Dariel, con el corazón latiendo con fuerza, se escapa de su escondite, sintiendo la urgencia de llegar al campo de batalla. Su mente estaba llena de determinación; no podía permitir que Victor cayera en manos de Xal'Azar y White.
Con un esfuerzo concentrado, comienza a correr, impulsándose hacia la zona de combate. La energía del lugar lo rodea, y al cerrar los ojos por un momento, se teletransporta rápidamente, apareciendo en El Salvador, justo en medio del caos.
A su llegada, siente la tensión en el aire. No está solo; White y Xal'Azar descienden del cielo, sus miradas destilando odio y malicia.
"Mira quién ha venido a jugar," burla White, su voz llena de desdén mientras se cruza de brazos. "¿Creías que podrías salvar a tu amado héroe? Ya no es más que un recipiente vacío."
Xal'Azar, con una sonrisa siniestra, se acerca lentamente a Dariel. "Tu valentía es admirable, pero inútil. La derrota de Victor es solo el comienzo. Pronto, el mundo entero conocerá el verdadero poder de la oscuridad." Su voz es suave, casi seductora, pero oculta una amenaza palpable.
Dariel se enfrenta a ellos, la ira ardiendo en su pecho. "No permitiré que esto suceda. Victor aún tiene una oportunidad, y yo no me rendiré sin luchar." Su determinación brilla en sus ojos, desafiando la negrura que lo rodea.
White ríe, disfrutando del momento. "¿Y qué piensas hacer? Eres solo un mortal, un peón en un juego que no comprendes."
A pesar de las palabras burlonas, Dariel se mantiene firme. Sabe que el destino de Victor y de todos ellos está en juego. "Puedo no ser un héroe como Victor, pero tengo el poder de luchar. No me subestimen."
Con esas palabras, Dariel se prepara para lo que sea que venga, consciente de que el enfrentamiento entre la luz y la oscuridad está a punto de desatarse en todo su esplendor.
Xal'Azar, con una sonrisa de satisfacción, observa a su alrededor. "La misión ha sido un éxito," declara, su voz resonando con una autoridad que antes no poseía. Ahora, en el cuerpo de Victor, se siente invencible, una manifestación de poder y malicia.
"No solo he tomado su cuerpo, sino también su legado. Con cada movimiento que haga, la luz se desvanecerá, y la oscuridad reinará en su lugar," continúa, sintiendo la energía del héroe en su interior y disfrutando de cada instante.
Los ecos de su risa se mezclan con el silencio de los que lo rodean, una burla hacia los héroes que aún creen en la esperanza. Dariel, sintiendo el peligro inminente, apela a su determinación. "¡No lo permitiré! Victor es más que un cuerpo; su espíritu y su lucha no pueden ser destruidos tan fácilmente."
Xal'Azar se vuelve hacia Dariel, sus ojos brillando con malevolencia. "¿Crees que puedes detenerme? Ya he conquistado a Victor. Su esencia es ahora parte de mí, y pronto todos lo sabrán." Su risa retumba, un eco ominoso que parece resonar en cada rincón del campo de batalla.
"Es solo cuestión de tiempo antes de que sucumbas al poder que ahora poseo. La luz que una vez guió a tus héroes se apagará, y el mundo caerá en el caos que tanto anhelo," concluye, con una confianza desbordante.
Dariel se aferra a su determinación, consciente de que la batalla por el alma de Victor apenas comienza. "No te dejaré ganar. Haré lo que sea necesario para traer de vuelta a Victor, incluso si eso significa enfrentarme a ti en este cuerpo maldito." Su voz resuena con firmeza, desafiando la oscuridad que Xal'Azar representa.
El enfrentamiento entre la luz y la oscuridad está por desatarse, y Dariel sabe que no está solo en su lucha. La esperanza puede parecer tenue, pero está lejos de extinguirse.
Xal'Azar, sintiendo el poder fluir a través de él, se ríe con desdén mientras observa a Dariel. "Victor ha caído en una oscuridad de la que nunca podrá regresar. Su alma y cerebro están destruidos, fragmentos perdidos en el abismo. Lo que queda de él es solo una sombra, y ni siquiera tú puedes rescatarlo," declara, su voz resonando con una mezcla de triunfo y burla.
La atmósfera se carga de tensión mientras Dariel, aunque consternado, no se deja intimidar. "No puedes destruir lo que nunca se rinde. Victor puede estar fuera de combate, pero su esencia vive en todos aquellos que creen en él," responde, su determinación fortalecida.
"¿Crees que unas cuantas palabras de aliento pueden salvarlo? Su existencia se ha desvanecido, y yo soy ahora el verdadero Victor. La esperanza es un lujo que ya no te puedes permitir," Xal'Azar replica, su sonrisa se ensancha mientras siente la furia de su nueva identidad.
Con cada palabra, Xal'Azar está decidido a aplastar cualquier atisbo de resistencia que Dariel pueda mostrar. "Ahora, soy el portador de su legado, y lo utilizaré para llevar a cabo mis deseos. Los héroes caerán, y el mundo conocerá mi poder."
Mientras tanto, Dariel siente la presión del tiempo. Con la seguridad de que no todo está perdido, se prepara para luchar con todo lo que tiene. "Si Victor ha caído, haré lo posible por devolverlo. No me rendiré sin pelear, porque la luz siempre encontrará la forma de brillar, incluso en la oscuridad más profunda."
El enfrentamiento entre ambos se intensifica, y la batalla por el alma de Victor apenas comienza, con Dariel dispuesto a arriesgarlo todo para traer de vuelta a su amigo y aliado.
El blaster solar de Xal'Azar impacta con una fuerza devastadora, atravesando el pecho de Dariel y emergiendo por su espalda, dejando una herida letal. Dariel cae al suelo, el dolor irrumpe en su cuerpo mientras escupe sangre, la realidad de la situación se cierne sobre ella. "¡No!", grita, tratando de mantener la consciencia, mientras la vida se le escapa lentamente.
"¿Ves? Ni siquiera tu fe en él puede salvarte," dice Xal'Azar, con una sonrisa burlona en su rostro. "Victor es parte de mí ahora, y tú, una mera distracción, no significas nada."
Sin embargo, el espíritu de Dariel lucha por no sucumbir. "No… terminaré aquí…", murmura, con cada palabra un esfuerzo. En su mente, las visiones de Victor la impulsan. "Su esencia aún vive, y lucharé hasta el final, por él y por todos los que aún creen."
Con un último vestigio de energía, Dariel canaliza su poder, comenzando a crear una barrera de luz a su alrededor, una defensa contra el inminente ataque de Xal'Azar. A pesar de su herida, su determinación brilla con una intensidad que desafía la oscuridad que la rodea.
Xal'Azar, sorprendido por la resistencia de Dariel, siente que su confianza comienza a tambalear. "No te atrevas a subestimar el poder de la desesperación," le advierte, preparándose para lanzar un nuevo ataque.
El enfrentamiento se vuelve más feroz, con Dariel decidida a demostrar que incluso en los momentos más oscuros, la luz puede encontrar su camino, mientras que Xal'Azar busca extinguir esa luz de una vez por todas.
Con un destello de luz, Dariel se levanta, su cuerpo malherido rodeado por un aura verde brillante. "¡Baguvix!", grita, invocando su poder secreto. La energía negra que emana de ella envuelve a Xal'Azar, absorbendo su fuerza y sorprendiendo a su adversario, que observa atónito cómo el entorno se transforma en un lugar casi etéreo, lleno de pétalos flotantes y un suave resplandor rosa.
Aprovechando su nuevo poder, Dariel lanza un torrente de golpes rápidos y precisos hacia Xal'Azar. Cada impacto no solo lo debilita, sino que también le otorga un poco de su energía, aumentando su propia fuerza. "¡No puedes detenerme ahora!", grita, con determinación y rabia, cada golpe resonando con un eco de esperanza.
De repente, el sonido del "premio mayor" resuena en su mente y siente que su poder alcanza un nuevo nivel. Al obtener el número 666, la inmortalidad se activa, dándole un respiro que parecía imposible. "¡Inmortalidad por cinco minutos!", piensa, sintiendo cómo sus heridas se regeneran instantáneamente, como si nunca hubieran existido.
Con renovada fuerza, se lanza hacia Xal'Azar, quien intenta recomponerse, pero es demasiado tarde. Dariel lo golpea con rapidez, enviándolo volando hacia atrás, atravesando el espacio lleno de pétalos, y el impacto crea una onda de energía que sacude el entorno. "¡Esto es solo el principio!", declara, su voz resonando con un poder renovado y un fuego inextinguible en su corazón.
Mientras Xal'Azar intenta levantarse, Dariel se prepara para el asalto final. Con la inmortalidad en su favor, su determinación es más fuerte que nunca, y el destino de ambos parece pender de un hilo, con el poder de la esperanza brillando intensamente en medio de la oscuridad.
Xal'Azar, recuperando su compostura, se lanza hacia Dariel con una ferocidad renovada. "¡Eres solo un pequeño obstáculo!", grita, su voz resonando con desdén. Con un movimiento rápido y preciso, lanza un poderoso golpe que impacta directo en el pecho de Dariel, enviándola volando a través de varios edificios.
Los cimientos tiemblan mientras ella atraviesa paredes de concreto, dejando un rastro de destrucción a su paso. "¡Esto no termina aquí!", piensa Dariel, sintiendo el ardor del dolor en su pecho pero sin rendirse. Aunque su cuerpo se ve afectado, su espíritu se mantiene indomable.
Mientras los escombros caen a su alrededor, Dariel utiliza su energía para levantarse de entre los restos, empapada en polvo y escombros. "¡Tú no me vencerás tan fácilmente, Xal'Azar!", grita, su voz resonando con desafío.
Con una determinación renovada, se concentra y canaliza su aura verde, sanando las heridas en su cuerpo. "¡Este es mi momento!" El entorno a su alrededor comienza a vibrar con energía, y su mirada se endurece al enfocar su poder en el enemigo. Sin perder un segundo, se lanza de nuevo hacia él, lista para contraatacar con más fuerza que antes, decidida a demostrar que su espíritu es más fuerte que cualquier golpe que reciba.
La batalla se intensifica, y el aire está cargado de tensión mientras ambos se preparan para un nuevo enfrentamiento, con la determinación de prevalecer en la lucha.
En medio de la batalla entre Dariel y Xal'Azar, una luz resplandeciente irrumpe en la escena, iluminando el caos con una presencia divina. Jehová, la entidad suprema, se manifiesta en toda su gloria, acompañado por el arcángel Miguel, su guerrero más poderoso. Miguel, con su armadura brillante y su espada desenvainada, emana una aura de autoridad y valentía.
"He venido a ofrecer mi ayuda en esta lucha," dice Jehová, su voz resonante como un trueno que calma la tempestad de la batalla. "Xal'Azar ha sobrepasado los límites, y su arrogancia no quedará sin respuesta."
El arcángel Miguel se adelanta, sus alas desplegándose con majestuosidad. "Juntos, derrotaremos a esta amenaza. Dariel, confía en el poder divino que te rodea," le dice, su mirada llena de determinación. "Tu sacrificio no ha sido en vano. La luz siempre prevalecerá sobre la oscuridad."
Dariel siente la energía divina fluir a través de ella, su cuerpo revitalizado por la presencia de Jehová y Miguel. "Con su ayuda, puedo hacerlo," piensa, mientras su aura verde brilla aún más intensamente.
Xal'Azar, sintiendo la presencia celestial, se detiene y retrocede un paso, una sombra de duda cruzando su rostro. "¿Qué es esto? ¡No me detendrán!" grita, tratando de ocultar su miedo tras una máscara de desprecio.
"Tu tiempo ha llegado a su fin, Xal'Azar," declara Jehová con una voz autoritaria. "La justicia divina está aquí, y no permitirá que la oscuridad prevalezca."
Con esas palabras, Miguel se lanza al ataque, su espada brillando con la luz celestial mientras Dariel se une a él, sus energías combinándose en un torrente de fuerza imparable. La batalla se intensifica, y el cielo se oscurece con la ira de los cielos, mientras el destino de todos está en juego.
White, en su forma real y aterradora, emerge entre el choque de energías divinas y oscuras, sus ojos resplandeciendo con un brillo malévolo. Con un movimiento rápido, intercepta el ataque de Miguel, desviándolo hacia un lado con una fuerza abrumadora.
"No tan rápido, arcángel," dice White con una voz sibilante, mientras se ríe de manera burlona. "Tu luz no puede extinguir esta oscuridad."
Con un giro, se desliza ágilmente detrás de Miguel y, aprovechando su sorpresa, le lanza un golpe devastador en la espalda. La fuerza del ataque lo hace volar hacia adelante, estrellándose contra el suelo con un estruendo ensordecedor.
Dariel, viendo cómo Miguel es golpeado, siente que la desesperación se apodera de ella. "¡Miguel!" grita, pero sabe que no puede dejarse llevar por el pánico. Se concentra en su poder ascendido, canalizando la energía que Jehová le ha otorgado.
"Tú no te llevarás a nadie más," dice Dariel, levantando su mano hacia White, mientras una ola de energía verde comienza a formarse a su alrededor. "Baguvix no ha terminado."
White se gira hacia ella, una sonrisa arrogante en su rostro. "¿Crees que tu poder es suficiente para desafiarme? La oscuridad siempre encontrará la manera de triunfar."
Sin embargo, Dariel siente la conexión con Jehová y Miguel fluir dentro de ella, su determinación reforzada. "¡No dejaré que la oscuridad triunfe!" declara, lanzando su energía hacia White en un torrente brillante, decidido a demostrar que incluso en la sombra más profunda, la luz puede prevalecer.
Mientras tanto, Miguel se levanta lentamente, su cuerpo aún resplandeciendo con la luz divina, preparado para unirse a Dariel en la lucha contra White. "No subestimes el poder del cielo," dice, mientras avanza hacia la batalla con su espada en mano, listo para enfrentar la oscuridad que se avecina.
Xal'Azar se interpone entre Jehová y el arcángel Miguel, su presencia amenazante emana un aire de desafío. Con una sonrisa torcida en su rostro, se yergue con la confianza de alguien que cree tener la ventaja. "¿Acaso tienes miedo, Jehová?" pregunta, su voz resonando con una mezcla de burla y desafío. "Este cuerpo es solo un recipiente; he tomado prestado el poder del héroe que una vez fue, pero ahora, solo soy yo, Xal'Azar."
Jehová, con su infinita sabiduría y calma, observa al demonio que habita en el cuerpo de Victor. "El miedo no es un concepto que me defina, Xal'Azar," responde, su voz profunda y serena, como un trueno lejano. "Es el amor y la justicia lo que me guía. No te permitiremos corromper este mundo ni el alma de Victor."
Xal'Azar ríe, un sonido oscuro y burlón. "¿Justicia? ¿Amor? Esas son palabras vacías que no detendrán lo que está por venir. He venido para apoderarme de este mundo, y tú no serás más que un obstáculo en mi camino."
Con un gesto teatral, Xal'Azar extiende sus brazos, invocando la energía oscura que se arremolina a su alrededor. "El cuerpo de Victor es un vehículo para mi poder, y yo soy más fuerte que nunca. No tienes idea de lo que soy capaz."
Jehová mantiene su mirada firme en Xal'Azar. "Tu arrogancia será tu caída. Victor puede estar atrapado en tu sombra, pero no está perdido. La luz siempre encontrará la manera de brillar en la oscuridad."
Xal'Azar se ríe, confiado en su victoria, pero la tensión en el aire aumenta mientras ambos se preparan para el inevitable enfrentamiento que decidirá el destino del mundo.
Xal'Azar, con una velocidad sorprendente, lanza un poderoso golpe que impacta contra Jehová, enviándolo volando hacia el mar. Las olas se agitan violentamente ante la llegada del ser divino, que se sumerge en la espuma blanca y burbujeante. Pero Xal'Azar no se detiene ahí; con una determinación implacable, avanza y, al mismo tiempo, siente una extraña energía emanando de su mano derecha.
"¿Crees que puedes escapar tan fácilmente, Jehová?" dice Xal'Azar con una sonrisa malévola mientras extiende su mano hacia el cuello del arcángel, ahorcándolo con fuerza. "Tu poder es grande, pero este cuerpo ahora es mío, y yo no tengo intención de dejar que te levantes."
Jehová, atrapado en un abrazo mortal, siente la presión en su cuello mientras su aura divina comienza a debilitarse. Sin embargo, su mirada permanece serena, y en su interior, una chispa de luz comienza a brillar más intensamente. "Tus esfuerzos son en vano, Xal'Azar," responde Jehová con voz entrecortada. "Nunca comprenderás la fuerza de la fe y la luz."
Xal'Azar aprieta aún más su agarre, pero de repente, una onda de energía pura surge desde el fondo del mar, lanzando un torrente de luz hacia la superficie. La luz envuelve a Jehová, impulsándolo de nuevo hacia la cima, mientras Xal'Azar siente que la presión de su agarre comienza a ceder.
"¡No! ¿Qué has hecho?" grita Xal'Azar, retrocediendo, incapaz de comprender cómo la luz puede desafiar su control. Jehová, resurgiendo con renovado vigor, libera una onda de energía que lo rodea, rompiendo las cadenas oscuras que intentan asfixiarlo.
"La luz nunca se extinguirá, Xal'Azar. Siempre encontrará una manera de brillar en la oscuridad," proclama Jehová, su voz resonando con poder mientras se prepara para contraatacar. El enfrentamiento entre luz y oscuridad se intensifica, y el destino del mundo pende de un hilo.
Rigor llegó a la zona del combate, su presencia imponente resaltando entre la devastación que lo rodeaba. Con el viento agitando su cabello y su expresión decidida, se plantó firmemente en el suelo, observando el caos que se desarrollaba ante él. Los ecos de la lucha entre Xal'Azar y Jehová resonaban en sus oídos, y la atmósfera estaba cargada de tensión y poder.
"No puedo dejar que esto continúe," murmuró para sí mismo, sintiendo cómo la energía de la batalla fluía a su alrededor. Sabía que su amigo Victor estaba atrapado en la oscuridad y que su única oportunidad de rescatarlo era enfrentar a Xal'Azar de inmediato.
Rigor, con una técnica de Krav Maga pulida y su cuerpo listo para la acción, avanzó hacia la escena. Mientras Xal'Azar continuaba su ataque sobre Jehová, Rigor aprovechó el momento de distracción. Con movimientos ágiles, comenzó a acumular energía en sus puños, preparándose para liberar un ataque devastador.
"¡Hey, Xal'Azar!" gritó Rigor, llamando la atención del villano. "No tienes idea de lo que estás haciendo. ¡Liberaré a Victor de ti!"
Xal'Azar, al oír su voz, se volvió, una sonrisa de desdén cruzando su rostro. "¿Tú? ¿Crees que puedes hacer algo para detenerme? Este cuerpo es un recipiente de poder, y tú solo eres un insecto en mi camino."
Rigor no se dejó intimidar. "Tal vez, pero no estoy aquí solo. Hay otros que lucharán junto a mí. ¡No te quedes ahí, Jehová!" gritó, dirigiendo su llamado hacia el arcángel.
Jehová, sintiendo el aliento renovado del guerrero, asintió. "La luz y la voluntad de los justos se unirán. Juntos, seremos más fuertes que cualquier oscuridad."
Rigor, ahora decidido, se lanzó al ataque. Con cada movimiento, canalizaba su energía, y sus puños brillaban con fuerza mientras se aproximaba a Xal'Azar, dispuesto a liberar a Victor y devolver el equilibrio al mundo. "¡Prepárate!" exclamó, lanzando un golpe que resonó en el aire, comenzando así una nueva fase de la batalla.
Fin.