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Chapter 12 - La Bibliotecaria

— ¡Gisei!

— ¡Gisei!

— ¡Gisei!

A lo lejos se escucha la voz de un chico gritando.

"Espero que Gisei voltee pronto".

Gisei parece darse cuenta de que la están llamando y procede a voltear hacia la dirección de donde proviene el sonido. Al girar su mirada, se da cuenta de que es el chico que conoció el día anterior, y ambos se acercan hasta estar lo suficientemente cerca para hablar con normalidad.

— Hola, Hikaru, qué sorpresa verte por aquí —dice Gisei, mientras se pone un dedo en la mejilla.

— La verdad, Gisei, es que estaba terminando de entrenar y estaba pensando en ir a la biblioteca, pero no tengo idea de dónde está.

— Oh, ¿de verdad? Qué coincidencia, justo ahora me dirijo a la biblioteca. Si quieres, podemos ir juntos —menciona con una sonrisa.

— Gracias, la verdad no sabía a quién preguntarle sobre esto y no quería perderme.

— No te preocupes, parece que hoy tienes suerte porque yo estoy aquí. Bien, vamos.

Comenzamos a caminar hacia la dirección de la biblioteca mientras tenemos una pequeña charla.

— Oye, Hikaru, ¿por qué quieres ir a la biblioteca?

— Umm, supongo que me gustaría saber cómo es. De donde vengo, no hay muchas bibliotecas, y las que hay son muy pequeñas.

— Entonces no te preocupes, yo te ayudaré. Te sorprenderás al ver la biblioteca; es la más grande de este continente y tal vez la más grande del mundo. Ya lo verás cuando lleguemos.

— Parece que ya has ido ahí antes, jajaja.

— La verdad es que fui ayer después de la clase de introducción, y me sorprendió mucho lo maravillosa que es. Ya había estado en grandes bibliotecas antes, pero esta sin duda es la mejor que he visto —lo dice con una cara complacida.

— ¿Te gustan mucho los libros, Gisei? —pregunto con una cara perpleja por la forma en la que ella habla tan apasionadamente de la biblioteca.

— No solo me gustan, yo amo los libros. Los libros son el mejor amigo del humano; son registros de cosas que ya han pasado y no deben perderse. Para mí, los libros tienen un valor incalculable.

"Realmente le emocionan mucho los libros, incluso le brillan los ojos, jajaja".

— Dime, Gisei, ¿qué harás hoy en la biblioteca? ¿Estudias algún tema en especial?

— No estudio nada en especial. Solo leo el primer libro que me llame la atención. No me importa el tema: si es de historia, del sistema o incluso una novela romántica. Mientras sea interesante, me gusta leer cualquier cosa.

Después de un rato más caminando y charlando sobre libros, llegamos a la biblioteca.

— Esta es, Hikaru, contempla la gran biblioteca de Tracia.

Frente a nosotros estaba una biblioteca enorme. Jamás había visto algo parecido, tal vez sea incluso más grande que el auditorio. La entrada es grande en su mayoría de un color blanco, y parece construida de mármol. La fachada desprende un toque de elegancia y sabiduría. Al entrar, veo que es aún más espaciosa, con aparentemente cuatro pisos de altura, llena de estanterías hechas de una madera oscura, cada una con cientos de libros. Era sorprendente. En el techo, había una pintura de un cielo con numerosas estrellas. Las paredes tenían grandes ventanales por donde entraba la luz natural. A pesar de su imponencia, no había ningún estudiante adentro; todo estaba muy tranquilo y silencioso.

— Es sorprendente, ¿verdad? La primera vez que entré puse la misma expresión que tú, jaja.

— Esto es más grande y mejor de lo que imaginé. Es... fabuloso.

— Lo primero que debemos hacer es registrarte. Bueno, vamos, ahí está la recepción; hablemos con la persona encargada.

Nos acercamos a la recepción, que estaba casi al costado de la entrada. Se veía a una chica leyendo mientras permanecía sentada. Llevaba un vestido de aspecto ligero y liviano que la cubría por completo, desde el cuello hasta las piernas, el cual parecía antiguo, pues no había visto ese tipo de vestidos antes. Era de un solo conjunto en tonos rosados cremosos, bordado con algunos detalles en negro. Los hombros y la espalda parecían descubiertos. Al acercarnos más, me di cuenta de que no era humana; tenía un par de alas emplumadas de color blanco en la espalda, parecidas a las de un ángel, y un cabello largo de color rosa. Cuando se dio cuenta de nuestra presencia, escondió sus alas, haciéndolas desaparecer. Al voltear su mirada, pude ver el rostro hermoso de una joven mujer de unos 20 o 24 años. Parecía que únicamente me estaba viendo a mí; con sus ojos bien abiertos y brillantes me miraba fijamente. Cautivado por su mirad, noté que sus ojos eran de colores distintos: uno era amarillo y el otro azul. En esos bellos ojos, en donde debería estar la pupila, había una pequeña cruz brillante, pero cuando nos acercamos ella también cerró sus ojos. Aún sorprendido por su belleza y sin dejar de verla, llegamos hasta ella. Al acercarnos, Gisei le empezó a hablar.

— Buenas tardes, Bibliotecaria. Por favor, quisiera registrar a mi amigo.

Ella después de mirarme tan profundamente giro su cabeza aun con sus ojos cerrados atención a Gisei. Con una voz dulce y relajada, casi al punto de ser divina, habló.

— Bienvenidos a la gran biblioteca de Tracia. Los ayudaré con mucho gusto. Solo necesito su tarjeta de estudiante —se notaba una leve sonrisa en su rostro, mientras me vuelve a mirar.

Saqué mi tarjeta de estudiante del bolsillo, aún embelesado por su presencia, y se la di. Después de recibirla, ella le impregnó poder con ayuda del sistema.

— Sistema de Luz: Hon –se escucharon sus palabras retumbar por el eco de la biblioteca.

Después de usar el sistema, mi tarjeta brilló por un breve momento.

— Aquí tienes —extendió su mano para darme la tarjeta—. Como eres de la clase F, no podré prestarte libros para que te los lleves, pero puedes venir las veces que quieras y así podrás utilizar los libros dentro de aquí.

Aún sin poder decir nada, solo tomé la tarjeta y asentí con la mirada. Después de eso, Gisei me habló.

— Hikaru, ¡qué bien! Ahora vayamos a ver los libros, ven.

Ella me tomó de la mano y me llevó hacia el segundo piso, donde había más libros. Mientras subíamos las escaleras, voltee hacia donde estaba la recepcionista y vi que me estaba mirando nuevamente con los ojos abiertos y con una angelical sonrisa. Al darme cuenta de eso, volteé un poco la mirada sonrojándome un poco. Una vez ya ubicados en el segundo piso, le pregunté a Gisei acerca de la encargada.

— Oye, Gisei, ¿de qué raza es la encargada? Quiero decir, no parecía humana, después de todo.

— ¿Te diste cuenta? Ella es de la raza de las Fylkas, son muy raras de ver. La primera vez que vine, me di cuenta de que es de esa raza cuando ligeramente abrió los ojos. Me sorprendí mucho.

— ¿Solo por los ojos? ¿No viste sus alas?

— ¿Alas? ¿A qué te refieres? —pregunta confundida—. Ellas no muestran sus alas a cualquiera. No sé bien el por qué, pero estoy segura de que no lo hacen.

— Cuando llegamos, ella tenía alas en la espalda. ¿Acaso no las viste?

— Jajaja, yo creo que lo soñaste, parecías tonto solo quedándotele viendo jajaja, dime ¿acaso te cautivo su belleza? —dice Gisei con una cara burlona.

Esta tonta solo se ríe de mí. Mejor no le diré más del tema.

— Oye, ya que estamos aquí, ¿qué libros me recomiendas? ¿Hay alguno interesante?

— Sí, por supuesto. Ayer vi uno interesante. Ven —con una cara que irradia alegría, me llevó junto a ella.

"Este lugar es enorme. Por momentos pensaría que estoy perdido. Todo parece tan igual que pareciera que estamos dando vueltas en círculos, pero supongo que con ella no me perderé".

— Está en esta sección.

Al mirar el letrero, dice "Historia y Cultura".

— ¿El libro que te gustó es de historia? —pregunto, un poco confundido.

— Claro que sí, la historia narra sucesos del pasado. ¿Acaso no te da curiosidad saber qué pasó antes del calendario del dios dragón?

— No, ni siquiera pensé por qué se llama así. No es algo que me quite el sueño —respondo irónicamente.

"Ella me está mirando enojada. Seguramente no le gusta que hablen mal de los libros".

— Escúchame bien, Hikaru. La historia es un tesoro muy importante para la humanidad. Es el fruto de tantas décadas de conocimiento. No es algo que se deba menospreciar —me dice, enojada—. Lo primero que debes hacer, ya que estás aquí, es nutrir tu conocimiento básico.

Después de decirme eso, empezó a buscar en las estanterías algún libro. Tras unos momentos, agarró uno y me lo dio.

— Mira, este te ayudará con lo básico. Es acerca de las nueve razas que habitan la tierra. Te hará bien leerlo, ya que ni siquiera sabes reconocer a una de las razas más fuertes, como lo son las Fylkas.

— Creo que tienes razón. Debería leer sobre las razas —tomo el libro que sostiene en su mano.

— Bien, ¿qué te parece si nos sentamos en una mesa de por allá? —sin darme cuenta, ella ya tiene otro libro entre sus manos.

Así nos dirigimos a unas mesas que no estaban lejos de donde tomamos los libros y nos sentamos a leer.