Chereads / Pactos y Deseos Bajo la Luna Oculta / Chapter 2 - capítulo 2

Chapter 2 - capítulo 2

Capítulo 2: Experimentación

Yoruha terminó de comer y, sin prisa, se levantó de la mesa. Mientras recogía los platos, dirigió su mirada hacia Kuro, su gato negro.

—¿Dónde están mis padres? —preguntó Yoruha.

Kuro, sin levantar la mirada de su comida, respondió con su voz suave y relajada.

—Fueron a comprar. Escuché que regresarán al mediodía. Dejaron una nota en el refrigerador.

Yoruha asintió mientras se dirigía al fregadero para lavar los platos. Al terminar, se secó las manos y volvió a mirar a Kuro.

—¿Cuántos años han pasado desde que firmamos el primer contrato?

Kuro, que ya había terminado de comer, lo miró fijamente.

—Aproximadamente un año. Cada vez que vence el contrato, lo renuevas cada 30 días.

Yoruha se quedó en silencio por un momento, reflexionando. Finalmente, dijo:

—Necesito probar algo sobre mi habilidad para hacer contratos. Cuando termines de comer, ven a mi habitación. Vamos a ver si puedo otorgar un segundo contrato de habilidad.

Kuro inclinó la cabeza, intrigado.

—¿Qué habilidad piensas darme esta vez?

—La habilidad de transformación.

Kuro, con un brillo juguetón en los ojos, respondió:

—¿Por qué no mejor me das la habilidad de volar? Así podría atrapar esos pájaros y luego comérmelos.

Yoruha sonrió ligeramente.

—Te lo daré, pero aún no es el momento. Además, necesito recordarte que las habilidades que te otorgue no pueden ser utilizadas en público ni grabadas por cámaras.

Kuro suspiró, resignado.

—Sí, lo recuerdo.

Después de esta conversación, Yoruha se dirigió a su habitación. Kuro, una vez que terminó su comida, lo siguió. Antes de entrar, Kuro maulló, y Yoruha, al escucharlo, abrió la puerta.

Mientras preparaba el contrato, Yoruha reflexionaba en silencio: *Cada vez que firmo un nuevo contrato, recibo una retroalimentación, aunque no sea mucha...*

Kuro, curioso, se acercó a Yoruha y le preguntó:

—¿Cuál es el propósito de darme una nueva habilidad?

—Para que puedas ayudarme más —respondió Yoruha mientras ajustaba los detalles del contrato. Dejó todas las cláusulas por defecto y, en la parte de habilidades, escribió "Transformación". El usuario es capaz de transformarse en forma humana, semi-humana y también en objetos. Al transformarse en forma semi-humana, adquirirás las fortalezas tanto del cuerpo humano como del animal. En cuanto al objeto, adquirirás sus funciones y propiedades.*

Yoruha decidió dejar las desventajas en blanco y tomó un pequeño pedazo de metal con forma de hoja de papel como sacrificio. Comenzó a crear el contrato, concentrándose en cada detalle. Una vez terminado, lo sostuvo frente a Kuro.

—Aquí tienes —dijo.

Kuro se acercó, curioso. Con un movimiento rápido, puso su pata sobre el contrato. Este desapareció en un destello de luz blanca, transformándose en pequeñas partículas que flotaron en el aire antes de desvanecerse.

Kuro cerró los ojos, concentrándose en sentir la nueva habilidad. Poco a poco, la información sobre la transformación se formó en su mente: *El usuario puede transformarse en forma humana, semi-humana y en un objeto. Al transformarse en un objeto, adquiere sus propiedades y funciones. La habilidad de transformación permite copiar sus rasgos creando su propia apariencia. Al transformarse en su forma semi-humana, adquirirá los rasgos tanto humanos como animales. El usuario podrá alterar las proporciones humanas y animales.*

Kuro notó que había limitaciones: *La habilidad solo se puede usar 10 veces al día, con un intervalo de 10 segundos entre cada uso. La duración de la transformación es de 6 horas, y se recarga cada 24 horas después de agotar todas las oportunidades de uso.*

Tras comprender esta información, Kuro se la comunicó a Yoruha. Este, al escuchar las palabras de Kuro, suspiró, pero se dio cuenta de algo importante: *No he consumido ninguna de las oportunidades diarias ni he ocupado espacio en los contratos simultáneos.*

Sin embargo, comenzó a sentir hambre y un leve dolor de cabeza, indicios de los efectos secundarios. Se levantó y salió de la habitación, dirigiéndose al refrigerador para comer algo rápido. Después de calmar su hambre, volvió a su habitación y se recostó en la cama, cansado.

—Despiértame en dos horas y media —le dijo a Kuro, cerrando los ojos.

—Sí —respondió Kuro con suavidad.

Yoruha pronto se quedó dormido, mientras Kuro lo observaba, cuidando que su descanso fuera tranquilo.