Chereads / Timekeepers / Chapter 6 - Encaramiento

Chapter 6 - Encaramiento

El día de ayer fue algo entretenido, al llegar a mi habitación realicé mis tareas y aproveché el internet en mi dormitorio para descargar algunos juegos en mi ordenador. Platiqué con mis padres por videollamada, en nuestra conversación pude mencionarles que he hecho algunos amigos nuevos, en general solo chicas, cosa curiosa, pero que no es tan relevante.

"Hijo, te extrañamos, pronto nos veremos", dice mi madre.

"Es verdad, ¿qué día podrán visitarme?", pregunto.

"El último fin de semana de octubre, cielo", dice mi madre.

"Ah, genial, entonces falta poco", digo.

"Sí, mi vida, tu padre ha trabajado mucho estos días, Ao le ha dado una nueva idea para hacer vehículos con reactores nucleares como generadores de energía, de hecho, fue un asunto tan serio que ahora parece que están por desarrollarlo de verdad", dice mi madre.

"Eso es genial, bueno, leí mucho sobre física y creo que podré ayudarles cuando salga de aquí", digo.

"Primeramente Dios, mi vida", dice mi madre.

"Sí, ma', ya verás que sí", digo, con una gran sonrisa en mi rostro.

Mis padres ya saben los días que tienen permitidos para realizar visitas, deben haberles informado durante mi traslado. Ahora que lo pienso no sé qué día nos permiten salir del instituto.

Tras platicar un rato con mi madre finalizamos la videollamada y me duché para ir a tomar mi cena al comedor con todos, allí me encontré nuevamente con Sandra quien iba vestida de un short corto de mezclilla y una blusa negra de tirantes, mientras que Diana llevaba una blusa rosada de mangas cortas y un pants morado afelpado. Yo llevaba unos bermudas azules, una playera negra y mis sandalias.

La cena fue ligera, un plato de arroz blanco cocido con atún, una taza de arroz con leche y un pequeño pan. Los tres comíamos juntos, hasta que Emily se acercó a nosotros. Tímidamente preguntó si podía sentarse, todos respondimos eufóricamente que sí.

Tras algunos chistes o anécdotas graciosas terminamos de cenar, pero Emily se mantuvo callada en todo momento, es más, incluso pienso que podía estar pensando en irse huyendo como es su costumbre, aunque si lo hacía no la seguiría, no puedo forzarla.

Sin embargo, ella no se retiró en ningún momento, incluso me pareció fantástico el simple hecho de que no se fuera. Al contrario, ella permaneció muy al pendiente de nuestras conversaciones, era como si únicamente nos estuviera escuchando, tal vez ella nos conoce de esa forma, sin necesidad de hablarnos.

Hoy es un nuevo día, mi alarma me despierta con un cálido sonido de un beeper, me levanto de mi cama limpiando mis párpados, tengo un par de lagañas. Puedo ver por la ventana el amanecer, mis cristales están empañados, debe ser por el aire acondicionado. La luz del sol apenas comienza a verse de forma tenue, es hora de una ducha.

El agua de la regadera es más templada que fría, el fresco de la noche parece que hace su labor correctamente al encargarse de enfriar un poco el agua del tinaco. Con el calor que hace en esta ciudad y el sol radiante durante todo el día parece que podría derretir el mismo tinaco o hacer hervir el agua dentro.

Hoy tengo deportes, así que debo tomar mi uniforme deportivo; me coloco mis shorts, mi playera deportiva, mi pants y tomo mis libros para caminar hacia el edificio de clases.

Me pregunto si podré correr en realidad. No quiero agitarme y morir a media clase.

La clase deportiva será temprano, usualmente todas las sesiones son en el horario de 8 a 12 horas, intentando evitar el calor infernal. Hoy tendré clase deportiva a las 8.

Tras peinarme, cepillar mis dientes, rociarme perfume y untarme desodorante en las axilas, salgo de mi habitación. Todos caminan en grupos como ayer. El clima fresco de la mañana me da un toque de nostalgia que nunca había sentido, puedo sentir un aire cálido fluyendo por todos lados mientras que el clima base debe ser de unos 20 grados, por algún motivo la temperatura del viento es mayor al ambiente. Parece viento de sur.

Mientras camino al comedor alguien me empuja ligeramente en la cadera y tropiezo, así, me giro rápidamente. El cabello rosado llama mi atención y puedo darme cuenta de que es Sandra.

"¡Holi!", exclama, llevando sus manos a su espalda baja y agachándose un poco hacia el frente.

Ella siempre parece estar de buen humor, me sorprende que tenga esta personalidad luego de llegar aquí.

"Buenos días", digo, sonriendo ligeramente.

"¿Cómo durmió el príncipe?", pregunta.

¿Príncipe? Por favor.

"Eh, bien, caí rendido", respondo.

"Es bueno, es bueno", dice.

Ella se me adelanta y se pone frente a mí y comienza a caminar de espaldas para verme de frente.

"Hoy hay actividad deportiva, ¿serás mi pareja? Pareces un chico muy atlético", dice.

Sí, lo fui una vez, la verdad es que ni siquiera he hecho ejercicio por aproximadamente cinco meses, debo haber perdido mi resistencia.

"Sí, claro, no te preocupes", digo.

La verdad no entiendo, ¿siempre hacen ejercicio en parejas?

Llegamos al comedor y nos encontramos con Diana quien ya está formada en el comedor. 

"¡Hola, Diana!", exclama Sandra abrazándola con fuerza.

"¿No puedes relajarte por al menos un maldito día?", pregunta Diana mientras es enrollada por los brazos de Sandra.

La verdad es que todo esto me genera un poco de gracia, nunca había pensado en lo que era ver amigas tan cercanas, ambas parecen ser de una clase media-baja, pero, en mi preparatoria todas eran tan superficiales, sus amistades eran ficticias, solo se llevaban con aquellas que tenían familia poderosa o dinero.

No sé, pero mi familia me ha criado diferente, sí, vivimos de forma lujosa, pero, tampoco exageramos, mi casa no es una mansión, en realidad es más una casa de unos tres pisos en un área de unos 600 metros cuadrados, una casa muy similar a la casa de Ao.

Nunca fui criado para perder la humildad o algo por el estilo, siempre se me inculcó el ser una buena persona con todos, supongo que por eso mis amigos han sido personas muy cercanas y serenas que tienen mucho, pero valoran todo por muy poco que sea.

Mientras sigo perdido en mis pensamientos, la fila comienza a avanzar y me quedo congelado con una pequeña sonrisa en mi rostro, entonces, puedo ver como un bulto enorme se posiciones frente a mí. Así, salgo de mi trance.

Es un sujeto con uniforme deportivo, debe medir aproximadamente 2 metros de altura, su cuerpo está lleno de músculos inmensos, en realidad parece que es un sujeto con músculos en lugar de huesos.

Su piel es morena, su cabello negro y corto pero erizado.

"Disculpe, se metió en la fila", digo, tocándole la espalda ya que tocarle el hombro me queda un poco alto.

El sujeto se voltea hacia mí, sus ojos son imponentes y de un tono marrón. Él me mira muy molesto, es como si estuviera viendo a un toro.

"Tú no te moviste, imbécil", me responde, con una voz bastante gruesa.

"Oye, amigo, tranquilo, no hay necesidad de insultar", digo, mostrando mis manos al frente con un rostro algo tenso y nervioso.

Llámame idiota, pero prefiero mantener mi rostro intacto antes que recibir una paliza de este sujeto.

"¡Escucha, novato de mierda! ¡No te atrevas a retarme", exclama, tomándome de la camisa!

Así, puedo ver un sello en su playera con letras amarillas, 'S'. En este momento recuerdo perfectamente lo que las chicas me dijeron, los mutantes con poderes ya activos tienen un grabado en sus uniformes. Este sujeto tiene una 'S', eso significa que es uno de los más fuertes de aquí.

Bueno, la verdad es que no me importa, ser tan fuerte no le da derecho en convertirse en un maldito engreído.

"Dije que no me insultes, maldito idiota, ¿O qué? ¿Tu exceso de músculos atrofió tu cerebro?", digo, quitándome su mano de mi playera

Sus ojos comenzaron a tornarse rojos de ira, para este momento ya sé que me partirá la cara. Sin embargo, Diana aparece rápidamente y se interpone entre ambos.

"¡David, basta! ¡Deja a Eric en paz, sabes perfectamente que te metiste en la fila!", exclama, abriendo sus brazos.

"¡Escucha, Di, te respeto porque me has ayudado algunas veces en mis estudios, pero, si sigues alcahueteando a imbéciles como este, terminaré golpeándote a ti también!", exclama.

"¡Qué cobarde! ¿Golpearías a una mujer? Lo dicho, tienes más músculos que cerebro", digo, dándole una sonrisa provocativa.

Ese sujeto apretó sus puños con fuerza y las venas en sus brazos sobresalieron entre la piel.

"¡Eric, ya!", exclama Diana, tomándome de la mano y llevándome a otra fila.

Al final, miedo es lo que menos tengo, pero fue muy divertido provocar a un bravucón, la verdad es que nunca había tenido algún enfrentamiento hasta ahora. Siempre fui el chico popular del salón, nadie me quería hacer daño, aunque una vez intentaron hacerme acoso escolar, pero fue en primaria, solo tuve que acusarlo con la profesora, quien no dudó en llamar a los padres de ese chico.

Me siento con las chicas a desayunar y Emily aparece de nuevo, sin embargo, su mirada se posaba sobre mí a reojos, debe querer decirme algo. Mi desayuno es un plato de seis enchiladas verdes gratinadas con un trozo de bistec de res, un tazón de fruta picada fresca, una taza de café y un vaso de jugo de naranja.

El sabor es realmente delicioso. Como lentamente disfrutando mis alimentos, sin embargo, Emily sigue mirándome en reojos, esto está siendo algo incómodo, la verdad es que es incluso algo perturbador.

Sin más, no puedo quedarme callado.

"¿Pasa algo, Emily?", pregunto.

Ella da un pequeño brinco en su asiento, no esperaba a que notara su discreta mirada.

"Eh, es que, ¿no te dio miedo hacer enojar a David?", pregunta, con una tímida y nerviosa voz.

No puedo evitar sonreír orgullosamente, la verdad es que en lugar de darme miedo parece que disfruté el momento.

"Para nada, en realidad fue bastante divertido", digo, con una mirada llena de motivación.

Emily me mira sorprendida, y Sandra, quien estaba comiendo aceleradamente me miró de igual forma, dejando sus cubiertos sobre el plato y manteniendo la comida en su boca repleta de esta.

"¿Divertido? ¿Qué tendría de divertido hacer a enojar a un sujeto con superfuerza?", pregunta Diana, bebiendo de su taza de café.

"No lo sé, últimamente me he sentido mal, pero eso me hizo sentirme vivo de nuevo", digo.

Emily me mira sorprendida y luego deja ver una expresión triste.

"¿Qué pasa? ¿Dije algo malo?", pregunto.

"No, no. Es solo que a veces me siento como tú", dice.

¡Genial! ¡Emily se está abriendo conmigo! Es la primera vez que habla un poco sobre sus sentimientos.

Sandra traga su bocado y se limpia la boca con una servilleta.

"Eric, ¿qué fue lo que realmente te pasó?", pregunta.

Miro mi plato casi vacío y comienzo a jugar con el tenedor. No sé si deba contarles, bueno, al final todos aquí pasamos por algo similar.

"Sufrí una arritmia en medio de un partido que podría haber decidido mi futuro", digo.

Todas me miran expectantes mientras que Sandra da un bocado más.

"Soy, bueno, era un excelente jugador, siempre soñé con ser futbolista, pero, ahora simplemente es eso, un sueño. Quedé inconsciente en ese partido, y cuando desperté tenía una herida reciente en mi pecho. Me habían realizado un trasplante de corazón, y para mi sorpresa había estado en coma por cuatro meses".

Sandra mastica lentamente su comida, es como si alguien le hubiera bañado con agua helada de la Antártida.

"Y bueno, tengo casi tres semanas que salí del coma, aquí me tienen", digo.

Bebo de mi café, el cual siempre sabe delicioso, debe ser marca 'Bola de Oro', no hay forma de que sepa tan bueno.

"Lo lamento mucho", dice Diana.

"Descuiden, la verdad es que tenían razón, solo ha pasado un día desde que llegué aquí y me siento mejor que cuando puse un pie dentro de las instalaciones", digo, dibujando una sonrisa en mi rostro.

Emily sonríe y sigue comiendo.

Tras un rato, todos terminamos nuestro desayuno y caminamos hasta la pista de atletismo, allí tendremos nuestra clase. Al llegar toda la clase se reunió, el chico de ayer, Rodrigo, apareció.

"¡Hola, chicas!", exclama.

"¿Eh?", expresa Sandra al ver que nos dijo chicas a todos aquí.

"¿Cómo que chicas?".

"Por mayoría, son tres mujeres y solo soy yo", digo.

El sol comienza a iluminar todo el lugar, las hojas de los árboles brillan con el reflejo del sol, el cielo se torna azul con algunos tonos anaranjados por el sol apareciendo por un costado.

"Buenos días, jóvenes, ¿cómo están?", pregunta un hombre que aparece de la nada.

Lleva un short negro, una playera blanca, tenis deportivos de color azul, un silbato con cordón en su cuello mientras que su piel es ligeramente clara y su cabello negro y corto pero erizado. Es alto, debe medir cerca de 180 centímetros, además, su cuerpo se ve muy entrenado, no hay duda, es el profesor encargado de la actividad deportiva.

"Seguramente ya escucharon o conocen a su nuevo compañero, Eric Jaeger, por cuestiones de seguridad, Eric, por el momento harás actividades muy limitadas, no queremos que sufras un ataque cardíaco, terminando la clase debes pasar a enfermería con Marco para que analice tu cuerpo".

Asentí y miré a las chicas.

El profesor comenzó por decirnos lo que haríamos; calentamiento inicial, estiramientos de brazos hacia el cielo, luego de tríceps, luego de piernas y caderas. Lo primero que comenzamos por hacer fue trote ligero en la pista de atletismo.

"Vamos a trotar siete minutos y recuperaremos 3 caminando. Sandra, ve con Eric, él solamente trotará dos minutos y caminará dos", dice el profesor.

Este tipo de ejercicios solía hacerlos en mi entrenamiento con el equipo de la escuela, la verdad es que me sé muy bien todas las rutinas de entrenamiento de fútbol.

Así, comenzamos a trotar. Sandra va a mi ritmo, vamos detrás de los demás, sin embargo, quisiera ir al frente. No me gusta ir a la retaguardia. La pista de atletismo está en excelentes condiciones, no se siente tan sólida, mis tenis pueden rebotar fácilmente, siento que floto.

Tras casi una vuelta a la pista comienzo a sentir que mi ritmo cardíaco se acelera.

Vamos, tú puedes, esto no es nada, hemos resistido más que una simple vuelta, vamos.

Con una respiración áspera pero controlada, inhalando el aire por mi nariz, manteniéndolo dos segundos y expulsándolo por mi boca progresivamente, logré controlar un poco mi ritmo.

Tras un rato finalmente terminamos el ejercicio.

"Bueno chicos, vamos a seguir, vamos a realizar sentadillas todos en el último carril, distancia de un brazo por favor", dice el profesor, mirándome.

En cierta forma, mi respiración no cede fácilmente, sigo algo agitado.

"¿Listos?", pregunta.

Todos nos posicionamos y entonces da el silbatazo.

Él cuenta las sentadillas una por una, 1 cada dos segundos, nos exige control en la bajada y subida, puedo sentir que he perdido mucha fuerza en mis piernas, me está costando trabajo.

Tras muchos ejercicios más como lagartijas, abdominales y saltos de tijeras la clase terminó, todos tomamos agua que el profesor llevó en un gran termo.

"Excelente, chicos, estuvieron genial. Recuerden ir a los vestidores y darse un pequeño baño rápido", dice, luego de tomar de su pequeño termo de agua.

Me encuentro limpiando el sudor de mis axilas con un pañuelo y entonces Rodrigo se me acerca.

"¿Sabes dónde son los vestidores?", pregunta.

"No, la verdad no", digo.

"Ven, vamos, antes de que se llenen", dice.

Dejo el pañuelo en una canasta grande que el profesor tiene para nuestros pañuelos de sudor, entonces me habla.

"Eric, no olvides pasarte a enfermería", dice.

Le asiento y me doy la vuelta para irme con Rodrigo a los vestidores, estos se encuentran dentro del gran edificio de basquetbol y volibol. Entramos y había un grupo de chicas allí jugando en la cancha de volibol.

Mierda.

Rápidamente, caminé hacia los vestidores, pero Rodrigo me detuvo.

"Viejo, mira, no me digas que eres gay, esos traseros, son hermosos, licras cortas y ajustadas, esos muslos y nalgas rebotando, son perfectos", dice, con un rostro lleno de perversión.

"Viejo, estás enfermo, nos van a reportar si seguimos aquí", digo, quitándome la mano de Rodrigo y entrando a los vestidores.

Al entrar había unos cuantos chicos aquí con toallas en sus cinturas y otros desnudos completamente. Intenté no hacer contacto con ellos y seguí mi camino, así, llegué a las regaderas, me metí en una, cerré la pueta que solamente impide ver mis partes íntimas. Me desnudé y comencé a darme una ducha, el jabón es líquido, afortunadamente no tengo que usar el mismo que todos.

Al terminar mi ducha me sequé y rápidamente me vestí para salir del vestidor y ver a Rodrigo con una evidente carpa en sus pantalones.

"¡Rodrigo no seas degenerado!", exclamo.

Con mi grito, las chicas de volibol voltearon y Rodrigo rápidamente se escondió en los vestidores.

"¡Qué rayos haces, Eric! ¡Me vas a meter en pedos!", dice, muy molesto.

Eso debiste pensarlo antes de seguir viéndolas, maldito degenerado. Una erección a plena luz del día, tienen motivos de sobra para expulsarte.

"Ese es tu problema, yo me voy", digo, saliendo del lugar.

Camino hacia la enfermería y tras unos metros finalmente llego, toco la puerta y el doctor Marco la abre.

"Eric, qué gusto verte, pasa por favor", dice.

Paso y él se mete a su consultorio para sentarse en su lugar.

"Dime, ¿cómo va todo?", pregunta.

Va genial, he hecho cuatro amigos nuevos, Emily entre ellos.

"Me alegro de eso", dice, sonriendo gentilmente.

"¿No te ha pasado nada que pueda ponerte algo alterado?", pregunta.

Esa pregunta realmente me toma por sorpresa y evito pensar en cualquier cosa, sin embargo, es imposible.

Las chicas del gimnasio de volibol usan ropa muy corta, no es su culpa, es normativa, pero, fue algo intenso, digo, mierda, seguramente pensará que soy un cerdo, pero no tanto como Rodrigo que se quedó viéndolas.

Marco me miró con una expresión de asombro y comenzó a reír algo incómodo.

"Así que te gustan con licras cortas, bueno, eres un joven en plena edad de esas cosas, está bien ver, lo que está mal es ir y tocar sin consentimiento, así como tomarles fotos, ten cuidado, respecto a Rodrigo, tener una erección es natural, pero, si sabe que lo pueden ver… Ay, no, luego hablaré con él", dice Marco, llevando su mano a la frente.

"Por ahora, revisemos tu corazón, veamos cómo está", dice.

Marco comienza por colocarme el bauma en el brazo izquierdo, para luego, mientras el dispositivo realiza su algoritmo, Marco coloca el estetoscopio en mi pecho y comienza a escuchar mi corazón con detenimiento.

"Interesante", dice.

Él se quita el estetoscopio y lo regresa a su cuello, el bauma termina el proceso y anota en una hoja los resultados.

"122 sobre 81, nada mal, hijo. Tu corazón suena bien, no lo noto fuera de lo común, ahora, necesito una muestra de tu sangre, tengo que analizar qué rayos tienes, quiero tener un poco de indicios acerca de tu mutación" dice, sacando una jeringa.

Marco talla ligeramente las venas de mi brazo izquierdo y surgen rápidamente.

"Adoro inyectar o extraer sangre a jóvenes delgados, es muy fácil, y como fuiste deportista, tus venas surgen sin problema", dice, colocando la aguja de la jeringa en mi vena entonces, esta comienza a brotar en automático.

Tras tomar una cantidad razonable retira la jeringa y rápidamente me coloca una especie de curita.

"No te la quites, espera unos 10 minutos al menos para estar seguros de que tus plaquetas ya chambearon", dice, sonriendo.

Marco coloca mi sangre en un frasco especial y lo mete en el pequeño refrigerador que tiene en su consultorio.

"Bueno, eso fue todo, cuando tengamos los resultados te diremos qué onda", dice, sonriendo.

Me levanto y salgo de la enfermería.

¿Intenta hablar como un joven? Solo me causa pena.

Tras eso mis clases continuaron, fueron entretenidas, extrañaba regresar a clases, aunque no son como en mi antigua preparatoria realmente se siente bien. Sin darme cuenta, la hora del receso llegó.

Salimos del salón todos juntos y caminamos hasta el comedor. Ahora que lo pienso, no veo a Emily por ningún lado.

"¿No ven a Emily por allí?", pregunto a las chicas y Rodrigo.

"Negativo", dice Rodri.

"Nope", dice Sandra.

Diana simplemente negó con su cabeza.

Entonces, llegamos al comedor, donde ya había una gran fila reunida, mi mirada se cierne sobre el letrero que contiene el menú y puedo ver que hoy hay hamburguesas de pollo y carne de res.

Hey, así que nos consienten, eh.

Al llegar a la barra pido mi hamburguesa con un vaso de zarzaparrilla fresca. No pensé que en esta región se diera, pero bueno, nada como disfrutar una bebida común de mi lugar de origen.

Busco una mesa y me siento, sin embargo, no como hasta que todas lleguen, y Rodrigo igual, pues alcanzó a formarse después de mí.

"¿Te gusta Emily?", pregunta.

Este sujeto realmente es molesto, y muy directo.

"No, solamente me preocupa, no me gusta ver a los débiles sufriendo acoso", respondo, bebiendo un poco mi zarzaparrilla.

"Es que pareciera", dice.

"¡Pues no!", exclamo algo agresivo.

Las chicas llegan y se sientan con nosotros mientras que Rodrigo me mira con asombro y algo de miedo mientras deja ver una boca de tristeza.

"Cuando dan cosas como estas me dan ganas de no salir nunca de aquí" dice Sandra mirando la hamburguesa con intenso deseo.

Bueno, creo que exagera.

Llevo a mi boca mi primera mordida de la hamburguesa y la verdad es que no sabe nada mal, he probado mejores, pero, el tamaño, el pan y el sabor de la carne son decentes.

Los granos de ajonjolí no se adhieren a mis dientes como otros panes, no entiendo a qué se debe, pero es bueno.

Todos comemos en la mesa y entonces puedo ver a Emily en la barra.

Ah, allí estás.

Ella camina sosteniendo su bandeja con mucho miedo, sin embargo, mira a todos lados, entonces, tras buscarnos finalmente nos encuentra. Mi mirada se cruza con la de ella y le sonrío para hacerle saber que es bienvenida.

Ella camina hacia nosotros con su típico rostro ligeramente deprimido, su mirada se fija en el suelo, puedo ver que no mira hacia el frente en ningún momento, ella es realmente tímida.

"¡Oye, basta!", exclama un chico completamente desconocido en alguna de las mesas y puedo ver una hamburguesa volando por los aires que termina impactándose con la bandeja de Emily, la fuerza fue tanta que su bandeja voló hacia un lado y se impactó contra un sujeto bastante robusto.

La zarzaparrilla se escurre y cae en suelo mientras que la hamburguesa se impacta en su nuca. Emily se mantiene asombrada y llena de miedo.

"Ay no", dice Sandra con miedo.

¿Por qué todo el lugar se quedó en silencio?

Mi pregunta interna fue respondida de inmediato, el sujeto se pone de pie y puedo ver que se trata de David.

"¡Lo siento!", exclama Emily entre tartamudeos y temblando por completo.

El chico se da vuelta hacia ella y la mira con una expresión asesina.

"¡Maldita idiota! ¡Qué te pasa!", exclama, empujando a Emily contra el suelo, sin embargo, ella cae tan fuerte que el suelo vibra por el impacto.

"¡Mierda!", exclama Diana.

Sin darme cuenta, me pongo de pie a gran velocidad y salgo corriendo contra David.

"¡Eric, no, regresa aquí!", exclama Diana.

"¡Ay no! ¡Ahora sí va a correr sangre! ¡Debo ir por ayuda!" exclama Sandra, poniéndose de pie y huyendo hacia los salones.

"¡Lo hiciste adrede! ¿No es así?", exclama David.

Emily estaba aturdida por el golpe, no se movía, únicamente mostraba un rostro lleno de dolor y su cuerpo entero temblaba como un pequeño cachorrito. Entonces me pongo en medio de ambos.

"¡Ella no lo hizo, idiota!", exclamo, extendiendo mis brazos hacia mis costados.

David me mira y entonces puedo ver como las venas en su rostro comienzan a saltar a la vista.

"¡No te metas en esto, gusano! ¡También te haré mierda a ti!", exclama, tronando sus dedos.

No le tengo miedo, puede romperme algunos huesos, pero si me mata entonces irá a la cárcel o a donde sea que envíen a mutantes rebeldes.

"Adelante, atácame a mí, pero no a ella, no lo hizo a propósito, fue alguien más, ella es tan frágil como una rosa, no perdonaré que la hayas lastimado como lo hiciste", digo, con una mirada llena de ira.

Emily lentamente intenta ponerse de pie, sin embargo, no puede, ya que aparentemente está lastimada de las piernas.

"No te levantes, Emi. ¡Diana, llévala a enfermería!", exclamo.

"¡Así que adelante, David! ¡Demuéstrame que tan fuerte eres! ¿O solo eres un marica?", digo entre risas.

David azota sus puños con fuerza y corre hacia mí, sin embargo, en cuanto intenta darme un golpe lo esquivo con facilidad, su excesiva cantidad de masa muscular lo hace más lento. Mientras que yo soy delgado, ágil y veloz.

El impulso rosa mi rostro, pero el empuje de moléculas fue tan intenso que puedo sentir el viento provocado por su golpe a la nada. Rápidamente intenta golpearme de nuevo y esta vez me deslizo por el suelo y me levanto a gran velocidad para brincar y darle una patada en el abdomen.

Así, retrocedo, él, por supuesto, está lleno de ira y corre hacia mí, entonces corro contra él y me deslizo entre sus piernas para sujetarme de ellas y provocar que se caiga al suelo con fuerza.

Rápidamente me pongo de pie y tomo a David del cuello por la espalda y azoto su rostro contra el suelo, para este momento, mi adrenalina está al máximo, mi cuerpo está tembloroso, me siento genial, nunca me había sentido tan bien, es increíble.

"¡Eric, basta!", exclama Diana quien se encontraba ayudando a Emily.

"Eric… por favor", dice Emily con una voz gentil mientras su rostro deja ver una expresión de impotencia.

Alguien tiene que darle un merecido a escoria como esta, es un maldito aprovechado, sabe perfectamente que con un simple dedo puedo matar a una persona y no es consciente de ello, ni siquiera debería estar aquí.

"¿Qué pasó? ¿No ibas a matarme? Parece que el que está hecho mierda es otro", digo, tomándolo del cabello y observando su rostro bañado en sangre.

Continuo golpeándolo con fuerza, entonces, una punzada en mi corazón me hace detenerme por un momento.

Mierda, había olvidado todo tipo de emoción intensa me puede provocar esto.

"¡Ya basta!", exclama un hombre, entrando al comedor repentinamente.

Mi mirada se cierne hacia mi espalda y puedo ver a Sandra y un profesor de pie en la entrada, un sujeto alto, con barba muy corta pero delineada, así mismo, su cabello es negro y corto y su piel blanca, sin embargo, su cuerpo es bastante robusto, debe estar muy musculoso.

"No me obliguen a separarlos", dice, caminando hacia nosotros.

Suelto a David y me pongo de pie, mis manos están manchadas de sangre, el suelo de igual forma, parece que me excedí, observo mis manos temblorosas, la verdad es que nunca pensé llegar a hacer algo así.

"David, te llevaré a enfermería y luego a la dirección, tú, joven, debes ser el nuevo, ve a limpiarte", dice, caminando hacia David y levantándolo.

¿Eso es todo? ¿Casi mato a un chico y no me dirán nada? Qué ligeros son aquí.

El profesor se lleva a David, entonces, camino hacia Emily.

"¿Estás bien?", pregunto.

Ella evade mi mirada y no responde.

¿Eh? ¿Hice algo mal? ¿Por qué me ignora?

Así, Diana lleva a Emily a enfermería y me quedo de pie en medio del comedor mientras todos me observan. Lentamente comienzo a sentirme avergonzado, no me gusta llamar la atención de esta forma. Mi corazón palpita con fuerza y gradualmente regresa a su estado noamrl.

Sandra se me acerca de la nada.

"¿Qué rayos pasó aquí?", pregunta.

"No lo sé, creo que estaba dormido y… desperté", respondo, caminando hacia los sanitarios.

"Eric, ¿a dónde vas?", pregunta Sandra.

Mi respuesta es nula. Me pierdo en mis pensamientos y lo único que puedo tener en mi mente en este momento es la indiferencia de Emily.

  1. La presión arterial humana en jóvenes para considerarse ideal, debe ser de 120/80.