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Chapter 27 - Episodio 24: Combate por el destino.

Victor, con una sonrisa tranquila, pensaba en todo lo que había ocurrido hasta este momento. Mientras se tronaba los dedos, adoptó una postura de combate defensiva, utilizando el arte marcial Kyokushinkai, conocido por su enfoque en la resistencia y la fuerza. Su mirada estaba concentrada, listo para lo que vendría.

Frente a él, Xal'Azar, herido pero lleno de ira, esbozó una sonrisa llena de frustración y enojo. Sin perder tiempo, se colocó también en una postura de combate, utilizando el Karate, un arte marcial igualmente poderoso y disciplinado. Ambos estaban alineados, reflejando la tensión y la expectativa del enfrentamiento final.

Era un duelo de habilidad, técnica y poder, entre dos guerreros que habían llegado al límite de sus fuerzas, pero todavía se preparaban para darlo todo.

Ambos guerreros, Victor y Xal'Azar, salieron disparados, intercambiando golpes con una velocidad abrumadora. Xal'Azar lanzó un golpe directo al cuello de Victor, pero este reaccionó rápidamente, deteniendo el golpe con ambas manos. Sin perder tiempo, Victor contraatacó con una serie de golpes rápidos, buscando una abertura en la defensa de su oponente. Al encontrarla, lanzó un golpe contundente hacia el pecho de Xal'Azar, pero su enemigo logró cubrirse a tiempo, retrocediendo casi tambaleándose.

Recuperándose rápidamente, Xal'Azar lanzó una serie de golpes, pero Victor los esquivó con maestría. Aprovechando la oportunidad, Victor atrapó ambos brazos de su oponente, pero Xal'Azar, en un movimiento desesperado, lanzó un ataque energético desde sus ojos. Victor, soltando sus manos, se lanzó al suelo boca arriba, utilizando dos dedos para manipular la gravedad y el movimiento, mandando a Xal'Azar a volar a través de varios edificios. Aunque el impacto fue brutal, Xal'Azar rápidamente se recompuso, poniéndose de rodillas y a punto de levantarse. Sin embargo, Victor no le dio respiro, saltando con velocidad para golpear su cráneo, pero Xal'Azar lo esquivó en el último segundo.

Al encontrarse cerca de un puente, Victor utilizó su técnica de gravedad con dos dedos, elevando el puente y lanzándolo hacia un edificio. Xal'Azar, sonriendo, cortó el puente en el aire y aterrizó en un edificio. Sin perder tiempo, se lanzó hacia Victor, pero este atrapó su puño con una mano. Xal'Azar contraatacó con un corte dirigido al cuello de Victor, pero este lo esquivó hábilmente. Sin embargo, el edificio detrás de ellos fue cortado y comenzó a derrumbarse.

Mientras el edificio se desplomaba, ambos entraron en la estructura, intercambiando golpes que lo destruían desde dentro. A medida que los escombros caían, los dos salieron caminando entre los restos, acercándose a un puente.

Victor, con una expresión seria, comentó mientras observaba la destrucción a su alrededor: "Mira el desastre que causaste."

Xal'Azar soltó una carcajada y respondió con sarcasmo: "Tú también creaste toda esta destrucción, idiota."

Victor, visiblemente nervioso por la destrucción a su alrededor, murmuró: "Me va a tocar pagar todo esto."

Ambos guerreros, sin embargo, no dejaron que la preocupación les detuviera. Se lanzaron simultáneamente con un golpe devastador, retrocediendo después del impacto, pero esta vez con una sonrisa de reconocimiento mutuo. En un momento cargado de tensión y respeto, los dos adoptaron una pose de combate, preparándose para ejecutar sus técnicas más poderosas.

Victor, con su voz llena de energía, pronunció: "Infernal Eternal", mientras que Xal'Azar gritó "Ruins Curse". De inmediato, una energía negra comenzó a envolverse a su alrededor, transportándolos a una dimensión diferente, oscura y desconocida. Aunque Victor no lo sabía, la técnica de Xal'Azar prevaleció, y el campo en el que se encontraba estaba cubierto de cortes invisibles, un trampa mortal.

De repente, uno de esos cortes atravesó su cuello. Victor, con una expresión de sorpresa, se llevó la mano a la herida. Sin embargo, en cuestión de segundos, sonrió tensamente. Con un rápido movimiento de sus manos, tensó sus músculos, regenerando el daño instantáneamente.

"Esto no será tan fácil para ti, Xal'Azar," murmuró Victor, preparándose para lo que vendría.

En medio de la dimensión oscura, Xal'Azar, desde una posición elevada, intensificó los cortes invisibles. Estos se hicieron más rápidos y letales, dañando gravemente a Victor. Un corte profundo atravesó su ojo, y varios más abrieron heridas en su pecho y brazos. A pesar de esto, Victor resistió, sus músculos tensos soportando el dolor mientras jadeaba levemente.

Apenas con tiempo para un respiro, Victor notó que los ataques no cesarían y decidió cambiar de táctica. Salió corriendo hacia su derecha, ganando tiempo. Xal'Azar, viéndolo, lo persiguió rápidamente. En un momento de distracción, cuando Xal'Azar estaba a punto de alcanzarlo, Victor cambió de dirección y se colocó a su lado. Aprovechando el instante, tomó a Xal'Azar de la pierna y lanzó un golpe directo a su cabeza, pero Xal'Azar esquivó el ataque con agilidad, tumbando a Victor en el suelo.

En una lucha cuerpo a cuerpo, Xal'Azar intentó golpear la cabeza de Victor, pero este se zafó rápidamente y ambos se levantaron con sonrisas desafiantes. Sin perder tiempo, Victor formó un círculo protector de energía alrededor de sus pies, bloqueando temporalmente los cortes invisibles. Sin embargo, Xal'Azar aprovechó el momento, lanzándose de inmediato hacia Victor. Aunque Victor intentó esquivar, Xal'Azar logró cortar su rostro y pecho nuevamente, destruyendo el círculo protector.

Victor, herido pero determinado, formó rápidamente otro círculo protector, y en un instante, aprovechando una breve distracción de Xal'Azar, lanzó un golpe directo a su cabeza. Aunque Xal'Azar lo bloqueó, Victor se movió con rapidez, sujetando la cintura de su enemigo con sus piernas, abrazándolo firmemente. Con una rápida maniobra, retrocedió y, antes de que Xal'Azar pudiera reaccionar, apuntó directamente a su rostro.

"¡Blaster solar!" gritó Victor, lanzando un poderoso rayo de energía directamente al rostro de Xal'Azar. El impacto fue brutal, enviando a Xal'Azar volando hacia unas rocas detrás. Al estrellarse, el enemigo levantó la cabeza con una sonrisa maliciosa, un ojo gravemente dañado.

Victor, cubierto de heridas y aún bajo los cortes invisibles, sonrió mientras se estiraba y masajeaba su brazo derecho, el mismo con el que había lanzado el devastador ataque.

Xal'Azar, cubierto de heridas pero aún de pie, se levantó con una sonrisa desafiante mientras la energía negra que los envolvía comenzaba a disiparse. La dimensión oscura que había creado se desvaneció lentamente, y ambos, Xal'Azar y Victor, fueron transportados de vuelta al mundo real.

Al salir de la dimensión, el aire fresco y la luz del día inundaron sus sentidos. Estaban de nuevo en San Salvador, la ciudad desolada que había sido evacuada, pero sus alrededores mostraban el rastro de la devastación que ambos habían causado. Los edificios a su alrededor estaban destruidos, y la tierra, agrietada por el combate, era un testimonio de la brutalidad de su pelea.

Victor y Xal'Azar se quedaron inmóviles por un momento, observándose mutuamente a la distancia. La tensión en el aire era palpable. Ambos respiraban con dificultad, sus cuerpos marcados por los golpes y heridas, pero ninguno daba señales de rendirse. Victor, con el ojo herido y el cuerpo lleno de cortes, aún mantenía su postura firme. Xal'Azar, con su brazo dañado y el rostro cubierto de sangre, no podía contener su sonrisa maliciosa, su determinación intacta.

Los dos guerreros se preparaban para la siguiente fase de la batalla, conscientes de que el enfrentamiento estaba lejos de terminar. En el silencio de la ciudad destruida, sólo se escuchaba el viento y la expectación de lo que estaba por venir.

Chomosukez y Lulu estaban sentados en la sala de estar, con la pequeña Gabriela en los brazos de Chomosukez, mientras la televisión proyectaba la transmisión en vivo de la batalla entre Victor y Xal'Azar. El brillo de la pantalla iluminaba sus rostros con una mezcla de preocupación y expectación. Gabriela, inocente de lo que estaba ocurriendo, miraba la pantalla con ojos curiosos, sin comprender la magnitud de lo que veía.

Lulu, con un tono de seriedad en su voz, comentó mientras mantenía la vista en la pantalla.

"Sabíamos que este día llegaría... Pero verlo así, en tiempo real, es diferente. Esto puede cambiar todo."

Chomosukez asintió lentamente, ajustando a Gabriela en sus brazos. La gravedad del momento pesaba sobre él. "Victor siempre ha tenido un destino más allá de lo que cualquiera de nosotros podía imaginar. Pero esta pelea... esto es algo que podría marcar el fin o un nuevo comienzo."

Lulu suspiró, su mirada se suavizó mientras observaba a Gabriela. "Si él no lo logra, no solo será el fin de una era. Será el fin de todo lo que conocemos."

"Pero si lo logra..." agregó Chomosukez, con una ligera esperanza en su tono. "Podría haber un futuro mejor para ella y todos los demás."

Ambos compartieron una mirada silenciosa, sabiendo que el destino del mundo ahora estaba en manos de Victor y su capacidad para derrotar a Xal'Azar. Mientras la transmisión seguía mostrando la batalla en el espacio, las palabras entre ellos se desvanecieron, dejando solo una sensación de incertidumbre y la esperanza de que, al final, Victor prevalecería.

Las cuatro esposas de Victor, Bianca, María, Karen, y Luci, estaban reunidas en una habitación iluminada solo por la luz de la televisión, viendo la transmisión del combate con miradas tensas. Aunque sabían que Victor les había pedido específicamente no involucrarse en esta batalla, el miedo y la incertidumbre seguían presentes en sus corazones.

Bianca, la más calmada de las cuatro, mantenía su mirada fija en la pantalla. A pesar de su serenidad, sus dedos temblaban ligeramente mientras los entrelazaba en su regazo. "Él siempre ha sido así... Siempre cargando con todo el peso sobre sus hombros."

María, que compartía un pasado profundo con Victor y Nine Sharon, suspiró, sin apartar los ojos de la pantalla. "Esta vez es diferente. Puedo verlo en cómo pelea... Cada golpe, cada movimiento. Está midiendo a Xal'Azar, pero también a sí mismo."

Karen, la más impulsiva, apretó los puños con frustración. "¡No me gusta! Deberíamos estar ahí, ayudándolo. ¡No es justo que lo enfrente solo!"

Luci, la que entendía mejor que nadie el corazón de Victor, simplemente miraba en silencio. Sus ojos reflejaban no solo preocupación, sino también comprensión. "Él sabe lo que está haciendo. Esta pelea no es solo física... Es algo que va más allá. Hay cosas que nosotros no podemos cambiar."

Los movimientos de Victor en la pantalla eran rápidos y calculados, pero también mostraban la intensidad de la batalla. Pocos podían percibir lo que las esposas notaban: cada golpe y técnica de Victor contenía una carga emocional más profunda, como si estuviera peleando no solo contra Xal'Azar, sino contra algo dentro de él mismo. Su decisión de no dejarlas intervenir era una prueba de que sabía que este enfrentamiento debía ser resuelto solo por él.

"Nos pidió que no interfiriéramos porque... esta pelea es suya," dijo Bianca, finalmente rompiendo el silencio. "Pero también porque confía en que, pase lo que pase, nosotras lo apoyaremos sin importar el resultado."

"Y lo haremos," agregó María, asintiendo con convicción. "Porque no hay nadie más fuerte que él."

Las cuatro mujeres continuaron observando, sus corazones latiendo al unísono con cada movimiento que hacía Victor, sabiendo que, aunque estaban lejos de la batalla, su apoyo y amor siempre lo acompañaban.

En un lugar más apartado, lejos del tumulto de las ciudades y las tensiones de las Naciones Unidas, Nine Sharon, Rigor, José del futuro, y el pequeño José del presente se encontraban reunidos frente a otra pantalla, observando el épico combate entre Victor y Xal'Azar.

Nine Sharon, con una expresión oscura y pensativa, no apartaba la vista de la pantalla. Aunque él y Victor habían sido enemigos, había algo en esta pelea que lo mantenía profundamente cautivado. "Así que, Victor... estás dispuesto a arriesgar todo por esto, ¿eh?"

A su lado, Rigor observaba con una mezcla de asombro y respeto. Sabía que Victor siempre había sido un guerrero formidable, pero ver cómo el combate escalaba con una ferocidad implacable lo hacía consciente de que este no era un enfrentamiento cualquiera. "Ese idiota... siempre empujando los límites. Pero esta vez parece que está peleando por algo más que su propio orgullo."

José del futuro, un joven que ya había vivido las consecuencias de los actos de su padre, observaba con una mirada seria y llena de determinación. Sabía lo que estaba en juego. "Este combate... cambiará todo. Si él gana, el futuro podría ser diferente. Pero si pierde..." No pudo terminar la frase, pues el pensamiento de un mundo sin su padre era inconcebible para él.

El pequeño José del presente, sentado en el regazo de su yo del futuro, no entendía completamente lo que estaba sucediendo, pero veía la preocupación en los rostros de los demás. "¿Papá está bien?" preguntó con una inocencia desgarradora.

José del futuro, mirando a su versión más joven, le dio una sonrisa tranquilizadora, aunque en su interior también sentía esa duda. "Papá es el hombre más fuerte que existe. No tienes que preocuparte, saldrá de esta."

Rigor, sin apartar los ojos de la pantalla, asintió. "Sí, Victor siempre encuentra la manera. Pero... este Xal'Azar no es un enemigo común. Victor está usando técnicas que nunca había mostrado antes. Esto no es solo una batalla... es una guerra por algo más grande."

La tensión en la habitación crecía a medida que el combate en la pantalla se intensificaba. Los movimientos de Victor y Xal'Azar eran tan veloces y poderosos que el campo de batalla cambiaba constantemente, destrozando todo a su paso. El nivel de destrucción era tal que, aunque las ciudades habían sido evacuadas, el peligro latente de ese enfrentamiento resonaba en cada rincón del planeta.

"Victor está empujando sus límites... y Xal'Azar también," dijo Nine Sharon, casi como si estuviera hablando consigo mismo. "Esto no se decidirá solo con fuerza bruta. Habrá algo más detrás de todo esto."

José del futuro cruzó los brazos y observó con atención. Sabía que había algo que su padre estaba protegiendo, algo por lo que estaba dispuesto a darlo todo. Mientras tanto, el pequeño José solo pudo aferrarse a la esperanza de que su papá, el héroe que conocía, saliera victorioso.

En ese instante, tanto en el presente como en el futuro, el destino del mundo estaba en juego, y todos, incluso aquellos más alejados de la situación, podían sentir la gravedad de lo que estaba por venir.

En Estados Unidos, un grupo de figuras poderosas se encontraba reunido, observando la transmisión del enfrentamiento entre Victor y Xal'Azar. Trapecio, Palitogood, Asagi, Kiara, Spajit, Beasty, y Karen miraban la pantalla con intensidad. El aire estaba cargado de tensión, y sabían que este combate no era uno más. Era una batalla que sacudiría los cimientos del mundo.

Trapecio, siempre sereno, se mantenía en silencio, sus ojos fijos en las explosiones que se veían en el espacio. La fuerza descomunal que ambos combatientes desplegaban era asombrosa. "Esto es más que un simple duelo. Es un combate al máximo nivel. El destino de todos está en juego", dijo, rompiendo el silencio.

Palitogood asintió con una expresión grave. "Victor está utilizando todo lo que tiene. Pero Xal'Azar... ese tipo es una fuerza oscura que no debe subestimarse." Aunque Palitogood no lo decía, había una preocupación subyacente en su tono.

Asagi, siempre analítica, observaba cada movimiento con atención. Sabía que este combate iba más allá del poder físico, había estrategias y habilidades mentales en juego. "Las explosiones que vemos en el espacio... eso no es solo poder bruto, es la colisión de dos fuerzas que podrían destruir todo si no se contiene."

Kiara, con los brazos cruzados y una expresión concentrada, comentó: "No sé si Victor ha tenido que luchar así antes. Pero parece que está listo para darlo todo. Es como si estuviera peleando no solo por sí mismo, sino por algo mucho más grande."

Spajit, quien había luchado al lado de Victor en muchas ocasiones, miraba con una mezcla de confianza y preocupación. "Ese tonto... siempre empujando más allá de sus límites. Pero si alguien puede ganar este combate, es Victor."

Beasty, a su lado, estaba en silencio, sus ojos clavados en la pantalla, sintiendo la energía del combate a través de cada explosión. Era como si pudiera sentir la presión del poder que emanaba desde el espacio. "Esto... es una pelea como nunca antes había visto. Victor siempre ha sido el más fuerte, pero este oponente... Xal'Azar es diferente."

Karen, observando a su esposo desde la distancia, no podía evitar sentir una mezcla de temor y esperanza. Sabía que Victor era un guerrero formidable, pero también sabía que este combate era diferente a cualquier otro. "Por favor, Victor... sé que ganarás, pero no te sobrepases," susurró en voz baja, como si su voz pudiera llegar hasta él.

Las explosiones en el espacio seguían siendo transmitidas en tiempo real, y el impacto de los ataques sacudía la pantalla. Los rostros de todos reflejaban la seriedad de la situación. Sabían que estaban presenciando una batalla que podría marcar el rumbo del futuro.

"El destino de todo está en juego," comentó Asagi. "Si Victor no lo detiene, Xal'Azar podría desatar un caos inimaginable."

"Entonces Victor lo detendrá," afirmó Spajit con determinación. "Lo hemos visto superar lo imposible antes. Esta no será la excepción."

Cada explosión en el espacio era un recordatorio de lo que estaba en juego, y aunque estaban lejos, sabían que sus esperanzas y fuerzas estaban con Victor, el guerrero que luchaba para protegerlos a todos.

En una de las aulas de la Academia de necross, Tino, ahora un respetado profesor, estaba discutiendo el trascendental combate entre Victor y Xal'Azar con su colega Necross, el poderoso hechicero, y Javier, un experto en artes marciales. La sala estaba llena de estudiantes atentos que observaban la transmisión en vivo mientras los tres compartían sus opiniones sobre lo que estaba ocurriendo.

"Tino, este combate es más que un simple enfrentamiento físico," comenzó Necross, con una mirada seria. "Lo que Victor está enfrentando es una representación del caos y la oscuridad que amenaza a todos nosotros."

Tino asintió, sintiendo la presión del momento. "Exacto. Y lo que es más importante, la forma en que él maneja esta lucha puede inspirar a muchos de ustedes aquí. No se trata solo de poder; se trata de cómo uno se enfrenta a la adversidad."

"Pero, ¿crees que Victor pueda superar a Xal'Azar?" preguntó Javier, su voz llena de incertidumbre. "Xal'Azar tiene un poder increíble. ¿Qué pasará si Victor no puede resistir?"

"Es cierto que Xal'Azar es formidable," respondió Tino, mirando la pantalla con atención. "Sin embargo, lo que lo hace especial a Victor es su determinación. Ha enfrentado adversidades peores y siempre ha encontrado la manera de salir adelante."

Necross, con su tono habitual de sabiduría, agregó: "Y no olvidemos que Victor no lucha solo por sí mismo. Tiene a todos nosotros apoyándolo, incluso desde la distancia. Cada golpe que lanza, cada estrategia que emplea, es un reflejo de todos los que creen en él."

"Lo que me preocupa," interrumpió Tino, "es que Xal'Azar está jugando con técnicas que son desconocidas para muchos de nosotros. Es un maestro en manipular la energía oscura, y eso puede volverse en contra de Victor si no está preparado."

"Pero eso es parte de lo que lo hace emocionante," dijo Javier, con un brillo en los ojos. "Este combate no solo es un espectáculo. Es una lección de vida. Todos aquí podemos aprender algo de esto, sobre la lucha, la resiliencia y la importancia de nunca rendirse."

A medida que la pelea se intensificaba en la pantalla, los estudiantes comenzaron a murmurar entre ellos, motivados por las palabras de sus profesores. La sala estaba impregnada de una sensación de camaradería, una unión en torno a la figura de Victor, quien luchaba con todas sus fuerzas en un enfrentamiento que podía cambiar el destino de su mundo.

"Lo que hagamos hoy influirá en el futuro," concluyó Tino, mirando a sus estudiantes con determinación. "Así que mantengan sus ojos en la pantalla. Este no es solo un combate. Es una lección que recordarán para siempre."

La sala resonó con aplausos y murmullos de aprobación, mientras todos seguían atentos la batalla épica, listos para aprender de lo que estaba sucediendo ante sus ojos.

En una acogedora sala de estar, Normado se sentó en el sofá junto a su esposa, Elisa, mientras su pequeño hijo, de apenas 3 o 4 años, jugaba en el suelo con algunos juguetes. La televisión estaba encendida, mostrando la transmisión en vivo del intenso combate entre Victor y Xal'Azar.

"¡Mira, cariño!" exclamó Elisa, señalando la pantalla. "Es tu héroe, Victor. Está luchando muy fuerte."

Normado, con el rostro lleno de preocupación pero también de orgullo, observaba la escena en la televisión. "Sí, es impresionante," respondió. "Pero Xal'Azar no es alguien a quien se deba subestimar. Este combate es más que solo poder; es una batalla por la supervivencia."

El pequeño, mirando con ojos brillantes, preguntó: "¿Papá, Victor va a ganar?"

"¡Claro que sí!" respondió Elisa, sonriendo mientras acariciaba la cabeza de su hijo. "Victor siempre encuentra la manera de salir adelante. Es valiente y tiene a sus amigos apoyándolo."

Normado asintió, sintiendo un profundo deseo de que su hijo creciera admirando las cualidades que Victor representaba. "Lo que hace que Victor sea tan especial no es solo su fuerza, sino su determinación y su deseo de proteger a todos. Él pelea por nosotros, por su familia, por sus amigos."

Mientras la batalla continuaba en la pantalla, una poderosa explosión iluminó la escena, y el niño se levantó de golpe, con una expresión de asombro en su rostro. "¡Wow! Eso fue increíble!"

"Sí," dijo Normado, riendo un poco. "Pero también es peligroso. Lo importante es que siempre debemos tener fe en nuestros héroes."

El pequeño miró a su padre, su expresión llena de admiración. "¿Yo puedo ser un héroe también, papá?"

"Por supuesto," respondió Normado, inclinándose hacia su hijo. "Todos podemos ser héroes a nuestra manera. Ser un héroe no siempre significa pelear; a veces es ayudar a los demás y ser valiente en nuestras decisiones."

La familia continuó viendo la pelea, completamente absortos en el combate que podía definir el destino de su mundo. Mientras el pequeño soñaba con un futuro lleno de aventuras y valor, Normado y Elisa compartieron una mirada de complicidad, sintiendo el peso de la batalla y el deseo de proteger a su familia en un mundo lleno de incertidumbres.

"¿Sabes? Cuando esto termine, voy a llevarte a conocer a Victor," dijo Normado, haciendo una promesa silenciosa en su corazón.

"¡Sí!" gritó el niño, levantando los brazos en señal de emoción. "¡Quiero conocer a mi héroe!"

El hogar estaba lleno de calidez, risas y esperanza mientras los tres se unían en un mismo deseo: ver a Victor triunfar y regresar a casa sano y salvo.

Dariel, la esposa de Rigor, se encontraba en su hogar, cuidando de sus dos bebés que apenas tenían unos meses. Estaban en su cuna, jugando con algunos juguetes suaves, mientras el sonido de la televisión llenaba la habitación con la transmisión del épico combate entre Victor y Xal'Azar.

Dariel miraba la pantalla, su corazón latiendo con fuerza ante cada golpe y explosión que resonaba en el aire. Sabía que Victor estaba en medio de una lucha seria, y el futuro de muchos dependía de su victoria.

"Vamos, Victor," murmuró, sintiendo la tensión en su pecho. "Tú puedes hacerlo."

Mientras los bebés balbuceaban y se movían en su cuna, Dariel les sonrió, intentando transmitirles su confianza en su esposo. Aunque eran demasiado pequeños para entender lo que estaba sucediendo, ella sabía que algún día tendrían que conocer las hazañas heroicas de su padre.

Rigor entró en la habitación, viendo a Dariel concentrada en la televisión. Se acercó y se agachó junto a la cuna, observando a sus hijos. "¿Cómo están nuestros pequeños?" preguntó con una sonrisa, aunque su preocupación por Victor era evidente.

"Están bien, solo jugando," respondió Dariel, con un tono de voz que reflejaba su nerviosismo. "Pero estoy preocupada. Victor está enfrentándose a un enemigo formidable."

Rigor asintió, su mirada fija en la pantalla. "Sí, se nota que la pelea es intensa. Pero sé que Victor siempre da lo mejor de sí."

Dariel acarició suavemente el rostro de uno de sus bebés, sintiendo el calor de su amor maternal. "Solo espero que esté a salvo. Este combate podría ser devastador."

En ese momento, una explosión iluminó la pantalla, y los dos se sobresaltaron. "¡Oh no!" exclamó Dariel, llevando una mano a su boca. "Espero que no haya heridos."

Rigor tomó la mano de Dariel, dándole un apretón reconfortante. "Victor es fuerte. Tiene a sus amigos y confía en ellos. Además, está luchando por todos nosotros."

Ambos miraron a sus hijos, que balbuceaban inocentemente, ajenos al peligro que acechaba en el mundo exterior. "Cuando todo esto termine, quiero que nuestros bebés conozcan a Victor," dijo Rigor, con un destello de esperanza en sus ojos. "Quiero que sepan quién es su héroe."

"Sí," respondió Dariel, sonriendo a pesar de la tensión. "Algún día, les contaremos todo sobre él. Pero ahora, solo debemos esperar y confiar en que regresará sano y salvo."

Mientras continuaban observando el combate en la televisión, la determinación de Dariel se fortaleció. Sabía que, pase lo que pase, Victor lucharía hasta el final, y su familia siempre estaría lista para apoyarlo en espíritu.

Victor y Xal'Azar continuaban su feroz combate, ascendiendo rápidamente hacia la luna, sus cuerpos propulsándose a través del espacio como si fueran proyectiles. Al llegar, ambos aterrizaron en la superficie lunar, el polvo y las rocas se dispersaron a su alrededor.

Un aura azul comenzó a envolver a Victor, brillando intensamente y alterando su entorno. Algo en la energía que emanaba de él parecía modificar las leyes de la física a su alrededor. Para su asombro, Victor sintió que podía respirar en el vacío del espacio. Era una experiencia completamente nueva; nunca antes había podido mantener la respiración mientras luchaba en entornos tan extremos.

"¿Qué... es esto?" se preguntó Victor, mirando a su alrededor, asombrado por la sensación de libertad que ahora lo envolvía. Su mente se llenó de posibilidades. Si podía respirar aquí, significaba que podía luchar con toda su fuerza sin restricciones.

Xal'Azar, todavía con su mirada de desafío, sintió el cambio en el ambiente. "¡No te creas que esto te hará más fuerte!" gritó, preparando su próxima ofensiva. Lanzó un ataque de energía oscura que se transformó en una serie de proyectiles que volaron hacia Victor.

Victor, con una sonrisa confiada, esquivó con agilidad, utilizando la gravedad reducida de la luna a su favor. Se lanzó hacia adelante, desafiando la inercia, y con un rápido movimiento de su brazo, concentró su poder en un solo golpe.

"¡Blaster Solar!" exclamó, lanzando un rayo de energía hacia Xal'Azar. La explosión de luz iluminó la luna, haciendo que el suelo temblara bajo sus pies.

Xal'Azar, aunque sorprendido, no se dejó vencer. Con un movimiento ágil, creó un escudo de energía negra que absorbió la mayor parte del impacto. "¡Tu luz no me vencerá tan fácilmente!" respondió, contraatacando con una ráfaga de cortes invisibles que comenzaron a cortar el suelo lunar.

Victor, sintiendo la tensión en el aire, concentró su poder y creó un campo de energía alrededor de él. "¡Esto no es solo una batalla de fuerza, es una lucha por el futuro de todos!" gritó mientras avanzaba hacia su enemigo.

La luna se convirtió en un campo de batalla épico, con explosiones de energía y destellos de luz que resonaban en el espacio. Cada golpe, cada movimiento, estaba cargado de determinación y la esperanza de proteger a sus seres queridos.

Ambos combatientes sabían que la victoria no solo significaba triunfar en esta pelea, sino también preservar lo que más amaban. Así, con el eco de sus ataques resonando en el vasto silencio del cosmos, se prepararon para un enfrentamiento que definiría no solo su destino, sino el de todo el universo.

Continuará...