Spajit se quedó quieta, su mirada fija en Dariel mientras el aire se tornaba denso con una tensión palpable. La atmósfera vibraba con la inminente confrontación, y el eco de sus corazones retumbaba en sus pechos como tambores de guerra.
"No puedes entender lo que he perdido," dijo Spajit, su voz quebrándose ligeramente al borde de la ira y la tristeza. "Rigor no es solo un amor para mí, es mi razón de ser. No permitiré que tú o nadie más se interponga en mi camino." Cada palabra que salía de su boca era un arma afilada, destinada a atravesar el corazón de Dariel.
Dariel, aunque su corazón latía con fuerza, se mantuvo firme. "No se trata solo de Rigor, Spajit. Esto es más grande que nosotras. Ambas estamos dejándonos consumir por este odio." Su voz tembló un poco, pero rápidamente la reforzó con determinación. "Si seguimos así, solo habrá destrucción, y al final, perderemos a quienes amamos."
Spajit se acercó más, el odio y la frustración llenando cada centímetro de su ser. "¿Y tú crees que soy la que no entiende? He soportado la soledad y el dolor mientras tú disfrutabas de su compañía. ¡Me has robado todo!" La desesperación en su voz era evidente, resonando con la amargura de quien se siente traicionada.
Dariel, sintiendo la profundidad de su dolor, dio un paso adelante. "Lo que sientes es válido, pero no puedes dejar que eso te consuma. ¿Realmente quieres pelear conmigo? Dos mujeres que se aman por un mismo hombre no deberían ser enemigas." Su voz estaba llena de empatía, un intento de llegar al corazón de Spajit.
Spajit dio un giro abrupto, arrojando su espada hacia un lado, y la energía a su alrededor se desató como una tormenta. "¡No hables de amor! Para ti, todo es fácil, porque tienes a Rigor. Pero yo... yo estoy atrapada en la oscuridad, y tú eres la luz que deseo apagar." Las lágrimas brotaron de sus ojos, aunque no quería mostrarse débil.
Dariel la observó, con el corazón apesadumbrado. "No quiero que esto termine así, Spajit. Hay maneras de resolver esto sin más dolor. Si realmente te importa Rigor, debes dejar de pelearme."
La presión entre ellas se volvió insoportable, y Spajit, en un impulso de rabia, lanzó un grito desgarrador que resonó por el campo. "¡No lo entiendes! Ya no puedo detenerme. No puedo dejar que mi pasado me defina. He sufrido demasiado, y tú... tú eres un recordatorio de eso."
Ambas mujeres quedaron a escasos metros, la rabia y el dolor en sus miradas se entrelazaban como una danza mortal. Dariel sintió cómo el aire se enfrió, como si el universo mismo presenciara su lucha interna. "Si sigues así, solo encontrarás más soledad," le advirtió.
Spajit tragó saliva, la lucha interna visible en su rostro. "Entonces, ¿qué propones? ¿Debería dejar que me pisoteen y me arrebaten lo que amo? No puedo hacer eso."
Dariel, sin saber cómo responder, extendió la mano en un gesto de paz. "Hagamos esto juntas. No tienes que luchar sola. Rigor es un buen hombre, y sé que puede entender nuestro dolor."
Pero Spajit retiró su mano con desdén. "No puedo confiar en ti. Nunca podré. Este es mi camino, y si quieres detenerme, tendrás que hacerlo a la fuerza."
Y así, con el corazón dividido entre el amor y el odio, Spajit levantó su espada, decidida a pelear por lo que creía. Dariel, a su vez, se preparó, no solo para defenderse, sino para intentar salvar a la mujer que estaba al borde de la autodestrucción.
La atmósfera estaba cargada de tensión, y Spajit, con el rostro enrojecido de ira, dio un paso hacia adelante, decidida a demostrar la profundidad de su conexión con Rigor. Con un movimiento rápido, levantó la parte inferior de su ropa, revelando la piel de su trasero, donde un tatuaje marcado con su nombre brillaba con intensidad, junto a una antigua mordida que recordaba un momento significativo de su pasado.
"¿Ves esto?" gritó Spajit, señalando el tatuaje con un aire desafiante. "Él es mío. Siempre ha sido mío, incluso antes de que tú llegaras a su vida. Esta marca no solo representa mi amor por él, sino también la batalla que he librado por su corazón."
Dariel, sorprendida y sin palabras por la revelación tan íntima, sintió cómo su propio corazón se hundía. "No tienes que hacer esto, Spajit. No se trata de quién lo posee, sino de lo que ambos significamos para él," respondió, tratando de mantener la compostura a pesar de la herida que ese acto le había causado.
Spajit, sin embargo, no estaba dispuesta a ceder. "Cada cicatriz, cada marca que tengo en mi cuerpo es un recordatorio de lo que hemos pasado juntos. Tú no conoces su historia como yo. Has tenido tu propia vida, pero yo he luchado cada día por él." Su voz era una mezcla de desafío y vulnerabilidad, mientras sus ojos ardían con una mezcla de determinación y dolor.
Dariel, sintiendo el peso de sus palabras, contestó: "Y yo también he luchado por él. Cada uno de nosotros tiene nuestra propia historia, pero pelear entre nosotras solo causará más dolor. Rigor necesita que nos unamos, no que nos destruyamos."
El silencio se extendió entre ellas, mientras Spajit bajaba la mirada al suelo, la rabia comenzando a desvanecerse por un instante. "No entiendo por qué todo esto está sucediendo. Solo quiero lo que es mío," murmuró, su voz ahora más suave, revelando la vulnerabilidad que había estado escondiendo tras la rabia.
Dariel, reconociendo ese momento de fragilidad, se acercó un poco más. "Lo sé, y yo también quiero a Rigor. Pero podemos encontrar una solución que no implique más destrucción. No tienes que cargar con esto sola. Juntas, podríamos hacerlo más fácil para todos."
Spajit miró a Dariel a los ojos, el peso de sus emociones chocando en un torbellino. "Quizás… quizás tengas razón. Pero no puedo prometer que lo acepte de inmediato. Hay demasiada historia entre nosotros, demasiados sentimientos enredados."
Ambas se encontraron en un cruce de caminos, donde el amor y el odio se entrelazaban. La rivalidad que había comenzado en la arena se transformó en una lucha interna por el perdón y la comprensión. Spajit dejó caer la mirada, la ira aún presente pero disminuyendo, mientras Dariel ofrecía una mano extendida, invitando a la paz en lugar del conflicto.
La batalla que se libraba no solo era física, sino también emocional. El camino hacia la reconciliación sería largo, pero en ese momento, había una chispa de esperanza en el aire, una posibilidad de que, tal vez, podrían encontrar una manera de sanar juntas.
Spajit desvió la mirada, sintiendo cómo la ira burbujeaba dentro de ella como un volcán a punto de erupcionar. "No me hables de uniones o soluciones," dijo con voz firme, apretando los puños. "Lo único que sé es que Rigor me eligió, y no te dejaré arruinar lo que hemos construido juntos."
Dariel, sintiendo la tensión en el aire, intentó mantener la calma. "No estoy aquí para arruinar nada. Solo quiero lo mejor para él, al igual que tú. Pero no puedes vivir en esta burbuja de odio y rencor."
Spajit soltó una risa sarcástica, su voz cargada de desdén. "¿Y qué sabes tú de lo que es luchar por lo que amas? No tienes idea del sacrificio que he hecho por Rigor, de lo que hemos pasado juntos. Así que ahórrate tus consejos, porque no los necesito." Su mirada era afilada como una espada, dispuesta a defender su territorio.
Dariel, sintiendo cómo las palabras de Spajit se volvían dagas, respondió con un tono de desafío. "No estoy aquí para competir contigo. Pero si crees que esto se trata solo de un nombre tatuado o de una marca en la piel, estás muy equivocada. El amor verdadero no se basa en posesiones, sino en respeto y confianza."
Spajit, enfurecida, dio un paso al frente, su aura brillando con una intensidad peligrosa. "¡No me hables de amor verdadero! La única verdad aquí es que Rigor y yo tenemos una conexión que tú jamás podrás entender. Y si te cruzas en mi camino, haré lo que sea necesario para proteger lo que es mío."
La tensión entre ambas mujeres se hizo palpable, el aire cargado con una mezcla de rencor y rivalidad. Dariel, con el corazón latiendo con fuerza, sabía que no podría razonar con Spajit en ese estado. "Esto solo terminará en destrucción. ¿De verdad crees que pelear entre nosotras resolverá algo?"
Spajit miró a Dariel con desprecio. "Si eso es lo que se necesita, así será. No me voy a detener hasta que entiendas que no estoy dispuesta a dejar que nadie me quite lo que tengo. No me subestimes."
Ambas se encontraron en un punto crítico, donde el diálogo se había convertido en una batalla de voluntades. En ese instante, Spajit decidió que no iba a dar marcha atrás, y una chispa de desafío brilló en sus ojos. La rivalidad había nacido, y ya nada podría detener su curso. "Prepárate, porque esto apenas comienza."
Sin más palabras, Spajit se dio la vuelta y se alejó, dejando a Dariel en una lucha interna entre el deseo de pelear y la necesidad de encontrar una solución pacífica. La batalla estaba lejos de terminar, y la rivalidad entre ellas solo iba a intensificarse.
Fin.