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Chapter 45 - Memorias del asesino 5

–Ahhgg –Lufa gimió.

–¡Increíble! Esta sangre tampoco sirve –mencionó con emoción, mientras empujaba el balde repleto de sangre a un costado.

Fullman tenía a Lufa amarrado de manos y pies a una mesa de madera. Además, una serie de cubetas llenas de sangre de bestias rodeaban el espacio donde experimentaba.

El mago oscuro intentó de todas las maneras ponerle la marca del esclavo a Lufa, mas no pudo. Cada tipo de sangre usada era más fuerte que la anterior, pero todas resultaron en lo mismo: absorbidas por el cuerpo de Lufa.

–Tráeme la última –Fullman apuntó con la mano al cuarto adyacente.

Prion obedeció, haciendo eco de sus cadenas arrastradas.

Lufa sabía que el mago intentaba ponerle la marca, pero por alguna razón desconocida su cuerpo lo rechazaba.

Si solo fuera eso, el chico no tendría problemas, pero con cada tipo de sangre que ingresaba a su cuerpo sentía dolor, un dolor inmenso que rasgaba su alma y molía sus músculos.

Prion llegó a los pocos segundos portando un frasco de madera sellado herméticamente y lo puso frente al mago. En todo momento mantuvo la cabeza baja, sin cruzar miradas con Fullman.

Haciendo un movimiento de dedos, Fullman abrió la tapa sellada con magia y se escuchó un clic sonoro. Luego, acercándolo a su rostro, inhaló con gusto la sangre totalmente oscura como la tinta, antes de soltar un bufido de éxtasis.

–¡Sangre de bestia demoniaca de alto nivel! –exhaló con felicidad –. No creo que no pueda lograrlo con esta.

Sin más preámbulos, sacó un pincel de alta calidad de un cajón y lo tiñó de oscuridad con el líquido viscoso.

Luego de unas vueltas elevó el pincel y dejó que la sangre cayera en el frasco hasta que no goteó nada más.

Con delicadeza llevó el cepillo hacia la piel esquelética de Lufa y pintó como si tratara con una obra de arte.

A diferencia de las anteriores, esta vez la sangre se evaporó al instante y quemó la punta del pincel.

Lufa gritó hasta que sus venas sobresalieran y su cuerpo se pusiera totalmente rojo. Luego de un momento más, no pudo soportarlo y se desmayó.

–¡Qué clase de monstruo me trajo Lezeras! –dijo con sorpresa, mientras observaba las cerdas chamuscadas de su cepillo.

Fullman acicaló su largo cabello lacio con los dedos mientras se quitaba las gafas de bordes plateados con la otra mano.

–Llévalo abajo –mencionó con indiferencia –. Y encadénalo para que no escape.

El mago notó el cambio que sufrió Lufa desde que Lezeras se lo entrego. Al primer momento solo era una pila de huesos que tenía un aliento a punto de extinguirse. Ahora lucía bastante diferente. Así que se preguntó si solo el descanso y un poco de basura que comió podía hacer que mejore tanto.

–Necesito estudiar más –mencionó preocupado.

Al principio solo tenía la intención de inscribirle una marca de esclavo como a los demás, pero cambió de opinión pues el cuerpo de Lufa le pareció interesante.

Nunca había presenciado una piel que absorbiera sangre de bestias de esa manera.

–¿Tal vez sea por su carencia de mana? –murmuró, frotándose el puente de la nariz.

Necesitaba respuestas, así que se encerró en su estudio para revisar viejos grimorios.

Por su parte, Lufa fue arrastrado por Prion hasta la celda compartida con Telmina y sus hermanos.

Durante todo ese tiempo, la gente aprisionada escuchó todos los gritos de dolor soltados por Lufa.

Luego de algunas horas, cuando todo se calmó, ellos creyeron que el chico murió, tal como estaban acostumbrados que sucediese.

Cuando escucharon las cadenas arrastrándose temblaron de miedo.

No era normal que Prion volviera a las celdas el mismo día y cuando lo hacía es porque necesitaba más personas para Fullman. Así que todos estuvieron aterrorizados, tratando de esconderse para no ser vistos.

Todos se sorprendieron al verificar que Prion llevaba al chico nuevo nuevamente a su celda. Como lo había traído de vuelta, era seguro que aún se encontraba con vida, lo cual era bastante raro. Fue más raro aún que lo encadenara a los barrotes antes de salir.

Cuando el sonido de las cadenas se perdió en la lejanía, Telmina se acercó a Lufa y pegó su oreja al pecho de este último. El débil y constante golpeteo de su corazón indicaba que no sufrió daños severos.

Desde el tiempo en el que la atraparon junto a sus hermanos, ella había visto todo tipo de personas ser llevadas por el mago y todos quienes perduraron por un tiempo eran jóvenes fuertes, claramente vigorosos. Es por ello que se sorprendió al saber que este chico flacucho pudiera sobrevivir al igual que los otros.

No pasó mucho tiempo antes de que Lufa se levantara.

Al abrir los ojos y ver el rudimentario techo y las tenues luces verdosas comprendió que estaba de vuelta en su celda.

Los ojos de Telmina que se asomaban en la oscuridad tenían un tinte de curiosidad y miedo latente.

–¿Qué pasó? –preguntó Lufa.

Después de dudar por un tiempo, la chica respondió –Eso es lo que quiero preguntarte. Creí que ya no volverías.

Con el cuerpo totalmente adolorido, Lufa uso sus manos para sentarse lentamente, apoyando su espalda en los barrotes.

–Necesito que me digas todo lo que sepas –mencionó Lufa.

–No es que sepa muchas cosas.

–No importa, solo dime lo que sepas –levantó la voz.

Ella comenzó a relatar lo que pasaba en ese lugar.

Sabía que el mago oscuro se llamaba Fullman y capturó a distintos jóvenes para experimentar con ellos. Así que, semanalmente cogía de 3 a 4 chicos que nunca regresaban.

También le avisó que los pocos quienes volvían morían después de un tiempo por sus heridas.

Telmina miró con tristeza a Lufa.

Con los gritos de Lufa, ella creyó que experimentaron rápido con él y no volvería.

–Intentaron dibujar algo en mi pecho, pero no logró hacerlo –mencionó.

–¡Imposible! –se oyó un murmullo de otra celda.

 Lufa giró hacia el sonido, pero solo vio un cúmulo de personas moviéndose ligeramente. Al parecer todos escucharon su conversación.

–¿Por qué dices que es imposible? –preguntó Lufa, buscando con la mirada al dueño de la voz.

Tras un momento de duda, el hombre habló.

–La marca de esclavo no es tan difícil de poner. Es imposible que no puedan hacerlo contigo.

Las personas de esa celda se separaron, dejando a la vista al hombre que soltó esas palabras. Este lucía mucho mayor que todos y por su voz rasposa parecía no haber hablado en mucho tiempo.

–El tipo intentó ponerme la marca pero la sangre no manchó mi cuerpo, la absorbió.

–¡Imposible! ¡Eso no puede suceder! –el hombre se alteró.

–Te estoy diciendo lo que pasó, ¿por qué te mentiría?

El hombre sintió que las palabras de Lufa tenían sentido. Luego, sin querer hablar más, se escondió entre la gente y cerró los ojos.

Lufa conversó un poco más con Telmina y sintió cansancio. Al escucharla y darse cuenta de que no sabía más cosas, terminaron su charla y durmieron para no gastar fuerzas.

El ambiente depresivo de los días siguientes transcurrió como de costumbre.

Prion llegaba a proporcionarles "comida" una vez por día y desaparecía.

Lufa intentó hablar con el joven esclavo, pero solo recibió una mirada sin emociones por su parte antes de darse la vuelta e irse.

Los días pasaron y un par de personas murieron por la falta de comida y las enfermedades debido a la pésima higiene del lugar.

Lufa fue testigo de la poca humanidad de estas personas.

Cuando uno murió, los compañeros de celda se separaron y se juntaban en otra esquina, dejándolo a la vista de los demás.

Prion al darse cuenta, se metía, sacaba el cadáver como si fuera un pedazo de basura y se alejaba sin inmutarse.

Los primeros días de Lufa fueron complicados para Lufa por el hedor nauseabundo del lugar que le dificultaba la respiración, pero luego, poco a poco, se fue acostumbrando hasta ya no sentir nada.

–¡Prion! –Se escuchó un grito proveniente de la parte superior.

Las celdas temblaron al igual que sus reclusos.

La clara voz de Fullman sonó como una sentencia de muerte para todos.

Algunos minutos después se escucharon las cadenas del esclavo acercándose hacia aquel lugar.

Hasta las respiraciones cesaron cuando Prion ingresó al calabozo.

El joven esclavo avanzó con rapidez hasta la última celda y con un movimiento rápido de manos la abrió.

Telmina apretó sus puños y escondió a sus hermanos detrás de ella.

Prion jaló las cadenas de Lufa y se lo llevó casi arrastrándolo.

La joven se relajó antes de preocuparse por el chico.

Minutos después los gritos desgarradores de Lufa hicieron eco por todo el lugar.

Ella rezó para que Lufa pueda tener una muerte rápida y sin dolor, ya que no creía que esta vez pueda salir vivo.

Por el contrario, los otros esperaban que Lufa aguante mucho tiempo, así, aquel mago inhumano no necesitaría a más experimentos, concediéndoles unos días más de vida.