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Chapter 19 - Episodio 19: especteador.

Mientras tanto, en un rincón más tranquilo de la ciudad, Yuki, un joven trabajador con cabello desordenado y una expresión concentrada, estaba limpiando la caja registradora del Fourlevy, un pequeño local conocido por sus productos locales. Con movimientos rápidos y precisos, pasaba un trapo sobre la máquina, concentrado en terminar su turno. La rutina lo relajaba, aunque no esperaba que ese día fuera diferente a los demás.

Justo en ese momento, la puerta del local se abrió, haciendo sonar la campanilla. Betxa, una chica enérgica y con una sonrisa radiante, entró en el lugar con la misión clara de encontrar churros para la fiesta que organizaría con sus amigos más tarde. Su entusiasmo llenaba el espacio. Al ver a Yuki trabajando, no pudo evitar sonreír ampliamente.

"¡Yuki!" lo llamó alegremente, levantando la mano en señal de saludo.

Yuki, distraído por su tarea, levantó la mirada al escuchar la voz familiar. Al ver a Betxa, una leve sonrisa apareció en su rostro, su día de trabajo ahora mucho más agradable. "¡Betxa! ¿Qué tal?" respondió, dejando el trapo a un lado para prestarle toda su atención.

Betxa caminó hacia el mostrador, todavía con esa energía contagiosa. "Estoy buscando churros para la fiesta de esta noche. No me digas que ya no te quedan, ¿eh?" bromeó, pero había un dejo de preocupación real en su tono.

Yuki rió suavemente. "No te preocupes, creo que aún tenemos algunos en la trastienda. Déjame ver qué puedo hacer." Se inclinó hacia el pasillo que daba al almacén, dispuesto a ayudar a su amiga.

Mientras Yuki buscaba, Betxa paseó por el local, recordando los momentos que habían compartido en ese lugar y cómo, poco a poco, su amistad con Yuki se había fortalecido. El ambiente relajado del Fourlevy siempre les había dado ese espacio para conversaciones simples pero reconfortantes.

En todas las pantallas del Fourlevy, así como en cada rincón del mundo, se transmitía el Torneo de los Héroes, un evento masivo que atraía la atención de millones de personas. Las calles, los hogares, y los locales como el Fourlevy se llenaban de emoción mientras los mejores guerreros, héroes y seres poderosos de diversos rincones del universo competían entre sí, demostrando habilidades sobrehumanas.

Los espectadores, con los ojos fijos en la pantalla, observaban con asombro y emoción los intensos combates que se desarrollaban en la arena. Golpes descomunales, explosiones de energía y habilidades inimaginables mantenían a todos al borde de sus asientos. Este torneo, celebrado solo cada ciertos años, había capturado la atención mundial no solo por la magnitud de las batallas, sino por la participación de algunos de los héroes más legendarios y temidos de la historia.

Yuki, al escuchar el sonido de la transmisión y ver la multitud de personas que se detenían frente a la pantalla del local, sonrió mientras traía los churros que Betxa le había pedido. "Parece que no somos los únicos que estamos emocionados por el torneo," comentó, colocándolos en una bolsa y entregándoselos.

Betxa se giró hacia la televisión, sorprendida por la intensidad de la competencia. "¡Vaya! Este año el torneo está más impresionante que nunca. ¡Mira esos golpes! Parece que Rigor y Dariel estuvieron en uno de los combates estelares." Los nombres de estos luchadores resonaban en todo el mundo, y sus combates ya habían causado sensación.

"Sí, parece que todo el mundo está hablando de ellos," respondió Yuki, mientras también se dejaba atrapar por la energía del torneo. "Siempre quise asistir a uno de estos en persona, pero supongo que verlo desde aquí no está mal."

El Torneo de los Héroes se había convertido en más que un simple evento de combate: era un espectáculo que inspiraba a muchos, creando leyendas y alimentando los sueños de futuras generaciones.

José y Melisa, aunque físicamente parecían mayores, en realidad tenían 15 y 16 años respectivamente. Habían pasado por un entrenamiento exhaustivo en la habitación temporal, un lugar donde el tiempo se dilataba, permitiendo que horas en el exterior se convirtieran en meses de entrenamiento dentro de la habitación. Gracias a este método, adquirieron una apariencia más madura y una increíble habilidad en combate.

Entraron con pasos seguros en el área del Torneo de los Héroes, atrayendo miradas de asombro. Aunque jóvenes, sus ojos reflejaban una experiencia que muchos guerreros más veteranos no poseían. Habían perfeccionado sus técnicas en el aislamiento de la habitación temporal, donde cada desafío había fortalecido no solo sus cuerpos, sino también sus mentes.

Melisa, con su cabello recogido y una expresión decidida, miró a José. "Estamos listos, ¿verdad?" José asintió con una sonrisa confiada, ajustando sus guantes de combate. "Lo estamos. Hemos entrenado para esto. Nadie sabrá qué les golpeó."

El ambiente alrededor del torneo estaba cargado de expectación. Nadie esperaba que dos jóvenes pudieran enfrentarse a guerreros tan poderosos, pero José y Melisa sabían que no debían subestimarse. El tiempo en la habitación temporal les había enseñado que el verdadero poder no estaba solo en la fuerza física, sino en la habilidad, la estrategia y la confianza en uno mismo.

Pronto, sería su turno de demostrar lo que habían aprendido.

Betxa y Yuki, mientras charlaban en el Fourlevy, no pudieron evitar notar la transmisión en la gran pantalla que colgaba sobre la caja registradora. Ambos se quedaron en silencio al ver a los dos jóvenes, José y Melisa, entrar al área del Torneo de los Héroes. Aunque parecían más adultos, sus nombres fueron anunciados junto a sus verdaderas edades: 15 y 16 años.

"¿Esos dos son tan jóvenes?", comentó Betxa, sorprendida, mientras sostenía la caja de churros que estaba comprando. "No puedo creer que se estén enfrentando a guerreros veteranos."

Yuki, con una sonrisa divertida, apoyó el codo en la caja registradora. "Debe ser por la habitación temporal... ya sabes, lo del entrenamiento rápido. Pero aún así, estar en un torneo tan grande a esa edad... eso es increíble."

Betxa asintió mientras seguía mirando la pantalla, donde la cámara hacía un zoom sobre las expresiones decididas de José y Melisa. "Entrenar en ese tipo de lugar cambia a las personas. Pero aún así, no puedo imaginar el tipo de presión que deben estar sintiendo."

"O tal vez no lo sientan", respondió Yuki con un toque de admiración en su voz. "Si lograron llegar hasta aquí, es porque tienen la fuerza para enfrentarse a los mejores. Apuesto a que darán una buena pelea."

Ambos se quedaron mirando la pantalla mientras los jóvenes se preparaban para el combate. La tensión y la emoción eran palpables, no solo en la arena del torneo, sino también en todos los que lo veían a través de la televisión, como Betxa y Yuki.

José y Melisa, con una determinación feroz, intercambiaban golpes en el centro de la arena del Torneo de los Héroes. Ambos peleaban a puro puño, sin habilidades especiales, solo fuerza, velocidad y técnica, lo que hacía que el público quedara al borde de sus asientos. La intensidad de los puños resonaba a lo largo del estadio, mientras ambos jóvenes demostraban su destreza física y mental.

En el Fourlevy, Betxa y Yuki seguían la transmisión con atención total. Cada golpe, cada esquive, los mantenía al límite de la emoción.

"¡Vamos, José!", gritó Yuki, metido de lleno en la pelea. "No puedes perder ahora."

Betxa, sosteniendo su bolsa de churros y sin apartar la vista de la pantalla, respondió con una sonrisa confiada: "Te apuesto lo que quieras a que Melisa lo tumba en los próximos dos minutos. Esa chica tiene técnica pura."

"¿En serio?", preguntó Yuki, alzando una ceja. "Bien, entonces apuesto... 50 que José gana, y lo hace con un golpe sorpresa."

"Trato hecho.", replicó Betxa, ampliando su sonrisa.

Mientras ambos apostaban su dinero, José lanzó un golpe directo que Melisa apenas pudo bloquear, pero respondió con una patada giratoria que lo hizo retroceder. Ambos estaban cubiertos de sudor, pero no retrocedían ni un centímetro.

La emoción del combate crecía, tanto dentro de la arena como en el Fourlevy, donde Betxa y Yuki seguían la pelea con más emoción que nunca, ansiosos de ver quién saldría victorioso... y quién se llevaría el dinero de la apuesta.

José, al sentir la sangre correr por la herida que Melisa le había causado, se llenó de furia y determinación. Su rostro se transformó en una mezcla de enojo y satisfacción, mientras el aire a su alrededor comenzaba a vibrar con su creciente poder. "¡Ira Dansandankai!", gritó con todas sus fuerzas, su voz resonando por toda la arena y más allá.

De inmediato, una energía densa y ardiente lo envolvió, su cuerpo brillando en tonos de rojo intenso mientras sus músculos se hinchaban, tensos como si fueran acero. Sus ojos se encendieron con una mezcla de amarillo y rojo, un reflejo de la poderosa fuerza que ahora fluía dentro de él. A su alrededor, el suelo bajo sus pies comenzaba a agrietarse por el calor y la presión de su transformación.

Con una sonrisa salvaje, José fijó su mirada en Melisa. "Ahora esto se pone interesante.", dijo con una voz grave, casi bestial, mientras avanzaba hacia ella. Su paso era firme, su cuerpo emanaba un aura destructiva. El fuego que cubría su piel ardía más brillante con cada segundo que pasaba.

Melisa, aunque sorprendida, no retrocedió. Sabía que José estaba alcanzando un nuevo nivel de poder, pero también sabía que no podía permitirse perder. Ajustó su postura, preparándose para lo que venía. Este combate estaba lejos de terminar, y ambos estaban listos para llevarlo hasta el límite.

Betxa y Yuki, en el Fourlevy, observaban atónitos. Yuki golpeó la mesa, emocionado. "¡Te dije que José lo tenía!", gritó, mientras Betxa apretaba los dientes, esperando ver cómo Melisa respondería ante la devastadora transformación de su oponente.

El choque entre ambos estaba a punto de escalar a niveles aún más intensos.

José, en su ira desbordante, se lanzó con velocidad hacia Melisa, sus golpes rápidos y precisos la hicieron retroceder mientras ascendían cada vez más alto en el cielo. La intensidad de cada impacto resonaba como truenos, y la cámara del torneo apenas podía seguir el ritmo del feroz intercambio. Los espectadores en todo el mundo miraban con asombro mientras ambos jóvenes superaban los límites del combate ordinario.

A medida que se acercaban al borde del espacio, la atmósfera se volvió delgada y la vista de la Tierra se hizo más pequeña. José, aprovechando su ventaja, se teletransportaba a una velocidad vertiginosa, apareciendo y desapareciendo alrededor de Melisa, golpeándola sin descanso desde múltiples ángulos. Cada vez que lo hacía, Melisa intentaba contrarrestarlo, pero la furia de José era implacable.

Finalmente, José se detuvo un segundo en medio del vacío del espacio, su mirada fija en su oponente. Con una sonrisa salvaje, levantó una mano hacia el cielo oscuro. "¡Blaster Solar!", gritó, canalizando la técnica de su padre Victor. Una esfera incandescente de energía solar comenzó a formarse en su mano, creciendo rápidamente hasta convertirse en una masa de poder descomunal.

En un instante, lanzó el ataque directo hacia Melisa. La esfera de energía atravesó el espacio entre ambos con una velocidad que desafiaba la realidad, colisionando con Melisa y provocando una explosión colosal. El impacto fue tan masivo que la onda expansiva resonó por toda la Tierra, haciendo que el planeta temblara como si fuera un simple juguete. La explosión dio vueltas al globo casi 20 veces en nanosegundos, un destello brillante visible desde cualquier rincón del mundo.

Los espectadores quedaron en completo shock. El estadio vibraba, y las transmisiones del torneo se cortaron brevemente por el inmenso poder liberado en la batalla. Betxa y Yuki, en el Fourlevy, apenas podían creer lo que veían. "¡Esto está fuera de control!", murmuró Betxa, mientras Yuki miraba fijamente la pantalla, asombrado.

Cuando el resplandor de la explosión comenzó a desvanecerse, todo el mundo observaba con anticipación. ¿Había terminado? ¿Había sido suficiente para derrotar a Melisa? ¿O habría otra vuelta de esta batalla épica en el Torneo de los Héroes?

La batalla épica alcanzaba su clímax cuando Melisa, con su cuerpo herido y su ropa destrozada, lanzó a José hacia la Isla de los Héroes con una fuerza increíble. Su rostro, lleno de determinación, reflejaba la intensidad del combate. Mientras José caía en picada hacia la isla, Melisa decidió sellar su victoria. Creó un sol artificial, una esfera de energía brillante que irradió un calor abrumador, y lo lanzó directamente hacia él.

José, al sentir el poder aplastante del ataque, gritó de dolor mientras el sol lo envolvía. La energía abrasadora parecía devorar su ser, y por un momento, parecía que todo había terminado. Sin embargo, su espíritu luchador se negaba a ceder. El dolor y la frustración se mezclaron en su interior, haciendo que su poder aumentara de forma dramática. Su cabello se tornó blanco como la nieve, y sus ojos adquirieron un tono gris sombrío, mientras un aura blanca con destellos rojos lo rodeaba. En su frente apareció el símbolo "¥", un signo que nunca antes había mostrado en combate.

Pero a pesar de la transformación, José estaba demasiado herido. Una explosión resonó en el cielo, y su cuerpo, agotado por la batalla, regresó a su forma base. Todo su poder había desaparecido, y ahora caía sin fuerzas. Melisa, con una sonrisa suave pero triunfante, descendía desde el cielo, mirando a su oponente derrotado. "Te dije que no me ibas a ganar, corazón.", dijo con calma, mientras se acercaba a él.

José, con una sonrisa de impotencia en su rostro, aceptó su derrota. "Creo que ganaste.", susurró, antes de desmayarse en el aire.

Melisa lo sostuvo con suavidad antes de que cayera al suelo. En un gesto noble, lo llevó de vuelta a la arena del combate, descendiendo lentamente mientras los espectadores observaban en silencio, sorprendidos por la intensidad de la batalla. Cuando sus pies tocaron la arena, el anunciador declaró la victoria de Melisa. Los vítores estallaron en todo el estadio y a lo largo de todo el mundo, donde millones de personas habían estado siguiendo cada momento del enfrentamiento.

Melisa, cansada pero victoriosa, miró a José una última vez antes de levantar su puño al cielo. El Torneo de los Héroes había visto una de sus batallas más espectaculares, y ella se había ganado su lugar entre los campeones.

Fin.