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Chapter 5 - Primeras impresiones y primera clase

Despierto por la noche, mi televisor sigue encendido con volumen bajo, parece que nadie hace ruido, no he escuchado una sola risa o algo por el estilo en los pasillos. Es extraño, me pregunto si realmente hay personas en este edificio.

Tomo el control del televisor y lo apago, así mismo, tomo mi teléfono y veo que son las ocho de la noche. Tengo mucho sueño, abro mi aplicación de mensajes y le escribo un texto a mis padres explicándoles un poco de lo que viví el día de hoy, obviamente evitando mencionar el hecho de que soy un mutante.

Tras terminar de escribir el texto, me despido de ellos para irme a dormir y pongo una alarma temprano por la mañana a las 6 am, mi primera clase es a las 8, pero, primero debo pasar por mi desayuno al comedor.

Sin más, procedo a dormirme nuevamente.

Mi consciencia se desvanece y comienzo a soñar. Puedo verme en un campo verde de fútbol con un pasto tan suave que parece felpa. Mis zapatillas deportivas de color naranja fluorescente dejan pequeñas huellas con mis pasos. Puedo ver mis medias y shorts amarillos, entonces observo mi jersey, un jersey amarillo con el logo de mi equipo favorito en el pecho, el dibujo del continente americano de un color azul en medio de un círculo de contorno azul con forma de balón.

A mi alrededor puedo ver a muchos jugadores famosos de este equipo, en realidad estoy en un estadio inmenso, solo he estado aquí cinco veces en mi vida, y es increíble, el estadio Azteca, simplemente monumental. Mis lágrimas se derraman, es increíble que esté jugando en el club más grande del país, entonces, el balón llega a mis pies y comienza el partido. Me siento nervioso, mis piernas tiemblan un poco, pero trato de controlarme.

Un jugador del equipo del Guadalajara se acerca a mí y paso el balón a un compañero, entonces corro a gran velocidad para tomar ventaja sobre la marca defensiva y recibo un pase filtrado, así, me adelanto y tomo posición dejando a la línea de marcaje, es mi oportunidad, tomo fuerza en mi pie izquierdo y pateo el balón con fuerza. El arquero no puede reaccionar a tiempo, el balón se estampa en el fondo de la red. Es mi primer gol en este club, mi sueño se hace realidad.

La gente festeja, mi equipo corre a abrazarme, simplemente no puedo con la felicidad, entonces, un sonido abrumador me hace reaccionar de golpe, todo el estadio se desvanece repentinamente y puedo ver mi ventana. Solo fue un sueño. Solo eso.

Sin motivación alguna, tomo mi toalla, ropa interior limpia y entro a la ducha. Limpio mi cuerpo cautelosamente con la barra de jabón y una esponja, así mismo, verifico limpiar con cuidado mi herida, pues, aunque ya no es reciente aún tengo mucha sensibilidad.

Tras darme un baño, tomo mi cepillo y me peino, mi cabello es lacio y algo largo y castaño, cubre una parte de mi frente. Mis ojos son marrones, mis cejas algo ligeramente pobladas y puedo ver algo de barba y bigote creciendo en mi rostro, aparentemente tanto tiempo sin afeitarme ha pasado cuentas.

Tomo mi navaja y me afeito para luego rociarme algo de gel para después de afeitar. Camino hasta mi cama y tomo mi uniforme, hoy no tengo actividades deportivas, por lo que debo llevar mi uniforme del diario. Me visto y coloco todo correctamente, entonces, tomo una pequeña lapicera y un cuaderno que mi madre empacó para mí.

Tomo mi teléfono, mi tríptico con información sobre la escuela y mis llaves, apago el aire climatizado y salgo de mi habitación para cerrar la puerta y luego ponerle seguro. Entonces puedo escuchar risas y charlas por todos lados, mi mirada gira a todo mi alrededor para observar a muchos chicos platicando y caminando por el pasillo.

Algunos son altos, otros bajos, gordos y delgados, musculosos y esqueléticos. Cabello corto, largo, piel clara, morena, gafas, parches. Sin duda alguna es increíble verlos a todos, sin embargo, ninguno me notó, aparentemente con uniforme pasas desapercibido.

Comencé a seguirlos y al salir de los dormitorios pude ver por todos lados a jóvenes caminando hacia el comedor. Algunos en uniforme del diario, otros en deportivo, otros en ropa clínica o prendas totalmente blancas. La mañana es algo fresca, al menos agradezco eso. Las mujeres se reúnen con algunos hombres y viceversa, hacen sus típicos grupos de amistades y caminan juntos, otros van en silla de ruedas o muletas con ayuda de los enfermeros.

Al menos puedo caminar.

Sigo caminando entre todos y tras cruzar el campus deportivo llegamos a los edificios de clases donde se encuentran el comedor principal y cafetería. Aquí hay un tablero con el menú del día, para el desayuno puedo escoger un club sándwich o huevos a la mexicana acompañados de plátanos fritos, ambos con café y jugo natural de fruta que puede ser naranja, mango o piña.

Me formo como todos y espero mi turno, así, tras unos minutos logro llegar al mostrador.

"Buenos días", dice la cocinera, con una voz dulce y amable.

Su perfume huele a chocolate dulce, ella es de piel un poco morena, mide aproximadamente 160 centímetros, su cabello es negro, largo, pero lo tiene amarrado con una liga y porta una rejilla. Sus ojos son marrones y sus labios algo gruesos, su complexión es ligeramente rolliza, pero su rostro es muy lindo.

"¿Qué te doy, mi vida?", pregunta.

¿Mi vida? Es muy amable, se ve muy joven, pero habla como una señora de 40. Debe tener cuando mucho unos 30.

"Buenos días, por favor, quiero huevos y jugo de naranja", digo.

"Claro que sí, corazón. ¿Algo adicional?", pregunta mientras escribe velozmente en la computadora.

"Eh, no gracias", respondo.

Ella tarda unos segundos en responderme.

"Perfecto, por favor, puedes tomar asiento esta es tu orden, lindo día", dice, dándome un pequeño boleto con la orden número 565.

Camino hasta una mesa vacía, todos están sentados en las mesas formando grupos desde 2 hasta 9 personas juntando algunas mesas para poderse sentar todos juntos. Miro a mi alrededor y puedo ver que soy el único chico sentado solo, a excepción por una chica, ella también está sentada sola hasta el fondo.

Su cabello es negro y largo, no puedo ver su rostro, está comiendo un sándwich lentamente, parece que se toma su tiempo. Su piel es blanca, me pregunto si también es nueva.

"¡Orden 565!", exclama una mujer en el punto de entrega de alimentos.

Rápidamente me pongo de pie y camino hasta la barra, donde la mujer, algo madura, de ojos marrones y cabello castaño con piel morena, me sonríe y me estira la mano.

"¿Me permites tu orden?", pregunta.

Sin objetar se la entrego, ella la observa y me la devuelve, así, empuja mi bandeja con mi desayuno hacia mí.

"Buen provecho", dice.

Tomo mi bandeja, camino hasta mi mesa y me siento nuevamente. Mi platillo trae una cantidad considerable de huevo, cinco trozos de plátano frito, cinco tortillas de maíz, una taza de café y un vaso de jugo de naranja.

No está nada mal, el olor es agradable, puedo percibir el delicioso y dulce aroma del plátano con facilidad, así como el olor del huevo y sus ingredientes.

No me lo pienso tanto y comienzo a comer, la verdad es que todo está delicioso, o tal vez simplemente probar comida ligeramente grasosa tras haber comido alimentos excesivamente saludables provoca una reacción en mis papilas gustativas totalmente diferente a lo que recuerdo, digo, son solo huevos y plátanos, no tienen nada de diferente.

Llevo mi mano hasta la taza de café, pero ahora que lo recuerdo padezco una enfermedad del corazón.

¿Está realmente bien beber cafeína padeciendo arritmia? Supongo que por el momento evitaré ingerirla, durante el día visitaré al doctor Marco.

Hago a un lado mi café y bebo de mi jugo, dulce, una acidez casi nula y con un gran e intenso sabor a naranja natural, incluso puedo sentir algo de la pulpa, no cabe duda, todo aquí es natural.

Continúo comiendo mi desayuno y al terminar noto que todos regresan las bandejas a un grupo de charolas enormes donde se pueden dejar las bandejas con los platos sucios. Sin más, me pongo de pie y camino hasta donde todos y hago lo mismo, separo mi plato en una charola, mi vaso y taza en otra, y mi basura la deposito en sus respectivos separadores.

Son las 7:35, tengo todavía algo de tiempo, bueno, iré a mi casillero, veré qué rollo con eso.

Camino hasta mi edificio correspondiente y en la entrada puedo encontrar los casilleros, comienzo a buscar el mío, que, posee el mismo número que mi habitación, aparentemente también incluye la letra.

Llego hasta la sección 'D' en los casilleros y busco el 24, así, lo encuentro. Está cerrado, a simple vista puedo pensar que para abrirlo debe tener una clave por defecto como ceros, sin embargo, lo que encuentro es un escaner de huella dactilar que brilla de un tono azul.

¿Si la coloco me reconocerá?

Miro hacia mis costados y puedo ver que todos colocan el dedo pulgar derecho, aparentemente es mejor hacerlo así. Coloco mi pulgar y en automático se ilumina de un tono blanco, sin más, el casillero se abre.

Al menos podrían haberme explicado cómo funciona esta basura, ¿Ya tiene mi huella? ¿No tengo que registrarme o algo?

En el casillero encuentro una nota más.

"Bienvenido al instituto, estudiante. Si tu registro fue exitoso, estás leyendo esto, de lo contrario debes acudir con la dirección de admisiones. Si el scanner se iluminó en blanco quiere decir que tu huella se registró exitosamente, si fue verde, significa que ya cuentas con registro en el sistema y el desbloqueo fue exitoso, si fue rojo, significa que ocurrió un error, tienes 5 intentos para colocar tu huella correctamente, de lo contrario se bloqueará y deberás acudir con la dirección de admisiones. Consulta más información en el siguiente vínculo".

Una nota más del montón. Sería más fácil si me lo explicaran todo junto y no por partes.

Llevo solo una libreta, no tengo ningún libro, así que probablemente tenga que conseguirlos.

Puedo ver a muchos chicos sacando libros y cuadernos de sus casilleros, algunos han comenzado a subir los escalones, pero, tengo más curiosidad. Los pasillos tienen flechas de guía, si subo a la primera planta encontraré las aulas 'D-10' hasta la 'D-15', la segunda planta tiene de la 20 a la 25, y conforme subes se incrementa el dígito.

Según veo, la biblioteca de este edificio está en la primera planta, así que subo los escalones y camino por los pasillos siguiendo los letreros, tras un rato, llego a mi destino.

¡Increíble!

La biblioteca está enorme, está llena de libros literarios, científicos, escolares, sociales, entre otros.

"Bienvenido, buenos días, ¿Ya cuentas con credencial?", pregunta el bibliotecario.

Un hombre de unos 35, alto, de piel clara, cabello corto, ondulado y negro y ojos marrones. Viste una camisa blanca y un pantalón negro.

"Buenos días, no, soy nuevo", respondo.

El sujeto amablemente mete la mano bajo el mostrador y me da un formato.

"Llénalo con toda tu información, me lo entregas y te daré una credencial temporal para la biblioteca mientras se tramita tu credencial definitiva", dice.

"Muchas gracias", digo.

Tomo el formato y comienzo a rellenarlo con mi bolígrafo. Me pregunta información como mi nombre completo, fecha de nacimiento, edificio y habitación, clase, tipo de habilidad.

¿Qué debería de poner aquí?

Lleno todo excepto esa última parte, así, me acerco nuevamente al bibliotecario.

"¿Qué puedo poner aquí?", pregunto.

"¿Eres nuevo?", me pregunta él.

Asiento sin dudar.

"Entiendo, pues déjalo así, no te preocupes", responde.

Él toma mi formato y comienza a capturarlo en una computadora, tras cerca de un minuto deja sobre el mostrador una credencial en un trozo de hoja opalina.

"Listo, aquí tienes, tu credencial se está tramitando, te la entregarán en tu dormitorio", dice.

"Muchas gracias", digo, tomando mi credencial temporal.

"Para servirte", responde.

Camino entre los pasillos de la biblioteca y puedo ver cientos de libros viejos, modernos y muy nuevos, el olor a papel consume mi nariz, es increíble. Entre los estantes puedo ver que algunos tienen precio, entonces sé que están a la venta.

Me pregunto si debo tomar algunos para las clases.

Paso un tiempo en la biblioteca, entonces, regreso a los pasillos buscando mi aula. Al entrar puedo ver un aula casi llena, hay 35 asientos de los cuales hay 3 asientos libres. Los asientos constan de una pequeña mesa individual y un asiento acolchonado.

¿Aún no habrán llegado los demás? Si es así, no importa, el que se fue a la villa perdió su silla.

Camino hacia un asiento vacío cerca de la ventana a cinco asientos del escritorio del profesor. Todos platican entre grupos, algunos usan el teléfono móvil y otros simplemente parecen realizar algunas tareas.

Antes de sentarme puedo percibir la mirada de alguien, una mirada grotesca que me eriza la piel, lentamente giro mi cabeza y puedo ver a una chica de cabello rosado, corto hasta el cuello con puntas onduladas, mirándome fijamente.

¿Permiten tener el cabello teñido? Es extraño.

Su mirada me incomoda, no me mira de mala manera, solo tiene una expresión algo desconcertada en su rostro.

"Buenos días", digo, algo nervioso, así, me siento en mi lugar.

"Buenos días. ¿Eres nuevo?", pregunta.

"Sí, llegué ayer", digo.

Ella sonríe y un brillo ilumina sus ojos verdes. Su piel es blanca y sus cejas pobladas de un color negro.

"¡Mucho gusto, me llamo Sandra, puedes decirme Sandy!", exclama, extendiendo su mano hacia mí.

Yo la saludo gentilmente y estrechamos nuestras manos.

Vaya, su piel sí que es suave.

"Mucho gusto, Sandy, yo me llamo Eric", digo.

"Un placer, bienvenido al instituto", dice.

Mientras meneamos nuestras manos puedo ver que sus pechos son prominentemente grandes y se mueven de un lado a otro.

¿No usará sostén? O tal vez son tan grandes que el sostén no tiene la fuerza suficiente para detenerlos.

Terminamos el saludo y regreso mi mirada al resto del salón. Las paredes son blancas con bordes beige, el pizarrón es largo y brilloso. En la esquina hay un estante con algunas cajas, y en el techo hay una reja suspendida con un proyector dentro.

Bueno, parece que todo está modernizado ligeramente.

"¡Diana, ven aquí!", exclama Sandy.

Ese grito me toma por sorpresa, su voz es aguda, así que puedo sentir claramente como mis tímpanos crujieron. Desde el otro lado del aula una chica le responde.

"¡Ya voy!", exclama de vuelta.

Aquella chica se encontraba sentada en la mesa de un compañero y de inmediato se bajó para caminar hasta nosotros. Ella es un poco morena, su cabello es castaño y largo, sus ojos son marrones y sus labios un poco gruesos, de altura no es tan grande, pero puede decirse que mide aproximadamente 165 centímetros, algo alta para ser mujer en este sector del país.

Su complexión es delgada, la falda le llega hasta las rodillas, a diferencia de Sandra que usa la falda a medio muslo, no tiene casi nada de pecho y su trasero es igual. Es realmente delgada. Al llegar con nosotros me mira fijamente.

"¿Qué quieres, Sandy?", pregunta, con una voz femenina pero ligeramente gruesa.

"¡Tenemos un nuevo compañero!", responde con euforia.

"Sí, eso puedo verlo", dice.

Ella se acerca a mí y me saluda.

"Mucho gusto, soy Diana. ¿Cómo te llamas?", pregunta.

"Soy Eric", digo.

"Mucho gusto, Eric, bienvenido, debes sentirte raro o confundido, todos pasamos por eso cuando recién llegamos aquí, no te preocupes, antes de que te des cuenta dejarás de sentirte así", dice, sonriendo ligeramente.

"Gracias", digo.

Tras eso, el timbre sonó, todos regresaron a sus asientos y tras unos segundos, el profesor entró por la puerta caminando velozmente. Él viste una camisa manga larga blanca, una corbata y pantalón negro, con unos zapatos marrones muy elegantes, además, lleva un anillo de oro en su dedo anular izquierdo, con eso puedo decir que es un hombre casado.

Su cabello es negro y corto, se peina hacia el lado derecho, su piel es clara, sus ojos marrones y sus cejas pobladas, además, puedo ver que suele usar barba ya que tiene la marca en todo el rostro, debe tener unos 40 cuando mucho.

El profesor lleva una maleta pequeña colgando de su hombro con tirantes que le llegan hasta la cintura, debe traer una laptop o algo por el estilo. Rápidamente, el profesor deja la maleta en el escritorio y saca una laptop robusta que al encenderla el logo comienza a brillar en colores RGB.

Tras eso, conecta rápidamente un cable HDMI a la computadora y enciende el proyector con un pequeño control que toma del cajón del escritorio. Entonces, se pone de pie y toma un pequeño papel.

"Buenos días, jóvenes, ¿cómo están?", pregunta.

"Bien, profe", responden varios.

"El día de hoy tenemos un nuevo alumno", dice, para posteriormente mirar el papel.

"Eric, por favor, si nos haces el favor de levantarte", dice.

Odio estas malditas dinámicas.

Me pongo de pie algo molesto.

"Buenos días a todos, un placer conocerlos, me llamo Eric Jaeger, a partir de hoy estaré con ustedes", digo, mirando a toda el aula.

En cuanto digo eso, Sandra, Diana y muchos en el aula me miran con sorpresa.

"Es un Jaeger, no lo puedo creer".

"Seguramente miente".

"¿Cómo pudo acabar aquí?".

Todos sus murmullos llegaban a mis oídos.

Al menos disimulen, estúpidos.

El profesor sonríe y guarda el papel.

"Un placer, Eric, yo soy el profesor Isaías Hernández Pérez, yo seré tu profesor asignado para esta asignatura, tuve la suerte de presentarte ante el grupo. Como puedes ver yo imparto la asignatura de Física II, así que, bueno, vamos a estar trabajando juntos, ¿va?", dice.

Sonrío y asiento, para luego sentarme nuevamente.

"Bueno, pues bienvenido, Eric. Ahora, vamos a retomar la clase justo en donde nos quedábamos, estábamos hablando de electrostática", dice el profesor.

Todos toman su libro y comienzan a buscar la página respectiva, evidentemente yo no. Soy el único imbécil sin un libro aquí.

"Eric, no te preocupes, solo toma notas, al terminar el día puedes ir a la biblioteca de clases a que te proporcionen los libros", dice.

¿Biblioteca de clases? ¿No es la misma biblioteca?

Durante la clase hablamos de cargas negativas y positivas, todo esto lo sé ya, fue muy fácil, pero, muchos aquí en realidad sí están cursando todo por primera vez.

"Muy bien, ahora, hagan equipos de cuatro personas, Diana, por favor, haz equipo con Eric", dice el profesor.

"Claro", dice ella.

Así, nos reunimos en equipo, Diana, Sandra, un chico adicional y yo, sin embargo, puedo ver a una chica al fondo del aula completamente sola.

¿No tiene equipo?

"¿Entonces eres un Jaeger? ¿Cómo es la vida de ricos?", pregunta el chico, de piel morena, cabello negro y corto, ojos marrones y complexión delgada.

"Eh, genial, supongo", digo, algo molesto por su comentario.

Sin más, comienzo a realizar el ejercicio, son 4 cargas negativas y 3 positivas, todas las cargas son en nanocoulombs, es fácil, cinco minutos son más que suficientes. Cargas contrarias se atraen, cargas del mismo signo se repelen, es fácil.

"Debe ser genial tu vida, ¿cómo llegaste aquí?", pregunta el chico.

"…"

Estoy tan concentrado en el ejercicio que no me importa quién me hable, puede parecer falta de educación, pero no es momento para estar cotorreando, después de tanto tiempo, esto se siente genial, el regresar a clases, es maravilloso.

Aplicamos leyes de exponentes, los radicales de los productos se suman o se restan respetando el signo, si quiero sumar cargas con exponentes diferentes debo convertirlo, siento como mi cerebro trabaja sin problemas, es increíble.

"Vaya, parece que eres un genio", dice Sandra.

Tras unos minutos, el ejercicio estaba terminado.

"Fue fácil", digo, con una gran sonrisa en mi rostro.

"¿Cómo sabes tanto?", pregunta Diana.

"Realmente debería ir en quinto semestre, pero como no terminé el cuarto, tengo que repetirlo aquí, pero es un periodo impar por lo que no podré repetir cuarto hasta el próximo año", digo, poniendo los nombres del equipo.

"Eh, ¿nombres completos?", digo algo nervioso.

Diana anota su nombre, se llama Diana Hernández Rodríguez, Sandra se llama Sandra Méndez Torres, y el chico se llama Rodrigo Guevara Suárez.

"Hay que entregarlo", dice Diana.

"Espera, ella no tiene equipo", digo.

"¿Quién?", pregunta Diana, mirando hacia donde yo.

La chica del fondo yace allí, sola, puedo ver que está haciendo los ejercicios, pero, de alguna forma no veo que avance.

"Es Emily, nadie le habla", dice Sandra.

¿Nadie le habla? Eso es muy grosero.

"¿Por qué? ¿Es grosera o algo?", digo.

"No, pero no suele gustarle hablar con los demás", responde Diana.

"Emily sufrió algunos eventos traumáticos de niña y es muy tímida, sin embargo, el doctor Marco piensa que su timidez solo es una consecuencia de su poder".

"Aun así, no es sano que la dejen a su suerte", digo.

Una compañía cuando más lo necesitamos puede ser de ayuda, digo, yo nunca sufrí de eso, pero, no puedo imaginar si me hubieran abandonado como a ella.

Sin más, me pongo de pie.

"¡Espera, a dónde vas!", exclama Sandra.

"No puedo permitir que las personas abandonen a alguien que necesita compañía", digo.

Camino hacia Emily, la verdad es que ahora que lo recuerdo escuché de ella ayer, en el consultorio de Marco. No creo que sea mala persona ni tan tímida, solo no saben cómo tratarla.

Al llegar hasta ella, me paro frente a su lugar.

"Hola, mucho gusto, Emily, oye, puedo notar que no tienes equipo. ¿Te gustaría trabajar conmigo y mi equipo?", pregunto.

Ella levanta su mirada lentamente. Su cuaderno está casi vacío, y todo lo que lleva en realidad está mal desarrollado. Finalmente cruzamos miradas, su piel es pálida, sus ojos son azules y cristalinos, sus cejas son pobladas y parecen delineadas a la perfección, su cabello es negro y largo, muy sedoso. En cierta forma, ella es realmente linda, sus labios son rosados y ligeramente gruesos.

Ahora que la veo a detalle, le vi en el comedor hace un rato, sí, definitivamente era ella.

"Mucho gusto", dice, con una voz muy tenue, tartamuda, y dulce.

Me contestó, bueno, no parece apenarse.

"Sí, me gustaría", dice.

¡Eso es! ¡Venga, Eric! ¡Puedes ayudarla!

Emily se pone de pie y entonces tomo la silla con una mano y la mesa con otra. Ella camina delante de mí lentamente y llegamos con mi equipo. Todos me miran asombrados, el profesor también.

"Siéntate", digo, poniendo su asiento y mesa a lado de mí.

"¿Quieres que te explique cómo se realiza?", pregunto.

Ella no dice nada, solamente asiente con su cabeza.

"¿Puedes creerlo? ¡Emily aceptó trabajar con nosotros!", murmura Sandra en el oído de Diana.

"¡Cállate o la espantarás!", responde Diana.

No sean tontas, niñas, Emily no es un animal. Ella simplemente tiene ansiedad social, o bueno, aparentemente, pero solo debemos ser amable con ella como para que acceda a hablarnos.

Comencé a explicarle a Emily el proceso del ejercicio, lo hice lo más lento posible, así mismo, le di la hoja del ejercicio.

"¿Puedes anotar tu nombre aquí por favor? Es para que el trabajo también cuente para ti", digo.

Ella toma tímidamente la hoja y comienza a escribir su nombre con un bolígrafo púrpura. Su nombre completo es Emily Vigil Ruíz. Por esos apellidos puedo pensar que es uno de los pocos alumnos con buena economía en este lugar.

"Muchas gracias, ahora entregaré el trabajo", digo.

Me levanto y le entrego el trabajo al profesor, él me sonríe y lo toma.

"Eric, buen trabajo, puedo ver que tienes habilidades matemáticas, así como sociales, nadie había logrado entablar una conversación con Emily, bien hecho", dice.

Regreso lentamente hacia mi asiento.

¿Ni siquiera el Dr. Marco? Digo, él es psicólogo, sabe leer mentes.

Tras eso, regresamos nuestros asientos a sus respectivos lugares, por supuesto, ayudé a Emily a regresar su asiento y mesa. Ella mide unos 160 centímetros, y su complexión es delgada, sin embargo, puedo ver que tiene algo de busto y trasero, además, su cintura se nota bastante definida y delgada. Ella usa la falda debajo de la mitad del muslo y medias hasta la rodilla.

Su aroma es en realidad dulce, parece que usa alguna loción.

"Gracias por todo, Emily", digo, con una sonrisa.

Ella mira algo desconcertada y entonces me sonríe de igual forma.

¿Por qué digo gracias? Bueno, la verdad es que me permitió ayudarle, y en cierta forma eso me hace sentir bien a mí.

El resto de las clases han sido algo aburridas. Cambiamos de aula con cada asignatura, algunas repiten el mismo salón, en otras tenemos que caminar hasta otra diferente. Tuve tres clases el día de hoy, Física II, Álgebra Lineal y Ética, todas de dos horas. A las 14 horas tenemos un espacio de dos horas para ir a tomar nuestro almuerzo, todos salimos del aula rumbo al comedor.

"Oye, Eric, ya que no tienes con quién comer. ¿Comes con nosotras?", pregunta Sandy.

Para este punto la verdad es que hubiera preferido comer a solas, sin embargo, no se ven como malas personas. Son iguales a mí, enfermas, no sé cómo fue que llegaron a dar aquí, pero seguramente no fue de buena forma.

"Claro, ¿por qué no?", respondo.

El rostro de Sandra se ilumina con un brillo extremadamente intenso, era como si acabara de recibir la mejor noticia de su vida.

"¡El menú del almuerzo de hoy tiene dos platillos como siempre! ¡Albóndigas con pasta o espagueti con pollo en salsa roja!", exclama Sandra con euforia

Sin embargo, puedo ver como Emily camina sola por el pasillo siendo ignorada por los demás. Sin darme cuenta ya me encuentro caminando hacia ella.

"¡Eric, a dónde vas!", exclama Sandra.

"Emily, hola, perdona si te molesto, pero, me preguntaba si te gustaría comer con nosotros", digo.

Ella me mira llena de asombro y rápidamente gira su rostro hacia la pared.

"¡Bueno, no sé! ¡No quiero ser una molestia!", exclama entre tartamudeos.

"No, nada de eso, solo quiero ser tu amigo, conozcámonos más", digo, con una sonrisa en mi rostro.

Ella intenta decir algo, pero solo puedo escuchar balbuceos. Sin más, Emily sale corriendo a gran velocidad.

"¡Emily, espera!", exclamo, estirando mi brazo hacia ella.

¿Qué le pasa? ¿Por qué huyó cuando dije eso?

De pronto, una mano se pone sobre mi hombro.

"Era demasiado bueno que pudieras hablar con Emily sin que saliera huyendo", dice Diana.

Mi rostro se llena de una expresión triste y mis hombros se caen.

"No lo entiendo, solo quiero ser su amigo", digo.

"Descuida, solo no la presiones, poco a poco lo conseguirás, se ve que tienes mucha paciencia a diferencia de nosotras", dice, con una sonrisa en su rostro.

Creo que tiene razón, no debo forzar a Emily, parezco un acosador. La verdad es que no quiero que sufra la soledad, no se lo deseo a nadie, ni a mi peor enemigo.

Mientras caminábamos al comedor pude observar como de todos lados aparecen chicos, algunos llegan corriendo velozmente, otros simplemente aparecen de la nada, parece que todos aquí usan sus poderes sin problema en el comedor, es como si se les permitiera.

Todos nos formamos en la fila.

"Eric, ve delante, tú eres nuevo", dice Diana.

"No, chicas, por favor, ustedes antes, soy un caballero", digo.

Ellas simplemente sonríen y asienten.

"Oigan, tengo curiosidad, ¿cómo sé quiénes de todos aquí tienen poderes?", pregunto.

Diana me mira algo desconcertada y carraspea su garganta.

"Bueno, la mayoría los usan, así los diferencias, sin embargo, puede que no los diferencies a simple vista si no usan sus poderes, pero, muchos en sus uniformes tienen unas letras bordadas. C, B, A, S, SR, SSR, esto indica qué tan poderosos son".

"Sin embargo, no puedes saber qué poder tienen si no lo demuestran, a menos que veas a esa persona en su respectiva clase, esta clase indica qué tipo de poder tienen, pero no son específicos. Por ejemplo, los telépatas, los telequinésicos, y todos aquellos que sus poderes conlleven el uso de la mente son asignados a una sola clase".

"Los que tienen poderes de control climático, elemental y natural, también entran en una sola clase".

"Hay muchas clases, y pareciera que las habitaciones son muy pocas para todos los mutantes que hay, pero, en realidad cada año egresan de este plantel más de 200 alumnos, y eso, muchos se van antes"

Espera, ¿dijo antes?

"O sea que puedo salir antes de aquí?", pregunto.

"No como tal, en realidad solo te gradúas directamente, pero comienzas a trabajar para el gobierno y el instituto como agente supresor de mutantes rebeldes", dice Diana.

¿Agente? ¿En pocas palabras me usan como un arma?

"¿Y nunca puedo regresar a mi vida ordinaria?", pregunto.

Ellas se miran mutuamente y me regresan la mirada.

"Sí, puedes, pero es raro aquél que desea regresar, al final disfrutan usando sus poderes", dice Sandra.

Me quedo mirando al vacío por un momento. Al final solo espero controlar mis poderes y egresar de este instituto para regresar a mi vida ordinaria, estudiar en una universidad común y corriente y tener una vida normal, solo quiero eso.

"Pues no lo sé, solo quiero seguir mi vida como lo era antes", digo.

Tras un rato finalmente me toca ordenar mi comida, terminé pidiendo albóndigas con pasta, un vaso de agua de Jamaica y ensalada de lechuga con tomate y pepino. Así, nos sentamos los tres en una mesa.

"¿Cuándo serán las próximas pruebas?", pregunto.

"Son dentro de un mes aproximadamente", responde Diana.

"¿Y no puedo cambiar de clase antes?", pregunto dando un sorbo a mi agua y llevándome un bocado de pasta a la boca.

"Bueno, no es como que puedas despertar tus poderes tan fácil, pero, sí, es posible, si por algún motivo despiertas tus poderes antes de tiempo te saltas la prueba", responde Sandra.

"Esperen, a todo esto, ¿ustedes no tienen poderes?", pregunto.

Ellas comienzan a reír y me miran con una sonrisa de oreja a oreja.

"Obvio no, tontito, toda esa clase como otras cinco más que hay en el edificio D no tenemos poderes, somos mutantes inertes", dice Sandra.

"¿Cuánto tiempo llevan aquí?", pregunto, dándole una mordida a una de mis albóndigas.

"Yo tengo poco más de un mes, Sandra tiene solo dos semanas", dice Diana, bebiendo de su agua y enrollando el espagueti con su tenedor para luego llevarlo a su boca.

"¿Y no hiciste la prueba?", pregunto.

"No, a los recién ingresados durante periodo de pruebas no se les permite participar, primero tienen que pasar por algunos exámenes y después estarán listos", dice Diana.

Así que ella hará la prueba conmigo, así como con Sandra.

"Esperen, y Emily. ¿Cuánto tiempo lleva?", pregunto.

Ellas me miran algo desconcertadas.

"Bueno, la verdad es que Emily tiene más tiempo que nosotras, el Dr. Marco dice que lleva más de tres meses aquí, pero sus poderes no brotan", responde Diana.

Ya veo, así que Emily hará la prueba nuevamente. ¡Estaré allí para apoyarla!

Tras terminar nuestros almuerzos caminamos hasta nuestras habitaciones. Diana y Sandra se quedaron en el edificio B mientras que yo caminé hasta el D. Nuestras clases ya habían terminado por el día de hoy, así que podía irme a descansar.

"Ah, es cierto, mis libros", digo.

Tengo que ir a la biblioteca de clases, pero ¿Dónde demonios está la biblioteca?

Me acerco a un chico de piel algo clara y cabello negro que iba caminando hacia mi edificio.

"Hola, disculpa, la biblioteca escolar, ¿dónde se encuentra?", pregunto.

"Ah claro, en el primer edificio de aulas, planta baja, pasillo a mano derecha hasta el final", responde con una amabilidad absoluta.

"¡Muchas gracias!", exclamo.

Camino a gran velocidad de regreso a los edificios de las aulas, en las canchas hay muchos chicos jugando fútbol. Muero por jugar de nuevo deseo despertar mis poderes lo más pronto posible.

Al llegar a la biblioteca veo a una chica castaña de piel clara de unos 20 años de pie en la entrada con una blusa manga larga blanca, una falda negra ajustada hasta las rodillas y zapatos de tacón marrones.

"Buenas tardes, vengo por mis libros", digo.

"Hola, buenas tardes. Claro, ¿cuál es tu nombre?", pregunta, con una voz gentil.

"Eric Jaeger Salinas", respondo.

Ella me busca entre una lista y me encuentra rápidamente.

"Claro, permíteme", dice, caminando hacia una mesa con tres cajas.

Ella toma una y me la entrega.

"Son seis libros, estarás llevando ocho asignaturas. Física II, Álgebra Lineal, Ética, Contabilidad, Informática III, Inglés III, Actividad Deportiva III y Habilidades, en este caso, 'Habilidades' no cuenta por que aún no despiertas tus poderes, en cuanto lo hagas serás reasignado y llevarás esa asignatura".

"Entiendo, muchas gracias", tomo mis libros los observo.

Estoy por salir de la biblioteca cuando puedo ver a Emily en el fondo sentada en una mesa con un cuaderno, aparentemente está escribiendo algo. ¿Debería dejarla allí e irme? Mi corazón dice que le hable, pero mi cabeza me lo impide.

Al diablo, el corazón manda aquí.

Llevo mis libros conmigo y camino hasta Emily. Al llegar le hablo con una tenue voz.

"Emily, hola", digo, con una voz suave.

Ella abre sus ojos de par en par y gira su cabeza hacia mí lentamente con una expresión llena de miedo.

"Eric", dice, tartamudeando.

"Oye, lamento lo que dije, no quise incomodarte", digo, dejando mis libros sobre la mesa.

Al hacer esto, puedo ver que está haciendo más ejercicios de los que hicimos en la clase de Física, además, también tiene algunas hojas con cálculos de Álgebra Lineal. Una sonrisa se dibuja en mi rostro de forma automática.

"No te preocupes, no dijiste nada malo, es que, no te conozco, y me da miedo conocer gente nueva", dice, con una voz tierna.

"Descuida, Emily, no te haré daño, solo quiero ser tu amigo, y mira, si gustas podemos intercambiar teléfonos", digo, sacando mi celular.

Ella me mira expectante en cuanto meto mi mano a mi bolsillo. Al notar que voy en serio, ella también saca el suyo con timidez y me lo da con la aplicación de contactos abierta.

"Agrégate, por favor", dice, mientras sostiene el teléfono con un par de manos temblorosas.

Sin dudarlo tomo con cuidado su teléfono, de la misma marca que el mío, pero dos generaciones más viejo. Escribo mi número telefónico y me agrego.

"Listo, Emily. Gracias", digo.

Ella sonríe y entonces guarda su celular.

"Nos vemos, Emily, y sobre lo de comer juntos, de verdad, piénsalo, me gustaría platicar más contigo", digo.

Ella asiente sin decir una sola palabra.

"Nos vemos", digo, tomando mis libros y retirándome del lugar.

No quiero hostigarla, en realidad solo quiero llevarme bien con ella, algo tiene que me llama la atención, es linda, ¿me gusta? Sí, obvio me gusta, pero no lo suficiente como para decir que por eso hago todo esto. En realidad, haría lo mismo incluso si fuera un chico o cualquier otra chica que no me pareciera atractiva.

No quiero que nadie sufra la soledad, debe ser horrible, no sé qué es lo que ella haya sufrido como para ser tan tímida, pero por algún motivo siento que debo ayudarla, y si tengo el tiempo y fuerzas lo haré.

No voy a dejar a nadie solo, ni a ella ni a nadie.

  1. Puedes imaginar las letras de un tamaño aproximado de 10cm x 10cm bordadas con un material de color blanco sobre el pecho derecho. Estas se encuentran en el abrigo o saco, camisa o playera deportiva, todas las prendas superiores cuentan con el bordado.
  2. El término 'mutantes inertes' se refiere a todo aquel mutante que aún no despierta sus poderes.
  3. Para participar en las pruebas es necesario que se realicen pruebas previas a la final. Físicas, psicológicas y terapias de rehabilitación. Además, si el estudiante entra al plantel con menos de un mes restante para la prueba final no puede participar hasta la siguiente para realizar todas estas pruebas mencionadas y que se acostumbre al entorno, no obsante, no se niega la posibilidad de que el estudiante despierte sus poderes antes de la prueba final.