intentara desgarrarlo por dentro.

Selene notó su inquietud y le hizo un gesto para que se sentara en una de las sillas cercanas. Ella tomó asiento frente a él y lo miró directamente a los ojos.

"Lo que te sucedió hoy, Kaeleen, no es una señal de fracaso," comenzó, con un tono suave pero firme. "Tu afinidad con el mana es increíblemente alta, y eso tiene consecuencias tanto buenas como malas. El mana oscuro es una energía poderosa, pero también peligrosa si no se controla adecuadamente. El dolor que experimentaste hoy fue por la violencia con la que el mana intentó formar tus circuitos."

Kaeleen bajó la mirada, sus manos temblaban ligeramente al recordar la intensidad del dolor que había sentido. "¿Significa eso que no podré controlarlo? Si duele tanto cada vez que lo intento…"

Selene sonrió con gentileza, levantando una mano para calmar sus dudas. "Podrás controlarlo. Pero necesitarás tiempo y, sobre todo, paciencia. Los que tienen alta afinidad con el mana oscuro tienden a ser más sensibles a los espíritus y pensamientos de este tipo de energía. Y esos pensamientos no siempre son benignos. El mana oscuro es, por naturaleza, volátil. Si no lo dominas, puede llegar a consumirte."

Kaeleen la miró, ahora más asustado que antes. La idea de que algo dentro de él pudiera destruirlo lo aterrorizaba. "¿Y cómo lo controlo?"

Selene suspiró levemente, observando el fuego en la chimenea antes de volver a mirarlo. "Aprenderás a sentirlo, a escuchar los susurros del mana y a ignorar los que intenten desviarte. Será un proceso largo, pero no estarás solo. Yo estaré aquí para guiarte, y siempre que necesites ayuda, la tendrás."

Las palabras de Selene le dieron a Kaeleen un pequeño rayo de esperanza. No había esperado recibir tanto apoyo de la princesa, pero el hecho de que ella estuviera dispuesta a ayudarlo lo tranquilizaba.

"Gracias," murmuró finalmente Kaeleen, aunque aún no sabía si realmente podría lograrlo. Sin embargo, la certeza de que alguien como la princesa confiaba en él era suficiente para mantenerlo en pie por ahora.

Selene sonrió suavemente y se levantó de su asiento. "Es tarde ya. Deberías descansar. Mañana será otro día de entrenamiento, y necesitarás todas tus fuerzas."

Kaeleen asintió y se levantó también, sintiéndose algo más ligero que antes. Cuando salió del despacho, una brisa fresca lo recibió. A pesar de la calma que sentía tras la conversación con la princesa, no podía sacudirse del todo la sensación de que algo más pesado se avecinaba.

Al llegar al hostal donde él y los demás se alojaban, notó que todas las luces de las habitaciones estaban apagadas. Caminó hacia la habitación que se le había asignado, esperando encontrar su cama lista para descansar. Sin embargo, cuando abrió la puerta, lo primero que vio fueron las miradas burlonas de Ithan y Erik, quienes ya estaban instalados cómodamente en sus camas.

"Vaya, mira quién llega," dijo Ithan, sin molestarse en disimular su tono despectivo. "El rarito del grupo."

Kaeleen frunció el ceño, pero no dijo nada. Miró alrededor de la habitación, buscando una cama libre, pero todas parecían ocupadas.

"Lo siento, Kaeleen," añadió Erik con una sonrisa maliciosa. "Parece que ya no hay lugar para ti aquí. Quizás deberías buscar otro sitio donde dormir. Tal vez… el pasillo."

Kaeleen sintió la presión en su pecho intensificarse, pero no respondió. Sabía que si intentaba discutir con ellos, no ganaría nada. Con un último vistazo a la habitación, decidió salir en silencio. Los murmullos y risas de Ithan y Erik lo siguieron hasta que cerró la puerta tras de sí.

Caminó por el oscuro pasillo, buscando un lugar donde pudiera pasar la noche. No le quedaba más opción que dormir fuera. Mientras avanzaba, la soledad y el agotamiento lo invadieron por completo. Cuando llegó al patio exterior, se dejó caer bajo uno de los árboles, usando su capa como una improvisada manta. No era el lugar más cómodo, pero al menos estaría en paz lejos de las burlas.

Justo cuando estaba a punto de cerrar los ojos, escuchó pasos suaves acercándose. Una figura menuda apareció en la oscuridad, y al principio Kaeleen pensó que se trataba de uno de los guardias del campamento. Pero al fijarse mejor, reconoció la pequeña silueta de Elise, la joven que había ocupado el cuarto lugar en las pruebas mágicas.

"¿Qué haces aquí afuera?" preguntó Elise, su voz baja pero llena de curiosidad.

Kaeleen se removió en su lugar, sorprendido de que alguien le hablara a esas horas. "Me… me dejaron sin lugar en la habitación," murmuró. "Supongo que no quieren compartir conmigo."

Elise frunció el ceño, claramente disgustada por lo que había oído. "Esos idiotas. No deberías estar durmiendo afuera. Ven conmigo, en mi habitación hay espacio."

Antes de que Kaeleen pudiera negarse o protestar, Elise ya había comenzado a caminar de vuelta hacia el hostal. Kaeleen se quedó un momento congelado, sin saber qué hacer, pero al final decidió seguirla.

"¿Estás segura de que no te causo problemas?" preguntó mientras la seguía hacia el interior del edificio.

Elise lo miró de reojo y sonrió levemente. "No te preocupes. Mi grupo es diferente. No somos como los cretinos que te hicieron esto."

Cuando llegaron a la habitación, Kaeleen notó que el ambiente allí era mucho más relajado que en la suya. Elise le señaló una cama vacía junto a la suya.

"Puedes quedarte ahí," dijo sin darle mayor importancia, pero con una sonrisa reconfortante.

Kaeleen asintió, sorprendido por la amabilidad de Elise. Se tumbó en la cama asignada y dejó escapar un suspiro de alivio. El cansancio del día finalmente se le estaba haciendo sentir, pero había algo diferente esta vez. Había encontrado a alguien que parecía entenderlo, alguien que, al menos por esta noche, no lo veía como un paria.

"Gracias, Elise," susurró, su voz apenas audible en la oscuridad de la habitación.

"De nada," respondió ella suavemente. "Descansa, mañana será un día mejor."

Kaeleen cerró los ojos, sintiendo por primera vez en mucho tiempo un pequeño rayo de esperanza. La noche transcurrió tranquila, y aunque sabía que el día siguiente traería más desafíos, al menos ahora tenía una amiga a su lado.