Victor entró al campo de combate con una expresión seria y determinada. A su lado, Spajit, aún con una energía intensa y una mirada desafiante, lo acompañaba, mientras que Trapecio, con una sonrisa nostálgica, los seguía. La arena parecía vibrar con la presencia de los tres guerreros. El público estaba en silencio, expectante, pues estos combatientes eran leyendas, y su entrada anunciaba un nuevo y épico enfrentamiento.
Victor, con su energía intensa, observaba el campo. Sabía que esta no sería una simple batalla, sino un combate para recordar. Spajit, que aún llevaba consigo la fuerza y rabia por sus recientes conflictos, parecía lista para desatar toda su furia. Y Trapecio, con un brillo en los ojos, se preparaba para luchar "por los viejos tiempos", recordando los combates de antaño.
El presentador, notando la tensión en el ambiente, gritó: "¡El campo de batalla está listo para un enfrentamiento entre titanes! ¡Victor, Spajit y Trapecio, tres leyendas se enfrentarán hoy!"
La arena estaba lista. La energía de los tres guerreros comenzó a elevarse mientras la atmósfera se cargaba de poder. Cada uno sabía lo que estaba en juego, no solo por la gloria del combate, sino por todo lo que sus historias y pasados habían construido.
Victor activó su "Ira dansandankai", el fuego morado envolviendo sus músculos mientras sus ojos brillaban con una determinación feroz. Spajit, con su espada Leviathan en la mano, sonrió de manera fría, mientras su aura verde y morada chisporroteaba a su alrededor. Trapecio, por su parte, adoptó una postura relajada, pero cualquiera que conociera su estilo sabía que bajo esa calma se escondía una bestia lista para liberar su verdadero poder.
El combate estaba a punto de comenzar, y todos sabían que este enfrentamiento no sería como cualquier otro.
Mientras Victor, Spajit, y Trapecio se preparaban para el enfrentamiento, algo inesperado apareció en las pantallas gigantes de la arena. Un rompecabezas comenzó a formarse, mostrando fragmentos de una imagen desconocida. El presentador, con una voz emocionada, explicó:
"¡Esta no será solo una batalla de fuerza! Para ganar, nuestros combatientes deberán también resolver un enigma visual! ¡Las piezas del rompecabezas solo se revelarán con sus voces, pero deberán estar combatiendo al mismo tiempo!"
Victor levantó una ceja, claramente intrigado por el desafío añadido. Spajit apretó los dientes, concentrada en no solo la lucha física, sino ahora también en el aspecto mental del combate. Trapecio, con su característica sonrisa despreocupada, se preparó, sabiendo que esta batalla pondría a prueba tanto su cuerpo como su mente.
El combate comenzó con una intensidad explosiva. Spajit lanzó un rápido corte con su Leviathan hacia Trapecio, mientras Victor se lanzó contra ella con un golpe de fuego morado. Justo en medio del intercambio de golpes, las piezas del rompecabezas empezaron a aparecer en la pantalla, pero eran solo sombras borrosas.
"¡Primera pieza!" gritó Spajit, mientras esquivaba el ataque de Victor, y un pequeño fragmento del rompecabezas se reveló en la pantalla, mostrando una esquina de una imagen oscura.
"¡Siguiente pieza!" rugió Victor, aprovechando el momento para lanzar un potente blaster solar hacia Trapecio. Otra parte del rompecabezas apareció, revelando más detalles, aunque aún era confuso.
Trapecio, mientras bloqueaba ambos ataques con una barrera, gritó: "¡Revelar tercera pieza!", y el rompecabezas mostró algo más claro: parecía una figura, quizás una persona.
El desafío ahora estaba claro: la batalla física debía continuar mientras usaban su ingenio para resolver el rompecabezas. A cada golpe, debían pensar estratégicamente cuándo gritar para que las piezas se revelaran, manteniendo el equilibrio entre atacar y resolver el enigma.
Con cada segundo que pasaba, los tres guerreros combatían ferozmente mientras la imagen en la pantalla se volvía más clara. Era una prueba de fuerza y mente que mantendría a todos en la arena al borde de sus asientos.
Finalmente, mientras los fragmentos del rompecabezas se iban revelando, la imagen se completó: era una escena que representaba una guerra devastadora. Victor, al ver la imagen, se congeló por un instante. Su mente fue arrastrada a recuerdos oscuros de su pasado, las guerras que había presenciado en su viaje temporal, los horrores de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Los rostros de personas inocentes, el caos, la destrucción... todo resurgió de golpe en su mente.
Esa fracción de segundo de distracción fue todo lo que Spajit y Trapecio necesitaban. Spajit, con su característico movimiento ágil, aprovechó el momento para lanzar un golpe rápido con su Leviathan hacia el costado de Victor, seguido de un barrido con la cadena del Nefesto Leviathan, que lo desestabilizó. Trapecio, por su parte, lanzó un campo de energía que envolvió a Victor y lo contuvo, impidiéndole reaccionar a tiempo.
Victor, atrapado en su mente y en el campo de energía, recibió los ataques con una mueca de dolor. La visión de la guerra había removido algo profundo en él, una herida que aún no estaba del todo cerrada. Spajit y Trapecio continuaban atacando sin piedad, conscientes de que este era el momento para ganar terreno.
"¡Vamos, Victor, concéntrate!", pensó para sí mismo, pero las imágenes seguían invadiendo su mente. Las explosiones, los gritos, el fuego… todo lo que había jurado olvidar. Spajit, con una mezcla de euforia y determinación en sus ojos, vio la oportunidad perfecta para hacerle recordar que en la batalla no había lugar para la distracción.
La lucha ahora era no solo contra Spajit y Trapecio, sino también contra los fantasmas del pasado de Victor.
Victor, a pesar de la distracción y el peso de sus recuerdos, comenzó a reunir su energía poco a poco. Sentía la ira arder dentro de él, un fuego que nunca había dejado de arder, a pesar de los años y las batallas. Con determinación, concentró ese fuego en su mano, formándolo en una esfera de luz intensa, llena de su poder solar.
En un movimiento veloz, Victor desapareció de su lugar, teletransportándose justo frente a Trapecio. El guerrero apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando Victor, con una mirada feroz, lanzó el resplandor solar directamente hacia el costado de las costillas de Trapecio. El impacto fue brutal. La luz ardiente atravesó la defensa de Trapecio, iluminando el campo de batalla y haciendo que su cuerpo se doblara por el dolor.
El grito de dolor de Trapecio resonó en el aire mientras el impacto lo lanzaba varios metros hacia atrás. El resplandor dejó una marca visible en su costado, y el daño era evidente. Trapecio intentaba levantarse, pero el dolor en su costado era demasiado.
Victor, aún rodeado por el brillo de su ataque, respiraba con pesadez, sus ojos clavados en Spajit y Trapecio. Aunque sus recuerdos lo habían distraído por un momento, ahora estaba decidido a no dejar que esa visión lo venciera. Spajit, observando a su compañero herido, se preparaba para el próximo movimiento, pero sabía que Victor no iba a caer tan fácilmente.
A medida que el combate continuaba, una nueva imagen comenzó a formarse lentamente en la pantalla. Esta vez, el rompecabezas mostraba una escena aún más compleja. Victor, Spajit, y el herido Trapecio luchaban no solo entre ellos, sino también contra la presión mental de descifrar la imagen mientras combatían.
Cada pieza que revelaban con sus movimientos y ataques aportaba algo nuevo a la imagen: se veía un paisaje desolado, con edificios en ruinas y nubes oscuras cubriendo el cielo. Parecía un campo de batalla devastado por una guerra cataclísmica.
Victor, con la mente aún cargada por las memorias de viejas guerras, sintió un escalofrío. Cada golpe que daba, cada rayo de energía que lanzaba, revelaba una nueva pieza de ese paisaje de destrucción. Su concentración vacilaba, pero sabía que debía mantenerse firme. No podía dejar que las visiones de su pasado lo dominaran.
Spajit, por otro lado, tenía la ventaja en ese momento. Aprovechaba cada oportunidad para atacar mientras también intentaba descifrar el rompecabezas. "¿Qué será esta imagen?" pensaba, frustrada, mientras lanzaba un corte con la espada Leviathan, obligando a Victor a retroceder.
Trapecio, a pesar de su herida, se levantaba lentamente. Aunque el dolor era intenso, no quería dejarse vencer. Con un esfuerzo enorme, gritó la pieza final del rompecabezas, revelando toda la imagen en la pantalla. Lo que antes era un simple paisaje de guerra ahora se completaba con figuras de soldados caídos, héroes olvidados en una batalla que ya nadie recordaba.
Con la imagen final revelada, el rompecabezas había terminado, pero el combate seguía. Los tres guerreros, cansados pero resueltos, se preparaban para la siguiente etapa del enfrentamiento. Las piezas del rompecabezas no solo revelaban imágenes, sino también pruebas de sus propios límites, empujándolos más allá de lo físico, hacia lo mental y emocional.
Spajit, al ver la imagen de la pareja feliz con sus hijos, sintió un nudo en el pecho. La felicidad reflejada en la pantalla la golpeó emocionalmente de una manera que no esperaba. Recordó su propio anhelo por esa misma sensación de amor y pertenencia con Rigor, y esa vulnerabilidad la dejó momentáneamente expuesta.
Victor, siempre estratégico, no perdió tiempo. Aprovechando su distracción, cargó su puño con energía y lanzó un golpe contundente que la envió directamente contra el suelo con una fuerza brutal. Spajit impactó con el suelo, levantando polvo y fragmentos de roca alrededor.
Trapecio, viendo la oportunidad perfecta, dejó escapar una sonrisa maliciosa mientras avanzaba con rapidez. Con un movimiento calculado, golpeó a Spajit en el estómago mientras aún estaba debilitada, lanzándola hacia arriba en el aire como si fuera un muñeco de trapo. El golpe fue tan fuerte que su cuerpo ascendió varios metros antes de que cayera de nuevo al suelo con un estruendo.
Spajit, jadeando y dolorida, miró hacia arriba con furia en sus ojos, sintiendo el peso de la derrota momentánea. Pero algo dentro de ella seguía encendido. Mientras yacía en el suelo, no podía apartar su mente de la imagen que había visto en la pantalla. La familia, la felicidad... era lo que más deseaba, y esa frustración alimentaba su ira.
Victor y Trapecio intercambiaron miradas, sabiendo que aún no habían ganado del todo. Spajit se levantaba lentamente, pero su aura comenzaba a cambiar.
Victor, mientras miraba el último rompecabezas, no pudo evitar que su mente lo traicionara. Los recuerdos de Beasty, su amiga y aliada, inundaron sus pensamientos. Recordó vívidamente la vez en que le robaron el cuerpo, cuando Lila se apoderó de ella. Aquella sensación de impotencia y culpa seguía atormentándolo, aun sabiendo que lograron recuperarla. No podía sacudirse el hecho de que había fallado en protegerla cuando más lo necesitaba.
El rompecabezas en la pantalla era la última pieza de la prueba. Mientras lo observaba, las imágenes empezaban a difuminarse en su mente. Ya no era solo un desafío visual; el rompecabezas representaba todas sus inseguridades y temores. La culpa por no haber sido más fuerte, el miedo a fallar de nuevo. Las piezas que formaban una imagen borrosa en la pantalla se mezclaban con los fantasmas de su pasado.
Mientras Spajit y Trapecio se recuperaban de la pelea, Victor, aunque estaba en pie, no podía concentrarse del todo. La última imagen del rompecabezas comenzó a tomar forma, mostrando una escena que le resultaba dolorosamente familiar: una figura solitaria, luchando contra la oscuridad. Era un reflejo de sus propias batallas internas.
Trapecio, siempre astuto, notó la distracción de Victor. Spajit, a pesar de su dolor, también lo percibió. Ambos sabían que tenían una oportunidad.
Spajit, con su furia contenida, intentó aprovechar la distracción de Victor. Se lanzó hacia él, mientras Trapecio comenzaba a moverse también. Pero Victor, aun envuelto en su tormento interno, levantó la mirada, sus ojos llenos de tristeza y determinación.
Este último rompecabezas no era solo una prueba de inteligencia, era una confrontación con su propio ser. Mientras las imágenes y recuerdos seguían persiguiéndolo, Victor supo que si no enfrentaba su pasado, no podría avanzar.
Victor, con una mezcla de determinación y furia, comenzó a concentrar su energía. Mientras esquivaba los rápidos ataques de Spajit y Trapecio, su mente dejó de lado las distracciones del pasado. Con su poder elevándose, gritó con fuerza: "¡Explosión solar!"
El ataque fue devastador. Una oleada de luz y calor surgió de sus manos, golpeando con fuerza a Trapecio y Spajit. Trapecio fue lanzado por los aires sin posibilidad de defenderse, volando fuera de la arena y siendo inmediatamente descalificado. Su figura desapareció en la distancia mientras el público contenía el aliento.
Spajit, sin embargo, en el último instante, logró aferrarse al borde de la plataforma, sus dedos arañando el suelo mientras su cuerpo colgaba. Apenas evitando ser expulsada de la arena, con esfuerzo, tiró de sí misma hacia arriba, sus ojos llenos de determinación y rabia, sabiendo que no podía perder de esa manera.
Victor, jadeando ligeramente tras la poderosa explosión, vio cómo Spajit se reincorporaba. El combate estaba lejos de terminar. Aunque había derrotado a Trapecio, ahora solo quedaban él y Spajit en la arena, y ambos sabían que la verdadera pelea apenas comenzaba.
El público rugía de emoción, mientras los dos combatientes se preparaban para el siguiente asalto, el calor de la batalla alcanzando su punto máximo.
Justo cuando Victor y Spajit se preparaban para continuar la batalla, el comentarista interrumpió con voz firme y clara:
"¡Y eso es todo, señoras y señores! El combate ha llegado a su fin. Con Trapecio eliminado y Spajit al borde de la descalificación, es oficial: ¡Victor ha asegurado el primer puesto, seguido de Spajit en el segundo lugar!"
El público estalló en aplausos y vítores. Spajit, aún aferrada al borde de la plataforma, miraba a Victor con una mezcla de frustración y respeto. Aunque había perdido, sabía que había dado todo de sí.
Victor, aunque respiraba con dificultad después de la intensa pelea, sonrió levemente. Sabía que su victoria había sido dura y que Spajit había demostrado ser una rival formidable. Mientras el comentarista seguía hablando sobre los logros de ambos, Victor le ofreció una mano a Spajit para ayudarla a levantarse del borde, un gesto de respeto entre competidores.
Spajit lo miró por un segundo, pero al final tomó su mano, reconociendo su lugar en el torneo. Aunque el puesto de honor pertenecía a Victor, sabía que aún había muchas más batallas por librar.
El torneo había concluido, pero ambos sabían que su rivalidad apenas comenzaba.
Victor y Spajit salieron de la zona de combate, cada uno con sus pensamientos marcados por la intensidad de la batalla. Mientras el público seguía aplaudiendo y el ambiente se llenaba de energía, ellos caminaban en silencio hacia el área de descanso, cada uno procesando la experiencia a su manera.
Victor, con una expresión de satisfacción pero también agotamiento, miraba al frente. Sabía que esta victoria había sido solo una parte de un camino mucho más largo. Los recuerdos de su batalla con Spajit, la lucha constante por superar sus límites, aún resonaban en su mente. No estaba seguro de qué vendría después, pero sí sabía que no podía dejar de prepararse para lo que seguiría.
Por otro lado, Spajit, aunque aparentemente calmada, no podía ignorar el dolor de la derrota. Su mirada, aunque fría, revelaba una chispa de furia contenida. No había sido el resultado que había deseado, pero no se iba a rendir. Cada derrota la hacía más fuerte, más decidida. Y con un retorcido sentimiento de admiración por Victor, sabía que aún quedaba mucho por demostrar.
Mientras ambos salían de la arena, la multitud seguía celebrando, pero los dos se retiraban con una silenciosa tensión entre ellos, un respeto y una rivalidad que solo el tiempo y las futuras batallas podrían desentrañar.
Victor y Spajit llegaron a los vestidores, el ambiente tenso, pero también cargado de una sensación de resolución. Los ecos del combate aún retumbaban en sus cuerpos, las heridas que ambos habían recibido marcaban el final de una batalla épica. Victor, con su actitud relajada pero vigilante, se sentó en uno de los bancos, mientras Spajit se apoyaba contra la pared, aún con una mirada desafiante.
Victor rompió el silencio, sin apartar la vista de sus manos, que aún temblaban ligeramente por la adrenalina.
— "No esperaba que la pelea se volviera así." —dijo, con un tono grave, pero no exento de respeto. — "Eres fuerte, Spajit. No hay duda de eso."
Spajit, que estaba mirando el suelo, levantó la mirada lentamente. Sus ojos mostraban una mezcla de enfado y desdén, pero también una admiración oculta.
— "No necesito que me lo digas, Victor. Lo sé." —respondió con un tono mordaz, pero con un atisbo de sinceridad. — "Pero no olvides que aún no te he vencido."
Victor sonrió con una ligera mueca, pero su mirada mostraba una cierta seriedad.
— "No me atrevería a subestimarte." —dijo, su voz firme. — "Lo que pasa es que… hay cosas más importantes en juego que simples victorias."
Spajit arqueó una ceja, interesada. Sabía que Victor no era de hablar por hablar, y sus palabras no eran algo que soliera escuchar de alguien como él. Se cruzó de brazos, desafiándolo con su mirada.
— "¿Qué quieres decir con eso?" —preguntó, desafiando a Victor a continuar.
Victor la miró fijamente, sus ojos mostrando una intensidad que no solía mostrar.
— "Lo que veo en ti, en nuestra batalla... es que hay más que solo poder. Hay algo más profundo en lo que estamos involucrados. Los combates no siempre resuelven lo que realmente importa. Tal vez no lo entiendas ahora, pero... estamos caminando sobre una cuerda muy fina. Y pronto, puede que tengamos que tomar decisiones más importantes que la fuerza."
Spajit lo miró con una expresión entre curiosidad y escepticismo. No parecía ser el Victor que conocía, el que solía lanzarse a las batallas sin más.
— "¿Te has vuelto blando, Victor? Pensé que los héroes solo se preocupaban por ganar. No por... filosofar." —respondió con sarcasmo, aunque la dureza de sus palabras ocultaba una creciente inquietud.
Victor se levantó lentamente, caminando hacia la puerta, y giró ligeramente para mirarla.
— "Lo que quiero decir es que... a veces, la batalla no es contra el oponente frente a ti, sino contra los propios demonios que llevas dentro." —dijo con un tono serio, dejando que sus palabras se asimilaran en el aire.
Spajit lo observó en silencio, sus labios presionados en una línea tensa, pero algo en su mirada revelaba que sus palabras habían tocado algo en su interior.
— "No busques problemas, Victor. Solo porque ganaste hoy, no significa que te tengo respeto." —dijo con un tono cortante, aunque había una duda latente en su voz.
Victor no respondió de inmediato. Sólo asintió lentamente y salió de los vestidores, dejándola con sus pensamientos. Spajit permaneció allí por unos momentos, el sonido de sus respiraciones pesadas llenando el espacio.
Lo que Victor había dicho, aunque en parte no quería aceptarlo, le había dejado una impresión. La fuerza bruta no siempre traía la victoria, y el combate que acababan de librar tenía mucho más en juego de lo que había imaginado.
Sin embargo, no iba a dejar que eso le afectara. Al menos no por ahora.
Victor, mientras caminaba hacia la salida de los vestidores, no pudo evitar detenerse un momento y girar lentamente hacia Spajit, quien aún estaba apoyada contra la pared, con la mirada perdida en algún punto. Sus palabras no salieron con prisa, pero fueron sinceras, como si finalmente decidiera abrirse un poco más.
— "Sabes, me di cuenta de algo durante el segundo rompecabezas. Cuando miraste la pantalla, hubo un momento, justo antes de que reaccionaras a los acertijos... tus ojos se quedaron ahí, mirando la imagen. Algo en ti cambió, aunque intentaste esconderlo."
Spajit parpadeó, sorprendida por la observación. No había esperado que Victor se hubiera percatado de algo tan sutil. Levantó la cabeza, y sus ojos se encontraron con los de él, pero no había enojo ni desdén esta vez, solo un silencio pesado que invadía la habitación.
— "¿Qué estás diciendo, Victor?" —preguntó con un tono bajo, casi en un susurro, mientras su mente intentaba procesar sus palabras.
Victor dio un paso más hacia ella, manteniendo la calma, pero también con la sinceridad en su voz que pocas veces mostraba.
— "Cuando vi tu reacción a la imagen... no era solo una imagen cualquiera. Vi algo que te afectó. No soy idiota, Spajit. Lo vi en tu cara, aunque intentaste disimularlo. Algo de lo que sucedió ahí te hizo sentir."
Spajit apretó los dientes, sus dedos se cerraron en puños, y un leve temblor recorrió sus manos. No le gustaba ser observada de esa manera, no le gustaba sentir que alguien había visto su vulnerabilidad, incluso en algo tan simple como una mirada.
— "No tengo idea de a qué te refieres. No hay nada que me afecte. Solo estaba jugando el juego como cualquier otra persona." —su tono era desafiante, pero había una incertidumbre oculta detrás de su desdén. Ella sabía que Victor había tocado algo importante, algo que la había golpeado más de lo que quería admitir.
Victor no parecía querer pelear, solo quería comprender, aunque la situación entre ellos era tan tensa que cualquier palabra parecía estar al borde de ser una chispa en la oscuridad.
— "No hablo solo del juego." —dijo, mientras sus ojos se mantenían fijos en los de ella. — "Había algo más en esa imagen... algo que te conectaba a ese lugar. ¿Estás tan dispuesta a ignorarlo?"
Spajit cerró los ojos por un instante, tomando aire profundamente, tratando de ocultar las emociones que empezaban a hervir en su interior. No podía admitirlo, ni siquiera a ella misma, pero lo que había visto en la pantalla había desenterrado recuerdos que había intentado enterrar. Y ese fue el verdadero problema.
— "Eso no es asunto tuyo, Victor." —su voz era más fría, pero por dentro, su cabeza giraba con pensamientos confusos. — "Lo que sea que viste, no significa nada."
Victor no se dio por vencido tan fácilmente. Dio un paso más cerca de ella, su tono firme y determinado.
— "Lo significa todo, Spajit. Te conozco lo suficiente para saber que no eres solo la persona que quieres mostrar al mundo." —dijo. — "Y sé que no eres tan fría como aparentas. No te ocultes detrás de esa máscara. No me hagas pensar que no te importa nada."
El silencio llenó la sala entre ellos, denso, casi insoportable. Spajit apretó los dientes con fuerza, pero en su interior, las palabras de Victor comenzaron a abrir grietas en su actitud defensiva. No era fácil para ella aceptar que alguien la viera tan profundamente.
Finalmente, con un suspiro exasperado, Spajit rompió el silencio, aunque con una voz más suave de lo que pretendía.
— "¿Y qué vas a hacer con eso? ¿Esperas que te diga que me importa todo lo que he intentado olvidar?" —preguntó, más para ella misma que para Victor.
Victor no respondió de inmediato, simplemente la miró, reconociendo que finalmente había tocado un punto sensible. Luego, con calma, dijo:
— "No espero que lo digas. Pero sí espero que te des cuenta de que no estás sola en esto. Y que incluso las batallas internas son más fáciles de enfrentar cuando no estás sola."
Spajit no sabía cómo responder a eso. Su pecho se apretó con una sensación extraña, como si hubiera sido herida por una verdad que había intentado ignorar.
Victor, finalmente, rompió el silencio con un tono más suave.
— "Es solo una pelea, Spajit. Pero fuera de eso, hay cosas más grandes que están en juego. Quizás deberíamos empezar a enfrentarlas, juntos."
Spajit no respondió, solo lo miró con una mezcla de rabia contenida y una tristeza oculta. ¿Era eso lo que realmente quería? ¿Esa conexión? No estaba lista para aceptarlo, ni siquiera para admitirlo.
Pero algo dentro de ella se había movido, algo que no podía ignorar. Y eso, de alguna manera, ya era un cambio.
Spajit, con su mirada fija en Victor, lo observó detenidamente, como si estuviera buscando una respuesta oculta detrás de su expresión. El silencio entre ellos había sido incómodo, pero ahora, su curiosidad se despertaba de nuevo, y no iba a dejar pasar la oportunidad de sacar algo más.
— "¿Y tú, Victor? —preguntó con una voz baja, casi desafiante. — ¿Por qué te quedaste mirando el primer rompecabezas? Y no solo eso, el último también. ¿Qué es lo que escondes, eh? ¿Qué te hizo perder la concentración?"
Victor, al escuchar su pregunta, se tensó ligeramente, y una sombra de incomodidad cruzó su rostro. Sabía que había algo en esos rompecabezas que lo había afectado, algo que no podía decir fácilmente. No era que no quisiera, sino que aún no estaba listo para enfrentarlo. Y no quería que Spajit, de alguna manera, llegara a descubrir más de lo que él mismo entendía.
Al ver la expresión de Victor, Spajit notó su vacilación, y su tono se volvió más incisivo.
— "Vamos, no me digas que no lo noté. La forma en que miraste la pantalla cuando apareció esa imagen... Tú, con tu aire de héroe invencible, te vi afectado. No me digas que no lo fue."
Victor, finalmente, se forzó a mirarla, pero esta vez su mirada era más seria, más reflexiva.
— "No es tan simple, Spajit. No es solo el rompecabezas... es todo lo que ha pasado últimamente." —dijo con un susurro, con algo de carga emocional en su tono. — "Es... que esos rompecabezas me hicieron recordar cosas que no quería recordar."
Spajit frunció el ceño, captando la tensión en su voz.
— "¿Qué cosas, Victor?" —preguntó, acercándose un paso más, buscando la verdad. — "¿Qué es tan terrible que te hace dudar? No eres el tipo que se deja vencer por el pasado."
Victor se quedó en silencio, claramente luchando con sus propios pensamientos. Sabía que había llegado el momento de compartir, aunque no estaba seguro de si era el lugar o el momento adecuado.
— "Recuerdo la vez en la que... en la que Beasty fue tomada, cuando le robaron el cuerpo." —murmuró, su voz mucho más baja. — "Fue... uno de los peores momentos. Sentí que todo se me escapaba, que no podía protegerla. Y al ver esos rompecabezas, lo que más me golpeó fue ver esa imagen, la familia... la idea de perderlo todo, de perder a alguien que amas. Me hizo sentir que no he cambiado tanto."
Spajit lo miró sorprendida. No esperaba que Victor abriera así, con tanta vulnerabilidad, y menos sobre algo tan íntimo.
— "¿Así que te afectó ver eso porque te recordó el pasado?" —preguntó, sus palabras ahora más suaves, como si intentara entender. — "Lo entiendo, supongo... El pasado puede ser una maldita carga a veces."
Victor asintió levemente, su mirada perdida en algún punto. Se quedó en silencio un momento, contemplando cómo lo que había dicho había resonado con él mismo más de lo que pensaba.
— "Es más complicado que eso. No solo fue Beasty. Son todas las pérdidas. Todo lo que hemos pasado. Hay veces en las que me pregunto si realmente soy el héroe que debería ser, o si estoy simplemente... atrapado."
Spajit lo escuchó en silencio, su expresión suavizándose al notar la carga emocional en sus palabras. No solía ver a Victor de esta manera, pero entendía su lucha interna. Ella misma había estado atrapada en su propio conflicto durante mucho tiempo, y no era tan diferente de lo que Victor sentía.
— "No lo digas como si no pudieras seguir. Tú has estado de pie después de todo. Y si te derrumbas, yo estaré aquí para levantarte... Aunque no lo creas." —dijo Spajit, con un tono ligeramente serio, pero también mostrando una especie de cercanía.
Victor la miró, notando la sinceridad en su voz. Sin embargo, no respondió de inmediato. Ambos se quedaron en silencio por un momento, las palabras pesando entre ellos, mientras intentaban procesar lo que acababan de compartir.
Finalmente, Victor rompió el silencio con una sonrisa tímida, aunque todavía marcada por la tristeza.
— "Gracias, Spajit." —dijo con un leve tono de gratitud, aunque todavía lidiando con sus propios pensamientos. — "Pero todavía no sé cómo seguir."
— "Es difícil, Victor... pero no tienes que hacerlo solo." —Spajit respondió, su tono más suave que nunca.
En ese momento, aunque sus sentimientos seguían siendo confusos y no del todo aclarados, hubo una pequeña chispa de entendimiento entre ellos. Algo que los unía, incluso si era en medio de la tormenta. La conversación seguía sin respuestas definitivas, pero al menos ahora había un reconocimiento silencioso de que ambos tenían sus propios demonios por enfrentar.
Victor, con la respiración aún pesada y los pensamientos enredados, colocó su mano sobre la pared. Sus dedos se tensaron, apretándose con fuerza, como si tratara de contener una tormenta interna que amenazaba con desbordarse. La tensión era palpable, y a medida que su energía seguía fluctuando, su cuerpo parecía responder a esa carga emocional.
Con una suavidad inquietante, dejó que sus dedos se deslizasen sobre la superficie de la pared, mientras líneas invisibles de sangre, cortadas en silencio, emergían de su piel. El dolor era sutil, una ráfaga momentánea, pero lo suficientemente fuerte como para que lo sintiera. Los cortes, tan invisibles como su propia ira interna, eran señales de que la batalla no estaba solo en el campo de combate, sino también dentro de él.
Spajit observó en silencio, notando cómo la sangre, aunque casi etérea, comenzaba a manchar la pared. No podía ver los cortes, pero la sensación de lo que estaba sucediendo era clara: Victor estaba luchando con algo mucho más grande que cualquier enemigo que hubiera enfrentado. Y, por algún motivo, este gesto, esta herida invisible, hablaba más de su estado que mil palabras.
— "Victor..." —Spajit murmuró, observando la sangre sobre la pared, sus ojos entrecerrándose con preocupación. — "¿Qué estás haciendo?"
Victor no levantó la mirada, ni siquiera la miró. Solo respiró profundamente, como si tratara de expulsar toda la presión que sentía en su pecho.
— "Es solo... un reflejo de lo que siento." —dijo con una voz rasposa, como si hubiera estado hablando demasiado tiempo consigo mismo. — "Es más fácil herirme a mí mismo que enfrentar lo que está pasando en mi mente."
Spajit no se acercó, pero su mirada se suavizó. Sus ojos, siempre tan llenos de energía cruda y emociones a flor de piel, se llenaron de un atisbo de compasión que no había mostrado antes.
— "No tienes que hacer esto." —dijo suavemente, como si las palabras pudieran aliviar parte de la tormenta que lo consumía. — "Sé que las cosas están difíciles... pero lastimarte no lo resolverá."
Victor finalmente levantó la mirada, encontrándose con sus ojos. La tensión entre ellos seguía flotando en el aire, pero ahora había algo más, una silenciosa conexión. La tristeza y la lucha interna de Victor se reflejaban en sus ojos, como si buscara respuestas, o al menos un poco de alivio.
— "Lo sé... pero hay cosas que ni siquiera yo puedo controlar." —admitió, la voz más suave esta vez. — "A veces, cuando no puedo lidiar con todo lo que llevo dentro, esto es lo único que puedo hacer. Me siento impotente."
Spajit lo observó en silencio, comprendiendo más de lo que él esperaba. Su propia lucha con el caos y la inseguridad en su interior la había enseñado a ver a través de las máscaras, y ahora entendía que Victor, a su manera, estaba peleando contra monstruos mucho más poderosos que cualquiera que pudiera enfrentarse en un combate físico.
— "No estás solo en esto." —dijo finalmente, con una firmeza tranquila. — "Sé que no es fácil, pero hay otras formas de manejarlo. Tal vez deberías dejar que los demás te ayuden."
Victor se quedó en silencio por un momento, su mirada vacilante, pero la herida invisible, esa sensación de dolor reprimido, seguía ahí. La sangre que había dejado sobre la pared seguía fresca, una marca que parecía no querer desvanecerse.
— "No puedo... no puedo ser una carga para los demás. Ellos ya tienen sus propios problemas, sus propias batallas." —respondió, la voz teñida de cansancio. — "Además, no quiero que nadie vea lo débil que soy."
Spajit, aunque más distante que nunca, dio un paso hacia él, sus ojos reflejando una mezcla de comprensión y dureza.
— "No eres débil, Victor. Todos tenemos nuestras batallas, incluso los más fuertes. No necesitas hacerlo solo. Y si tienes miedo de que te vean débil, tal vez es hora de empezar a mostrar tu verdadero lado."
Victor la miró, sin saber qué decir. Un segundo de duda lo recorrió, pero en el fondo, sabía que Spajit tenía razón. No siempre tenía que estar solo, no siempre tenía que ser el que soportara todo el peso del mundo. Pero el miedo seguía ahí, el miedo a ser vulnerable, a ser el que necesita ayuda.
Sin embargo, por primera vez en mucho tiempo, la idea de permitir que alguien lo viera tal como era, de mostrar su lado más oscuro, comenzó a parecer una opción menos aterradora.
La mirada de Spajit permaneció fija en él, esperando una reacción, y finalmente, Victor dio un pequeño, casi imperceptible suspiro. Con una leve sonrisa que no alcanzaba a borrar la tristeza de su rostro, habló.
— "Quizás... tal vez estás en lo correcto."
Y con eso, la tensión entre ellos comenzó a suavizarse, aunque aún quedaban muchas capas por descubrir.
El silencio llenó la habitación después de que Victor hablara. Sus palabras eran claras, directas, pero también frías, como si buscara deshacerse de algo más pesado que la conversación misma. Su mirada, esa mirada tan seria y distante, fue lo único que quedó flotando en el aire, antes de que él se girara y se alejara, dejando a Spajit con una mezcla de emociones complicadas.
Spajit no lo siguió, se quedó allí, en medio del vestuario, su mente absorbida por las palabras que acababa de escuchar. Lo que Victor le había pedido era claro: arreglar las cosas con Rigor y Dariel. No era una sorpresa, pero el peso de esas palabras caía sobre ella como un yugo. Sabía que había destrozado algo importante entre ellos, pero el recuerdo de cómo todo había comenzado, de cómo se había sentido en cada enfrentamiento, nublaba su mente.
Victor no esperaba más de ella. No había ofrecido compasión, ni había intentado consolarla. Simplemente había hablado con la misma dureza con la que solía enfrentarse a los peores enemigos. Y Spajit lo sabía, lo entendía. Pero al mismo tiempo, esa frialdad, esa manera de hablar, le calaba hondo.
De alguna manera, lo que Victor había dicho la hacía sentir más pequeña, como si sus acciones, sus decisiones, no fueran dignas de discusión. No había espacio para excusas, no había espacio para justificar su comportamiento. Solo tenía que hacer lo correcto.
Pero la duda siguió latiendo en su pecho. ¿Cómo arreglaría las cosas con Rigor y Dariel? Había tantas capas en ese enredo de relaciones, tantas emociones acumuladas que parecían imposibles de desenredar.
Con una mueca de frustración, Spajit se giró hacia la pared, las manos apretando los bordes de su ropa. Sabía que la situación había llegado a un punto crítico, y que quizás, al final, era ella quien debía enfrentarse a las consecuencias de sus propios errores.
"¿Cómo los enfrentará?" pensó.
Su mente se llenaba de imágenes de Rigor, de cómo lo había lastimado y cómo él había sido su primer punto de referencia en su vida, antes de que el caos tomara su lugar. ¿Podría recuperarlo? ¿Podría resolver la relación con Dariel, con alguien que había estado a su lado, pero que había visto cómo sus decisiones destructivas los habían separado?
La sensación de vacío y culpa seguía ahí, la misma que había tenido desde el primer día en que dejó que su caos y su odio lo consumieran todo.
Pero algo más también rondaba en su cabeza. Victor no había hablado solo por el bien de los demás. Sus palabras tenían peso, pero también estaban llenas de una preocupación silenciosa, una que Spajit no había notado al principio.
Lo que fuera que estuviera ocurriendo dentro de Victor, estaba afectando mucho más de lo que ella pensaba.
Con un suspiro, Spajit se echó hacia atrás, quedándose inmóvil, pensando en las palabras de Victor. Aún quedaba mucho que hacer, pero una cosa era segura: las cosas no podían seguir así. Ella también necesitaba enfrentarse a lo que había hecho.
Y tal vez, solo tal vez, después de arreglar todo con Rigor y Dariel, podría empezar a reconstruirse a sí misma.
Fin.