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Chapter 3 - Estrategias y Secretos  

En la intensa batalla, Akane luchaba con todas sus fuerzas contra sus oponentes. Tras una frenética serie de ataques, logró derrotar a sus adversarios, ganando un punto crucial. Mientras, estando exhaustos, Mitsuki y Reki se enteraron del resultado de Akane gracias a un cuervo con ojos de esmeralda que anunciaba los puntos ganados. Con la energía casi consumida, decidieron alejarse un poco para recuperar fuerzas y evitar más enfrentamientos por el momento.

Mientras tanto, el equipo de Rina, que incluía a Mika y a Saya, se encontraba en medio de una dura pelea. Las tres magas, con un total de 19 puntos, se enfrentaban a un mago de resonancia que poseía una abrumadora cantidad de poder, 1621 puntos de magia. A pesar de la desventaja, uniendo sus fuerzas, decidieron combinar sus magias.

—¡Ahora! —gritó Rina, utilizando su magia del tejido del tiempo para ralentizar el movimiento de su adversario.

Mika, con su magia de luz, intensificó la energía a su alrededor, creando un brillo deslumbrante. Al mismo tiempo, Saya, que tenía unas marcas negras en la cara, similares a las de Mitsuki, concentró su poder en un solo ataque devastador.

Las tres magas lanzaron su ofensiva al unísono, desatando una explosión de energía que dejó al mago sin aliento. Con un último grito de esfuerzo, lograron derribarlo, asegurando así los puntos necesarios para ser exoneradas del examen y quedando en primer lugar.

Mientras tanto, un grupo de magos sospechosos se reunió en un rincón oscuro del bosque. Eran figuras enigmáticas que murmuraban entre ellos, su comportamiento indicaba que estaban tramando algo siniestro. Tenían a alguien atrapado, un joven tembloroso que respondía a sus preguntas.

—¿Quién es el director de la escuela? —preguntó uno de los magos, su voz cargada de amenaza.

El prisionero, visiblemente asustado, titubeó, pero finalmente pronunció el nombre con un hilo de voz.

—El director… Akiyama.

Al escuchar ese nombre, los magos se sonrieron entre sí, su plan claramente tomando forma.

—Perfecto. —dijo uno de ellos, y comenzaron a dispersarse, dejando atrás a su cautivo.

Después de que Mitsuki y Reki se recuperaran un poco de la intensa batalla, Mitsuki finalmente reunió el valor para hablar sobre lo que había sucedido.

—Oye, Mitsuki, ¿qué fue eso en la pelea con Yuto? —preguntó Reki, su expresión llena de curiosidad y preocupación.

Mitsuki frunció el ceño, recordando las marcas que aparecieron en su cara cuando despertó su magia de sombras. —No lo sé, Reki. No tengo idea de cómo pude hacer eso. ¡Hasta hace poco era solo un chico común! —su voz se llenó de frustración.

Reki lo miró fijamente, intentando descifrar la confusión en su amigo. —Te vi despertar tu magia. Las marcas son características del Clan de Sombra. Eso es algo serio. No todos pueden hacerlo, y mucho menos alguien que no ha sido entrenado.

—Exactamente —Mitsuki se encogió de hombros, angustiado. —Nunca supe que tenía magia. Siempre fui un estudiante vago, le tenía miedo a ir a una preparatoria. ¡Nunca pensé que terminaría en una escuela de magos!

Reki se quedó pensativo, procesando lo que Mitsuki le decía. —Tal vez seas un elegido. Los elegidos son aquellos que, de repente, despiertan un poder oculto. Pero… ¿cómo llegaste aquí?

—Recibí una carta misteriosa —Mitsuki tomó aire, recordando el día que todo cambió. —Una tarde, llegó a mi casa. Lo curioso es que tenía el mismo apellido que yo. No sé quién la envió ni por qué, pero decía que debía presentarme aquí.

Reki frunció el ceño. —Eso no es común. Ningún humano corriente entra a la escuela de magos a menos que esté relacionado con los Yurei.

Mitsuki se quedó en silencio, asimilando la gravedad de las palabras de su amigo. —A veces tengo sueños… pesadillas, realmente. Pero pensé que era solo mi mente. Nunca pensé que pudiera ser algo más.

Reki asintió lentamente, entendiendo lo serio de la situación. —Tienes que tener cuidado, Mitsuki. Si eres un elegido, hay muchos que podrían querer aprovecharse de tu poder. No es algo que se deba tomar a la ligera.

La mezcla de emoción y miedo llenó a Mitsuki. —Lo sé. No sé cómo manejar esto, pero necesito aprender. Quiero ser más fuerte.

Reki sonrió, determinación brillando en sus ojos. —Entonces no te preocupes. Te ayudaré a descubrir tu magia. Juntos, encontraremos una manera de controlar ese poder.

Ambos se miraron, y Mitsuki sintió una nueva chispa de esperanza. Quizás, a pesar de lo extraño y aterrador que era su nueva vida, no estaba solo en esto.

 

Fin del capítulo 3