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Chapter 10 - Miedo – Haruki

— Hemos llegado, cadetes. Les pido que sean respetuosos ante la máxima autoridad.

Estamos frente a dos grandes puertas de un material blanco y elegante. Cuando se abren, podemos ver el interior: dos pilares de gran tamaño sostienen un techo cristalino; las paredes están adornadas con pinturas sobre muros de color blanco que emanan elegancia. La mayoría de las pinturas parecen representar guerras y luchas. El lugar también está decorado con varias piedras preciosas, pero las que más destacan son los rubíes. En medio del salón se extiende un largo pasillo con una alfombra roja, y al final de este se encuentra un trono blanco, elevado sobre unas escaleras. Detrás del trono se ven varias calaveras de dragones, colocadas como su fueran alguna clase de trofeos.

Sin embargo, lo que más impresiona es la presencia de una joven mujer, sentada con las piernas cruzadas en el trono, con una pose imponente. Lleva un vestido largo de color rojo y tiene el cabello muy largo, de un rojo tan intenso como la sangre. Su rostro está cubierto por un velo, que le da un aire de misterio, mientras desprende un aura de divinidad abrumadora.

"¿Qué es esta presión que siento? ¿Seré la única? (miro a mi alrededor y noto que algunos están incluso temblando). Pero mi mirada se fija en la princesa. Mierda, ¿cómo es que ella parece estar tan tranquila? ¿Estará aguantando como yo?"

— ¡Cadetes! Todos arrodíllense, están en la presencia de la directora de la academia —dice el subdirector, que sale desde un costado.

Como si fuera un impulso natural, todos nos arrodillamos, incapaces de mantenernos de pie.

La mujer se levanta y, con un caminar que parece el de la muerte misma, da unos pocos pasos que hacen eco hasta situarse en mitad de las escaleras. Con una voz aparentemente angelical, dice:

— Los he mandado a llamar, jóvenes prodigios, para conocerlos. Pero no estén tan tensos, mis estudiantes. Solo les diré que se conviertan en los seres vivos más fuertes del planeta. Cada uno de ustedes representa el futuro de sus razas. Siéntanse orgullosos de pertenecer a la élite de esta escuela y de ser mis estudiantes. Espero grandes cosas de ustedes. Los apoyaré en todo lo que pueda para que se fortalezcan.

La mujer, que aparentaba amabilidad, se vuelve hacia el subdirector, manteniendo un tono dulce:

— He terminado de hablar con ellos. Pueden levantarse y llevar a mis estudiantes de regreso, pero me gustaría tener una pequeña charla con esa joven de cabello rojo.

Con la esperanza de que se refiriera a otra persona, volteo, pero me paralizo al ver que su mano apunta directamente hacia mí.

— Bien, cadete Haruki, puedes levantarte y esperar en este lugar —dice el profesor Yukimura.

Todos se levantan y abandonan el salón, excepto el subdirector, que vuelve a arrodillarse, y yo, que permanezco de pie a unos metros de esa mujer.

"¿Por qué me tiene que pasar esto a mí? Vaya día de mierda."

— Ahora que ya se han ido todos, querida estudiante, quiero que me digas quién eres.

Con las pocas fuerzas que me quedan, respondo:

— M-mi nombre es Haruki.

Antes de que pudiera decir algo más, me interrumpe.

— ¡JAJAJA! Perdón por no expresarme bien, pequeña. Reformularé la pregunta…

En un parpadeo, desaparece de mi vista, pero noto su presencia aterradora detrás de mí. Acercándose a mi oído con una voz y tono totalmente diferentes a los de antes, me pregunta:

— ¿QUÉ ERES?

En ese momento, mis piernas empiezan a temblar como las de un simple animal sintiendo peligro. Puedo percibir un aura asesina que emana de ella. Este sentimiento ya lo conocía: el temor a la muerte. Incapaz de formular una frase, me toma de la mejilla y gira mi rostro hacia ella.

A pesar de que siempre he visto a las personas con una enorme X en la cabeza, lo que me dificultaba reconocerlas, pude ver perfectamente su rostro descubierto, sin el manto que lo cubría anteriormente. No apartó su mirada de mí. Sus ojos eran abrasadores, como los de un monstruo, de un rojo tan intenso que se volvían más amenazantes cuanto más los miraba. En un momento, sentí como si mi cuerpo estuviera ardiendo, y me di cuenta de que mi respiración se agitaba cada vez más. La presión de su mirada no me dejaba respirar, pero de repente, me soltó y caí al suelo, jadeando en un intento desesperado por tomar aire.

— Supongo que no puedes responder una pregunta tan simple como esa, y tampoco logro descubrir qué eres. Subdirector Koyama, sácala de aquí.

— Como usted ordene.

El subdirector me ayuda a levantarme del suelo, y una vez de pie, me dirijo débilmente hacia la salida.

— Solo una última cosa, niña. Más te vale hacerte fuerte, porque la próxima vez que nos veamos será en el campo de batalla, y te mataré. Esfuérzate y conviértete en un juguete divertido.

Y con una sonrisa burlona ella se despide. Aun asimilando lo que acababa de pasar, me apresuro hacia la salida.

"Si no salgo rápido de aquí, ese monstruo me matará."

Después de salir, aun jadeando, corro unos cuantos metros.

"Debo calmarme. Sigo temblando, y mi respiración está fuera de control. ¿Acaso me dará un ataque de asma? ¡No! Debo solucionarlo. Tal vez usando el sistema..."

— Sistema de Hielo, Control.

Intento controlar mi flujo de energía y, tras un rato y mucho esfuerzo logro estabilizarla.

"Ya me siento un poco más calmada. Aún tiemblo un poco, pero mientras siga usando el sistema, podré respirar y hablar con normalidad. Tengo que encontrar a mi hermano. Él es el único que puede calmarme ahora. Quiero darle un abrazo."

Mientras camino, veo la silueta de una chica parada, observando en mi dirección, y se acerca.

— Haruki, ¿estás bien? Decidí esperarte para que nos fuéramos juntas.

"Ya veo, esa voz es de Lylyth. Ella es realmente ingenua... pero una buena persona."

— Sí, estoy bien. Solo quería saber mi nombre la directora —respondo con una sonrisa.

— Menos mal, aunque pareces un poco cansada.

"Supongo que mis habilidades como actriz no sirven mucho ahora."

— Es porque ha sido un día agotador y me siento cansada, jaja.

— Tienes razón. Será mejor que nos vayamos. Vámonos.

Con un semblante más serio, pregunto:

— ¿Por qué te preocupas por mí?

— Porque lo preguntas, es muy simple: eres mi primera amiga.

Sus palabras me sorprendieron. "¿Realmente alguien puede ser tan simple? Conozco las palabras vacías cuando las dicen, y sé que este no es el caso. Tampoco siento maldad en su corazón. Desde el primer instante en que hablamos, ella se ha esforzado por ser mi amiga. ¿Es posible que exista gente buena en este mundo podrido? Al mirarla... tal vez sí. Jaja, realmente es una buena persona".

— (Mientras cierro los ojos) Jajaja, realmente eres una persona amable, Lylyth.

— ¿Qué? ¿Por qué lo dices?

Al abrir más los ojos, veo sorprendida cómo la enorme X que cubría el rostro de Lylyth cae lentamente, revelando el hermoso rostro de una bella elfa, con cabello gris como la luna y ojos del mismo color, además de un par de orejas largas y puntiagudas. Solo puedo sonreírle ampliamente.

"Así que así se ven los elfos."

— ¿Por qué sonríes así de repente, Haruki?

— Haru. A partir de hoy, puedes llamarme Haru —respondo con una sonrisa.

Ella, con una cara apenada, responde:

— ¿Así de repentino? No es que me desagrade la idea, pero me tomó por sorpresa... Haru.

— Bien, Lylyth, es hora de irnos.

— Sí.

Después de esa charla, más agradable e inesperada que la anterior, nos vamos. Al cabo de un rato caminando, me despido de Lylyth, ya que ella toma un camino diferente al mío.

Al caminar y pensar con la cabeza fría me doy cuenta de todo lo sucedido con la directora, aunque aún no confirmo su nombre, creo saber quién es.

"Bien, ya me siento mucho mejor. Por aquí está el edificio de mi hermano... Ya lo vi. Está hablando con alguien, parece un señor. Cuando se vaya, me acercaré y le daré un gran abrazo a mi hermanito."

Mi expresión se vuelve seria y sombría, con una sonrisa susurro.

— Y también juro que algún día matare a esa Diosa… Ares.