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Chapter 11 - Episodio 11: Torneo.

Después de cinco meses de intensa preparación y entrenamiento, Rigor, el reconocido héroe, anunció un torneo sin precedentes que prometía reunir a los más grandes guerreros y protectores de múltiples dimensiones y reinos. El evento se llevaría a cabo en la legendaria Isla de los Héroes, situada al sur de América, un lugar conocido por sus arenas de combate y su mística atmósfera.

La noticia del torneo se esparció rápidamente, atrayendo la atención de héroes de todos los rincones del mundo. Desde valientes guerreros de reinos lejanos hasta legendarios luchadores que habían enfrentado las fuerzas del mal, todos estaban ansiosos por demostrar su valía y ver quién se alzaría como el más fuerte.

Entre los participantes, Victor, Daiki, Nine Sharon y Yenli se preparaban para competir. Cada uno de ellos traía consigo sus propias historias, habilidades y motivaciones. Victor deseaba proteger a su familia y amigos, mientras que Daiki buscaba encontrar su propio camino como héroe. Nine Sharon, impulsado por su reciente encuentro con Yenli, anhelaba probar su fuerza y demostrar que podía superar a su amigo Victor. Por otro lado, Yenli estaba decidida a demostrar su poder en el torneo y fortalecer su reputación.

A medida que se acercaba la fecha del torneo, la isla se llenó de emoción y expectativa. Los competidores entrenaban incansablemente, perfeccionando sus habilidades y preparándose para los desafíos que se avecinaban. Rigor, como anfitrión, organizó diversas actividades y eventos para mantener el ambiente festivo y competitivo, creando un entorno donde los héroes pudieran compartir historias y forjar nuevas alianzas.

El día del torneo llegó, y una multitud se reunió en el gran coliseo de la isla. Las gradas estaban llenas de admiradores, familiares y otros héroes que venían a presenciar la batalla épica. Rigor, en el centro del escenario, dio la bienvenida a todos los participantes, explicando las reglas del torneo y resaltando la importancia de la camaradería y el respeto entre competidores.

Con un rugido de emoción, Rigor levantó su mano, indicando el comienzo del torneo. Uno tras otro, los héroes se lanzaron a la acción, mostrando sus habilidades en combates espectaculares que resonaban a través de la isla. En el aire, se podían sentir las energías chocando, y las explosiones de poder iluminaban el cielo, mientras los luchadores se esforzaban al máximo por superar a sus oponentes.

A medida que los combates avanzaban, el torneo no solo se trataba de demostrar fuerza, sino también de descubrir lecciones sobre la amistad, la perseverancia y la verdadera naturaleza del heroísmo. Cada enfrentamiento era una oportunidad para crecer y aprender, y los lazos entre los héroes se fortalecían con cada golpe y cada victoria. La competencia estaba en pleno apogeo, y el destino de muchos dependería de su desempeño en la Isla de los Héroes.

El ambiente en el coliseo de la Isla de los Héroes se llenó de tensión y emoción mientras los espectadores aguardaban con expectación el próximo combate. Los murmullos crecieron hasta convertirse en vítores y gritos de ánimo cuando se anunció que las rivales del día serían Luci y Karla, dos heroínas conocidas por sus notables habilidades y personalidades contrastantes.

Luci, con su cabello largo y brillante, siempre irradiaba una energía positiva y vibrante. Su capacidad para manipular la luz la hacía destacar en el campo de batalla, y su habilidad para curar a otros la convirtió en un símbolo de esperanza entre sus compañeros. Era querida y respetada, no solo por su fuerza, sino también por su inquebrantable determinación de proteger a los inocentes.

Por otro lado, Karla era conocida por su astucia y su control sobre el caos. A menudo se movía entre las sombras, utilizando tácticas impredecibles para sorprender a sus enemigos. Su personalidad era fuerte y a veces provocativa, lo que le había ganado tanto admiradores como detractores. A pesar de su naturaleza a veces controvertida, Karla siempre había demostrado ser una aliada feroz y decidida.

Cuando ambas heroínas se encontraron en el centro del coliseo, la atmósfera se volvió eléctrica. Luci y Karla se miraron fijamente, y el público contenía la respiración. Aunque eran rivales, había un respeto mutuo entre ellas; ambas sabían que cada una representaba una parte importante de lo que significaba ser una heroína.

El combate comenzó con un estruendo cuando Luci levantó su mano, invocando un destello de luz brillante que iluminó el coliseo. Con un rápido movimiento, envió un rayo de luz hacia Karla, que lo esquivó ágilmente, haciendo un giro acrobático en el aire.

—¿Eso es todo lo que tienes, Luci? —gritó Karla, con una sonrisa desafiante mientras aterrizaba con gracia.

Sin responder, Luci concentró su energía y creó una barrera de luz alrededor de sí misma. Karla, al ver esto, decidió aprovechar su habilidad de caos para desestabilizar a su oponente. Con un movimiento rápido, hizo que un campo de energía caótica apareciera bajo los pies de Luci, intentando que la heroína tropezara.

Pero Luci, con su agilidad y reflejos entrenados, se mantuvo en pie, utilizando la luz a su favor para repeler la energía caótica que la amenazaba. Con un gesto de su mano, multiplicó la luz, creando ilusiones de sí misma que rodearon a Karla.

—No creas que me engañarás tan fácilmente —respondió Karla mientras sus ojos brillaban con determinación—. ¡El caos siempre encuentra su camino!

Con un rápido movimiento, Karla lanzó un ataque de sombras que se lanzó hacia las ilusiones de Luci, dispersándolas en un estallido de luz. La verdadera Luci, que estaba concentrada y observando a su rival, se preparó para contraatacar. Con un grito, reunió la luz en su mano y la proyectó como una explosión hacia Karla, quien rápidamente activó su propia barrera de energía caótica para protegerse.

La colisión de los dos ataques creó una onda de choque que resonó a través del coliseo, provocando vítores de la multitud. Ambos combatientes estaban agotados, pero su espíritu guerrero no se dejaba quebrantar.

Con el público animando, Luci y Karla sabían que no podían retroceder. Se lanzaron hacia el centro, intercambiando golpes y técnicas en una coreografía impresionante de fuerza y habilidad. Era un verdadero espectáculo, un símbolo de lo que significaba ser heroínas en un mundo lleno de desafíos y peligros.

A medida que la pelea avanzaba, el respeto mutuo crecía entre ellas. En el fondo, ambas querían ganar, pero también querían demostrar que, a pesar de sus diferencias, eran dignas del título de heroínas. Cada golpe y cada movimiento se convirtieron en un testimonio de su dedicación a la lucha por la justicia.

La batalla continuó, y el destino del combate estaba aún en el aire, mientras la multitud vitoreaba y animaba a ambas luchadoras.

Victor, después de un tiempo perdido y un arduo proceso para convencer a Jehová de que lo reviviera, finalmente había regresado. La energía que sentía en el aire del coliseo lo llenaba de una mezcla de emociones: alegría, alivio y un renovado sentido de propósito. Se había perdido mucho en su ausencia, pero ahora estaba decidido a recuperar el tiempo y proteger a quienes amaba.

Se acomodó en una de las gradas, buscando un lugar desde donde pudiera observar el emocionante combate entre Luci y Karla. Su corazón latía con fuerza al ver a Luci, quien había demostrado ser una guerrera formidable, enfrentándose a su rival con un espíritu inquebrantable. Victor sabía que ambas eran heroínas valientes, pero también tenía una conexión especial con Luci; la había visto crecer y convertirse en la poderosa luchadora que era.

El combate continuaba, cada movimiento era un despliegue de habilidades impresionantes. Luci seguía utilizando la luz como su aliada, mientras que Karla se movía con astucia y rapidez, adaptándose a cada ataque con una estrategia meticulosa. La intensidad del enfrentamiento crecía, y la multitud estaba al borde de sus asientos, animando a ambas combatientes.

—¡Vamos, Luci! —gritó Victor, sintiendo una oleada de energía mientras animaba a su amiga. Sus palabras resonaron en el coliseo, haciendo que Luci lanzara una mirada rápida hacia la sección donde estaba sentado. Esa mirada de reconocimiento le dio a Victor una chispa de esperanza.

En ese momento, Karla aprovechó la distracción. Con un movimiento ágil, se lanzó hacia Luci, ejecutando un combo de ataques rápidos. Luci, aunque sorprendida, logró esquivar la mayoría, pero uno de los golpes le dio en el costado, haciéndola tambalear.

—¡No te rindas, Luci! —gritó Victor, su voz llena de aliento. Esa pequeña señal de apoyo pareció reavivar el fuego en el corazón de Luci, quien rápidamente se recompuso.

—Gracias, Victor. ¡No dejaré que esto termine aquí! —exclamó Luci con determinación, elevando su energía.

Mientras Victor observaba la lucha, una mezcla de orgullo y preocupación lo invadió. Había pasado por tanto en su ausencia, y la idea de contarle a su esposa sobre su regreso lo llenaba de emoción. Pero primero, quería ver cómo terminaba este torneo. Sabía que su papel no solo era el de un observador, sino que aún podía ser un pilar de apoyo para sus amigos.

El combate alcanzó su clímax cuando ambas luchadoras comenzaron a reunir su energía para un último ataque. Luci comenzó a concentrar toda su luz en una esfera brillante que iluminaba el coliseo, mientras que Karla absorbía la energía del caos a su alrededor, creando una esfera oscura y vibrante.

—Esto es por todo lo que hemos luchado —declaró Karla, mostrando su determinación.

—¡Y por el futuro que queremos proteger! —respondió Luci, con una chispa de luz en su mirada.

Ambas heroínas lanzaron sus ataques, que se entrelazaron en una explosión impresionante que iluminó el cielo del coliseo. La onda de energía hizo temblar el suelo, y el público estalló en vítores y aplausos, completamente cautivado por el espectáculo.

En medio de la explosión de luz y oscuridad, Victor sintió que era el momento de actuar. Con su regreso, no solo quería ser un espectador; quería ser parte de la lucha, de la esperanza. Se levantó de su asiento, decidido a unirse a la batalla, y para cuando la nube de energía se disipó, su figura se recortaba en el horizonte, listo para regresar a la acción y apoyar a sus amigos, incluyendo a su esposa, quien estaba luchando valientemente.

El polvo de la explosión se asentó lentamente, revelando a Luci de pie, con una sonrisa radiante en su rostro. Había ganado el combate, y el árbitro, con su voz clara, proclamó su victoria. La multitud estalló en vítores y aplausos, celebrando su triunfo.

Luci, llena de energía y emoción, no pudo contenerse. Corrió a toda velocidad hacia donde estaba Victor, quien aún se recuperaba de la intensa batalla que había presenciado. Cuando llegó a su lado, lo abrazó con fuerza, su alegría palpable.

—¡Victor! ¡Lo logré! —exclamó Luci, su voz llena de emoción. La euforia del combate la envolvía, y no podía dejar de sonreír al tener a su amigo nuevamente a su lado.

Victor la abrazó con igual intensidad, sintiendo el orgullo y la felicidad que emanaba de ella.

—Lo hiciste increíble, Luci. Estoy tan orgulloso de ti —respondió, apartándose un poco para mirarla a los ojos. Había visto cómo había luchado y el esfuerzo que había puesto en cada movimiento. La fuerza que había demostrado era asombrosa.

—Gracias, Victor. No podría haberlo hecho sin tu apoyo. Saber que estabas aquí me dio la fuerza que necesitaba —dijo, sus ojos brillando con gratitud.

—Siempre estaré aquí para ti —le aseguró Victor, sintiendo que el tiempo perdido se desvanecía en ese abrazo. Era un momento que ambos necesitaban, un recordatorio de su amistad y la fortaleza que compartían.

En ese instante, la multitud seguía vitoreando, pero para ellos, el bullicio del torneo se desvaneció. Todo lo que importaba era el reencuentro y la camaradería que los unía.

—¿Sabes? He estado pensando en todo lo que he perdido, y en cómo quiero aprovechar cada momento que tengo ahora. Verte luchar así me inspira más de lo que imaginas —comentó Victor, sintiendo una renovada determinación en su pecho.

Luci sonrió, asintiendo con la cabeza.

—Y yo quiero seguir mejorando. Este torneo es solo el comienzo. Juntos, podemos enfrentar cualquier desafío —afirmó, su espíritu combativo resplandeciendo.

Victor la miró con respeto y aprecio. Ambos sabían que había mucho más por venir, pero ahora, unidos, estaban listos para enfrentar lo que se presentara. La risa y los aplausos de la multitud regresaron a su enfoque, y sabían que el torneo aún continuaba, pero ese momento, ese abrazo, siempre permanecería con ellos.

Mientras se alejaban del área del combate, el corazón de Victor se llenó de esperanza y gratitud. Había vuelto y estaba listo para hacer todo lo posible para proteger a sus amigos y luchar por su futuro.

La atmósfera en la isla de los héroes era eléctrica. La victoria de Luci había traído alegría a algunos, pero para Karla, había sido un golpe directo a su orgullo. Después de todo, ambas eran heroínas, y perder ante su rival no era algo fácil de aceptar. Mientras Luci celebraba con su esposo, Karla no podía soportar la rabia que hervía dentro de ella.

Con pasos firmes y decididos, Karla se acercó a Luci. Su rostro, usualmente confiado y sereno, estaba marcado por el desdén.

—¡Oye, Luci! —gritó, su voz resonando con una mezcla de furia y frustración—. ¡Esto no se trata solo de un combate! Tienes que entender que yo soy tan buena como tú, si no mejor.

Luci, sintiendo la intensidad del desafío en el aire, giró sobre sus talones, la alegría de su victoria desvaneciéndose rápidamente.

—Karla, esto es un torneo. He trabajado duro para llegar hasta aquí. No puedes simplemente hacer esto… —trató de explicarle, pero Karla estaba decidida a hacer que su rabia fuera escuchada.

En un acto impulsivo, Karla se abalanzó sobre Victor, robándole un beso que dejó a todos atónitos. Relamiéndose los labios como si hubiera saboreado un manjar, giró hacia Luci con una sonrisa burlona.

—¿Ves esto, Luci? Tu "victoria" no significa nada cuando se trata de algo real —dijo Karla, su voz llena de provocación.

La ira estalló en Luci. El mundo a su alrededor pareció desvanecerse mientras, sin pensar, levantó su mano y golpeó a Karla con una fuerza que resonó en el aire. El sonido del impacto fue como un trueno, y la multitud contuvo la respiración. Karla cayó al suelo, sorprendida, tocándose la mejilla con incredulidad.

—¿Cómo te atreves? —gritó Luci, su voz llena de rabia—. No se trata de quién puede besar a quién, Karla. Se trata de respeto.

Karla se levantó, su rostro ahora enrojecido por la ira, pero también por la sorpresa.

—¿Respeto? —replicó, su voz temblando entre la indignación y el desafío—. ¿Y qué hay de tu respeto por mí? Siempre creíste que eras mejor, que estabas por encima de todas nosotras.

Victor, sintiendo que la tensión se desbordaba, intentó intervenir.

—Chicas, esto no es lo que queremos en este torneo. Debemos mostrar unidad, no división. Estamos aquí para competir, no para pelear entre nosotras —dijo, mirando a ambas con preocupación.

Luci respiró hondo, sus ojos todavía fijos en Karla, llenos de fuego.

—No tengo que demostrar nada, Karla. Siempre te he respetado como heroína, pero esto no es un juego. ¡No puedes cruzar la línea así!

Karla arqueó una ceja, con una sonrisa burlona que ocultaba su enojo.

—Quizás no, pero si piensas que me voy a dejar intimidar por un simple golpe, estás muy equivocada. —Su voz era un susurro amenazante—. La próxima vez que nos enfrentemos, no seré tan amable.

El ambiente era tenso, cargado de emociones. La multitud murmuraba, sin poder apartar la vista de la confrontación entre las dos heroínas. Victor sabía que debía calmar la situación antes de que se desatara una tormenta.

—Chicas, piensen en lo que representan. Ambas son fuertes, y eso es lo que deberíamos celebrar —intentó, su tono firme pero comprensivo—. Este torneo es una oportunidad para demostrar de qué están hechas.

Luci, con la respiración agitada, finalmente bajó la guardia, aunque su mirada seguía ardiendo.

—Está bien, tal vez tengas razón, Victor. Pero esto no se queda así —dijo, sin apartar la mirada de Karla, quien sonrió desafiantemente.

—Y yo no pienso dejar que esto termine aquí —respondió Karla, con una chispa de desafío en sus ojos.

Victor observó, sintiendo la tensión en el aire, sabiendo que había encendido una chispa entre ellas que podría reavivarse en cualquier momento. Pero al menos, en ese instante, las palabras y los golpes habían dado paso a un acuerdo tácito de seguir adelante, con la promesa de que el verdadero enfrentamiento aún estaba por llegar.

Victor salió del campo de combate, llevando a Luci a un lugar más tranquilo, alejado del bullicio y la tensión que aún reinaba en el aire. La arena de la arena vibraba con la energía del torneo, pero en este momento, lo único que importaba era su conversación.

—Luci —comenzó Victor, su voz seria—, necesitamos hablar sobre lo que pasó. Esto no es solo un torneo. Las cosas se han vuelto más intensas entre tú y Karla, y siento que hay más de lo que parece.

Luci, todavía con el rostro caliente por la rabia, suspiró profundamente.

—No puedo creer que Karla hiciera eso —dijo, su tono mezclando frustración y confusión—. Siempre he respetado su fuerza, pero parece que no entiende la línea que no se debe cruzar. Robar un beso... ¿qué demonios estaba pensando?

Victor asintió, comprendiendo el tumulto emocional que Luci estaba enfrentando.

—Lo sé, pero debes entender que en este mundo, las emociones pueden desbordarse. Karla ha estado luchando con su propio sentido de identidad y poder. La presión del torneo puede hacer que las personas actúen de manera impulsiva.

Luci se cruzó de brazos, mirando al suelo.

—Eso no justifica su comportamiento, Victor. A pesar de nuestras rivalidades, hay límites. No me gusta cómo se ha vuelto la competencia entre nosotras. Deberíamos ser aliadas, no enemigas.

—Tienes razón —reconoció Victor—, pero a veces, las rivalidades pueden sacar lo peor de las personas. Debes hablar con Karla y aclarar las cosas. No pueden permitir que esto se interponga en su amistad o en la misión más grande que tienen como héroes.

Luci levantó la vista, su mirada llena de determinación.

—¿Y si Karla no quiere escucharme? —preguntó—. ¿Y si se niega a entender que esto va más allá de un simple combate?

Victor sonrió, su tono más alentador.

—Si hay algo que he aprendido en mis experiencias, es que siempre hay espacio para la comunicación. Si realmente quieres que esto se resuelva, debes intentarlo. A veces, las rivalidades más intensas pueden convertirse en las alianzas más fuertes.

Luci asintió lentamente, contemplando sus palabras.

—Tal vez tengas razón. Pero estoy cansada de que nuestras peleas se conviertan en espectáculos. Quiero que Karla y yo seamos fuertes juntas, no rivales.

Victor puso una mano en su hombro, su mirada llena de apoyo.

—Entonces ve a hablar con ella. Quizás necesite escuchar tu perspectiva. La mayoría de las veces, las cosas se complican por la falta de comunicación.

—Lo haré —dijo Luci, su voz firme. —Gracias, Victor. Necesitaba esto. Ahora, vamos a seguir con el torneo.

Con determinación renovada, Luci y Victor regresaron al campo de combate. A medida que se acercaban, el ambiente vibrante del torneo se apoderó de ellos nuevamente. La multitud animada y los competidores listos para entrar al ring eran un recordatorio de la importancia de ese evento.

Victor observó a su alrededor y vio que los siguientes participantes se preparaban para su combate.

—Voy a buscar a Karla —anunció Luci, mirando a su alrededor—. No quiero esperar más. Es hora de que tengamos una conversación.

Victor sonrió, sabiendo que el coraje de Luci podría ayudar a curar las tensiones que habían surgido entre ellas.

—Aquí estaré, apoyándote —dijo, animándola con una mirada cálida—. Buena suerte.

Luci se adentró en la multitud, lista para enfrentar a Karla y resolver lo que había quedado sin decir. Victor, por su parte, se sintió aliviado al saber que Luci estaba dispuesta a enfrentar la situación, mientras su mente reflexionaba sobre lo que podría suceder a continuación en el torneo.

Karla se acercó sigilosamente detrás de Victor mientras él se concentraba en la multitud, sin darse cuenta de lo que estaba a punto de suceder. De repente, sintió una mano atrevida agarrar su trasero con fuerza.

—¡¿Qué demonios, Karla?! —exclamó Victor, dando un salto hacia adelante y volteándose rápidamente, su rostro un mezcla de sorpresa y enojo.

Karla se echó a reír, disfrutando de la reacción de Victor.

—¿Acaso no te gusta? —bromeó, con una sonrisa pícara en su rostro. —Solo estoy asegurándome de que no te olvides de mí, querido.

Victor, sintiéndose incómodo y avergonzado, trató de mantener su compostura, pero la risa de Karla solo aumentaba su molestia.

—Esto no es un juego, Karla. Estamos en un torneo, y lo último que necesitamos es más drama —dijo Victor, su voz más seria ahora.

Karla dio un paso hacia él, manteniendo su actitud juguetona.

—Oh, vamos. No seas tan rígido. La vida es corta, y un poco de diversión no le hace daño a nadie. Además, ¿no te parezco lo suficientemente fuerte como para defenderme en un torneo?

Victor frunció el ceño, recordando la reciente pelea entre Karla y Luci.

—La diversión tiene su lugar, pero esto... —dijo, señalando la interacción inapropiada— no es el momento ni el lugar.

Karla rodó los ojos, pero su sonrisa no desapareció.

—Tienes razón, pero no puedo evitarlo. Estoy un poco celosa de Luci. ¿Sabes? Ella ganó, y ahora parece que todo va a su favor. Y tú, aquí, tan serio.

Victor la miró fijamente, entendiendo el fondo de sus palabras.

—¿Crees que esto tiene que ver con Luci? —preguntó, suavizando su tono. —No se trata de competencia, Karla. Es sobre amistad y respeto.

Karla se cruzó de brazos, mostrando una expresión desafiante.

—Tal vez. Pero me gusta mantener las cosas interesantes. Y, hablando de eso... —dijo, acercándose más a él—, tal vez deberías pensar un poco más en el lado divertido de la vida.

Victor suspiró, sintiendo que la conversación estaba a punto de tomar un rumbo complicado.

—No se trata de ser divertido, Karla. Se trata de entender los límites. Y como amigos, deberíamos apoyarnos, no jugar con las emociones de los demás.

Karla hizo una mueca, aunque su tono se volvió más serio.

—Quizás tienes razón. Pero, Victor, no quiero que esto se interponga entre nosotros. Necesitamos unirnos, no alejarnos.

Victor asintió, viendo el lado vulnerable de Karla.

—De acuerdo, hablemos de esto después del torneo. Pero ahora, deberías disculparte con Luci.

Karla miró hacia el campo de combate, su expresión cambiando a una mezcla de determinación y remordimiento.

—Está bien. Haré lo que tenga que hacer. Pero eso no significa que no seguiré divirtiéndome un poco.

Victor sonrió, aliviado de que Karla estuviera dispuesta a hacer las paces, aunque su naturaleza juguetona aún persista.

—Solo intenta no llevarlo demasiado lejos —dijo, dando un ligero toque en su hombro antes de que ella se alejara.

Mientras Karla se dirigía al campo, Victor sintió una mezcla de preocupación y esperanza, preguntándose cómo se desarrollaría la próxima pelea y si realmente podrían resolver sus diferencias.

Fin.