—Ya veo —asintió el hermano nuevamente—. Gracias por su cooperación, Sir, nos aseguraremos de tener el mejor horario disponible para usted.
Realmente era diferente. Zein se preguntaba si los guías lo tenían tan fácil en la zona más segura o si solo era Trinity. Estaba acostumbrado a ser tratado como una aspiradora durante trece años, y luego ser un producto demandado con una agenda apretada en Fronteriza. Ya se sentía raro no guiar a nadie durante los días que pasó en el viaje, y ahora parecía como si incluso pudiera tomárselo con calma.
Después de todo, solo era responsable de cinco esperas—dos de los cuales ya le eran familiares.
—Entonces, ¿tienes alguna preferencia? —preguntó el hermano, mientras su hermana introducía los datos de Zein en el sistema.
—¿Preferencia? —Zein inclinó la cabeza, volviéndose hacia Abel en busca de una explicación.