La noche en la Tierra era tranquila, con el cielo despejado y las estrellas titilando en la oscuridad. En un campo remoto, el silencio fue interrumpido por un rugido ensordecedor cuando una nave espacial apareció de la nada, atravesando la atmósfera y aterrizando con un estruendo en la tierra. La nave, de diseño avanzado y desconocido para los humanos, se detuvo en seco, levantando una nube de polvo y escombros.
Las puertas de la nave se abrieron lentamente, y tres figuras emergieron. Vani Soria, una mujer alta y atlética con cicatrices visibles en su rostro y cuerpo, lideraba el grupo. Llevaba un traje negro ajustado con tecnología avanzada que resaltaba su imponente presencia. A su lado estaba Valkyrie, una mujer con armadura plateada y una lanza resplandeciente, su cabello rubio ondeando al viento. Completaban el trío Luxwall, una quimera humanoide con cuerpo musculoso y rostro humano, aunque con ciertos rasgos bestiales como ojos felinos y colmillos prominentes. Su tamaño y poder claramente visibles.
"¿Estás segura de que este es el lugar, Vani?" preguntó Valkyrie, sus ojos azules brillando con determinación.
Vani asintió, mirando el dispositivo en su muñeca. "Sí, Valkyrie. Las coordenadas indican que Draxon está aquí. No podemos permitir que se esconda en este planeta. Es una amenaza para todos."
Luxwall, con su voz grave y resonante, añadió, "Debemos actuar con rapidez y precisión. Este mundo no está preparado para alguien como él."
El trío se dirigió hacia la pequeña ciudad más cercana, sus pasos seguros y decididos. Los habitantes de la ciudad, ajenos a la presencia de estos seres extraordinarios, continuaban con sus actividades diarias. Sin embargo, pronto notaron la llegada de los forasteros. Miradas de curiosidad y temor se mezclaron mientras Vani, Valkyrie y Luxwall avanzaban.
Vani se acercó a un grupo de lugareños reunidos en una plaza. Mostró un holograma de su objetivo: Draxon, un ser con aspecto reptiliano y ojos amarillos brillantes. "Buscamos a este hombre. Es extremadamente peligroso. Si alguien tiene información, háganlo saber."
Los lugareños murmuraron entre ellos, pero ninguno parecía tener respuestas. Valkyrie, notando la tensión en el ambiente, habló con una voz suave pero firme. "No estamos aquí para hacer daño. Solo queremos evitar que algo terrible ocurra."
Mientras tanto, en una esquina oscura de la ciudad, Draxon observaba la escena con una sonrisa siniestra. Había estado preparando su ejército improvisado de delincuentes locales, utilizando su carisma y habilidades para manipularlos. Sabía que eventualmente sería descubierto, pero estaba listo para la confrontación.
La tensión en la ciudad aumentó cuando los primeros enfrentamientos comenzaron. Los seguidores de Draxon atacaron a Vani y sus compañeros con armas rudimentarias y tácticas desesperadas. Vani, con su destreza en el combate cuerpo a cuerpo, repelió los ataques con movimientos precisos y letales. Valkyrie, con su lanza, desarmó a los atacantes con gracia y eficiencia. Luxwall, utilizando su fuerza bruta y habilidades elementales, derribó a varios enemigos con facilidad.
Draxon, viendo que sus peones caían uno tras otro, decidió enfrentarse a los intrusos personalmente. Con una explosión de energía, se lanzó al combate, enfrentándose a Vani en un duelo feroz. Sus garras brillaban con una energía oscura mientras atacaba sin piedad.
Vani, utilizando su experiencia y entrenamiento, bloqueó los ataques de Draxon y contraatacó con fuerza. La batalla se intensificó, con explosiones y destellos de energía iluminando la noche. Valkyrie y Luxwall se unieron a la lucha, atacando a Draxon desde diferentes ángulos.
En un movimiento final y desesperado, Draxon intentó escapar, pero Vani lo desarmó con un golpe preciso. Valkyrie lo inmovilizó con un campo de energía, y Luxwall lo golpeó con una fuerza que ningún ser podría resistir.
Con Draxon capturado, la ciudad volvió a la calma. Los habitantes, inicialmente temerosos, comenzaron a ver a Vani, Valkyrie y Luxwall no solo como seres poderosos, sino como protectores. A pesar de su reputación de anti-héroe, Vani entendió la importancia de la misión y el impacto positivo que podían tener en este mundo.
"Quizás nuestra presencia aquí puede seguir siendo una fuerza para el bien," dijo Valkyrie, mirando a sus compañeros.
Vani asintió. "La Tierra puede necesitar protectores como nosotros. Aunque no somos héroes tradicionales, podemos hacer una diferencia."
Y así, los tres decidieron quedarse, vigilando desde las sombras, listos para intervenir cuando fuera necesario, convirtiéndose en los insospechados guardianes de la Tierra.
Después de muchos acontecimientos, Vani, Valkyrie y Luxwall decidieron tomarse un descanso bien merecido en una isla paradisíaca. El hotel donde se hospedaban estaba rodeado de playas de arena blanca y aguas cristalinas, proporcionando un refugio perfecto para relajarse y recargar energías.
Una tarde, mientras estaban en la terraza del hotel disfrutando de una bebida y observando el mar, notaron una transmisión en las noticias locales. La imagen de un hombre apareció en la pantalla: Victor, conocido como "el genocida". Había sido noticia por las muertes que había ocasionado en el pasado, aunque ahora se rumoreaba que estaba tratando de redimirse. Victor, a pesar de parecer humano, era en realidad un yadaratman, una raza con poderes y habilidades que superaban con creces a cualquier ser de la Tierra.
"¿Ese es Victor?" preguntó Luxwall, con una mezcla de curiosidad y desconfianza en su voz. "He oído historias sobre él."
Vani asintió, sus ojos fijos en la pantalla. "Sí, es él. Un hombre con un pasado oscuro. Pero últimamente, parece que está tratando de cambiar."
Valkyrie, con su lanza apoyada en su silla, añadió, "Todos merecen una segunda oportunidad. Quizás esté buscando redención."
Esa misma noche, mientras paseaban por los jardines del hotel, vieron a Victor sentado solo en una banca cerca de la playa. Parecía sumido en sus pensamientos, su mirada fija en el horizonte. Vani, siempre observadora, notó la carga emocional en sus ojos.
"¿Deberíamos hablar con él?" preguntó Luxwall. "Podría ser interesante conocerlo más de cerca."
Vani asintió lentamente. "Sí, pero con cautela. No sabemos cómo reaccionará."
Se acercaron a Victor con precaución. Vani fue la primera en hablar. "Victor, ¿verdad? Soy Vani Soria, y estos son mis compañeros, Valkyrie y Luxwall. Nos gustaría hablar contigo, si no te importa."
Victor levantó la vista, sorprendido pero no hostil. "¿Vani Soria? He oído de ti y tus compañeros. No esperaba encontrarme con ustedes aquí."
Valkyrie se sentó cerca de él, con una sonrisa amable. "Estamos tomando un descanso. Pero al verte aquí, no pudimos evitar querer conocerte. Has pasado por mucho."
Victor suspiró y asintió. "Sí, he hecho cosas de las que no estoy orgulloso. Estoy tratando de encontrar la paz, de redimirme."
Luxwall, con su voz grave y comprensiva, añadió, "Todos tenemos demonios internos. Lo importante es cómo luchamos contra ellos."
La conversación continuó durante horas, con Victor abriéndose sobre su pasado, sus errores y su deseo de cambiar. Vani y sus compañeros compartieron sus propias historias de lucha y redención, encontrando un terreno común en su búsqueda de un propósito y un camino hacia el bien.
A medida que la noche avanzaba, los cuatro encontraron consuelo en la compañía mutua, entendiendo que, a pesar de sus pasados oscuros, aún podían luchar por un futuro mejor. Y así, en esa isla paradisíaca, surgió una inesperada amistad y un nuevo entendimiento de la fuerza y la redención que reside en cada uno de ellos.
Después de todo eso pasaron los cinco días como en paz el quinto día cuando Victor, fue a caminar paso los acontecimientos de daiki, y su enfrentamiento.
Después de ocho agotadoras horas de batalla y enfrentamiento con Daiki Talloran, Victor finalmente regresó al planeta Tierra. Utilizando su habilidad de teletransportación, apareció de nuevo en el hotel de la isla, donde se encontraba Vani, Valkyrie y Luxwall.
A pesar de las heridas y de haber experimentado la muerte por segunda vez, Victor se había recuperado gracias a la regeneración mejorada proporcionada por Evil Victor. Caminó lentamente por el vestíbulo del hotel, con su rostro mostrando signos de cansancio y dolor, pero también de alivio. Llegó a su habitación, cerró la puerta detrás de él y se dejó caer en la cama, suspirando profundamente.
Mientras miraba el techo, sus pensamientos se arremolinaban. Había logrado sobrevivir a otro ataque mortal, pero sabía que el peligro no había desaparecido por completo. Daiki Talloran era un enemigo formidable y vendría por él de nuevo.
En ese momento, se escucharon golpes suaves en la puerta. "Victor, ¿puedo entrar?" Era la voz de Vani.
"Sí, pasa," respondió Victor, levantándose un poco.
Vani entró, seguida por Valkyrie y Luxwall. Sus rostros reflejaban preocupación y alivio al ver a Victor en una pieza.
"¿Cómo te sientes?" preguntó Valkyrie, acercándose a la cama.
"Mejor, gracias. Solo un poco cansado," respondió Victor, tratando de sonreír. "¿Qué pasó después de que me fui?"
"Todo estuvo tranquilo," dijo Luxwall. "Nos aseguramos de que nadie más estuviera en peligro y vigilamos la zona por si Daiki regresaba."
Victor asintió, agradecido. "Gracias por estar aquí. No sé qué habría hecho sin ustedes."
"Somos amigos," dijo Vani con firmeza. "No vamos a dejarte solo en esto."
Victor sintió una oleada de gratitud hacia sus nuevos amigos. Aunque había pasado por una experiencia traumática, saber que no estaba solo le daba fuerzas. "Voy a necesitar toda la ayuda posible. Daiki no se detendrá hasta lograr su venganza."
"Lo sabemos," respondió Luxwall. "Pero estaremos listos para él, juntos."
Victor suspiró de nuevo, pero esta vez con un poco más de esperanza. "Gracias, de verdad. Ahora, creo que necesito descansar un poco más."
"Claro," dijo Vani, sonriendo. "Nos aseguraremos de que no te molesten."
El grupo se retiró de la habitación, dejando a Victor solo. Mientras cerraba los ojos, se permitió relajarse, aunque solo fuera por un momento. La batalla aún no había terminado, pero por ahora, tenía un respiro y el apoyo de sus amigos. Eso era suficiente para seguir adelante.
Fin.