Espero les guste el capítulo aunque es más un capítulo de relleno antes de entrar al nuevo año escolar.
Dejen sus piedras de poder.
ya saben me ayudan mucho a querer seguir escribiendo está historia.
Sin más aquí el capitulo:
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Luego de salir del simulador, todos se separaron por su cuenta para jugar.
Stephen, mientras tanto, estaba dando unas vueltas, mirando a la gente que se divertía a su alrededor con una sonrisa.
"¡Hermano!" Un pequeño grito a lo lejos llamó la atención de Stephen.
Cuando se dio vuelta, vio a una niña muy bonita que venía corriendo hacia él.
"Hermano Stephen, ¡tanto tiempo!" dijo la niña, abrazándolo con mucho cariño.
"Hola, Gaby. ¿No nos vimos hace una semana?" respondió Stephen con una sonrisa, acariciando la cabeza de la niña.
Gabrielle Delacour, la hermana menor de Fleur, era una pequeña niña rubia bastante alegre que disfrutaba molestando a su hermana.
Detrás de ella venían caminando sus padres y Fleur, ambos sonriendo al ver a Stephen.
"Hola, Stephen. Vinimos a ver tu parque de diversiones. Gracias por las entradas", dijo Madame Delacour con una sonrisa.
Mientras tanto, el padre de Fleur todavía miraba a Stephen como a un enemigo, pero se lo guardaba, ya que no quería que su esposa lo molestara.
"Hola, tío, tía. Y a ti también, Fleur. Espero que el viaje no los haya mareado mucho", dijo Stephen con una sonrisa.
"No. Esta vez vinimos en avión; a papá no le gusta aparecerse lejos", dijo Gabrielle alegremente.
"Se marea fácilmente", dijo Madame Delacour con una sonrisa burlona, mirando a su marido, que intentaba disimular.
"Está bien, Gaby. Vamos a jugar, deja que tu hermano le muestre el lugar a tu hermana", dijo Madame Delacour a Gabrielle con una sonrisa y un guiño, lo cual la pequeña entendió rápidamente.
"Diviértanse", dijo Madame Delacour mientras, con su hija, tironeaban a su esposo, quien no pudo decir nada en contra de dejar a su hija mayor.
Dejaron a Stephen y Fleur sorprendidos por lo rápido que pasó todo.
"Jajaja, tu familia es tan alegre como siempre", dijo Stephen mientras miraba a Fleur. Entonces, notó que Fleur estaba bellamente vestida con un vestido azul que combinaba con sus ojos, y su cabello estaba atado en una coleta con un lazo. La belleza etérea que poseía no necesitaba maquillaje, sorprendiendo un poco a Stephen y recordándole a la pequeña que vio con el director llamada Rosi, lo cual hizo que se avergonzara y mirara hacia otro lado.
"*Tos*. Vamos, te mostraré algunos juegos", dijo un poco nervioso. "(Mierda, ahora actúo raro por culpa de esos niños)".
"Claro", dijo Fleur con una sonrisa, mientras seguía a Stephen.
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Luego de un par de minutos de caminata, Stephen recuperó su compostura y ya no le afectaba.
"Entonces, ¿qué te parece mi parque?", dijo con una sonrisa Stephen.
"Genial. Se nota que te esforzaste mucho".
"Bastante. Tal vez demasiado", dijo, mientras miraba la montaña rusa que desaparecía entre las nubes.
"Jaja. Se nota que maduraste un poco al menos. Antes te gustaba hacerle bromas a las personas. Ahora las haces felices", dijo Fleur con una sonrisa.
"Oye, mis bromas hacían felices a algunas personas, más o menos".
"Que te hagan felices a ti no cuenta".
"En todo caso, tú también maduraste. Antes eras toda violenta y agresiva", dijo, intentando defenderse.
"Esa era culpa de tus bromas", dijo Fleur, avergonzada al recordar cómo era hace unos años, sobre todo con Stephen.
Obviamente, Fleur fue cambiando con los años, especialmente porque en Beauxbatons tienen clases de etiqueta. Uno de los motivos por los que Perenelle quería que Stephen fuera a esa escuela.
Viendo a Fleur avergonzada, Stephen sonrió victorioso.
"¿Tienes hambre?"
"¿Qué?", preguntó Fleur, un poco sorprendida por el cambio abrupto de conversación.
"Si tienes hambre, la verdad es que desde la mañana estuve corriendo para todos lados y todavía no comí nada. ¿Quieres venir conmigo?"
"Claro", respondió suavemente Fleur con una sonrisa.
Mientras caminaban, toda la gente miraba a la pareja: un joven guapo y una bella dama, llamando la atención por donde pasaban.
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"¡Por los eternos Vishanti!" gritó Harry mientras una luz brillante salía de él, agrandándose unos metros.
"Bien hecho, hermanito. Llegaste a los 2 metros; ahora el enemigo deberá hacer esto para golpearte", dijo Stephen, mientras le lanzaba un paquete de caramelos a la cara, desconcentrando a Harry y ocasionando que su hechizo desapareciera.
"Y, a todo esto, ¿por qué debes gritar el nombre del hechizo? Estás demasiado acostumbrado a la magia de Hogwarts".
"Es más fácil concentrarse cuando digo el nombre", dijo Harry en su defensa. "¿Y por qué estoy entrenando esta magia? Dijiste que era poco probable que la necesitara", preguntó un poco cansado.
"Poco probable no significa que no la usarás. Esta magia puede expulsar criaturas oscuras, las cuales normalmente no puedes dañar", explicó Stephen, tranquilo.
"¿Esta es la magia que usaste con Voldemort cuando se volvió un fantasma?", recordó Harry, refiriéndose al primer año, cuando Stephen lo salvó.
"Exacto. Es magia de purificación; a los fantasmas no les hace nada porque no son criaturas oscuras. Pero te encontrarás con algunos insectos inmortales que son bastante molestos, y esta magia te ayudará. Por cierto, también sirve con vampiros, hombres lobo y demonios", dijo Stephen, mientras se sentaba en una de las sillas del patio, donde sus abuelos también estaban sentados, tomando el té de la tarde.
"¿Esas cosas estarán en Hogwarts?", preguntó Perenelle con cara de disgusto.
"Mm, deberían tener cuidado con esas cosas", expresó Nicolas.
"Bueno, nuestro gran y benevolente ministro tuvo la grandiosa idea. Igual será por poco tiempo; ya tengo un plan con Amelia", explicó Stephen.
"¿De qué están hablando?", preguntó Harry sin entender nada.
Antes de que sus abuelos pudieran responder, Stephen habló.
"Unos insectos que son como hongos. Estarán encargados de cuidarnos porque un tonto se escapó de Azkaban", dijo Stephen con tranquilidad, mientras Misty le entregaba una taza de té.
Mirando a Misty, Stephen de repente recordó algo.
"Cierto, todavía no te di tu regalo de bienvenida", dijo Stephen, mientras se levantaba con una sonrisa.
Al ver esa sonrisa, Harry tuvo un mal presentimiento.
"No, no hace falta...", pero antes de que pudiera terminar, Stephen habló.
"Está bien. Ahora soy tu hermano mayor, y será divertido. Misty, sígueme, necesito tu ayuda", dijo Stephen, mientras se marchaba corriendo a quién sabe dónde.
Harry intentó buscar ayuda de sus abuelos, pero estos solo sonrieron.
"Está bien, Harry, aunque tu hermano esté medio loco, está feliz de que te hayas unido a la familia", dijo Nicolas con una sonrisa.
"¿Mientras tanto, qué tal si yo te enseño el *Expecto Patronum*?", dijo Perenelle con una sonrisa.
"¿Expecto? ¿Para qué sirve ese hechizo?", preguntó Harry sin conocerlo.
"Es uno de los hechizos defensivos más poderosos, y también ayuda a defenderte de las criaturas oscuras", explicó Perenelle tranquilamente.
"¿No es como el *Por los eternos Vishanti*?", preguntó confundido Harry.
"No, Harry. Expulsar no es lo mismo que defender; uno es la espada y el otro es el escudo. Así que es mejor tener ambos", explicó Perenelle con una sonrisa.
"Está bien", dijo Harry, aceptando.
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Mientras Harry entrenaba con Perenelle, Stephen y Misty llegaron a un callejón oscuro lleno de basura.
"¿Estás segura de que está por aquí?", preguntó Stephen, extrañado.
"Sí, joven amo. Misty puso un rastreo para tener cuidado de que vuelva a aparecer cerca del nuevo amo Harry", explicó Misty.
"Ya te dije, Misty. No tienes que decirle 'nuevo amo'. Puedes decirle 'joven amo número dos'", dijo Stephen con una sonrisa.
"¡Ah, ahí está!", dijo Misty, viendo algo moverse entre la basura.
"Genial, atrápalo y volvamos", dijo Stephen, alegremente.
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Luego de regresar, Stephen vio a Harry entrenando con Perenelle.
"Oh, *Expecto Patronum*, buen hechizo", dijo Stephen, al darse cuenta de la pequeña niebla que salía de la varita de Harry.
"Harry aprende rápido. No muchos logran siquiera sacar niebla la primera vez que usan este hechizo", dijo Perenelle, muy alegre.
"Entonces debes estar muy feliz, Harry", dijo Stephen en tono de burla, haciendo que Harry se avergonzara un poco, ya que el recuerdo feliz que usó fue cuando fueron a tomarse una foto en familia la semana pasada.
"Está bien, Harry, aquí está tu obsequio", dijo Stephen mientras Misty tiraba un saco al suelo que empezó a retorcerse, haciendo que Harry se alejara unos pasos, asustado
Mientras se sacudía del saco salió una criatura que Harry conocía muy bien.
"¡Dobby!"
"¡Harry Potter! ¡Dobby se ha vuelto a encontrar con Harry Potter!" dijo Dobby mientras corría hacia Harry y abrazaba su pierna.
Harry, sin entender, dirigió su mirada a Stephen.
"Los elfos domésticos necesitan trabajo, así que fui a contratar uno para ti", dijo Stephen con una sonrisa.
"Pero yo no necesito..." dijo Harry, sin terminar, porque veía cómo Dobby empezaba a deprimirse.
"En serio. Ahora somos cuatro en la familia. ¿Quieres que la pobre y adorable Misty trabaje para todos hasta el cansancio?", dijo Stephen mientras levantaba a Misty y la ponía frente a la cara de Harry.
"A Misty no le impor..." Misty no terminó lo que iba a decir porque Stephen tapó su boca.
Luego, se alejó unos metros con ella.
"Misty, si Dobby se une a Harry, tú serás la encargada de entrenarlo y serás la jefa doméstica. Por lo tanto, trabajará para ti también. Además, imagina si somos más en la familia", murmuró Stephen, mientras Harry y Dobby miraban hacia ellos, confundidos.
"¿Misty, jefa doméstica? ¿Familia más grande?", dijo Misty, y luego empezó a imaginar algo, sonriendo. "Sí. ¡Misty quiere ser jefa doméstica para cuidar bebés de los jóvenes amos!", dijo alegremente, dejando atónito a Stephen ante el pensamiento de Misty.
Luego, Stephen y Misty volvieron, con un Stephen confundido y una Misty alegre.
"Tu elfo tendrás que entrenar con Misty antes de servir al joven amo número dos", dijo Misty.
"¿¿Joven amo número dos??", preguntó Harry, desconcertado. "Harry está bien, Misty", dijo Harry.
"¿Joven amo Harry?", repitió Misty, dejando a Harry sin saber qué hacer, mientras miraba hacia sus abuelos, quienes le hicieron un gesto para que lo dejara así. Misty puede ser bastante estricta en esos temas.
"Entonces, Misty te entrenará. ¿Estás seguro de esto, elfo?", preguntó Stephen después de recuperarse.
"¿Ser sirviente de Harry Potter? Pero... ¿Dobby es un elfo libre?", dijo Dobby sin saber qué hacer.
"Está bien. Tendrás el mismo sello que Misty, por lo que serás libre de elegir a tu propio amo", explicó suavemente Stephen.
"¿De verdad? Entonces... ¡Dobby sí quiere!", dijo Dobby sin pensarlo dos veces, recordando cuando vio el sello de Misty y la envidia que sintió de pertenecer a tal familia. Y, sobre todo, ¡podría ser sirviente de Harry Potter!
"Genial. Buena suerte en tu entrenamiento, Dobby, y a ti también, Harry", dijo Stephen con una sonrisa burlona.
"Yo...", intentó decir Harry, pero al ver a Dobby tan feliz, prefirió quedarse callado.
"Vamos, Harry, sigamos con tu entrenamiento", dijo Perenelle, observando interesada todo lo que sucedía.
"Por cierto, Stephen, Dumbledore me dijo algo interesante que Misty me hizo recordar", comentó Nicolas con una sonrisa igual de burlona que la que Stephen le dio a Harry.
"Mierda... Ese viejo no sabe sobre el efecto mariposa", dijo Stephen, enojado, mirando a su abuelo.
"No te preocupes mucho por eso. Sobre todo, ¿no te diste cuenta de que tu abuela no te molesta tanto para que llames a Fleur?", dijo Nicolas con una sonrisa.
"Cierto. Ya me muero por conocerla. ¿No sería posible crear un giratiempo inverso?", dijo Perenelle con una gran sonrisa.
"No juegues con el tiempo, abuela. Tengo cosas que hacer", dijo Stephen, avergonzado, y se marchó rápidamente.
"¿Debería empezar a comprar ropa ahora?", preguntó Perenelle a su esposo.
"¿De qué están hablando, abuela?", preguntó Harry nuevamente, sin entender.
Mirando a Harry, Perenelle volvió a sonreír.
"Ya tenemos tres de Harry, y todavía no sabemos si Stephen tendrá una sola o más. Iré de compras con Misty", dijo muy feliz mientras se levantaba rápidamente. "Tú enséñale el *Patronus* a Harry", dijo Perenelle, recordando a Nicolas.
"Sí, sí. Ve tranquila", dijo Nicolas, mientras veía a su esposa salir corriendo.
Mientras tanto, Harry estaba aún más confundido.
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