Lufa POV
¿Dónde estoy?
El movimiento de la carreta terminó de despertarme.
Como mi cara está pegada al piso percibí una serie de olores desagradables y por la sensación podría jurar que estoy sobre madera.
No sé cuánto tiempo estuve inconsciente, pero al parecer me encuentro fuera de la capital. Lo sé porque el movimiento de la carreta es inestable y lleno de piedras, mientras que la ciudad tenía un piso hermosamente empedrado y llano que no movería una carreta de esta forma.
–Ough.
Me golpeé la nariz por el salto de la carreta.
Debería intentar zafarme.
¡Mierda!, siento que me arden las muñecas. ¿Cómo diablos amarraron estas cosas?
Será mejor que pida ayuda, pero el problema es que no escuché otro tipo de sonidos humanos. Si es que se dan cuenta de que me encuentro despierto tal vez me vuelvan a dormir.
Aún recuerdo el dolor por ese viejo de mierda, será mejor que espere el momento indicado. ¡Viejo de mierda!
No es nada cómodo tener las manos amarradas y tengo las piernas entumecidas por el poco espacio. ¿Tal vez esté en una caja?
Ya pasaron algunas horas desde que desperté y me duelen los músculos. ¡Ya no aguanto!
La carreta está bajando la velocidad. Una voz humana sonó. ¡Es el momento!
–¡Ayuda por favor! ¡Ayuda! ¡Ayúdenme!
La carreta no se mueve, nos detuvimos.
–¡Me secuestraron! ¡Ayuda!
¿!Por qué no me hacen caso!? ¡Estoy aquí!
Los minutos pasaron.
–Ayuda.
La carreta comenzó a moverse nuevamente, lo sé por las vibraciones.
–A…
El sonido de fuera desapareció, recién me di cuenta de ello. Ni siquiera el relincho de los caballos o las ruedas de la carreta. No me quedé sordo, lo sé porque escucho mi voz y mis golpeteos.
¿Por qué los sonidos de fuera desaparecieron?
Las horas pasaron.
Me duele la garganta por gritar.
¿Por qué nadie me hizo caso? Estoy seguro de que paramos y había gente fuera.
Pasó un buen tiempo.
Tengo sed.
¿A dónde me llevarán? Ese viejo…¿Cómo se llamaba? ¿Lumetias? ¿Letano? No recuerdo. Él es el culpable de todo, pero no puedo dejar fuera a Porcus, estoy seguro de que ese cerdo inútil mintió a la gente del pueblo. ¡No lo perdonaré!
Mi estómago sigue crujiendo desde hace mucho tiempo, pero es soportable.
El tiempo pasó.
Necesito agua. Mis labios están partidos ahora.
Perdí la noción del tiempo al dormir.
Nos detuvimos.
–¡Agua! ¡Agua por favor!
No me importa nada más, solo quiero agua.
El sonido de pasos se acercó a donde yo estaba.
–Por favor, agua.
¡Están abriendo!
–Agua.
El viejo puso una desagradable sonrisa y de su mano vacía salió un chorro de agua.
Me cayó todo en el rostro, pero no importa. ¡Al fin, agua!
Traté de absorber todo lo posible, como un animal sacando la lengua para beber agua.
–Me había olvidado de ti, chico. Jeje.
Ese anciano de mierda dejó de lanzarme agua. Ahora que lo pienso, acaba de sacar agua de sus manos.
–¿A dónde me llevas?
–Eso no te importa. Ten, come algo.
Me lanzó algo a la cara, pero no puedo verlo por la noche. Tampoco tengo fuerzas para levantarme y ver más allá del cajón.
Sé muy bien que no puedo hacer nada ahora y tampoco quiero rebajarme con este anciano estúpido.
–Por favor, déjame salir. Tengo familia.
Hazme caso anciano de mierda, de seguro tú también tienes familia.
–No te molestes chico, aspira un poco de aire mientras puedas.
El anciano avanzó sin cerrar la caja de madera.
–Espera, al menos déjame salir al baño, tengo ganas de orinar.
–Olvídalo.
¿No te importa que ensucie todo?
Después de un tiempo pude sentarme y mis piernas adoloridas sufrieron un espasmo, casi podría considerarlo éxtasis al poder estirarme correctamente.
Pude ver fuera. Las estrellas iluminaron las partes más alejadas de unas montañas desconocidas, mientras que cerca se percibían muchos árboles y arbustos gracias a la luz de la fogata que debería ser del anciano.
Algunas horas pasaron y el anciano debería estar dormido. Es mi momento de escapar.
Que difícil es moverse atado.
Un par de saltos y ya. Solo un par de saltos.
–Ough.
¡Mierda, mierda! ¿El anciano escuchó el golpe? ¡De seguro lo escuchó!
¿Sonido de pasos? Sí, lo escuchó.
–Chico, eres muy estúpido.
Sombras más oscuras que la noche salieron otra vez de sus manos formando garras.
–Aaagh. Espera.
Mi mente se oscureció por el dolor de ser aplastado.
El tiempo pasó.
Desperté debido a que mi vejiga se encontraba a punto de desahogar todo.
No pude aguantar y un líquido caliente mojó mi entrepierna.
¡Mierda! Si hay algo que odie más que a esos dos hijos de puta es a estar sucio.
Luego de cumplir con mis necesidades y casi vomitar por el mal olor, mi cuerpo me pidió agua y comida. Solo entonces me di cuenta de que había un pan duro junto a mi cabeza.
No lo comeré, tal vez lo vomite por el olor.
Muchas horas pasaron o tal vez días.
Me duelen los músculos y tengo mucha sed.
Debería dormir.
–Haaaahhhug.
La falta de saliva en mi boca casi me corta la respiración.
–Cof Cof.
No puedo aguantar más.
–¡Agua por favor! ¡Agua! A-cof-cof
La carreta se detuvo mientras seguía tosiendo como un loco.
La caja se abrió.
–Chico. Jaja. Otra vez me olvidé de ti.
Esta vez me alegró ver al viejo y su forma rara de dar agua. Así que bebí como si el mundo se fuera a acabar.
Esperaba que nunca acabe.
–Ten un poco para comer.
–Viejo, no me encierres, por favor. Por favor.
Por favor, no te vayas, imploré.
El viejo no escuchó lo que le dije y cerró la caja.
Ahora estoy seguro, esta no es una caja, es mi ataúd.
Lloré, lloré mucho. No recuerdo cuando fue la última vez que solté lágrimas, tal vez al no saber nada de mi madre cuando era niño.
Me dormí.
Me desperté por el hambre y comí los panes duros.
Hice mis necesidades en ese lugar. No pude pensar en el pudor.
Me dormí.
Desperté gritando por agua.
Me alegró ver al anciano dándome agua.
El viejo se fue.
Me asustan mis propios pensamientos al comprender que me sentía feliz al ver al anciano.
Lloré.
Me dormí.
Desperté para pedir agua.
Vi al anciano y me lanzó más agua.
Se fue y me dormí.
Me desperté por agua.
Me la dieron.
Me dormí.
Abro mis ojos y no sé cuántos meses pasaron.
En qué momento terminé en peor estado que un animal criado para ser llevado al matadero. No lo sé.
Mi piel está casi pegada a mis huesos.
Ya no siento muchas partes de mi cuerpo y mis ojos dejaron de funcionar correctamente.
Ah, extraño la luz del sol.
Extraño tantas cosas.
Me dormí.
Desperté solo para sentir que seguía vivo.
Mis ojos ya no pueden soltar más lágrimas.
¿Debería solo morir?
Me dormí, esperando esta vez no despertar.