El chillido de rayos eléctricos resuena a mi alrededor, todo está oscuro, no veo nada, entonces, lentamente todo se torna de color. El cielo está muy azul y con inmensas nubes por todos lados, el aire no tiene ese olor asqueroso a azufre y caucho quemado, definitivamente llegamos al punto deseado.
Levanto un poco mi máscara y disfruto del aire libre de contaminación.
"Tenías razón, jefe. Este punto es hermoso", dice mi compañera, cuya voz es tan suave y gentil.
Miro hacia ella y veo a todo mi equipo, todos visten con un abrigo negro que los cubre por completo y una máscara metálica con visores iluminados de un tono verdoso, mientras que yo visto exactamente igual, solo que a diferencia de ellos, mi visor es rojo.
"Bienvenidos, es hora de buscar a nuestra salvación", digo, caminando hacia el borde de la base de helipuerto, mientras una gran cantidad de electricidad emana de mi cuerpo.
"Te seguimos jefe, como siempre", dice uno de mis colegas, dando unos pasos al frente.
Así, con la ferocidad de un rayo, desaparecemos en un simple destello sin dejar un solo rastro de nuestra presencia. Tenemos un simple objetivo, evitar que el mundo sea destruido cueste lo que cueste.