Kaeleen tocó la esfera de cristal, sus dedos temblando, mientras los demás observaban con anticipación. Apenas un segundo después de hacer contacto, la bola brilló con un destello blanco cegador, tan intenso que los presentes levantaron las manos para cubrirse los ojos. La luz era abrumadora, envolviendo la explanada en un resplandor puro, pero, de repente, algo cambió.
El blanco brillante comenzó a oscurecerse lentamente, volviéndose un negro tenue. Una sensación escalofriante invadió el ambiente, el aire se tornó frío y pesado. El silencio cayó sobre los espectadores, y todos los invocados quedaron atónitos ante lo que veían. Incluso la princesa Selene, siempre serena, mostró una expresión de genuina preocupación. Solo Sir Aldric rompió el hechizo de asombro, chasqueando la lengua con visible molestia antes de darse la vuelta y marcharse sin decir una palabra.
Kaeleen, impactado por lo que acababa de ocurrir, miró a su alrededor en busca de respuestas. "¿Qué está pasando?", pensó, mientras su corazón latía desbocado. Al voltear hacia Borik, vio cómo este le dedicaba una sonrisa tranquilizadora. Sin embargo, cuando sus ojos se encontraron con los de Selene, lo que vio fue muy diferente: miedo y preocupación.
La confianza de Kaeleen se desmoronó. Tembloroso, preguntó con una voz quebrada: "¿Está todo bien... princesa?"
Selene tragó saliva, claramente afectada por lo que había visto, y le devolvió la pregunta de manera inquietante: "¿Tú... eres verdaderamente humano?"
El ambiente, ya tenso, se volvió sombrío. Todos los presentes se quedaron en silencio absoluto, y hasta la sonrisa de Borik desapareció, dando paso a una expresión de preocupación genuina.
Kaeleen, confundido y aterrorizado, apenas pudo balbucear una respuesta. "¿Q-qué? Sí, claro que sí... ¿por qué me preguntas eso?"
Selene cerró los ojos por un momento, negando con la cabeza como si quisiera despejar sus propias dudas. "No... no te preocupes. Me he dejado llevar por mis pensamientos," dijo, intentando sonreírle con amabilidad, aunque la tensión seguía latente.
Finalmente, la princesa tomó aire y, con una voz más firme, anunció los resultados: "Kaeleen, tienes una gran afinidad tanto con el mana arcano como con el mana oscuro. La intensidad de tu afinidad es extremadamente alta, lo que indica que podrías llegar a obtener una maestría en ambos."
Kaeleen, por un momento, no supo cómo reaccionar. "¿Maestría?" Esa palabra resonó en su mente, llena de un significado profundo que apenas comenzaba a entender. "¿Podría ser realmente alguien en este mundo...?"
Emocionado, comenzó a caminar hacia la zona donde esperaban los ya evaluados. Sin embargo, antes de que pudiera avanzar mucho, Selene lo detuvo. Se acercó a su oído y, con un susurro casi íntimo, le dijo: "Cuando te envíen conmigo para entrenar, ven a verme. Quiero hablar contigo."
Kaeleen se quedó petrificado por un segundo, sus mejillas enrojecidas por la sorpresa. "¿Con... conmigo?", pensó, sintiéndose increíblemente nervioso. Con una voz tímida y entrecortada, logró responder: "Sí, claro, princesa..."
Mientras bajaba hacia el grupo, el corazón de Kaeleen latía con fuerza. Borik lo estaba esperando con una sonrisa enorme. "¡Ah, te superaste, muchacho!", dijo Borik con una carcajada, dándole una palmada tan fuerte en la espalda que Kaeleen casi se cayó.
"¡Ay, no tan fuerte!", exclamó Kaeleen, intentando recuperar el aliento mientras Borik seguía riéndose.
"Vamos, Chico," dijo Borik, aún riéndose. "Ya eres el favorito de la princesa y ahora resulta que también eres un prodigio en la magia. Ni siquiera yo logré algo así."
Kaeleen, entre risas y vergüenza, respondió con torpeza: "¡No digas eso! Fue solo suerte..."
Borik lo sujetó con el brazo, tirando de él amistosamente. "¡Tonterías! ¡Ya me superaste incluso siendo más joven! Al final resultaste ser mejor en todo." Kaeleen intentaba sonreír, aunque le costaba respirar con Borik apretándolo tan fuerte. La escena era una mezcla de bromas y camaradería genuina, y por un momento, Kaeleen se sintió realmente feliz.
Luego de que todos los invocados hubieran sido evaluados, los hicieron juntarse nuevamente para anunciar los resultados. Un guardia tomó la palabra y comenzó a dividir a los invocados en dos grupos: los que serían entrenados por Sir Aldric y los que estarían bajo la tutela de Selene.
Como era de esperarse, Kaeleen fue asignado con la princesa. Sin embargo, para su sorpresa, Borik fue enviado con Sir Aldric.
Borik, claramente molesto, intentó cuestionar la decisión. "¿Porque no puedo ir con la princesa?", preguntó en voz alta.
Sir Aldric, que estaba observando la escena con una sonrisa burlona, lo calló de inmediato. "No tienes juicio aquí, muchacho," respondió fríamente. "Acata las órdenes."
Justo antes de que la situación pudiera escalar, Selene intervino con calma. "No te preocupes, Borik," dijo, con una sonrisa amable. "Tendrán tiempo para despedirse. Los grupos se separarán mañana. Pasen la noche tranquilos."
Borik apretó los puños, pero decidió quedarse en silencio. Kaeleen, viendo la frustración de su amigo, le puso una mano en el hombro. "No te preocupes, Borik. Todo estará bien."
Cuando la noche cayó, Kaeleen y Borik se juntaron alrededor de una pequeña fogata. Los invocados que estaban más cerca celebraban con risas y canciones, haciendo un asado y compartiendo entre ellos. Sin embargo, Kaeleen se quedó mirando las llamas, con una expresión triste.
"No entiendo cómo pueden estar celebrando," dijo en voz baja. "Después de ver a toda esa gente morir... el trato que nos dieron... y aun así actúan como si todo estuviera bien."
Borik, que también miraba las llamas, suspiró. "Es normal, chico. La gente no quiere pensar en eso. Solo quieren olvidar lo que pasó y aferrarse a cualquier cosa que les haga sentir que están vivos."
Mientras ambos conversaban en silencio, un pequeño grupo de invocados pasó cerca de ellos, lanzando miradas despectivas hacia Kaeleen. "¿Viste? Ese es el chico que hizo que la princesa dudara de él. Seguro que es un monstruo...", murmuraban, riéndose entre ellos. "Mira la cara que tiene. Qué asco."
Al escuchar esto, Borik se levantó, visiblemente furioso. "¡Oigan! ¡Vuelvan aquí y repitan lo que dijeron!", exclamó.
Pero antes de que Borik pudiera hacer algo, Kaeleen lo sujetó por la mano. "Déjalos ir... No vale la pena."
Borik lo miró con una mezcla de incredulidad y rabia. "¿Por qué dejas que te hablen así?", preguntó, sin entender la calma de Kaeleen.
Kaeleen bajó la cabeza, con una mirada triste. "Porque ya estoy acostumbrado."
El grupo de invocados se fue riendo, llamando a Kaeleen monstruo y lanzando insultos mientras se alejaban. Borik, todavía furioso, se volvió a sentar junto a Kaeleen.
"No deberías dejar que te traten así," dijo Borik, sin poder contenerse.
Kaeleen, con la cabeza baja, comenzó a contarle un poco sobre su pasado. "Siempre me han tratado así... incluso mi propia familia." Le explicó cómo su padre los abandonó a él y a su madre cuando era pequeño, y cómo su madre lo culpaba por todo, descargando su frustración en él. Los insultos y el maltrato fueron constantes durante toda su vida.
Borik lo escuchaba con una expresión de sincera preocupación. Cuando Kaeleen terminó, Borik suspiró y comenzó a hablar de su propio pasado. "No fue fácil para mí tampoco, Kaeleen. Mi padre también nos abandonó... y mi madre estaba enferma. Tuve que tomar el rol de padre desde que tenía 12 años, trabajando en construcción para mantener a mis tres hermanos menores... Apenas teníamos para comer, pero me aseguraba de que siempre tuvieran algo en la mesa."
Mientras Borik relataba su historia, Kaeleen lo escuchaba en silencio, sintiendo un extraño consuelo al saber que no era el único que había sufrido en el pasado. Las experiencias de Borik, aunque diferentes, eran igual de dolorosas.
Antes de que pudieran seguir hablando, un grito rompió el silencio. Los invocados que estaban celebrando se habían emborrachado y comenzaban a pelear entre ellos, levantando la voz y causando un gran alboroto. "Es tarde, mejor deberíamos ir a dormir," dijo Borik, levantándose con una sonrisa cansada.
Kaeleen asintió, siguiendo a su amigo hacia la tienda de campaña que se les había asignado. Ambos se despidieron y se fueron a dormir, preparándose para lo que vendría al día siguiente.
A la mañana siguiente, los invocados se reunieron nuevamente para ser divididos en los dos grupos. Kaeleen y Borik se despidieron con un fuerte abrazo. Borik, aún un poco molesto por la separación, sonrió mientras le daba una palmada en la espalda.
"Nos volveremos a ver, chico. Que disfrutes las clases con la princesa," dijo mientras se reía a carcajadas.
Kaeleen asintió con determinación. "Lo haré. Cuídate Borik... Nos veremos pronto."
Y así, con la separación de los grupos, Kaeleen partió junto a la princesa Selene para comenzar su entrenamiento, mientras Borik se unía a los caballeros bajo el mando de Sir Aldric.