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Chapter 8 - Capitulo 7--Hacia una tierra muy lejana

Lista de música:

1--To the land of faraway…--Wonder City Orchestra

2—The Valley of the wind—Joe Hisashi

La neblina matinal envolvía el bosque, dándole un aire espectral y pesado. Los chicos se reunieron en silencio, preparándose con el equipo adecuado para entrar en el Bosque de la Corrupción, después de casi 2 semanas de viaje, por fin habían llegado a las orillas de este, ya solo quedaba cruzarlo y de ahí, seria como otra semana si seguían por el camino por el que estaban, aunque según el mapa de 10008, había otro camino que solo les llevaría unas horas hasta la cordillera. Pope ajustaba su máscara de gas mientras observaba cómo el resto del grupo se aseguraba de que sus monturas también estuvieran listas. Las pelusas, los jabalíes y el caballo de Dream llevaban máscaras casi del tamaño de sus cabezas, las pelusas se veían especialmente graciosas.

—A ver, chicos, repasemos la estrategia una vez más —dijo Pope,—. Sabemos que la toxicidad de este bosque es un problema; nuestras máscaras deberían protegernos, pero si alguno empieza a sentir algo raro, lo dice de inmediato.

—Entendido —respondieron todos al unísono, sus voces amortiguadas por las mascaras.

Fossil, mientras tanto, aseguraba su pelusa con una mezcla de emoción y algo de nerviosismo. Desde lo profundo del bosque se podían oír extraños sonidos: el crujir de ramas, el susurro de hojas moviéndose en direcciones inesperadas, y un eco que parecía cambiar de lugar cada pocos segundos.

—Este lugar ya me está dando escalofríos, y apenas estamos en la entrada —comentó Bee, acariciando a su pelusa para calmarla.

—Si te sirve de consuelo, creo que no estamos preparados para nada de esto —agregó Fossil con una sonrisa ligera, en un intento por relajar la tensión.

Pope le lanzó una mirada divertida, pero no hizo ningún comentario más. Era un día en el que todos tendrían que estar atentos, y la ligereza sería útil en algunos momentos, pero debían estar preparados para lo que fuera.

Montaron en sus animales y, tras una última mirada a la luz del sol que bañaba la entrada del bosque, se adentraron en la oscuridad de hongos gigantes y plantas mutadas.

A medida que se internaban, el ambiente cambiaba drásticamente. El suelo estaba cubierto de hongos de formas y colores extraños, algunos brillando con un resplandor fosforescente. La vegetación formaba patrones surrealistas, con raíces retorcidas y lianas que parecían moverse por cuenta propia. Cada uno de los chicos sentía una mezcla de asombro y repulsión.

—Nunca pensé que algo así pudiera existir. ¿Qué tan profundo creen que lleguemos? —preguntó Alex, echando un vistazo a su alrededor.

—Mientras sigamos las marcas y el mapa de 10008, deberíamos estar bien —respondió Pope, aunque su mirada estaba constantemente fija en el entorno. Notó que varias criaturas mutadas se asomaban desde las sombras: animales que parecían versiones alteradas de zorros, pájaros de varios ojos y hasta un pequeño ciervo, cuyas piernas parecían hechas de ramas entrelazadas.

Por otro lado, 10008 se mantenía cerca, sus ojos moviéndose de un lado a otro, cubierto en esa capa de moco protector que absorbía las toxinas sin esfuerzo alguno. El pequeño pepino de mar proyectaba el mapa en intervalos, permitiéndoles verificar que iban en la dirección correcta.

—Nos quedan unos cuantos kilómetros hasta llegar al otro lado —anunció Pope al revisar el mapa—. Con algo de suerte, no encontraremos más problemas…

Justo entonces, Jura vio algo que le llamó la atención a lo lejos. Entre las ramas y raíces colgantes del bosque, una figura volaba bajo. Era un loro gigante, con plumas deslucidas y placas de hueso que le daban un aspecto prehistórico. Sostenía algo entre sus patas: un bulto envuelto en tela.

—Eso… eso parece un niño —murmuró Jura, con una alarma evidente en la voz.

Antes de que los demás pudieran detenerlo, levantó su rifle y apuntó. Bee intentó interrumpirlo.

—¡Espera, Jura, no le dispares asi nomas, tal vez nisiquiera es un…

Pero el disparo ya había salido, retumbando en todo el bosque como un trueno. El loro soltó un grito agudo y se desplomó al suelo. Jura desmontó rápidamente, corriendo hacia donde cayó la criatura. Los demás lo siguieron, y cuando él recogió el bulto, todos se dieron cuenta de inmediato que no era lo que pensaban. Envuelto en la tela había una esfera de cobre, nada más.

—¿Es… solo una esfera? —preguntó Bee, frunciendo el ceño con incredulidad y molestia.

Jura bajó el rifle, visiblemente arrepentido.

—Lo siento… pensé… pensé que era algo peor.

Antes de que alguien pudiera decir algo más, Pope, quien estaba observando a su alrededor, notó un movimiento entre la maleza. Sin darles tiempo de reaccionar, una criatura emergió con una velocidad sobrecogedora. Era un felino enorme, de pelaje amarillo y cuatro ojos relucientes. Su tamaño era descomunal, con ocho patas y una armadura natural de lo que parecía ser hueso que cubría su cuerpo. La criatura los miraba fijamente, y su mirada era de puro enojo.

—¡Rápido, monten! —gritó Pope, sin desviar la vista de la bestia.

El felino, con un gruñido feroz, se abalanzó hacia ellos mientras todos se subían a sus monturas y las instaban a correr. Las pelusas lideraron la carga, brincando entre las raíces y hongos gigantes, mientras el enorme gato los seguía con pasos ágiles y potentes.

—¡Jura, te dije que no dispararas! —gritó Bee desde adelante, sujetándose de su pelusa mientras avanzaba a toda velocidad.

—¡No lo sabía! —respondió Jura con desesperación—. ¡Pensé que estaba ayudando!

--Chingada madre Jura, siempre es lo mismo—Grito fossil mientras se sostenia a su pelusa

El felino los perseguía incansablemente, saltando sobre cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino. El sonido de sus gruñidos reverberaba en todo el bosque, resonando como un eco interminable que los impulsaba a correr aún más rápido, todos los disparos que los chicos le lanzaban, ya fueran los de energía de Pope, las replicas de Bee, o incluso la energía acumulada de Fossil, nada parecía hacerle nada, su caparazon protegia al gato.

—¡No vamos a aguantar mucho así! —gritó Alex, empujando a su pelusa para que avanzara más rápido, Pope trataba de sostenerse de Alex y disparar al mismo tiempo

Justo entonces, una bengala roja cruzó el cielo sobre ellos. Era una señal de ayuda, una guía hacia un lugar seguro. Pope la reconoció, habían aprendido a utilizar las bengalas en su mundo anterior, sin pensarlo, sacó una bengala del mismo color y disparó otra en la misma dirección para indicar que la habían recibido, esta formo un arco sobre la primera bengala, creando algo asi como un dibujo.

—¡Sigan la dirección de la bengala! —ordenó Pope, y el grupo cambió de rumbo, girando en la dirección indicada mientras el enorme felino los seguía sin detenerse.

Las pelusas encabezaron la huida, saltando y esquivando obstáculos a gran velocidad, mientras el grupo corría al límite de sus fuerzas. Por momentos, parecía que el felino iba a alcanzarlos, pero cada salto que daban les daba algo de ventaja.

—¡No voltees, Jura! ¡Solo sigue adelante! —le gritó Fossil al notar que Jura intentaba mirar hacia atrás y seguir disparando.

Con el cambio de dirección, poco a poco comenzaron a notar que el bosque se despejaba. La luz del sol empezaba a filtrarse nuevamente entre las ramas, y el terreno bajo sus pies se volvía menos espeso. Los árboles altos y los hongos gigantes iban quedando atrás, y pronto el grupo vio un claro que se extendía más allá del límite del bosque.

—¡Ahí está la salida! —exclamó Bee, señalando hacia adelante mientras su pelusa daba un último salto hacia el claro.

El grupo atravesó la línea de árboles y, finalmente, salieron del bosque, encontrándose con la luz del sol y un paisaje de dunas negras que se extendía hasta donde alcanzaba la vista. Habían llegado al Desierto Crepuscular, y el contraste con la oscuridad del bosque era tan fuerte que por un momento todos quedaron cegados por la claridad.

Sin embargo, la paz duró poco. Justo detrás de ellos, la figura del felino colosal emergió de entre los árboles, sus cuatro ojos fijos en el grupo, y dio un paso hacia adelante, manteniendo su persecución.

—¿Aún nos sigue? —murmuró Dream, claramente alarmado.

—Parece que esta cosa no se cansa… —dijo Fossil, tratando de calmar a su pelusa, que bufaba nerviosa.

Pope miró a su alrededor, evaluando la situación. Estaban en campo abierto, sin muchos lugares donde esconderse, pero al menos tenían espacio para maniobrar.

—Vamos a necesitar un nuevo plan… —dijo Pope en voz baja, su mente trabajando rápidamente mientras el grupo se reorganizaba, preparándose para lo que parecía un enfrentamiento inevitable con la criatura.

 

Floppa estaba volando alto en el cielo, aferrado con fuerza a las barandillas de su Sparrow. La brisa fría de la mañana se colaba por debajo de su gorro de piloto, ajustado firmemente bajo sus googles y la máscara de gas, y dejaba una sensación refrescante en su piel. El paisaje bajo él era como una pintura viva, con grandes extensiones de desierto crepuscular mezclándose con el espeso y misterioso Bosque de la Corrupción. Entre las nubes, que atravesaba con destreza, vislumbró una torre abandonada cubierta de hongos y vegetación que se aferraban como una piel viva a sus paredes desgastadas.

—Ahí vamos… —murmuró, inclinando el cuerpo para maniobrar el Sparrow hacia abajo.

A medida que se acercaba al suelo, se levantó y pisó el pedal de freno con decisión, haciendo que el planeador descendiera suavemente sobre la arena oscura. El Sparrow aterrizó con un leve crujido, y Floppa saltó al suelo, revisando su cinturón y el subfusil Dickson que llevaba consigo. Con un último vistazo al bosque, sacó una bengala de su equipo, la comprobó y la devolvió al cinturón, asegurándose de estar bien preparado. Era hora de adentrarse en uno de los lugares más peligrosos y fascinantes de Desolea.

Avanzando hacia la espesura, Floppa notaba cómo el aire se hacía más denso. El Bosque de la Corrupción era oscuro y misterioso, con árboles enormes y una atmósfera cargada de esporas que brillaban débilmente como luciérnagas perdidas. Al fondo, unas águilas perladas y loros reales volaban en círculos, sus siluetas difusas en la penumbra, y algunos lobos verdes, con ojos brillantes, se asomaban entre los troncos para observarlo antes de desaparecer entre las sombras.

Mientras caminaba, Floppa alzó una mano en un saludo casual cuando notó que un insecto gigante lo observaba desde una rama cercana. Su gesto amistoso pareció confundir al insecto, que se mantuvo inmóvil unos segundos antes de volar en otra dirección. Floppa sonrió bajo la máscara, maravillado ante la variedad de vida extraña en el bosque.

—Es como si cada criatura aquí estuviera fusionada con este ambiente… toda esta oscuridad y esas esporas... —susurró para sí, mientras avanzaba entre raíces y ramas.

Siguió el camino, y después de unos minutos de exploración, sus ojos se detuvieron en una planta curiosa: un hongo en forma de estrella, grande y sin tallo, que parecía hecha para brillar en la penumbra. Con cuidado, se agachó, subiendo sus googles para observarla mejor. Las esporas luminosas descansaban en el borde de la estrella como pequeñas joyas naturales. Sacó un tubo de ensayo de una de sus bolsas y, con un suave toque, hizo que una de las esporas cayera en el tubo, la guardó en su cinturón y volvió a ajustar los googles.

—Con esta ya son…35 plantas en el laboratorio —murmuró satisfecho, imaginando el posible desarrollo de la planta

Al seguir avanzando, llego a una especie de túnel en donde la luz del sol se filtraba, clareando el bosque, en el piso del túnel, notó una huella familiar en el suelo cubierto de hongos. Aquel patrón inconfundible, con bordes profundos y texturizados, solo podía pertenecer a un chanchopoyo. Su mente lo llevó de vuelta a los días de entrenamiento en los bosques cuando Dickson, Arthur y Momox le enseñaban las cosas esenciales para desempeñar bien su papel, eso fue ya casi hace un mes.

—Escucha, Floppa, un buen rastreador sabe leer las marcas del terreno y saber que las hizo o que paso ahi. Los chanchopoyos dejan señales claras: busca las huellas grandes, y fíjate en la textura del suelo donde han pisado. EL chiste es seguir sus rastros hasta donde mudan el caparazón. Allí encontrarás tu prueba final.—Decia la imagen de Arthur en sus recuerdos

Floppa se quedó un momento, mirando las huellas con nostalgia y orgullo. Gracias a esa habilidad, había completado su última prueba, obteniendo la espada de caparazón de chanchopoyo que ahora descansaba en su espalda, con la funa atorada a su cinturón para una fácil maniobra, como símbolo de su lugar en la cordillera.

—Arthur estaría feliz de ver esto… —se dijo en voz baja.

Siguiendo el rastro, pronto sus ojos se iluminaron al encontrarse con un hallazgo inesperado: una coraza de chanchopoyo completa, intacta. Era enorme y reluciente bajo las esporas brillantes, con una tonalidad azulada que reflejaba la luz en matices sutiles, Floppa apostaría lo que fuera a que acababa de ser mudada.

—Nunca había visto una entera… a huevo, esta muy linda —exclamó, trepando con agilidad sobre la coraza. Al llegar a la cima, sacó su espada y la miró un momento, comparando la pequeña hoja de caparazón que llevaba con la imponente armadura que tenía ante él.

Dio un leve golpe con la espada contra la coraza, escuchando el sonido metálico y resonante que emitió. Era un tono agudo, como el de un diapasón afinado.

--Wooow--

 Volvió a golpear, esta vez mas fuerte, como queriendo clavar la espada en la coraza, escuchando cómo el eco se mantenía con una calidad armónica que lo sorprendió, solo bajo una nota...

—Es un sonido armónico… es casi como si cantara. —Sonrió, maravillado.—Incluso despostiyo mi espada un poco—Dijo Floppa mientras escalaba mas arriba en la coraza—La gente de la cordillera va a estar muy feliz de saber esto, no tendrán que preocuparse por materiales por un tiempo—Dijo emocionado mientras se acomodaba en la parte superior de la coraza, la que debió pertenecerle a la cabeza mientras desenfundaba su espada de nuevo

Luego, sujetando la espada con ambas manos, se preparó para cortar un gran cuadro del caparazón.

Sus brazos comenzaron a vibrar a baja frecuencia, un truco aprendido gracias a su supervelocidad, lo cual le daba la fuerza necesaria para hacer el corte. Con cada golpe, el caparazon resonaba como una campanada. Floppa notó cómo la hoja se deslizaba a través de la coraza con relativa facilidad gracias a la vibración, y en cuestión de minutos, logró cortar un enorme fragmento cuadrado.

Satisfecho con su labor, alzo el cuadro en el aire, dando algunas vueltas sobre si mismo y riéndose, luego, se tiro al piso y se acomodó bajo el cuadro, usándolo como una especie de cubierta, y observó cómo las esporas comenzaban a caer suavemente desde lo alto de los árboles, creando una especie de nevada silenciosa. Todo alrededor de él parecía suspendido en un resplandor etéreo.

—Es hermoso… Es difícil pensar que sin esta máscara, me caería muerto en menos de cinco minutos.

Con el peso del cuadro sobre su pecho y envuelto en aquel ambiente místico, Floppa se dejó llevar por la paz del momento, olvidándose por un instante de todo. Las esporas seguían cayendo y se acumulaban a su alrededor como un manto suave, mientras él se quedaba quieto, sumergido en sus pensamientos.

De pronto, el eco de un disparo rompió la tranquilidad, haciéndolo ponerse alerta. Al principio dudó, pero un segundo disparo lo convenció de que algo estaba sucediendo cerca.

—¿Disparos? —se dijo, frunciendo el ceño. Sabía que esos sonidos no eran casuales en el Bosque de la Corrupción. —Alguien está en problemas…

Decidido, se incorporó rápidamente, tomando la coraza y corriendo en dirección al sonido. Siguiendo el camino de rastros de chanchopoyo, se movió con destreza, saltando sobre raíces y esquivando ramas bajas hasta llegar a una entrada cubierta por raíces y hojas. Sabía que era un túnel que lo llevaría directo a una torre abandonada que alguna vez perteneció a un reino antiguo.

Al llegar a la cima de la torre, sacó un pequeño catalejo y observó el horizonte. A lo lejos, vio una nube densa de esporas y varias explosiones en el aire, marcando el avance de alguien que intentaba escapar de algo. Ajustó el catalejo y, entre la confusión de las esporas, notó el perfil inconfundible de un chanchopoyo de gran tamaño, cuyas placas brillaban bajo la luz filtrada. Los ojos del animal, de un verde oscuro, parecían furiosos.

—Ese debe ser el mismo chanchopoyo de la coraza que encontre… y está enfadado —murmuró—Quien sea que este huyendo, jamás escapara en esa dirección--

Sin perder tiempo, encendió una bengala y disparó hacia el cielo. La bengala dibujó un arco rojo brillante sobre el bosque. Unos momentos después, otra bengala roja ascendió desde el suelo, respondiendo a la señal.

—Perfecto, vienen para aca —murmuró con determinación mientras se teletransportaba de vuelta al suelo, corriendo hacia su Sparrow a supervelocidad, pidiendo disculpas cada vez que accidentalmente pisaba algún insecto gigante o animal en el camino.

—Perdón wey… Otro más, lo siento… Chale, perdón....

Siguio avanzando a supervelocidad hasta llegar al lugar donde había dejado el Sparrow, arrojando el cuadro de coraza a un lado. Subió al planeador, se aseguró de tener el subfusil en posición, y murmuró para sí:

—Espero llegar a tiempo para ayudar.

Con una última mirada hacia el bosque, activó el pedal, despegando rápidamente para acercarse al sitio del conflicto.

Floppa ascendió rápidamente en el Sparrow, alzándose sobre las densas copas de los árboles y las imponentes nubes de esporas que salían disparadas en el aire desde el Bosque de la Corrupción. La vista desde allí arriba era impresionante. Floppa se recostó sobre la cinta de las barandillas en un movimiento ágil y giro los controles para direccionar ambos alerones hacia la corriente del viendo de la cordillera, una vez supero los bordes del bosque, se encontró con la parte mas larga de arboles, el color verdoso-azul, contrastaba con la arena negra del desierto, A lo lejos, pudo divisar el grupo de personas que escapaban frenéticamente de algo; cuatro de ellos montaban en pelusas grandes y peludas, dos iban en jabalíes negros de Flintstone Edge, y uno galopaba en un caballo oscuro que parecía más asustado que cualquiera de ellos. Al fondo, las copas de los árboles comenzaron a estremecerse, y entonces, emergió la gigantesca figura del chanchopoyo, sus ojos verdes que brillaban de furia. A su alrededor, una bandada de loros reales lo escoltaba como si fueran sus propios centinelas alados, sus plumas iridiscentes reflejando la poca luz que atravesaba las esporas.

Floppa admiró al chanchopoyo con una mezcla de respeto y asombro. No todos los días se veía un ejemplar tan grande y majestuoso. "Increíble…" pensó, sintiendo un instante de emoción pura ante la imponente bestia. Pero el rugido de la criatura y el miedo visible en las personas que huían lo hicieron reaccionar.

—Que Chanchopoyo tan chingon… —murmuró para sí mismo, y descendió con agilidad.

Bajó el Sparrow en dirección al líder de la formación, una pelusa con 2 jinetes. Logró captar su atención haciendo señas desde lo alto y luego gritó por encima del ruido de las monturas:

—¡Vayan hacia las dunas! ¡Hay una formación de roca que puede protegerlos!--

El líder, que se mantenía agarrado del jinete de la pelusa, asintió desde su montura y gritó a los demás, dando instrucciones rápidas. A medida que el grupo giraba hacia las dunas, Floppa ajustó los controles del Sparrow y se elevó un poco más para ganar perspectiva. Respiró profundamente y tomó una decisión.

Se dirigió hacia el chanchopoyo, que avanzaba con zancadas potentes, sus garras hundiéndose en el suelo mientras los loros reales lo rodeaban como una tormenta de plumas coloridas. Floppa extendió una mano en un intento de calmarlo, sus palabras llevadas con el viento.

—¡Hey, chancho! No tienes nada que hacer aquí… regresa al bosque, este no es tu mundo.

Pero la bestia estaba ciega de ira, sus ojos verdes centelleando peligrosamente mientras avanzaba, sorda a cualquier intento de razonamiento. Floppa suspiró y murmuró resignado:

—Bueno, va a tocar hacer esto por las malas.

Decidido, aceleró, adelantándose al chanchopoyo, y presionó un pedal en el lado izquierdo de su planeador. Las alas del Sparrow se abrieron ligeramente, dándole una estabilidad mayor para su próximo movimiento. Con habilidad, sacó una bengala especial de su subfusil, apuntó con precisión y disparó hacia la enorme bestia.

La bengala produjo un sonido como de sirena, y mitad de camino, la bengala explotó en una deslumbrante explosión de colores, llenando el aire con destellos vivos de tonos rojos, azules y verdes. La luz se reflejó en los ojos del chanchopoyo, que se detuvo de golpe, paralizado por el espectáculo de colores que lo envolvía. Floppa sonrió con satisfacción al ver que el truco había funcionado.

—Arthur y yo teníamos razón… —se dijo, sintiendo una mezcla de orgullo y alivio—. Esos colores realmente los aturden.

Desde la formación de rocas, Pope y los demás, que ya se habían refugiado, miraban asombrados al chico del planeador sominando a la gigantesca criatura. Pope se inclinó hacia adelante, tratando de ver mejor, mientras Oka decía incredulo:

—¿Quién demonios es ese? ¿Cómo logró detener a esa cosa?

Floppa, tras comprobar que el chanchopoyo estaba aún aturdido, sacó de uno de sus bolsillos un pequeño tubo metálico. Con un movimiento ágil, lo tomo de una pequeña cuerda y comenzó a girarlo rapidamente, el tubo emitio un sonido hipnótico, un zumbido suave que envolvía el lugar en una calma extraña. Los ojos del chanchopoyo se entrecerraron, y su respiración, que antes era pesada y errática, comenzó a calmarse. La bestia comenzó a retroceder, despertando poco a poco, pero sin el mismo frenesí de antes.

Floppa habló con voz firme y serena, aunque sus palabras apenas se escuchaban para los que estaban lejos. Algo en su tono pareció calmar aún más al chanchopoyo, y este, tras unos segundos de pausa, giró en dirección al bosque, Floppa giraba alrededor del chanchopoyo creando un circulo mientras el tubo ahora sonaba gracias al impulso del Sparrow.

Floppa agitó una mano en señal de despedida a Pope y los demás, mientras se dirigía de vuelta al bosque, con el chanchopoyo siguiéndolo a una distancia prudente. Pope, intrigado, levantó una mano en respuesta, aún sin saber quién era aquel misterioso piloto.

—Bueno,sigamos —dijo Pope a sus amigos—. Estamos muy cerca de la entrada a la cordillera.

Mientras tanto, Floppa había recuperado su rumbo hacia el caparazón que había dejado antes en el bosque. Al regresar, lo aseguró en el lugar donde usualmente iba él, y sujetándose de las agarraderas inferiores del Sparrow, despegó una vez más, esta vez con su preciada carga. Mientras ascendía, la imagen del líder que había visto desde el aire volvía una y otra vez a su mente. Había algo en la voz de aquel chico, en su postura y su tono…

—Es Pope… —murmuró, el reconocimiento de la voz amortiguada por la mascara y el viento lo golpeo de repente—. Esa voz es inconfundible.

La emoción de haberlo encontrado se hizo presente. Ya había pasado un mes, y de hecho, pensaba salir a buscarlos dentro de 3 dias, cuando terminaara con algunas cosas en la cordillera, pero parecía que todo le había salido al revez: Pope y los demás habían llegado hasta él. La sonrisa de Floppa se ensanchó, y voló con un renovado sentido de propósito hacia la entrada de la cordillera.

Al llegar al borde de la vegetación, donde la arena negra daba paso a la vegetación y los molinos de viento sobresalían en el horizonte, Floppa divisó a un grupo descansando bajo uno de los molinos. Entre ellos, reconoció la silueta inconfundible de Pope, que al verlo descender desde el cielo comenzó a acercarse, expectante.

Floppa descendió con precisión, el Sparrow tocando suavemente el suelo. A medida que bajaba, el rostro de Pope se llenaba de sorpresa al ver al misterioso chico del planeador. Entonces, cuando estuvo a suficiente distancia del suelo, Floppa soltó las agarraderas, cayendo suavemente al suelo, y comenzó a correr hacia Pope.

Con un gesto decidido, Floppa se quitó la máscara de gas y la arrojó a un lado, después se quitó el gorro de piloto y los googles, dejándolos caer. Al fin reveló su rostro, y su cabello, ahora mas largo, Pope lo miró con incredulidad.

—¿Floppa? —exclamó, sorprendido y emocionado.

—¡Es Floppa! —dijo Bee, sin poder evitar reír mientras el chico corria hacia ellos.

—¡Pope! —gritó Floppa, lanzándose hacia él.

Floppa casi tira a Pope del impulso que llevaba, el ultimo maldijo un poco, Floppa abrazo a Pope fuertemente. Los demás se unieron al abrazo, rodeando a Floppa con alegría. Oka rió y le dio un golpecito en la espalda.

—Hijo de tu puta madre, mero te estábamos buscando Floppin

Floppa, rio y respondió:

—Y yo pensando en buscarlos algún día, ¡y aquí están! De donde salieron?

Pope, después de soltar a Floppa, se acerco para verlo bien, evaluando cómo había cambiado, aunque solo hubiera pasado un mes, el rostro de Floppa se veía mucho mas sereno que la ultima vez que lo vio, su cabello estaba mas largo y desordenado, además de que alrededor de toda la zona desde su nariz hasta su boca, tenia una pequeña marca de lo que el creía era su mascara de gas, por el uso constante. Luego le dio un zape.

—A ver si avisas donde esta cabron, hace como 2 semanas lance una señal de radio, solo tu no respondiste, que te costaba decir que estabas aquí?

--Achinga—Dijo Floppa rascándose la cabeza, después de unos momentos, su cara cambio, como si recordara algo—Posiblemente fue por que el bosque interrumpe las señales de radio, a menos que se hagan a cierta altitud sobre el, es por los metales pesados que las esporas exhalan, la señal seguramente no paso y no la escuche—

Pope, aunque quiso callarlo, se sintió aliviado al ver que a pesar de su aspecto general, Floppa seguía siendo igual de molesto, desntro de lo que cabia, ese era su amigo, mejor no dijo nada.

--Ah si, ya quítense sus mascaras, aquí ya no hay esporas, ni gases toxicos, el viento de la cordillera las mantiene lejos—Dijo Floppa al notar que nadie se había quitado su mascara,

Después de unos minutos de risas, el grupo se acomodó para descansar y compartir historias. Pope y Floppa se sentaron juntos, mirando hacia las dunas lejanas donde el chanchopoyo y los loros reales habían desaparecido.

—Lo que hiciste ahí, con esa cosa… —comentó Pope, con una sonrisa de respeto—. Fue impresionante.

—Naaaeeh, no fue gran cosa, nomas probe algo que un amigo y yo pensamos que funcionaria —respondió Floppa, encogiéndose de hombros con modestia—. Los colores y los sonidos que usamos para calmarlos… creimos que algo así podría funcionar y pues parece que si.

Pope asintió, contemplando a su amigo.

Floppa sonrio mientras miraba a todos sentarse, recordó entonces que había visto a Pope compartiendo montura con quien ahora sabia que había sido Alex, asi que solto una pregunta discretamente.

—¿Todos van bien con las monturas? —preguntó.

Bee miró hacia donde estaban los animales y suspiró, fingiendo fastidio.

—Estamos bien. Pope es el único que falta de montura, por eso venia compartiendo con Alex —respondió con una sonriéndole a Floppa.

Floppa soltó una risa rápida.

—En ese caso, tengo una idea —dijo. Luego, sin previo aviso, se teletransportó hacia el Sparrow, comenzando a desenganchar el trozo de caparazón que había traído consigo desde el bosque.

De pronto, Bee apareció detrás de él, mirándolo con curiosidad.

—¿Ese es tu poder? —preguntó, cruzando los brazos.

—Ay cabron—Dijo Floppa después de oir la voz de Bee detrás de el--Si… eso y algunas otras cosas--

—Interesante —Bee asintió, mirándolo con aprobación—. Yo también tengo uno. Puedo copiar los poderes de los demás.

Floppa la miró sorprendido, con una mezcla de asombro y admiración, también algo asi como...confirmacion? casi como si Bee le hubiera dado la pieza faltante de un rompecabezas

àNo1 (canción)

—Eso es interesante, Bee. Tendrás que mostrarme cómo lo haces, también vi a Fossil y a Pope usar poderes, o eso crei, eso también me lo enseñan después, creo que acabo de confirmar algo.—Dijo Floppa mientras terminaba de desenganchar el cuadro de caparazon del Sparrow.—A ver…--Dijo mientras le extendia el caparazon a Bee.

Ella sonrió y aceptó el caparazón que él le tendió.

—Les cambio a Pope por el caparazón —dijo con una sonrisa traviesa—No debería ser un problema, es muy ligero.—Dijo mientras veía a Bee levantarlo varias veces, como si no creyera el peso que este tenia

Dicho eso, se teletransportó y tomó a Pope del hombro, reapareciendo junto al Sparrow.

—Bien, Pope, acuestate aquí boca abajo—Dijo mientras señalaba pa parte entre las barandillas del Sparrow--Pero cuidado de no apoyar las manos en las barandillas de abajo. Son los controles, se que no parecen mas complejos que un par de cilindros que muevo, pero no los agarres, por que de ahí me agarro para volar el planeador—

Pope asintió, acomodándose en el lugar indicado mientras el resto del grupo acomodaba el caparazon en la pelusa de Alex, de repente, algo de razón golpeo a Fossil

--Eeeh pinche Floppa, nos acaba de dar su carga—Dijo Fossil mientras Floppa se colocaba su gorro de nuevo, esta vez como una capucha, y guardaba su mascara en una bolsa de su cinturón

Floppa solo rio, Bee, lo miro con una mirada acusatoria

--Como se supone que lleguemos al pueblo?, tu te vas a ir—Dijo Bee mientras lo señalaba

 --AAh, no es dificil—Dijo Floppa—Solo sigan el viento!—Dijo este mientras daba algunas vueltas sobre si mismo con los brazos abiertos mientras se ria, luego, salió disparado hacia el Sparrow y se subio en este, cuidando no pisar a Pope—Cuidado con la mano—Dijo Floppa mientras pisaba el pedal de arranque, el Sparrow los lanzo hacia arriba, Floppa presiono el pedal de tal modo que los direccionara hasta adelante, y entonces se elevaron

—Seguir el viento mis ovarios…Sigamos el planeador de Floppa, o al menos, al camino de las lámparas —dijo, Bee, entre resignada y divertida.

10008 soltó un suspiro y, con los demás, comenzó a seguirlos..

El Sparrow se elevó suavemente, y Pope sintió la frescura del viento acariciándole el rostro. Floppa maniobraba con agilidad, recostado entre las barandillas, y los llevó a una altitud desde donde podían ver toda la extensión de la cordillera. El paisaje era impresionante; la vegetación frondosa se combinaba con las formaciones rocosas de formas caprichosas, y el viento movía las ramas de los árboles como un océano verde y brillante.

—Increíble, ¿verdad? —dijo Floppa con una sonrisa, notando la expresión asombrada de Pope.

—Es hermoso —admitió Pope, observando cada detalle con una mezcla de asombro y gratitud—. Es como un lugar de otro mundo.

Floppa se rio

--XD, literalmente es otro mundo wey—Dijo mientras maniobraba el planeador en las corrientes, dándole a Pope una vista mas amplia de la cordillera, el camino de linternas ya comenzaba a iluminarse en las partes donde las sombras de las montañas cubrían, el rio que cruzaba las montañas tenia un brillo llamativo, el sol, que apenas comenzaba a descender, re reflejaba en este

Floppa volo el sparrow todavía por un tiempo, luego dio una una vuelta completa, mostrándole desde lo alto el pueblo que se vislumbraba en la distancia, junto a las colinas que delimitaban el final de la cordillera.

—Pensé que deberias ver todo esto antes de llegar al pueblo —dijo Floppa—. Y claro, así los demás tienen tiempo de avanzar, este lugar me gusto mucho cuando lo vi la primera vez desde lo alto.

El Sparrow descendió lentamente, recorriendo el camino que los llevaba a su destino, deslizándose en las corrientes de aire.

Desde lo alto, Pope notó que el pueblo estaba compuesto de casitas de piedra y madera, con tejados de tonos oscuros y chimeneas humeantes que daban un toque acogedor. Las casas parecían conectadas por caminos de adoquines que serpenteaban entre jardines y huertos, y cada tanto se alzaba un pequeño molino de viento, todos girando suavemente al compás del aire.

Más adelante, algo le llamó la atención. Un par de molinos mucho más grandes destacaban, rodeados por altas murallas de piedra que parecían proteger una estructura más grande. Pope observó con atención; el conjunto de murallas y torres sugería que allí se encontraba algún tipo de castillo o fortaleza.

—¿Es eso un castillo? —preguntó Pope, señalando hacia las imponentes construcciones.

Floppa asintió, sonriendo.

—Síp, aunque no es exactamente lo que te imaginas. Ya te contaré más tarde —dijo Floppa—. Pero antes, hay algo que tengo que hacer.

Pope asintió, intrigado, mientras el Sparrow comenzaba a descender suavemente hacia un área abierta cercana a uno de los molinos pequeños que, a diferencia de los otros, no giraba. Floppa se enderezó en el planeador y ajustó las correas, concentrado en la maniobra para aterrizar con precisión. Poco a poco, el Sparrow tocó el suelo, y ambos descendieron.

à#2 (Cancion)

Floppa bajó primero, soltando las barandillas con un ágil movimiento, mientras Pope se incorporaba, aún impresionado por la experiencia de volar en ese planeador tan particular. Floppa tomo el cable que salia de la parte de enfrente del planeador que simulaba el rostro de un ave, floppa tomo el pico, de el salió un cable, que anclo a la tierra para que sparrow no se moviera. Mientras Pope observaba a su alrededor, Floppa comenzó a rebuscar en una de sus bolsas laterales, de donde sacó una cuerda enrollada que llevaba colgando.

En ese momento, Pope notó cómo un grupo de niños, junto con algunos adultos, se acercaban apresurados hacia Floppa. Sus rostros irradiaban emoción y alegría, y a medida que se aproximaban, Pope alcanzó a oír sus exclamaciones.

—¡Príncipe Floppa ha vuelto! —gritó uno de los niños, corriendo al frente con una sonrisa radiante.

—¡Bienvenido! —agregó otro niño, mientras los adultos asentían con respeto.

Pope parpadeó, sorprendido, intentando procesar lo que acababa de escuchar.

—Hay cabron, ¿Príncipe? —murmuró, mirando a Floppa con una mezcla de incredulidad y curiosidad.

Floppa se encogió de hombros, visiblemente incómodo con el título, aunque con una cara que le decía que ya se había acostumbrado.

—Es una historia larga, pero… bueno, digamos que soy alguien importante para esta gente. —Floppa luego se giró hacia el grupo que se había congregado, extendiendo la mano para saludar a uno de los niños que le ofrecía una pequeña flor.

—¡Príncipe Floppa, traje esta para ti! —dijo la niña, alzando la flor con timidez.

—Gracias Maggie, esta muy bonita —respondió Floppa, aceptándola con una sonrisa cálida mientras los niños se reían y los adultos se acercaban más.

Uno de los hombres mayores del grupo le estrechó la mano a Floppa con un gesto firme y respetuoso.

—Me alegra verte de regreso, príncipe. Han habido buenos vientos desde que partiste. Justo estábamos empezando a temer que te hubieras olvidado de nosotros.

—No mame don Gustavo si nomas me fui como 4 horas—contestó Floppa con una sonrisa sincera, haciendo que el hombre asintiera con aprobación—. Y me alegra que el viento haya sido bueno. Siempre lo es aquí.

Pope observaba la escena, aún algo perplejo pero con una sonrisa cada vez más amplia al ver el afecto genuino que todos tenían por Floppa. No podía evitar sorprenderse por la facilidad con la que Floppa se desenvolvía en aquel entorno, como si perteneciera allí desde siempre, La serenidad en el rostro de su amigo lo hizo sentirse extraño incluso, hasta donde el recordaba, el jamás había tenido una expresión asi en el rostro, nisiquiera en el pueblo, de regreso en el mundo anterior.

Una de las mujeres del grupo, que sostenía a un bebé en brazos, le lanzó una mirada curiosa a Pope antes de volver su atención a Floppa.

—¿Es un amigo tuyo? —preguntó, señalando a Pope con un gesto amable.

Floppa asintió y le dio una palmada en el hombro a Pope.

—Sí, él es Pope. Vino a visitar la cordillera —dijo Floppa, sonriendo—. No se preocupen, lo voy a cuidar.

Pope le dio un codazo amigable a Floppa, aunque sabia que no podía contradecirlo por que literalmente les acababa de salvar el trasero a todos

Los niños miraron a Pope con ojos llenos de curiosidad y, uno a uno, comenzaron a acercarse con una mezcla de timidez y fascinación. Pope los saludó, sorprendido por la atención que le daban y riendo al ver cómo algunos se escondían detrás de los adultos.

De repente, uno de los niños lo miró directo a los ojos y preguntó:

—¿Tú también eres un príncipe?

Pope soltó una sonora carcajada.

—No, nada de eso. Soy solo un amigo de aquí el señor principe.—

--Ja, Ja, que gracioso wey—Dijo Floppa mientras lo desaireaba y se cruzaba de brazos

Luego, volvió su atención al grupo y al molino, donde ajustó la cuerda que había sacado y se aseguró de que todo estuviera en su sitio.

—Bien, chicos, será mejor que volvamos al trabajo —dijo Floppa, palmeando al grupo de adultos y niños que aún lo rodeaban.

Los niños asintieron, aunque parecían reacios a alejarse de él, pero finalmente comenzaron a dispersarse, lanzando miradas curiosas tanto a Floppa como a Pope.

—No pudieron componer el aspa? —Pregunto Floppa a un hombre que se quedo frente a ellos

--No, príncipe,no hemos podido subir hasta ahí, y las cuerdas que tenemos no son lo suficientemente largas—Dijo el hombre como si estuviera apenado

--Bueno..-Dijo Floppa mientras extendia su propia cuerda, no era una cuerda, era una liana muerta del bosque de la corrupción—Santo remedio, ahorita lo arreglo, y ya les dije que no me digan príncipe tan formalmente—Dijo Floppa mientras le daba una palmada en la espalda al hombre y le hacia una seña a Pope para que lo siguiera,

Cuando llegaron al molino, ambos subieron por unas escaleras, hasta el lugar donde estaba el mecanismo para que este girara

—Bueno, ya en serio wey, como que "Príncipe Floppa" —repitió, arqueando una ceja con una sonrisa divertida—. Eso no me lo habías mencionado.

Floppa suspiró, rascándose la nuca.

—Digamos que… las cosas se dan diferente aquí en la cordillera —explicó, encogiéndose de hombros—. Me dieron el título como una muestra de respeto, y por una profecia que tienen, yo crei que no era nada formal… pero ellos lo toman bastante en serio, y pues ahora hasta los tratados tengo que estudiar.

Ya en el techo, Floppa se acercó al motor de madera que sobresalía en un costado, sus manos expertas moviéndose con familiaridad mientras inspeccionaba los componentes.

—Es bueno que el mecanismo esté funcionando bien —murmuró Floppa, sonriendo satisfecho al ver que los engranajes y las piezas de madera encajaban con precisión—. Sería un problema si este también se descompusiera.

Pope, curioso, miraba cada detalle, impresionado por el ingenio y la complejidad del sistema que mantenía al molino en funcionamiento. Floppa, después de revisar el motor, se dirigió a la parte del aspa que parecía estar floja, sacando la cuerda de su bolsa lateral y atándola con destreza al borde del aspa. Pope lo observaba desde una ventana del molino, intrigado por la facilidad con la que Floppa se desenvolvía en aquel entorno, arreglando el molino como si fuera su responsabilidad.

--Bueno pero…--Comenzo Pope—En mi vida me imagine verte como algo asi como un príncipe, siempre te choco ser un líder, mucha responsabilidad, decias—Dijo mientras veía a Floppa hacer su trabajo

—Al principio no quería aceptar el título. Ni siquiera me sentía parte del pueblo cuando llegué. —Floppa se detuvo un momento, mirando hacia el horizonte mientras el viento jugueteaba con su cabello—. Pero poco a poco, con el tiempo, fui conociéndolos. Empecé a entender sus costumbres, a escuchar sus historias… y la verdad, me fue gustando la idea.

—¿Así que decidiste convertirte en príncipe por ellos? —preguntó Pope, sonriendo.

—Aja. Me di cuenta de que aquí todos se ayudan entre sí, que hay una especie de equilibrio entre ellos y la naturaleza, y sentí que, en el fondo, quería ser parte de eso —respondió Floppa, dándole un nudo final a la cuerda y asegurándose de que el aspa estuviera bien sujeta—. Aunque, en realidad, la única diferencia entre ellos y yo es el lugar donde vivo, el uso de la nave caza, el sparrow, y...algunas de las responsabilidades—Dijo mientras se rascaba la cabeza—Eso es parte por lo que tampoco me molesta ser príncipe, no soy…distinto, sabes?

Pope notó la sinceridad en la voz de Floppa y la forma en que hablaba del pueblo, como si realmente perteneciera allí.

—Eso es algo especial, Floppa. No todos aceptarían algo así —comentó Pope, observándolo con respeto.—Y también tu…cuando te describieron en Kingsbury…si me cruzo por la cabeza que eras tu y pensé..Pobre pendejo XD—Dijo Pope mientras se reia—Pero que bueno que te guste--

Floppa asintió, sonriendo.

—Pues si, si me gusta. Ser "príncipe" es solo un título, pero para ellos significa mucho. Y… bueno, me hace sentir que puedo devolverles algo del cariño que me han dado, sobre todo al acogerme aqui —Se encogió de hombros con una sonrisa modesta—. Así que aquí estoy, arreglando molinos y asegurándome de que el viento siempre esté a nuestro favor.

Pope rió, impresionado por la dedicación y humildad de su amigo.

—Entonces, ¿el príncipe también es el mecánico del pueblo? —bromeó Pope, provocando que Floppa soltara una carcajada.

—Se podría decir que sí, aunque realmente hago de todo un poco. Y para mí esta a toda madre —respondió, antes de darle un último ajuste a la cuerda y soltar un suspiro de satisfacción—. Listo. Esto debería mantener el aspa funcionando un buen tiempo.

Terminado su trabajo, Floppa bajó del aspa y miró a Pope, quien seguía observándolo desde la ventana con una sonrisa.

--Suelte el motor!—Le grito Floppa al hombre que estaba debajo de ellos, este quito un seguro que mantenía el motor quieto y segundos después, este comenzó a girar, fuera del molino, las aspas cobraron vida

Floppa miro con satisfacción su trabajo

Justo en ese momento, un grupo de figuras apareció a la distancia. Bee y los demás habían llegado, y desde abajo, observaban la escena con sorpresa. Lo que vieron fue a Floppa, sosteniéndose contra el techo del molino, mientras Pope permanecía en la ventana, observando el giro constante de las aspas y el espectáculo que el viento ofrecía al moverlas.

Bee alzó la mano, señalando a Floppa y Pope mientras se acercaba a los demás.

—¿Qué rayos están haciendo allá arriba? —comentó con una sonrisa socarrona, sus palabras provocando algunas risas entre los compañeros.

Desde la altura, Floppa divisó a sus amigos acercándose y levantó una mano en saludo, sosteniéndose con la otra para mantener el equilibrio.

—¡Bee! ¡No esperaba verlos tan rápido! —gritó, riendo—. ¿Qué tal el viaje? Espero que hayan sentido el viento.

Bee puso los ojos en blanco y le gritó de vuelta.

—¡Chinga tu madre! El "sigue el viento" no era tan fácil como sonaba. —Su tono era una mezcla de diversión y ligera irritación—. ¿Así que ahora también haces de mecánico de molinos?

Floppa rió, tomando sus palabras como un cumplido mientras miraba el molino girando, satisfecho con el arreglo.

--Pues algo asi—Dijo Floppa mientras miraba el Molino

Mientras Floppa descendía del molino con Pope detrás de él, un aldeano corpulento, con el rostro curtido por el sol, se acercó sosteniendo en sus manos el pedazo de caparazón que Floppa había traído.

—Esto es material de primera, príncipe Floppa. ¡Con esto podemos reforzar las bisagras del molino! —dijo el hombre, admirando la superficie iridiscente y liviana del caparazón.

Los demás chicos voltearon a ver a Floppa, aun incrédulos por lo que acababan de escuchar.

Justo entonces, un niño se acerco a el corriendo

--Pincipe, Dice Dickson que a ver a que hora regresa la perra para comer, ya llevan esperandolo desde las 2 y ya casi son las 6—

Dijo el niño mientras respiraba, a Floppa se le erizaron los pelos de la nuca, y una expresión chistosa se formo en su rostro, la mueca que hizo Bee al ver como reacciono, fue una de diversión total

--Como que principe?—Dijo Bee mirándolo atentamente—Y como que la perra tiene que ir a comer?—

Floppa rápidamente se incorporo

--Luego les explico, mientras, porvafor llavan al castillo, Pope sabe como llegar—Dijo mientras salia Disparado hacia el Sparrow

Bee se reia de la dislexia de Floppa, evidentemente el niño lo había puesto nervioso, antes de que pudieran hacer algo, Floppa ya estaba en el aire, volando hacia el castillo.

El grupo se aproximó al castillo tras ver a Floppa desaparecer en la distancia en su planeador. Al llegar a las puertas, encontraron a Floppa esperándolos, pero ahora llevaba puesta una túnica blanca con detalles rojos y azules. En su hombro brillaba el bordado de un gorrión dorado, símbolo que llamó la atención de Bee.

--Vengan, pasen--les dijo Floppa con una sonrisa tranquila, invitándolos a entrar. Los chicos intercambiaron miradas curiosas mientras cruzaban la entrada, observando cada rincón del lugar.

Al caminar hacia el interior, se encontraron con tres figuras que esperaban cerca. Floppa se giró hacia ellos y los presentó uno por uno.

--Chicos, ellos son Dickson, Momox y Arthur-- dijo señalando a cada uno--Ellos me enseñaron todo lo que sé sobre la vida en la cordillera. Dickson-- señaló al joven de sonrisa burlona y cabello largo--es el armero y mecánico. Fue él quien construyó el Sparrow-- Dickson asintió,yo los demás les sonrieron.

"Ustedes deben ser los amigos de Floppa de los cuales nunca cierra el hocico" dijo Dickson, extendiendo la mano.

Momox, un chico de complexión robusta, medio gordo y barba espesa, saludó con un asentimiento amigable--Yo me encargo de la diplomacia por aquí, asegurándome de que la paz se mantenga entre la gente de la cordillera y… cualquier visitante imprevisto--dijo con una risa profunda. Los chicos se unieron a su risa, sintiéndose cada vez más cómodos.

--Y Arthur…--Floppa hizo una pausa antes de presentarlo--Arthur es nuestro mago y alquimista. Conoce esta cordillera como nadie más, excepto tal vez yo-- añadió mientras le daba un codazo.—A veces le ayudo en el laboratorio, nos gusta trabajar juntos-- Arthur, un chico de la misma edad que Floppa, con un tatuaje en la muñeca izquierda y lentes, inclinó la cabeza.

--Floppa es bien pinche exagerado--replicó Arthur--pero sí, me encargo de estudiar las propiedades únicas de estas montañas y ayudar con lo que se ocupe que tenga que ver con eso--

Tras saludarlos, Floppa los guió hacia el comedor del castillo, donde una mesa con platos sencillos y llenos de comida típica de la cordillera los esperaba. La cena se desarrolló entre risas e historias de lo que había pasado en el mes en que los chicos buscaron a Floppa. Pope observaba a Floppa, de no saber de su titulo, nunca se le habría pasado por la cabeza que era un príncipe ahora, interactuaba con tal naturalidad e informalidad con los chicos que no se le notaba.

Más tarde, Floppa llevó al grupo a un pasillo donde les indicó las habitaciones cerca del jardín del castillo--Aquí podrán descansar esta noche. Mañana les mostraré más del castillo y del pueblo--

Cuando el resto del grupo se dispersó, Floppa miró a Pope, Bee y Fossil--Ustedes tres, vengan un momentito--

El grupo asintió y lo siguieron por un corredor pequeño, subieron unas escaleras y caminaron un buen trecho hasta una habitación modesta y peculiar. Floppa abrió la puerta y, al entrar, los chicos notaron de inmediato el sistema de destilación en una esquina, de donde emanaba un suave aroma a té. La habitación era pequeña y acogedora, con detalles que revelaban la personalidad de Floppa. Su cama estaba incrustada en un arco en la pared, junto a un gancho donde colgaba su ropa de viaje, y un estante lleno de libros antiguos, muchos de ellos de aspecto frágil, también había un pequeño tocador con una jarra de lo que parecía ser agua, y una gran venta del lado de su cama dejaba ver el pasar constante de las aspas de los molinos del castillo.

Bee examinó la habitación y se detuvo al ver el viejo reproductor de discos y una pequeña colección de discos en el estante superior--Vaya! ¿Esto es del mundo anterior?--preguntó Bee, sorprendida.

Floppa asintió, riéndose melancólicamente--Sí, me gusta escuchar música de vez en cuando. Arthur me ayuda a repararlos si algún disco se daña, aunque claro, nada es como antes…--

Pero lo que realmente capturó la atención de todos fue un tapiz que colgaba en la pared. La imagen tejida mostraba una estrella dorada sobre un paisaje que parecía la cordillera, rodeada de otras siete estrellas de distintos colores. Una de ellas, roja y azul, destacaba en la cordillera, detrás de una figura vestida con los mismos colores, caminando por un campo dorado. Los bordes del tapiz estaban decorados con dibujos que reconocieron de la cueva en donde encontraron los cristales.

Bee se acercó, observando detenidamente, recordó la historia que Floppa les conto durante la comida, el como termino convertido en príncipe gracias a una profecia de la cordillera--Entonces… ¿esa es la profecía?--

Floppa asintió y comenzó a explicarles—En la cordillera, la profecia individual dice que una estrella caerá del cielo, destinada a ser el príncipe de este lugar y guiarlo a la prosperidad-- Luego señaló la estrella dorada en el centro--La profecía general de Desolea dice asi: ""Cuando mil años de sombras hayan cubierto la tierra, ellos descenderán como estrellas arrancadas del firmamento, envueltos en mantos de arcoíris y acompañados por senderos que desafían la razón. Su llegada heraldará la restauración del mundo roto, y lo que fue, será reunido una vez más."--

Pope observó la estrella dorada en silencio, procesando las palabras de Floppa. Finalmente habló--Entonces… si lo de la profecía es cierto, todos nosotros somos las estrellas--

Floppa asintió y agregó—Si, a juzgar por mi propio análisis, dado que las estrellas son del mismo color que nuestros cristales, nosotros seriamos las estrellas, aunque no lo creo, hay muchas cosas ahí que nosotros no cumplimos o que simplemente no están en el intervalo de tiempo, pero, podría estar diciendo mis mamadas y equivocarme, sí, y si eso es así, tú, Pope, eres la estrella más poderosa… porque llevas el cristal dorado--

Pope no respondió de inmediato, pero sentía que había mucho más de lo que imaginaba tras esa misión.

Floppa soltó una risita, sacudiendo la cabeza--No sé si soy una estrella o un príncipe de verdad, pero de todos modos… la gente aquí me ha dado tanto que acepté el título. Arthur, Momox y Dickson me enseñaron casi todo. Aquí tengo una responsabilidad mas que nada, aunque también hice algunos amigos—

Despues de oir un poco mas el discurso, Bee y Fossil decidieron que era hora de dormir, y les dieron las buenas noches a Pope y a Floppa, tomando rumbo a su habitación después de preguntarle a Floppa como llegar, Pope y Floppa se quedaron conversando un rato, mientras Floppa trataba de convencer a Pope para que que el durmiera en su cama, por que ya no había espacio en las otras habitaciones, el dormiría en el piso, de todos modos planeaba levantarse temprano para ir al bosque de la corrupción por algo.

El ambiente se volvió más serio cuando Pope mencionó a Dann, con una mezcla de nostalgia y preocupación. Floppa lo escuchó en silencio, y luego, levantándose, vertió un poco de té y le ofreció una taza.

--Vamos a encontrar a Dann, Pope.Ahora que estamos completos, debería de ser mas fácil-- dijo Floppa con convicción, dándole una palmada en el hombro. Pope asintió, sintiéndose más aliviado, aunque no podía dejar de pensar en lo que vieron antes de llegar a la cordillera, los indicios de guerra, el como todos parecían estarse preparando para una catástrofe, le hacia preguntarse si de verdad encontrar a Dann seria tan fácil como ambos creían.

Mientras bebían en silencio, el suave sonido del viento nocturno se colaba por la ventana, moviendo el aspa del molino en la torre. Afuera, la luna iluminaba la cordillera, y el pasto parecía danzar bajo la luz como un océano en calma.