—Regresaré en tres días —dijo Evil Victor con una sonrisa cruel—. Este mundo aún tiene mucho caos por ofrecer, y me aseguro de que el espectáculo continúe.
Evil Victor se dio la vuelta y comenzó a desvanecerse, su risa resonando en el aire mientras se alejaba.
Victor, en un último esfuerzo, extendió la mano hacia Karen, sus ojos reflejando un desesperado intento de consolarla y advertirle del peligro inminente. Su respiración era agitada, y la debilidad lo invadía, pero la preocupación por Karen era evidente en su expresión.
—Karen... —susurró Victor, su voz rasposa—. Tienes que... prepararte. No... no dejes que... te atrapen.
Karen, con lágrimas en los ojos y temblando por el dolor y la traición, miró a Victor con una mezcla de gratitud y desesperación. Aunque su mente estaba nublada por el dolor y la pérdida, entendía que la amenaza aún no había terminado y que debía encontrar la fuerza para enfrentar lo que se avecinaba.
Victor, agotado y debilitado, se desvaneció en un sueño profundo, su cuerpo finalmente colapsando mientras la batalla interior con Evil Victor había dejado cicatrices tanto en su cuerpo como en su alma.
Karen, con el corazón acelerado y una determinación feroz, tomó su teléfono móvil y rápidamente marcó el número de emergencia. Sus manos temblaban mientras trataba de mantener la calma, consciente de que cada segundo contaba.
—¡Necesito una ambulancia! —dijo con voz temblorosa—. Mi esposo está gravemente herido, y hay un peligro inminente. Por favor, apúrense.
Mientras esperaba la llegada de la ambulancia, se arrodilló junto a Victor, tratando de ofrecerle algún tipo de alivio y confort. La vista de Victor, desmayado y en tan mal estado, la conmovió profundamente. Ella sabía que tenía que mantenerse fuerte no solo por él, sino también por el futuro que ambos debían enfrentar.
Con el sonido de las sirenas acercándose, Karen sintió una oleada de alivio, pero también un miedo profundo por lo que podría suceder. Los paramédicos llegaron rápidamente, y comenzaron a atender a Victor con profesionalismo, preparando todo para trasladarlo al hospital.
Karen, mientras tanto, se aseguró de que estuviera bien y se preparó para seguirlo al hospital, su mente llena de preguntas y temores sobre el futuro. Sabía que la batalla con Evil Victor estaba lejos de terminar y que necesitaría toda su fuerza y resistencia para enfrentar los desafíos que se avecinaban.
Una vez que Victor fue estabilizado y trasladado en la ambulancia, Karen subió a otro vehículo, con la mente agitada por la urgencia de la situación y la incertidumbre de lo que les esperaba. El futuro parecía oscuro y lleno de amenazas, pero estaba decidida a luchar por lo que quedaba de su vida y proteger todo lo que amaba.
Victor despertó lentamente, sintiendo un dolor generalizado en todo su cuerpo. Al abrir los ojos, se encontró en una habitación de hospital, con el zumbido de las máquinas y el olor a antiseptico en el aire. Su corazón se aceleró al ver a Karen, que estaba sentada a su lado, con una expresión de cansancio y preocupación.
—Karen... —su voz salió rasposa y débil—. ¿Qué ha pasado?
Karen lo miró con una mezcla de alivio y angustia, su rostro aún pálido después del parto y de los eventos recientes. Tenía una pequeña y tierna bebé en brazos, envuelta en una manta.
—Victor, estás despierto. —dijo ella, con lágrimas en los ojos—. Pasaron dos días desde que llegaste al hospital. Ya di a luz a nuestra hija.
Victor, a pesar de su estado, intentó incorporarse, pero el dolor en su pecho y el agotamiento le hicieron difícil el movimiento. Miró a la niña en los brazos de Karen, con los sentimientos encontrados entre el alivio por la vida nueva y el miedo por lo que podría depararles el futuro.
—¿Cómo estás tú? —preguntó Victor con voz entrecortada—. ¿Y la niña? ¿Está bien?
Karen asintió, un poco temblorosa pero con una sonrisa reconfortante.
—Estamos bien. La bebé es saludable. Pero hay algo que debemos enfrentar... Evil Victor sigue allí afuera, y él... —su voz se quebró—. Él aún sigue siendo una amenaza.
Victor, mirando a Karen con preocupación y compasión, preguntó:
—Escuché que dijiste "esposo" cuando llamaste a la ambulancia, pero Saúl está muerto, ¿no? ¿Por qué mencionaste "esposo" en la llamada?
Karen bajó la mirada, sus ojos llenos de tristeza y dolor. Después de un momento de silencio, respondió con voz temblorosa:
—Sí, Saúl está muerto... Pero cuando llamé a la ambulancia, estaba en estado de shock y no sabía qué hacer. No podía pensar con claridad. Fue una forma desesperada de buscar ayuda, y en ese momento, el término "esposo" salió sin que me diera cuenta de lo que estaba diciendo.
Victor asintió lentamente, mostrando comprensión en su rostro.
—Lo siento por lo que has pasado —dijo Victor suavemente—. No debe haber sido fácil para ti, lidiar con todo esto sola.
Karen levantó la vista, con lágrimas en los ojos y una expresión de gratitud en su rostro.
—Gracias, Victor. Ha sido muy difícil... Pero ahora, con nuestra hija aquí, tengo una razón para seguir adelante y luchar contra todo lo que venga.
Victor, aún en la cama del hospital, miró a Karen con un semblante serio y confundido, y preguntó:
"Karen, mencionaste 'nuestra hija'. Entiendo que ella salió de ti, pero ¿no sería más bien la hija de Evil Victor?"
Karen, con una expresión de sorpresa y dolor, respondió con voz entrecortada:
"Victor, el esperma era tuyo. Aunque Evil Victor controló tu cuerpo, la concepción de nuestra hija fue por ti, no por él. Así que, sí, es tu hija. Aunque fue una parte oscura la que estaba en control, la esencia de ella es parte de ti, no de Evil Victor."
Victor, al escuchar esto, asimiló lo que Karen había dicho. Aunque su mente estaba llena de confusión y dolor, un atisbo de esperanza se dibujó en su rostro.
"Lo entiendo... Haré todo lo que esté en mis manos para protegerla y asegurarme de que tenga un buen futuro, a pesar de todo lo que ha pasado."
Karen, al escuchar las palabras de Victor, no pudo evitar dejarse llevar por la emoción. Se acercó a él y lo abrazó con una mezcla de felicidad y alivio, las lágrimas rodando por sus mejillas.
"Gracias, Victor. Estoy tan feliz de que lo entiendas. A pesar de todo el dolor, esto es un rayo de esperanza para nosotros."
Victor, aún con un semblante serio y cansado, permitió el abrazo, sintiendo el calor y el consuelo que le ofrecía Karen. Aunque el peso de los eventos recientes seguía sobre él, el abrazo de Karen le brindó una sensación de paz momentánea.
"Haré todo lo posible para protegerte a ti y a nuestra hija," dijo Victor, con una voz que, aunque firme, llevaba el eco de su preocupación y determinación. "No importa lo que venga, nos enfrentaremos a ello juntos."
Víctor, a pesar de la calidez del abrazo de Karen, sentía un dolor punzante en el pecho, una mezcla de su agotamiento físico y emocional. La intensidad del abrazo, aunque reconfortante, parecía amplificar el dolor que llevaba dentro.
Aun así, se mantuvo firme, apretando los dientes mientras respiraba hondo, intentando soportar el malestar. La situación era complicada, y aunque Karen le brindaba apoyo, Víctor no podía evitar sentirse abrumado por el peso de los recientes eventos y las decisiones que aún debía enfrentar.
Karen, al notar su incomodidad, se apartó ligeramente y miró a Víctor con preocupación. "¿Estás bien? Parece que te duele."
Víctor asintió lentamente, forzando una sonrisa. "Sí, solo... un poco cansado. Pero estoy bien. Solo necesitamos seguir adelante."
Víctor miró a Karen con una mezcla de preocupación y conflicto interno. Sabía que debía asumir el rol de protector, pero la idea de cuidar a una hija que no era biológicamente suya, aunque sí de Evil Victor, le generaba una inquietud profunda.
"Karen," dijo Víctor con voz tensa, "tengo que admitir que esto es complicado para mí. Ya he tenido hijos en el pasado, pero nunca en una situación como esta. No sé cómo manejar el hecho de que esta niña, aunque es mi hija biológica, ha sido fruto de una circunstancia tan... oscura."
Karen lo miró con comprensión, dándose cuenta del peso de sus palabras. "Lo entiendo, Víctor. La situación es difícil, y es natural que te sientas así. Pero recuerda que esta niña es inocente y necesita de nuestro amor y cuidado, sin importar cómo llegó al mundo."
Víctor suspiró, su preocupación evidente. "Lo sé, y no quiero que esto afecte a la niña. Me preocupa cómo podría influir mi pasado y mis sentimientos sobre ella. No quiero que la cría sienta que no es deseada."
Karen le tomó la mano con ternura. "La verdad es que, independientemente de las circunstancias, ella es una nueva oportunidad para nosotros. Puedes ser un buen padre para ella, y es fundamental que se sienta amada y aceptada. Vamos a necesitar tiempo y paciencia, pero lo superaremos juntos."
Víctor asintió lentamente, sintiendo un ligero alivio por las palabras de Karen. "Haré lo mejor que pueda. Estoy dispuesto a aprender y adaptarme. Quiero que esta niña tenga una vida feliz y segura. Aunque mi pasado me pesa, quiero dejar eso atrás y enfocarme en ser el mejor padre que pueda."
Karen le sonrió, agradecida por su honestidad y su compromiso. "Eso es todo lo que necesitamos. Vamos a enfrentar esto juntos. La niña merece una oportunidad para ser feliz, y confío en que podremos darle eso."
Víctor se sintió un poco más seguro al escuchar las palabras de Karen. Aunque la preocupación seguía presente, estaba dispuesto a hacer el esfuerzo necesario para cuidar de su nueva familia. El camino por delante sería desafiante, pero estaba decidido a enfrentar cada obstáculo con el amor y la dedicación que su hija y Karen necesitaban.
Fin.