Chereads / History Academy Arco 5: sufrimiento y redención. / Chapter 31 - Episodio 28: El más fuerte.

Chapter 31 - Episodio 28: El más fuerte.

El aire alrededor se tensó. El campo de batalla temblaba bajo la intensidad de la lucha. Xal'Azar, aún dentro del cuerpo de Victor, intentaba sostener su control, pero algo en su sonrisa se quebraba, la confianza en su poder comenzaba a desmoronarse. Frente a él, Dariel y Rigor estaban listos, envueltos en auras luminosas que parecían desafiar la mismísima oscuridad que Xal'Azar traía consigo.

Dariel, malherida pero ahora en su forma ascendida, se levantaba con furia en sus ojos. El aura verde que la rodeaba brillaba con una intensidad inhumana, y su cuerpo se regeneraba a un ritmo imposible. Con cada paso que daba, el suelo bajo sus pies crujía. "Xal'Azar," gritó, su voz resonando en cada rincón del mundo, "¡Has cruzado el límite! ¡Ya no más!"

Xal'Azar, con el control del cuerpo de Victor, se rió con arrogancia, aunque algo en su postura traicionaba una ligera duda. "¿De verdad crees que puedes derrotarme ahora que tengo el poder del hombre más fuerte del universo?", dijo mientras su sonrisa maliciosa volvía a aparecer. Pero, por primera vez, había un leve temblor en su voz.

Rigor, junto a Dariel, se irguió, su figura imponente irradiaba una energía cósmica púrpura que ondulaba alrededor de su cuerpo. Sus ojos estaban llenos de furia, pero también de dolor. "Victor... tú eras mi hermano...", murmuró, su voz llena de una mezcla de tristeza y determinación. Luego alzó la vista hacia Xal'Azar, su mirada endureciéndose. "¡Y no permitiré que uses su cuerpo como tu maldito títere!"

La velocidad de ambos guerreros aumentó. Dariel y Rigor lanzaron un ataque combinado, sus cuerpos casi imperceptibles mientras se desplazaban a una velocidad imposible. Dariel golpeó primero, su puño envuelto en una energía verde que atravesó el aire con un silbido mortal. El impacto fue devastador. Xal'Azar, sorprendido, apenas pudo levantar un brazo para bloquear el golpe, pero la fuerza lo hizo retroceder varios metros, desgarrando el terreno bajo sus pies.

Rigor no dejó pasar la oportunidad. "¡Energy Cosmic Purple!", gritó mientras su puño, rodeado de una energía púrpura radiante, chocaba directamente contra el rostro de Xal'Azar. El impacto fue tan fuerte que el eco del golpe resonó como un trueno, sacudiendo el paisaje.

Xal'Azar trastabilló hacia atrás, escupiendo sangre. "¡No es posible!", jadeó, su confianza desmoronándose por completo. Intentó contraatacar, pero Dariel apareció detrás de él con un destello verde, rodeándolo con una ráfaga de golpes rápidos, cada uno más fuerte que el anterior. "¡Esto es por Victor!", gritó mientras lo empujaba hacia Rigor.

Xal'Azar, ahora desorientado, vio cómo Rigor cargaba su técnica final. Las manos de Rigor comenzaron a brillar intensamente, y el aire a su alrededor comenzó a vibrar. "¡No tienes idea de lo que hemos pasado!", gritó Rigor, su voz quebrándose por el dolor y la ira contenida. "¡Pero esto termina aquí y ahora!"

El cielo se partió cuando Rigor lanzó su Energy Cosmic Purple potenciada hacia Xal'Azar. La esfera de energía brilló con un resplandor cegador, y el mundo pareció detenerse por un segundo. Xal'Azar gritó, intentando defenderse, pero la energía lo envolvió por completo.

En ese instante, una explosión masiva sacudió el campo de batalla, y Xal'Azar fue lanzado al aire, su control sobre el cuerpo de Victor tambaleándose. La energía púrpura lo consumía lentamente, desgarrando su control mientras gritaba con desesperación.

Cuando el polvo se asentó, Rigor y Dariel, jadeando, se quedaron de pie, observando el lugar donde Xal'Azar yacía derrotado, su cuerpo inerte entre los escombros. Rigor, con lágrimas en los ojos, miró al cielo. "Victor...", murmuró, su voz quebrada por el dolor de la pérdida.

Pero justo cuando pensaban que todo había terminado, un último movimiento en los escombros llamó su atención. Xal'Azar, herido y debilitado, intentaba levantarse, pero el cuerpo de Victor empezaba a resistirse. "¡No! ¡Esto no puede terminar así!", gritó Xal'Azar, desesperado por mantener el control.

Rigor, con una mirada decidida, comenzó a caminar hacia él. "Se acabó, Xal'Azar."

Xal'Azar, en el cuerpo de Victor, se mantenía firme, su sonrisa llena de malicia mientras observaba a Dariel y Rigor heridos y debilitados. La oscuridad envolvía el campo de batalla, y la luz de la luna apenas lograba atravesar la energía oscura que Xal'Azar controlaba a su antojo.

"¿Lo sienten?" dijo con una voz grave y distorsionada. "Este poder... Es absoluto. Victor está perdido para siempre, y ustedes... no son más que insectos bajo mi dominio."

Dariel, jadeando, intentaba levantarse una vez más. Su forma ascendida comenzaba a desvanecerse, el brillo verde de su aura se volvía inestable. "No... no puede ser. Victor no puede estar... destruido," murmuró, el dolor en su pecho no solo por las heridas físicas, sino por la realidad devastadora que enfrentaban.

Rigor, tambaleándose mientras se levantaba de entre los escombros, lo escuchó. Había sangre en su rostro, pero lo que más dolía era la impotencia. "Debemos encontrar una forma... él aún puede estar dentro, ¡tiene que estarlo!"

Pero la risa de Xal'Azar lo interrumpió. "¿De verdad creen que hay esperanza?" preguntó, su tono despectivo. "El alma de Victor está destruida. Su cerebro, hecho pedazos. Este cuerpo... ya no es suyo. Soy yo quien lo domina, quien lo controla. Este mundo no tiene un salvador. No más."

Rigor apretó los puños, una mezcla de rabia y desesperación invadiendo su mente. "¡Victor lucharía hasta el último aliento! ¡No puede haber desaparecido así!" gritó, cargando hacia Xal'Azar en un arrebato de furia. Pero cada golpe que lanzaba era bloqueado con facilidad, como si Xal'Azar estuviera jugando con él.

"Pobre iluso," murmuró Xal'Azar mientras desviaba otro ataque de Rigor, lanzándolo de nuevo contra el suelo con un solo movimiento. "Victor está más allá de su alcance... y ahora ustedes también lo estarán."

Sin previo aviso, Xal'Azar extendió una mano hacia el cielo y, con un gesto brusco, el blaster solar rojo de Victor apareció, brillando con una intensidad feroz. "Esta técnica... debería ser familiar para ustedes," dijo mientras el blaster crecía en tamaño, el calor haciendo vibrar el aire a su alrededor.

"¡No!" gritó Dariel, con su cuerpo aún temblando por el esfuerzo, tratando de reunir fuerzas para detener lo que estaba por venir.

Con un grito de pura malicia, Xal'Azar lanzó el blaster solar directo hacia ellos. El mundo pareció ralentizarse mientras la energía colosal se dirigía hacia Dariel y Rigor, quienes apenas podían moverse.

En el último segundo, una figura apareció de repente. Era una sombra apenas visible en la luz del blaster. Cuando la explosión impactó, el brillo cegador inundó todo el lugar, el sonido fue ensordecedor, y los escombros volaron en todas direcciones.

Cuando el polvo se disipó, Dariel, jadeando, miró con los ojos abiertos de par en par. Delante de ella, un escudo de energía púrpura había absorbido gran parte del impacto. "¿Quién...?"

Rigor también se quedó boquiabierto cuando reconoció la figura que sostenía el escudo. "No puede ser..."

"Victor... tal vez esté perdido..." dijo una voz profunda y calmada. "Pero mientras yo esté aquí, ninguno de ustedes caerá."

La figura dio un paso adelante, y aunque no era Victor, emanaba un aura de poder inconfundible. Era Evil Victor, quien había logrado escapar antes de la toma de posesión completa de Xal'Azar, y ahora, aunque separado de su cuerpo original, estaba decidido a salvar lo que quedaba de sus amigos.

Xal'Azar, por primera vez, dejó de sonreír. "Tú... ¿cómo es posible que sigas aquí?"

Evil Victor se giró, sus ojos brillando con un fuego oscuro, su determinación implacable. "No te engañes, Xal'Azar. No eres invencible. Este cuerpo que robaste puede ser fuerte, pero no es tuyo. Y hasta el último segundo, lucharé para asegurarnos de que no lo controles por siempre."

La tensión en el aire era palpable. Xal'Azar, por primera vez, parecía dudar. Mientras tanto, Rigor y Dariel, aún de pie a duras penas, sintieron una chispa de esperanza, aunque pequeña. La batalla no había terminado. El destino de Victor, y quizás del mundo entero, seguía en juego.

Xal'Azar, en el cuerpo de Victor, retrocedió unos pasos, su rostro deformado por la ira, mientras los golpes sin cesar de Dariel y Rigor lo impactaban con una intensidad que no había anticipado. Con cada golpe, la furia dentro de él crecía, como si una llama oscura lo consumiera desde dentro.

"¡Los odio! ¡Malditos insectos!" gritó, su voz resonando como un trueno, mezclada con el eco de la voz de Victor, lo que la hacía sonar aún más aterradora. El odio en sus ojos brillaba con un fuego oscuro y violento. "¡No merecen respirar el mismo aire que yo!"

Con un movimiento violento, Xal'Azar desató una onda de energía oscura desde su cuerpo, empujando a Dariel y Rigor hacia atrás con una fuerza devastadora. Los dos salieron disparados, rompiendo los escombros a su paso. A pesar del dolor, ambos se reincorporaron, sus cuerpos agotados pero sus voluntades intactas.

"¡Nunca podrás detenernos!" gritó Rigor, escupiendo sangre, pero con una determinación implacable en su mirada. "Mientras exista una chispa de vida en nosotros, lucharemos hasta el final."

Dariel, aún envuelta en su energía verde, asintió, recuperando fuerzas. "Victor puede estar perdido, pero su espíritu sigue vivo en cada uno de nosotros. ¡No dejaremos que su sacrificio sea en vano!"

Xal'Azar soltó una carcajada que resonó por todo el campo de batalla. "¡Victor está muerto! ¡Su alma y cerebro destruidos! ¿De verdad creen que pueden ganar? ¡Este cuerpo es mío ahora!" bramó, mientras la energía oscura que lo rodeaba crecía en intensidad, el poder de Victor completamente a su disposición.

Pero a pesar de su furia, algo lo inquietaba. A cada golpe, a cada ataque que lanzaba, sentía una resistencia interna, como si el cuerpo que había robado intentara rebelarse en lo más profundo. Aunque Victor estuviera destruido, su esencia parecía no querer rendirse del todo.

"¡Esto no puede estar pasando!" murmuró entre dientes, intentando mantener el control total sobre el cuerpo de Victor. Pero esa pequeña fracción de duda, esa pequeña chispa de resistencia, era suficiente para darles una oportunidad a Dariel y Rigor.

"Es hora de acabar con esto," dijo Dariel, su voz firme y segura, mientras la energía verde alrededor de su cuerpo se intensificaba. "No importa lo que digas, Xal'Azar, no puedes destruir lo que Victor representa."

Rigor, con sus puños apretados y su energía cósmica púrpura comenzando a brillar a su alrededor, se preparó para el golpe final. "Vamos a liberarlo de ti, cueste lo que cueste."

Los dos héroes, agotados pero decididos, se lanzaron una vez más contra Xal'Azar, con la fuerza combinada de sus voluntades, desafiando la oscuridad que él había desatado sobre ellos. La batalla no solo era por Victor, sino por todo lo que él representaba: la luz en medio de la oscuridad, el sacrificio en nombre de la justicia, y la esperanza de un futuro donde la oscuridad no prevaleciera.

El rugido de Xal'Azar resonó en el aire mientras los golpes de Dariel y Rigor lo impactaban nuevamente, más fuertes, más determinados. "¡Los odio! ¡Malditos, los destruiré!" Pero en el fondo, sabía que el final estaba cerca, y que no podía evitarlo.

La batalla final estaba a punto de alcanzar su clímax, y aunque Xal'Azar controlaba el cuerpo de Victor, su victoria no estaba asegurada.

El impacto de los dos puños de Dariel y Rigor fue devastador. La energía que canalizaban, una mezcla de furia, justicia y esperanza, resonó en el cuerpo de Victor con una potencia inimaginable. El brillo de sus ataques iluminó el oscuro campo de batalla, y el tiempo pareció detenerse por un breve momento mientras sus golpes conectaban con precisión.

Xal'Azar, en el cuerpo de Victor, sintió cómo el control que había obtenido comenzaba a fracturarse. Una fuerza que jamás había anticipado lo arrastraba hacia las profundidades, hacia un abismo en el que su esencia misma comenzaba a desmoronarse.

"¡No!" gritó con una voz desbordante de desesperación. "¡Esto no puede estar pasando! ¡Este cuerpo es mío!"

Pero no importaba cuán fuerte se aferrara, la energía de Dariel y Rigor era demasiado poderosa. Las grietas en su control se ensancharon, y finalmente, con un desgarrador grito, Xal'Azar fue expulsado del cuerpo de Victor. Su forma física se disolvió, volviéndose una sombra amorfa mientras era expulsado con una fuerza irresistible.

El cuerpo de Victor, ahora libre del control de Xal'Azar, cayó al suelo sin vida. Sin embargo, el verdadero terror apenas comenzaba. Xal'Azar, separado de la carne, dejó de ser una entidad tangible. Ahora, liberado de las limitaciones físicas, se transformaba en un concepto puro de caos y destrucción.

"¡Esto no ha terminado!" bramó Xal'Azar, su voz resonando en todas direcciones sin un origen físico. Su presencia comenzó a expandirse, cubriendo todo el campo de batalla, el cielo, y la misma tierra bajo ellos. "Ahora soy más que un ser. Soy la representación de lo inevitable, la sombra que siempre persigue la luz. ¡Soy eterno!"

Dariel y Rigor, aunque exhaustos, se miraron con determinación. A pesar de haber expulsado a Xal'Azar del cuerpo de Victor, ahora enfrentaban algo aún más peligroso: una fuerza que no podía ser detenida con golpes o energía física. Xal'Azar, convertido en un concepto de caos, era una amenaza omnipresente que no podía ser contenida por medios tradicionales.

"No puede ser," murmuró Dariel, notando cómo la esencia de Xal'Azar comenzaba a mezclarse con el ambiente, haciendo que la misma realidad pareciera vibrar y distorsionarse. "Ahora es... el caos mismo."

Rigor, con una respiración entrecortada, apretó los puños. "No importa en qué se haya convertido. Lo detendremos, incluso si eso significa luchar contra el propio concepto de la destrucción."

Xal'Azar, ahora una sombra intangible pero omnipresente, dejó escapar una risa desquiciada que resonaba en sus mentes. "¡Pueden intentar detenerme, pero siempre estaré ahí! ¡El caos nunca muere, solo cambia de forma!"

La situación parecía desesperada, pero Dariel y Rigor no retrocederían. Con el cuerpo de Victor inerte a sus pies y la amenaza de un Xal'Azar conceptual rodeándolos, sabían que la batalla no había terminado.

Era solo el comienzo de una guerra contra lo inevitable.

Fin.