Chapter 36 - Pero tú me amas!

Jin Jiuchi lo miró con la boca abierta, totalmente atónito. ¿Qué quería decir la muñeca de jade con eso? ¿Acaso acababa de decir que aún saldría después del toque de queda y arriesgaría ser atrapado por esa extraña araña alias Señora Liu versión dos?

—¡No! —gritó él en voz alta. Si pudiera moverse, se habría puesto de pie de un salto y agarrado a Nian por los hombros, sacudiéndolo para ver si podía sacudir el agua de su cerebro. ¿Quién era el que carecía de sentido común aquí? ¿Acaso había mirado su propio reflejo en el espejo? Nian'er era tan pequeño, ¿y si esa criatura de pesadilla se lo tragaba de un bocado? Cuanto más Jin Jiuchi lo pensaba, más horrorizado se sentía. —¡Nian'er, no puedes! Tú

—¡Ssshh! —Nian lo hizo callar rápidamente con una mirada oscura—. ¡Baja el volumen!

Jin Jiuchi, por supuesto, no escuchó. No solo eso, sino que también gritó más fuerte. —¡Ah, ah, ah! ¡Auxilio— hay un mal Nian'er aquí! Él quiere—¡hmpph! —La aguja se clavó de nuevo en el cuerpo de Jin Jiuchi, sellando su boca al instante.

Alzándose sobre Jin Jiuchi como un joven maestro sádico y cruel, Nian soltó una risa escalofriante con una expresión tan oscura como el fondo de la olla, —¿Por qué demonios te he mantenido vivo hasta ahora? ¡No debería haberte detenido cuando querías entrar en la Habitación del Viejo Guan antes!

—¡Hmmph hmm hmm! —Pero Nian'er, ¡me amas!

Nian le espetó enojado, —¡Cállate!

Miró al hombre molesto frente a él. A pesar de que no tenía idea de lo que Jin Jiuchi decía, sabía instintivamente que no era nada bueno. ¡Debería haber mantenido a Jin Jiuchi en este estado hasta que salieran del Ciclo para que el hombre no le causara ningún problema!

Esta vez, Jin Jiuchi de verdad se calló, pero no porque Nian'er se lo hubiera ordenado.

Levantó la mirada hacia el techo y aguzó el oído en silencio. Al verlo así, Nian también se puso alerta y levantó la cabeza para seguir su línea de visión. No había nada en el techo sobre ellos, excepto

—Sssh... sssh... —Un extraño sonido llegó a sus oídos. Era un ruido lento, de arrastre, como algo pesado siendo arrastrado por el suelo. Nian tensó el cuerpo y ralentizó su respiración, sus ojos púrpura brillaban con una luz aguda. El sonido persistía, retumbando por toda la habitación silenciosa como si se hubiera amplificado diez veces para infundir miedo en el corazón de las personas. Cuanto más lo escuchaba, más sentía que... eso es, sonaba justo como alguien arrastrando su pierna inerte!

Una posibilidad cruzó instantáneamente por su mente. ¿La tercera víctima? ¿Ese de apellido Dong? Excluyendo a las muñecas de papel y la criatura de pesadilla, solo podía ser él.

Los dos esperaron conteniendo la respiración mientras el sonido de arrastre se alejaba cada vez más hasta que cesó por completo y solo quedó un silencio escalofriante. La tensión en el aire se disipó lentamente y solo entonces Nian pudo permitirse relajarse. No obstante, el hecho de que sabía casi nada acerca de las criaturas le roía la mente, haciéndolo sentir inquieto y nervioso. Estaba bastante seguro de que el diario en manos de Zhi contenía una pista principal – podría ser la debilidad de las criaturas o incluso cómo derrotarlas. Y para obtenerla... quizás tuviera que hacer un trato con el hombre mañana.

Ignorando los ojos de cachorro de Jin Jiuchi que lo miraban fijamente, se acostó en la cama y se acomodó cómodamente bajo la cobija.

—¡Mrrphh! ¡Hmm nghh! —¡Nian'er, qué hay de mí?! ¡No puedes estar hablando en serio de dejarme así por el resto de la noche, verdad?! —No te canses —dijo Nian con tono perezoso, comenzando a sentir el sueño detrás de sus párpados—. Tienes que hacer guardia esta noche. Si la criatura de pesadilla viene, despiértame.

Jin Jiuchi estaba prácticamente en lágrimas ahora. —¡Hmmm! ¿¡Cómo se supone que te despierte así?!

Nian no le dijo que el efecto de la propiedad solo duraba dos horas como máximo. «Enseñémosle una lección para que no se atreva a mover sus patas hediondas de nuevo», pensó con malicia. Con ese pensamiento en mente, se deslizó hacia un sueño tranquilo, dejando a Jin Jiuchi que se defendiera por sí mismo.

Esa noche, la Señorita Zhao tampoco vino de visita.

***

Al día siguiente, los despertó el grito horrorizado de Xinxin. —¡AHH!

Nian salió de su profundo sueño de un salto, y su instinto inmediatamente se activó para despejar la bruma del sueño de su mente. Las campanas de alarma sonaron en su mente. Esta era la segunda vez que se quedaba dormido tan profundamente dentro del Ciclo, ¡y lo había hecho dos veces seguidas!

Abrió los ojos de golpe con un ligero jadeo, solo para sentir la pesada manta que le oprimía se movía y hablaba con un murmullo ronco y somnoliento,

—¿Qué demonios es eso...?

Nian se quedó inmóvil al instante, demasiado atónito para reaccionar por un momento. El calor abrasador del cuerpo de Jin Jiuchi todavía se aferraba a su espalda y prácticamente a todo su cuerpo, y lentamente se giró para encontrar al hombre sentado en la cama con el pelo alborotado. Su torso desnudo mostraba la flexión de esos gloriosos, apetitosos y tensos músculos mientras estiraba la cintura y bostezaba enormemente.

—¿Nian'er? —La voz de Jin Jiuchi apenas lo sacó de su aturdimiento—. Alguien está gritando afuera. ¿No deberíamos echar un vistazo?

—Tú... —Nian se sentó y se limpió la comisura de la boca, aliviado al no encontrar rastros de babas—. Tartamudeó, "¿Por qué no llevas puesta tu camisa?"

—Demasiado apretada —se quejó Jin Jiuchi en un gruñido—. No puedes esperar que duerma con eso. ¡Me asfixiaría hasta la muerte! Vale, vale, no me mires así. Rayos, me la pondré ahora, ¿está bien? —Murmurando sobre cuán estricto y quisquilloso era Nian'er, agarró la camisa que había lanzado a un lado la noche anterior y se la puso para cubrir su cuerpo desnudo.

Nian soltó un suspiro de alivio. Por fin, podía pensar de nuevo. La visión del cuerpo de este maldito husky a tan temprana hora era seriamente tan distractiva…

—Vamos —salío de la cama, se puso los zapatos y fue a abrir la puerta.

Xinxin estaba parada en el pasillo apoyada en la baranda mientras miraba hacia abajo, su cara pálida como un fantasma. Dio un gritito de sorpresa al oír abrir la puerta, solo para relajarse de nuevo cuando vio salir a Jin Jiuchi y Nian. Parecía estar a un segundo de estallar en lágrimas. —U–Ustedes están aquí...

Nian tiró del dobladillo de la camisa de Jin Jiuchi y le hizo una señal.

Elevando la ceja, Jin Jiuchi rió entre dientes y volvió a cargar en brazos a la muñeca de jade, ayudándolo a ver lo que estaba pasando abajo. El cadáver de la Señora Liu seguía allí, en la misma posición en la que lo habían dejado la noche anterior. La pregunta de cómo podía seguir allí cuando la criatura de pesadilla había estado moviéndose la noche anterior cruzó su mente por un instante, pero luego fue rápidamente distraído por otra vista.

No había solo un cadáver abajo, sino dos.

En cuanto al otro...

No era otra que la Hermana Hong.