Perdonen por mí tardanza en los capítulos me distraje con algunas novelas ligeras
En mí defensa no tuve muchas piedras de poder Con el último capítulo.
Igual intentaré recuperar capítulos esta semana aquí les dejo un buen capítulo espero les guste.
Y si es así por favor dejen sus piedras de poder que me animan a seguir con esta novela
Aquí el capitulo:
---
"Me pregunto qué querrá el director", dijo Harry mientras seguía a Stephen hacia la oficina de Dumbledore.
"Quién sabe", respondió Stephen. Ambos guardaron silencio, mirando la gárgola en la entrada.
Se quedaron unos segundos en silencio, hasta que Harry lo rompió.
"¿No tienes que decir la contraseña?", dijo, mirando a Stephen.
"¿Sabes cuál es la contraseña?", le devolvió la pregunta Stephen.
"¿Cómo lo sabría? Pensé que tú lo sabías, ya que caminabas tan confiado".
"Tú eres el que se mete en problemas todo el tiempo, deberías ser cliente frecuente".
Mientras discutían frente a la gárgola, esta comenzó a moverse, revelando una escalera detrás.
"Mira, se abrió el pasaje", dijo Harry rápidamente.
"Tal vez sea automático", comentó Stephen, interesado, mientras caminaba delante.
Cuando llegaron a la puerta de la oficina, esta se abrió de repente.
El que salió, furioso, no era otro que Lucius Malfoy, acompañado de Dobby. Al ver a las personas fuera, casi tuvo un infarto, pero se contuvo, manteniendo todo su orgullo, y los ignoró mientras salía rápidamente, deseando escapar de esa escuela maldita.
"Nos vemos luego, señor noble", saludó Stephen con una sonrisa maliciosa, lo que provocó escalofríos en Malfoy.
"Ya tendré mi venganza", murmuró Malfoy, pero Stephen lo escuchó claramente y sonrió, esperando con curiosidad qué plan se le ocurriría a esa plaga. Deseaba que fuera suficiente para justificar que el Señor Oscuro tuviera un peón menos.
"Adelante, muchachos", dijo Dumbledore, observando la expresión de Stephen, sabiendo que planeaba algo malo, pero no dijo nada.
Stephen recuperó el sentido y rápidamente entró con Harry. Ambos se sentaron en uno de los sofás.
"Señor, ¿Tom Riddle era él, verdad? ¿Voldemort?", preguntó Harry, rompiendo el silencio.
"Así es, Harry. Cuando era estudiante, ese era su nombre. Luego de dejar Hogwarts, cambió su nombre al que todos conocemos ahora", respondió Dumbledore tranquilamente.
Tras escuchar esa respuesta, Harry se quedó en silencio, aunque parecía querer preguntar algo.
"S-señor... cuando el Sombrero Seleccionador estaba eligiendo mi casa, dijo que también podría ir a Slytherin y que podría lograr grandes cosas ahi", confesó Harry, dudando antes de preguntar.
"¡Ah, qué molestia, dan tantas vueltas!", interrumpió Stephen, levantándose bajo la atenta mirada de ambos. Tomó el Sombrero Seleccionador que estaba en una esquina de la oficina.
"Toma, mete tu mano mientras piensas si mereces ser un Gryffindor", dijo Stephen, lanzándole el sombrero a Harry, que lo atrapó por reflejo.
"¿Qué?" Pregunto Harry sin entender bien.
"Solo hazlo de una vez", dijo Stephen, impaciente, mientras Dumbledore observaba, intrigado, sin decir nada.
"Bueno...", Harry hizo lo que Stephen le pedía, metiendo su mano en el sombrero. Aunque el sombrero no decía nada, Harry se repetía a sí mismo si merecía ser un Gryffindor.
De repente, Harry abrió los ojos, sorprendido, ya que había sentido que agarraba algo. Emocionado, lo sacó rápidamente y descubrió una espada brillante, adornada y casi reluciente parecía antigua y letras adornaban su filo.
"Parece que sí eres digno", comentó Stephen con una sonrisa, mientras se acercaba al escritorio de Dumbledore, buscando sus provisiones ocultas en los escondites de dumbledore.
Dumbledore quiso decir algo, pero Harry era más importante que sus golosinas en ese momento.
"Esa es la espada de Gryffindor, Harry. Solo un verdadero Gryffindor puede sacarla del sombrero", explicó Dumbledore antes de que Harry preguntara.
Viendo que Harry se había relajado un poco tras escuchar eso pero que todavía algo lo molestaba, Dumbledore continuó.
"Parece que algo te sigue inquietando, Harry".
Antes de que Harry pudiera responder, Stephen, que había encontrado las golosinas ocultas de Dumbledore, interrumpió.
"Está preocupado por lo de hablar pársel", dijo mientras comía los sorbetes de limón favoritos del director Bajo la mirada deprimida de este.
"Ya veo", respondió Dumbledore con calma.
Harry se sorprendió por la tranquilidad con la que lo manejaron. Recordó que Stephen le había dicho que era mejor que nadie supiera que él hablaba pársel, dándole una mirada inquisitiva.
"Idiota, obviamente el director de una escuela mágica sabría todo lo que pasa en su escuela. Sobre todo si de esta salió un señor oscuro", dijo Stephen sin tapujos. Sabía que todos los fantasmas y cuadros eran los ojos de Dumbledore.
La única manera de ocultar algo en Hogwarts es ir a un lugar sin estos, como la Sala de los Menesteres o las habitaciones de los alumnos. Obviamente, los baños también.
"Debería aclarar que existe un contrato mágico para que solo pueda escuchar las cosas que podrían afectar a la escuela. Los secretos de los alumnos están seguros", dijo Dumbledore en su defensa, ganándose una mirada burlona de Stephen.
Ignorando la mirada de Stephen y el hecho de que lo vio guardarse todas sus golosinas ocultas en el bolsillo, Dumbledore se dirigió a Harry.
"Harry, esa noche cuando el Señor Tenebroso falló y te dejó esa cicatriz, sin querer transfirió parte de su poder a ti. Por eso puedes hablar pársel", explicó Dumbledore tranquilizando a Harry.
"Ya veo. Gracias, director", dijo Harry, sintiéndose más tranquilo.
"Me alegro de que estés bien, Harry. Si no tienes más preguntas, puedes irte. Necesito hablar con el señor Flamel", dijo Dumbledore, resignado al ver que Stephen había vaciado todos los escondites de golosinas.
"Señor, ¿el libro? ¿Puedo quedármelo?", preguntó Harry rápidamente apuntando al libro apuñalado en el escritorio del director.
Dumbledore solo miró el libro por un segundo antes de responder: "Claro, Harry, ya terminé con él. Puedes llevártelo".
Harry tomó el libro y salió corriendo de la oficina.
"Qué impaciente. De todas formas, hay miles de formas de ayudar a su amigo", comentó Stephen, volviendo a sentarse en el sofá.
Dumbledore solo lo miró y suspiró mientras se sentaba en el sofá enfrente de Stephen, ya que iban a tener una charla seria sobre qué pretendía stephen o que estaba planeando para el futuro.
"Steph..." Antes de que Dumbledore pudiera terminar de decir el nombre de Stephen, lo vio poner una cara muy seria, casi enojada, y dirigir su mirada hacia el escritorio.
Dumbledore siguió la mirada de Stephen, pero no vio nada. Estaba a punto de preguntar qué sucedía, pero se quedó en silencio cuando vio aparecer a un pequeño grupo de niños alrededor de un giratiempo.
Dumbledore y Stephen guardaron silencio mientras prestaban atención al grupo de cuatro niños que había aparecido, los cuales parecían tener unos ocho o nueve años.
Lo que más llamó la atención de Stephen fue una de las dos niñas del grupo. Sentía que la conocía de algún lado, pero lo que más le sorprendió fue cómo la magia a su alrededor parecía rodearla, como si estuviera feliz con su sola presencia. Incluso varios objetos mágicos de la oficina brillaban más, como si intentaran atraer la atención de la chica.
Stephen quedó aún más intrigado cuando se dio cuenta de que la niña tenía un sello en su magia, y lo poco que escapaba de este era suficiente para causar semejante rareza.
**"Si esta niña crece tranquilamente, podría gobernar el mundo como un dios,"** pensó Stephen.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la conversación de los niños.
"¿Qué hacemos? Si el tío se entera, nos castigará", dijo uno de los niños pelirrojos. Lo curioso es que había otro muy parecido a él a su lado, aunque con algunas diferencias. A cualquiera le parecería que eran hermanos gemelos si no fuera por esos pequeños detalles.
"No quiero que mamá me dé palmadas en el trasero", dijo el otro pelirrojo, llevándose las manos a la cabeza con miedo.
"Tranquilos. ¿Por qué no pueden ser más valientes como sus padres? Ellos atrapan dragones por diversión", dijo la niña rubia que había llamado la atención de Stephen.
"Miren a Lily, ella está más tranquila que ustedes, y es una niña. ¿Verdad, Lily? ¿Lily?" Los niños miraron hacia la pequeña pelirroja que estaba parada a un lado, con los ojos cerrados, murmurando algo. Se acercaron a escucharla.
"tío fue idea de Rosi, ella nos obligó. Nosotros solo queríamos hablar con el Sombrero Seleccionador, ella encontró un giratiempo raro y quiso probarlo... Por favor, no castigues a mi papá", dijo rápidamente, como si estuviera ensayando lo que tendría que decir cuando la atraparan.
"¡Lily, maldita traidora! Ni siquiera nos han atrapado todavía", gritó la niña llamada Rosi, visiblemente enfadada.
"¿'Todavía'?" preguntaron los dos pelirrojos al unísono, empezando a temblar nuevamente.
"Idiotas, es una forma de decir. De todas formas, papá se fue a visitar al viejo Dumby. Solo tenemos que volver antes de que él lo haga", dijo Rosi, intentando calmar a los chicos que estaban al borde de las lágrimas.
"Lily, tus hermanos James y Albus no temen meter en problemas a tu papá.¿por qué deberías preocuparte tú?", dijo Rosi, mirando a su prima, que seguía ensayando sus excusas.
"Pero la última vez que Albus se metió en problemas, el tío hizo que papá atrapara a los diez magos oscuros más buscados en dos semanas o sería golpeado", dijo Lily, con tristeza, recordando lo ocupado y preocupado que había estado su padre.
"De todas formas, los atrapó en una semana. Y aunque papá dice eso, nunca golpea a su hermano", respondió Rosi para tranquilizarla.
"Pero el tío se enfada mucho cuando se trata de algo que tenga que ver con el tiempo", añadió Lily, un poco preocupada.
"Está bien, solo tenemos que pedirle a mi mamá que distraiga a papá mientras escapamos", dijo Rosi con una sonrisa traviesa, pensando que quizás ella disfrutaría de un castigo leve.
"Bueno", respondió Lily, visiblemente más calmada.
Las dos niñas miraron entonces a los dos pelirrojos, que estaban agachados detrás de ellas, claramente asustados.
"¿Por qué tienen tanto miedo? ¡Incluso sus padres estarían orgullosos!", dijo Rosi, mirando con reproche a los chicos.
"Sí, pero mamá se pondrá furiosa. Se enoja cada vez que papá hace bromas pesadas."
"Y mi mamá también se enfadará... El tío G se burlará de mí", agregó el otro pelirrojo.
"*Suspiro*. Lily, encárgate tú. Son tus primos directos. Yo voy a ver cómo era la escuela antes de que papá fuera director. No me creo lo que mamá decía sobre que era 'cool'...", murmuró Rosi, dándose la vuelta.
Al hacerlo, notó por primera vez a las dos personas que habían estado sentadas todo ese tiempo: Dumbledore y Stephen, observándolos con interés.
Lily también se dio la vuelta al ver que Rosi se había quedado callada.
"F-fue culpa de Rosie, ella nos obligó. Dijo que romper las reglas le traía felicidad y que si no íbamos con ella nos comería. ¡Por favor, no castigues a mi papá!" dijo rápidamente Lily, traicionando a su amiga sin dudar.
"¡Aaaaah, Lily, traidora! ¡Se supone que eres mi prima! ¡Traicionaste a tu familia!" gritó Rosi, furiosa.
"¡Aaah, el demonio!" gritaron los dos pelirrojos al unísono, levantándose y corriendo en círculos, aterrorizados.
Stephen empezaba a sentir un dolor de cabeza por todo el alboroto. Entonces, sintió algo y miró hacia el techo.
De repente, un portal se formó sobre ellos, y unas cadenas brillantes surgieron, captando la atención de los niños.
"¡Aaah, el verdadero demonio nos ha encontrado! ¡Corran!" gritó Rosi mientras intentaba huir. Pero fue en vano, ya que las cadenas los atraparon rápidamente a todos.
"¡Aaah, ayud-!" intentó gritar uno de los niños, pero las cadenas cubrieron sus bocas, impidiéndoles decir más.
Tras capturarlos, las cadenas los llevaron al portal, que se cerró de inmediato.
"Qué muchachos más interesantes", comentó Dumbledore, mirando a Stephen con una sonrisa divertida.
"Tsk, viejo, si tienes algo que decir, dímelo después. Ahora no estoy de humor. Me acaban de arruinar parte de mi vida", dijo Stephen, molesto.
"No te preocupes. Eso ya ha disipado muchas de mis preocupaciones", respondió Dumbledore alegremente.
"Nos vemos luego", dijo Stephen, y se marchó.
----------------