El aire pesado y la calma que siguió a la batalla con el Fragmento del Vacío parecía irreal. El grupo se quedó en silencio por unos momentos, procesando lo que acababa de suceder. La energía que había inundado el campo de batalla lentamente comenzó a disiparse, dejando solo un rastro de oscuridad rota, que se desvanecía como un sueño en el viento.
Aleron se levantó con dificultad, apoyándose en el Grifo Mítico, que no se apartaba de su lado. La criatura, aunque agotada, seguía siendo su mayor apoyo. Con su ayuda, se sentó de nuevo, esta vez en una roca cercana, mientras el grupo comenzaba a agruparse y tomar sus posiciones. Había algo inquietante en la forma en que Kael los observaba, como si estuviera evaluando cada uno de sus movimientos.
"Bueno, supongo que podemos decir que esto ha sido un éxito", dijo Kael finalmente, rompiendo el silencio que se había instaurado. Sin embargo, su voz no sonaba complacida. Había un peso en sus palabras, como si aún estuviera reflexionando sobre el enfrentamiento. "Pero no olvidemos que esto es solo el principio."
Aleron miró a su alrededor. El paisaje había cambiado. La oscuridad había cedido a una especie de luz tenue que flotaba en el aire, como si el portal hubiera dejado un vestigio, una huella de su presencia. Las paredes del entorno parecían ondularse, cambiando de forma, como si el lugar mismo estuviera vivo. La tierra se movía suavemente bajo sus pies, y un extraño susurro se escuchaba a lo lejos, casi como si las propias rocas susurraran secretos olvidados.
"Kael, ¿qué es este lugar? Nunca había sentido algo como esto", preguntó Aria, claramente tan desconcertada como los demás.
"Este es el Nexo Perdido", respondió Kael, su mirada fija en el horizonte. "Un lugar entre dimensiones, donde el flujo de la magia es inestable. No es un lugar que deba ser atravesado a la ligera."
"Pero... ¿cómo llegamos aquí?" Aleron preguntó, aún intentando comprender lo que había sucedido. "No fue el mismo portal que nos trajo antes."
"No", dijo Kael, "este lugar no se abre por accidente. Solo los más poderosos o los más desesperados logran acceder a él. Y si no sabemos cómo salir, estaremos atrapados aquí para siempre."
Un escalofrío recorrió la espalda de Aleron al escuchar esas palabras. Un lugar entre dimensiones. Eso explicaba la naturaleza inestable del lugar, el comportamiento errático de la criatura y la sensación de estar siendo observado en todo momento. Pero había algo más que no comprendía.
"¿Por qué el Fragmento del Vacío apareció aquí? ¿Acaso este lugar está relacionado con los fragmentos de las puertas?" preguntó Aleron.
Kael asintió lentamente. "Este lugar... está marcado por la magia más antigua que conocemos. No es casual que estemos aquí, ni que ese Fragmento se haya manifestado. Esto no es solo una zona de paso, sino una puerta a algo mucho más grande. Las Puertas no solo son portales a nuestro mundo; son puertas hacia otros, hacia dimensiones que la humanidad no está preparada para comprender."
"Eso... suena aterrador", murmuró Aria. "¿Qué significa eso para nosotros?"
"Que debemos estar preparados", dijo Kael con firmeza. "Este es el campo de pruebas, un crisol donde los más poderosos se forjan. La próxima vez que aparezca un Fragmento del Vacío, no será solo uno. Serán legiones. Y esta vez no lucharemos solo por nuestra supervivencia. Lucharemos por el futuro de nuestro mundo."
Un silencio se hizo entre los miembros del grupo. Cada uno absorbía las palabras de Kael, el peso de la responsabilidad creciendo a medida que la verdad se asentaba en sus mentes. Aleron miró al Grifo Mítico, quien le devolvió la mirada con ojos llenos de lealtad. A pesar de todo lo que habían enfrentado, su vínculo seguía siendo fuerte. Aleron sabía que no podía permitir que se rompiera.
Pero había algo que aún no comprendía. ¿Por qué él? ¿Por qué su habilidad con el Llamado del Vínculo había despertado de esta forma tan abrumadora? ¿Era la conexión con su maestro el que lo había llevado hasta aquí? Algo en su interior le decía que las respuestas no estaban completas. Y que para encontrarlas, necesitaría recorrer un camino mucho más largo y lleno de desafíos.
"Kael..." comenzó Aleron, su voz grave, llena de determinación. "¿Qué sabemos de mi maestro? ¿De aquel que dejó su poder en mi amuleto?"
Kael lo miró con una expresión que Aleron no pudo leer completamente. Era como si las palabras de Aleron hubieran tocado algo profundamente enterrado en el maestro. Después de un largo momento de silencio, Kael habló.
"Tu maestro... fue uno de los más poderosos que conocí. Pero no solo por su habilidad con las bestias. Había algo más, algo que pocos comprendían. Él era un guardián de secretos antiguos, y su poder venía de un lugar que la mayoría no sabe ni que existe. Lo que te ha dejado, Aleron, no es solo un amuleto. Es una llave. Y esa llave podría abrir muchas puertas... no solo a nuevas bestias, sino a poderes que el mundo ha olvidado."
Aleron sintió un estremecimiento en su interior al escuchar esas palabras. ¿Qué tipo de secretos tenía su maestro? ¿Qué tipo de poder estaba heredando? La idea de ser solo un aprendiz, un joven en busca de respuestas, parecía ahora algo pequeño e irrelevante frente a la magnitud de lo que estaba por venir.
"Pero..." Kael continuó, su tono grave, "debemos tener cuidado. No todo poder es un regalo. A veces, lo que parece ser una bendición es en realidad una maldición esperando a ser desatada."
Aleron asintió, comprendiendo la gravedad de las palabras de Kael. La aventura que acababa de comenzar no solo lo llevaría a enfrentarse con criaturas míticas y misterios incomprensibles. También lo obligaría a confrontar su propio destino, un destino que tal vez ni él mismo entendía aún.
"Entonces, ¿qué hacemos ahora?" preguntó Aria, mirando a Kael.
"Ahora", respondió Kael, "vamos a explorar este lugar. Si podemos encontrar la salida, tendremos una mejor idea de lo que estamos enfrentando. Pero, Aleron, más allá de las puertas y las bestias, hay algo que debemos recordar siempre. Este es tu viaje. Solo tú tienes el poder para decidir cómo será el futuro de los mundos que cruzan estas puertas."
Aleron miró al Grifo, su fiel compañero, y luego volvió a mirar al horizonte. La oscuridad había quedado atrás, pero algo mucho más grande lo aguardaba. El eco del pasado resonaba en sus oídos, y con él, la promesa de que su destino apenas comenzaba a desvelarse.
"Lo haré", dijo Aleron con firmeza. "Lo haré por el futuro."