Otra cosa que Zein descubrió fue que los ejecutivos tenían acceso ilimitado al coche del gremio y a su conductor.
No tuvo ni la oportunidad de considerar llamar a un taxi cuando el chófer del gremio ya lo había contactado, informándole que estaban listos para llevarlo a su única cita programada para el sábado, que era un examen médico.
Obviamente, Zein nunca había tenido uno antes, por lo que el gremio organizó que se hiciera uno. Parecía ser obligatorio para los miembros del gremio tener un chequeo anual, y siempre se llevaba a cabo en el centro médico al que se dirigía.