Prion tenía a sus espaldas a un niño flacucho a punto de llegar a la pubertad, tal vez por la falta de alimentación adecuada no pudo desarrollarse como era debido.
Su rostro demacrado y con manchas de suciedad mostraban que había llorado recientemente.
Aquellos ojos temerosos revisaron la habitación con pavor antes de ponerse a vomitar por la escena salida de una pesadilla, arrodillado.
–¿Mmm? ¿Cuándo capturé niños? –mencionó Fullman sin inmutarse.
La oscuridad brumosa se extendió desde las manos del mago formando una garra que recogió al niño cubierto en vómito, sangre y suciedad.
–Cuerpos sin desarrollarse no aportan nada a mis estudios –Fullman apretó con fuerza.
La presión hizo que los huesos del chico crujieran y soltara un grito agudo.
–¡Remi! –gritó Lufa con desesperación, empujando su cuerpo atado hacia adelante para intentar salvarlo.
Remi, de 12 años, al escuchar su nombre, giró su cabeza y vio a Lufa. Sin pensarlo soltó una frase inocente, pero cruel.
–Hermano, ¡ayúdame por favor! –vociferó, soltando lágrimas de sangre.
Lufa se movió con mayor locura, pero terminó en un intento inútil.
De repente la palma de Fullman se cerró y sus garras presionaron al pobre niño, acabando con su vida.
La cabeza de Remi bajó para no volver a subir. Su tórax quedó totalmente aplastado, con las vísceras saliendo por un costado.
Lufa quedó en shock. Tenía la boca abierta, pero no soltó ningún sonido. Solo las lágrimas caían sin intención de detenerse.
Fullman, quien mantenía una expresión normal, como si no fuera nada del otro mundo, movió la mano y lanzó el cuerpo hacia la esquina de la habitación.
En ese momento el cuerpo de Prion comenzó a moverse.
El esclavo trató de parar con pura fuerza de voluntad, pero lo único que logró fue ralentizar sus pasos.
Por otro lado, Lufa dejó caer su cabeza, aturdido y con la mente en blanco.
Después de un par de minutos, al escuchar nuevamente la llegada de Prion, por inercia, se enfocó nuevamente en la figura esquelética que vino con él.
–Rodi –murmuró con voz temblorosa.
El segundo hermano de Telmina de 10 años, tuvo casi la misma reacción que su hermano mayor.
Como si se repitiera la escena anterior, Fullman levantó la mano dispuesto a torturarlo.
–¡Para! ¡Por favor! –La voz ronca hizo eco por todo el lugar –Te lo ruego –pidió con sinceridad.
–¡Hermano! –se sobresaltó Rodi.
El mago oscuro no le tomó importancia y levantó la mano.
–¡Noooooooo!
El cuerpo del niño también quedó aplastado.
Lufa ya no puedo aguantar más y se volvió loco.
–¡Maldita sea! ¡Te voy a matar! ¡Eres un bastardo!
Sus palabras llevaban consigo un sentimiento de odio inhumano.
Si él pudiera matar con maldiciones, Fullman hubiera muerto innumerables veces.
–¡Fullman! Si no me matas hoy, juro que haré tu vida imposible y mataré a toda tu familia, antes de darte la peor de las muertes.
Los ojos sangrientos de Lufa se asemejaban a los de una bestia con ansias de sangre.
Prion llegó con la pequeña Fiemi, quien se encontraba muy asustada por los gritos de Lufa.
Con total calma, Fullman levantó el brazo apuntando a la niña.
–¡Hijo de puta! ¡Mátame si te atreves! ¡Aquí estoy! ¡Ahhhhg! –Lufa instigó al mago.
El mago dejó clara su respuesta al envolver a la pequeña en la oscuridad.
Luego, volteando con una sonrisa de burla, presionó su palma y formó un puño.
Un sonido crujiente hizo que la sangre saliera expulsada del cuerpo de la niña que quedó con los ojos abiertos de terror al morir.
–¡Ahhhhhhhh! –Lufa lanzó un grito gutural que rasgó sus cuerdas vocales.
Sus ojos soltaron lágrimas sangrientas y el odio contenido dentro de su pecho deformó su rostro.
En ese momento la tierra tembló y una tormenta seguida de rayos se formó en esa zona.
Un aguacero con truenos retumbantes comenzó a caer con vigor.
El mago se puso alerta, observando hacia todas partes.
Él frunció el ceño y revisó sus alrededores con magia. Al darse cuenta de que todo estaba en orden, soltó un suspiro de alivio y miró fijamente a Lufa, luego, negando con la cabeza se dispuso a continuar su experimento.
Lufa no desvió la mirada, sus ojos se clavaron con rencor e intenciones asesinas dirigidas al mago oscuro.
En ese momento, una serie de pasos mojados se acercaron al lugar.
Lufa tembló al ver a la joven con vestido rojo.
Los ojos de Telmina revisaron todo el lugar. Al notar el estado de sus hermanos, aunque se encontraba preparada, las lágrimas cayeron por sus mejillas quemadas.
Lufa, por su parte, al fin pudo ver con claridad los rasgos de Telmina. Como era de esperarse, lucía muy demacrada con un largo cabello negro lleno de tierra y grasa.
Su rostro tenía partes quemadas y con muchos cortes, haciéndola ver desdichada. Por el contrario, sus ojos llorosos y firmes demostraban la claridad de sus pensamientos.
En todo el tiempo que pasó, Lufa terminó amasando sentimientos por ella.
A él no le importaba como se viera, ella era lo que necesitaba.
Ahora, al incumplir su promesa y encontrarse en una situación donde no pudo hacer nada, incapaz de salvar a sus hermanos ni a ella, la vergüenza se apoderó de su ser y bajó la mirada.
Telmina posó sus ojos café sobre Lufa quien tenía la cabeza gacha con los labios apretados y supo lo que pensaba.
–¡Mírame! –dijo con decisión –. ¿No quieres darme una última mirada? –añadió al instante.
Lufa tembló y subió la cabeza con miedo.
Allí estaba ella, con lágrimas cristalinas recorriendo sus mejillas, una sonrisa pura dibujada en su rostro y sus ojos llenos de una tristeza inconmensurable, pero no por su situación, sino por Lufa que tendrá que cargar con este peso.
–Lufa, nada de esto es culpa tuya –consoló con dulzura.
Fullman comenzó a expulsar la niebla negra de sus manos.
–No te sientas agobiado. No importa lo que suceda, tienes que seguir viviendo.
El cuerpo de Telmina se levantó en el aire, acercándose a Lufa. No es de más decir que Fullman buscaba atormentarlo.
–Tal vez en la próxima vida nos conozcamos en una mejor situación –sonrió brillantemente.
El mago levantó la otra mano y una garra puntiaguda apareció.
–No. Espera –la mandíbula de Lufa tiritó con pavor –Esp…
–¡Lufa! –vociferó Telmina –Te amo.
Sus ojos formaron medias lunas, observándolo con cariño y determinación.
Lufa se quedó pasmado, con la boca abierta a punto responder, pero vio a Fullman bajando la mano izquierda con una sonrisa de deleite.
Una línea roja dividió el cuerpo de Telmina por la mitad.
La boca de Lufa se abrió y cerró incontables veces.
Su mente quedó en blanco y sintió que algo se rompió dentro de él.
Sus ojos perdieron foco y todos los sonidos se desvanecieron.
Ese día perdió a Telmina y lo último que le quedaba de cordura.
…
Las lágrimas se derramaron por el rabillo sus ojos, cayendo hacia los costados.
Sus párpados se movieron, dejando un cielo azul a la vista.
El bosque de los Noctas se hallaba en completo silencio.
Lufa tapó sus ojos con un brazo.
–Jaja.
Tendido en el suelo, dio la vuelta quedando de cara con el suelo y sus uñas escarbaron la tierra con fuerza.
–Jajaja.
Sus dientes se apretaron y su nariz se arrugó.
–Jajajaja.
Una carcajada descontrolada trató de ocultar su pérdida.
–Ja…ja.
Su risa se transformó en un llanto salvaje.
–Ahhhhggg.
Sus manos llenas de tierra sobaron su rostro, recordando vívidamente todo lo que le pasó en su anterior vida.
–¡Ahhhhhgggg!
Luego de un tiempo su tristeza se convirtió en odio. Un odio que caló en sus huesos, haciendo que sus dedos jalen su cabello con locura.
–¡Fullman! –escupió con rabia –Juro por mi vida que te encontraré y no te daré una muerte sencilla.