Victor, con una fuerza renovada, lanzó un golpe directo hacia Daiki. Al mismo tiempo, Daiki, con su katana, realizó un corte preciso al pecho de Victor. El impacto de ambos ataques fue tan colosal que el planeta entero tembló, como si estuviera a punto de desmoronarse.
El suelo se agrietó bajo sus pies, y ondas de energía se propagaron en todas direcciones, creando un espectáculo de destrucción y poder. Ambos combatientes se miraron fijamente, sus cuerpos heridos pero sus espíritus inquebrantables.
Victor, sintiendo el dolor del corte en su pecho, apretó los dientes y se mantuvo firme. "No importa cuánto daño me hagas, Daiki. No me rendiré," dijo con voz firme, su determinación brillando en sus ojos.
Daiki, con una sonrisa fría, respondió: "Eso es lo que me gusta de ti, Victor. Tu tenacidad. Pero eso no será suficiente para derrotarme."
Ambos se prepararon para el siguiente asalto, sabiendo que el destino de múltiples universos dependía del resultado de esta batalla épica. La tensión en el aire era palpable, y el campo de batalla estaba listo para presenciar un enfrentamiento que resonaría a través del tiempo y el espacio.
Victor lanzó otro golpe directo al pecho de Daiki, pero Daiki, con su katana, bloqueó el ataque. Con una mirada fría, Daiki realizó cortes precisos por todo el cuerpo de Victor. Sin embargo, Victor no se dejó intimidar. Con sus dedos en posición, pronunció: "¡Infernal Eternal!"
Una energía negra envolvió a ambos combatientes, transportándolos a una dimensión creada por Victor. En esta dimensión, Victor había perfeccionado su técnica, y ahora Daiki no podía moverse libremente. Victor salió volando hacia Daiki a una velocidad infinita.
Daiki, con su habilidad sobrehumana, realizó un corte que desafió la lógica del ataque de Victor, alterando la realidad a su favor. Sin embargo, en el dominio de la técnica de Victor, ambos comenzaron a chocar sus habilidades, creando un espectáculo de poder y destreza.
Cada golpe y corte resonaba en la dimensión, las energías chocando y creando ondas de fuerza que sacudían el entorno. Victor, con su determinación inquebrantable, continuó atacando, buscando cualquier apertura en la defensa de Daiki.
Daiki, por su parte, mantenía su compostura, utilizando su maestría en kendō para contrarrestar cada movimiento de Victor. La batalla se intensificaba, y ambos combatientes sabían que el desenlace de este enfrentamiento decidiría el destino de múltiples universos.
"¡No te subestimes, Daiki!" gritó Victor, lanzando una ráfaga de energía oscura. "¡Esta batalla aún no ha terminado!"
Daiki, con una sonrisa fría, respondió: "Entonces, demuéstrame tu verdadero poder, Victor."
La batalla continuó, cada movimiento y técnica llevándolos al límite de sus habilidades, mientras el destino del universo colgaba en la balanza.
Victor, con su dominio del Kyokushinkai, y Daiki, con su maestría en kendō, continuaron su feroz combate. Cada movimiento era una danza de poder y precisión, sus técnicas chocando con una intensidad que sacudía la dimensión misma.
Los golpes de Victor eran rápidos y contundentes, cada uno cargado con la fuerza de su voluntad indomable. Daiki, con su katana, bloqueaba y contraatacaba con una precisión letal, sus cortes tan rápidos que parecían desafiar las leyes de la física.
Finalmente, en un momento culminante, ambos lanzaron sus ataques más poderosos al mismo tiempo. El impacto fue tan colosal que la dimensión creada por Victor no pudo soportarlo. La energía liberada en el choque destruyó la dimensión, lanzando a ambos combatientes de vuelta al universo original.
Victor y Daiki cayeron al suelo, jadeando y cubiertos de heridas, pero sus espíritus seguían ardiendo con la determinación de continuar la batalla. El campo de batalla estaba en ruinas, pero la lucha entre estos dos guerreros estaba lejos de terminar.
"Esto no ha acabado, Daiki," dijo Victor, levantándose lentamente, su cuerpo temblando pero su mirada firme.
Daiki, con una sonrisa fría, respondió: "Entonces, sigamos adelante, Victor. Veamos quién tiene la verdadera fuerza."
Victor, habiendo alcanzado una velocidad infinita gracias a su enfrentamiento con Daiki, se lanzó al combate con una ferocidad renovada. Sin embargo, Daiki, superándolo con una velocidad aún mayor, continuó presionando a Victor. Ambos volaban a través del universo, sus puños y la katana de Daiki chocando con una fuerza devastadora.
Cada golpe resonaba a través del cosmos, destruyendo múltiples planetas en su camino. La katana de Daiki cortaba con una precisión letal, mientras que los puños de Victor impactaban con una fuerza imparable. La galaxia más cercana a la Vía Láctea se desintegraba rápidamente bajo la intensidad de su batalla.
Victor, sintiendo la presión de Daiki, sabía que debía encontrar una manera de igualar la velocidad y la fuerza de su oponente. "No puedo dejar que esto termine así," pensó, concentrando toda su energía en un último esfuerzo.
Con un grito de pura determinación, Victor lanzó un golpe que resonó a través del universo, creando una onda de choque que sacudió las estrellas. Daiki, con su velocidad sobrehumana, intentó bloquear el ataque, pero la fuerza del impacto fue tan grande que ambos fueron lanzados hacia atrás.
El universo tembló bajo la intensidad de su combate, y la luz de las estrellas se desvaneció momentáneamente. Victor y Daiki, flotando en el vacío del espacio, se miraron fijamente, sabiendo que el próximo movimiento podría decidir el destino de todo lo que conocían.
"Esto es solo el comienzo," murmuró Victor, preparándose para el siguiente asalto.
Daiki, con una sonrisa fría, respondió: "Entonces, demuéstrame tu verdadero poder, Victor."
Victor, enfurecido, comenzó a elevar su poder, activando la Ira Dansandankai. Su cuerpo se encendió en llamas, causando una explosión planetaria que sacudió el entorno. Daiki Talloran, mitad demonio, mitad humano, y de la raza Karla'k, lanzó un ataque de energía demoníaca hacia Victor. El ataque parecía consumir a Victor con el fuego de su poder.
Victor, sintiendo el calor abrasador, suspiró profundamente. Con un grito de enojo, canalizó todo su poder y fuego, fusionando su energía con el ataque de Daiki. "¡Ira Dansandankai Two!" gritó, liberando una explosión de energía aún más poderosa.
La combinación de sus poderes creó una onda de choque que resonó a través del universo, destruyendo todo a su paso. Las llamas de Victor se intensificaron, envolviendo a Daiki en un torbellino de fuego y energía pura.
Daiki, sorprendido por la fuerza de Victor, intentó resistir, pero la intensidad del ataque era abrumadora. "¡Esto no puede ser!" exclamó, luchando por mantener su posición.
Victor, con una mirada feroz, avanzó hacia Daiki, sus llamas ardiendo con una intensidad imparable. "¡Este es el verdadero poder de la Ira Dansandankai!" gritó, lanzando un golpe final que resonó a través del cosmos.
El impacto fue tan colosal que el universo mismo pareció temblar. Daiki, incapaz de resistir la fuerza del ataque, fue lanzado hacia atrás, su cuerpo cubierto de heridas y quemaduras.
Daiki escupió sangre, su katana brillando con una energía oscura. Con un movimiento rápido, lanzó un corte que atravesó el pecho de Victor, dañando sus órganos internos. Victor, a pesar del dolor y las heridas, resistió gracias a su fuego interno y sus músculos tensados.
Aprovechando la cercanía, Victor se acercó a Daiki y, con una voz llena de determinación, dijo: "¡Solar Striker!" Lanzó un golpe directo al estómago de Daiki, dañando sus órganos y lanzándolo a volar.
Sin perder tiempo, Victor concentró su energía y lanzó un poderoso "Blaster Solar". La explosión de energía fue tan intensa que envió a Daiki a través de múltiples universos, hasta caer en un planeta similar a la Tierra, junto a unas montañas. Daiki, gravemente herido, yacía en el suelo, su cuerpo apenas capaz de moverse.
Victor, respirando con dificultad, observó el resultado de su ataque. Sabía que la batalla había sido dura, pero su determinación y poder habían prevalecido. "Esto es solo el comienzo," murmuró, preparándose para los desafíos que aún estaban por venir.
La lucha por el destino del universo continuaba, y Victor estaba listo para enfrentar cualquier amenaza que se presentara, decidido a proteger a sus seres queridos y restaurar el equilibrio en el cosmos.
Victor se teletransportó utilizando el usagi Instantáneo y apareció en la isla donde solía encontrar paz. El sol estaba comenzando a ponerse, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados. La brisa marina acariciaba suavemente su rostro, trayendo consigo el aroma salado del océano.
Caminó lentamente por la playa, sus botas dejando huellas en la arena húmeda. A lo lejos, las olas rompían con un sonido relajante, y las gaviotas volaban en círculos, anunciando el final del día. Victor se detuvo un momento, cerrando los ojos y respirando profundamente, permitiéndose disfrutar de la tranquilidad que tanto había anhelado.
Fin.