Después de un rato, todo el salón estaba vacío.
"Bien, es hora de irme a la salida, aunque seguramente mi hermana aún no esté ahí".
Una vez en el lugar acordado para esperar a mi hermana, reviso el área, pero no la veo. Sin embargo, lo que sí logro ver es al sargento Alexander, fumando un cigarrillo. A su vez, él me ve.
— Ey, mocoso —me hace una seña para que me acerque.
"Ahora, ¿qué querrá este tipo? Qué molesto" (camino hacia dónde está y lo miro).
— No tenía idea de que estuvieras en esta clase, mocoso. Sinceramente, pensé que estarías en alguna clase superior, creí que eras como tu hermana, pero veo que no.
— No soy como ella, yo no pasé ninguna prueba física del examen.
— Oh, ya veo. De hecho, ahora que lo mencionas, te ves fuera de forma. Deberías hacer más ejercicio si quieres seguir el ritmo de aquí.
"Él tiene razón, debería esforzarme más, tal vez ahora que estamos aquí debería de tomarme el entrenamiento más enserio".
— ¿Usted sabe si la academia cuenta con un gimnasio o algo así? —pregunto con una mirada seria.
— Claro que sí, mocoso. Cada edificio de estos —señala el edificio de la clase F— tiene su gimnasio personal, pero si te soy sincero, el de la clase F es una basura.
— No se preocupe, no creo que esté tan mal como dice. De todas formas, desde hace un rato planeaba ponerme en forma. También soy consciente de que mi hermana es fuerte, y es por eso que no debo de quedarme atrás, me esforzare para estar a su altura.
— Dime, mocoso, ¿cómo te llamas? —pregunta con un semblante más serio.
— Me llamo Hikaru señor.
Con una expresión más relajada, Alexander responde:
— Bien, mocoso. Demuéstrame que tienes la determinación que hace falta para lograrlo y tal vez te diga algunos trucos. Bueno, creo que ya llegaron por ti —señala ligeramente con su mano hacia un lado.
Volteo la mirada y veo a Haruki caminando hacia mí.
— Yo también me tengo que ir, mocoso. Nos vemos luego.
Después de decir eso, entra al edificio nuevamente, y yo me acerco a Haruki.
— Hola, hermana.
— Ya llegué, hermanito.
Me agarra y coloca mi cabeza sobre su pecho, dándome un abrazo.
— Te extrañé mucho, hermanito. Me tuve que presentar ante muchas personas, fue todo muy aburrido y estresante. Quería dejar todo y venir a verte lo antes posible, pero tuve un pequeño contratiempo.
— Sí, hermanita, lo que tú digas, pero ya suéltame, me estás asfixiando.
Ella me suelta. "Más que un abrazo parecía una llave de lucha, no sabe controlar su fuerza".
— ¿Qué clase de contratiempo tuviste hermana? ¿Todo está bien?
Ella con una sonrisa que desborda alegría y confianza me dice:
— Todo está bien Hikaru, pero eso no es importante, cuéntame. ¿Cómo te fue en tu primera clase, hermanito? ¿Hiciste muchos amigos?
— No me preguntes eso, ya no soy un niño. Estuvo normal, no pasó nada malo.
— Me alegro, hermanito. Ya sabes que siempre puedes contar con tu hermosa hermana mayor. Bien, es hora de irnos al departamento. Te haré algo rico para comer —dice con una sonrisa.
— ¡Sí, hermanita! —le respondo con una sonrisa.
Después de ese elocuente momento, nos vamos caminando.
"Realmente ha sido un día agotador. Seguramente ambos hemos tenido que contenernos para no ocasionar problemas. Solo quiero comer y descansar".
Luego de estar un rato caminando sin complicaciones, llegamos a la entrada de nuestro departamento.
— Hemos llegado, hermanito. Abre la puerta.
— Ya voy, hermana, no me apresures.
Saco la llave de mi pantalón y abro la puerta. Al abrirla, entro y enciendo las luces del departamento. Mi hermana entra detrás de mí.
— Ya estamos en el departamento. Me iré a cambiar de ropa, hermanito. ¿Puedes regar el bonsái que está en la terraza?
— Sí, claro.
"Este departamento realmente es cómodo. Tenemos la cocina cerca de la entrada y una sala de estar con un par de sillones cómodos justo enfrente. Hay ventanas grandes que dejan entrar una iluminación natural. También tenemos un baño completo con tina. Qué ganas tengo de meterme a bañar para relajarme. Además, está la recámara con dos camas súper cómodas y tenemos bastante ropa para usar. Estoy agradecido con mi hermana por haber conseguido todo esto. Creo que calentaré el agua para tomar una ducha".
Después de regar el bonsái, me dirijo al baño para preparar el agua.
"Bien, en un rato podré bañarme".
— Hermanito, ya me cambié. Voy a hacer la comida. ¿Puedes ir cortando las verduras para hacer un estofado? —grita mi hermana desde la cocina.
— Sí, ya voy. Solo déjame cambiarme.
Voy a la recámara para buscar mi ropa y me pongo algo cómodo: una playera blanca grande y unos pants. Después de cambiarme, salgo de la habitación y veo que mi hermana lleva puesta una playera negra con shorts pequeños.
— ¿Cuáles son las verduras que quieres que corte?
— Son las papas y zanahorias que están encima de la mesa, hermanito. A un costado te dejé un cuchillo.
Me pongo a picar las verduras, y después de un rato terminamos el estofado.
— Gracias por la comida —decimos ambos.
— ¡Fuaa! Qué rico está el estofado hermana. No cabe duda de que eres la mejor cocinera del mundo. Podría comer esto toda mi vida.
— Me alegra que te guste, hermanito, pero realmente no creo que lo puedas comer todos los días. Tu cuerpo necesita más nutrientes. Por cierto ¿ya tienes planes para mañana?
"Ahora que lo menciona, creo que ya no me tengo que preocupar por mi hermana. Después de todo, ella ya es una persona fuerte. Lo mejor será estar a su altura para poder estar a su lado, decidido lo haré".
— Sí, hermana. Mañana iré al gimnasio a entrenar. Quiero ponerme en forma —hablo con determinación.
— Sé que lo lograrás, hermanito —dice con una gran sonrisa.
— ¡Bien, decidido! Me haré más fuerte.
— Bien, ahora tenemos que terminar la comida antes de que se enfríe, hermano.
Ambos comimos hasta saciarnos, y mientras recogemos los platos, algo en el ambiente cambia.
— Ahora que ya comimos, hermanito, ¿me puedes explicar por qué le hablaste a esa lombriz en la ceremonia?
Volteo la mirada con temor y veo que mi hermana desprende un aura tenebrosa. Titubeando, le respondo:
— ¿T-te refieres a Seraphine? Ella solo...
— ¿Así que la sigues llamando por su nombre, eh?
— B-bueno, e-es que así se llama, Seraph...
Afortunadamente, antes de terminar su nombre, noto que mi hermana sostiene un cuchillo afilado en su mano, y cada vez desprende más aura asesina. Trato de protegerme con palabras.
— Perdón, hermanita. La lombriz fue la que me habló primero.
Cuando termino de decir eso, mi hermana me salta encima como si fuera una luchadora y, mientras estoy en el suelo, me aplica una llave que me provoca mucho dolor.
— ¡Perdón, hermana! No volveré a llamarla por su nombre.
— Cállate, mujeriego. Te dije que te iba a castigar. ¡Toma esto!
— ¡No, hermana! ¡Cuenta hasta diez!
Y así fue como terminó mi primer día oficial como cadete en esta academia.