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Chapter 6 - Luna Verde

...(23 de agosto de 2552)...

Jorge-052 pudo ingresar en el hangar con la carga, descendiendo de la cabina una vez el pelican aterrizó, al mismo tiempo que un escuadrón de marines se desplegaba para cubrir los flancos; Seis se había deshecho de las fuerzas covenant resguardando el área, y ahora no quedaba más que terminar la OPERACIÓN: GANCHO con broche de oro, detonando el motor desliespacial.

La UNSC Savannah había hecho la mayor de las contribuciones al dejar aquel implemento en manos de Holland y sus spartan, además de un sacrificio mayúsculo para ganar esta batalla, que esperaban, abriera un camino de esperanza para una causa que, incluso con las condiciones actuales, parecía estarse perdiendo.

Muchos veteranos sirviendo en la fragata lo sabían, y también los que ahora pilotaban los cazas espaciales sabre trazando el perímetro defensivo; habían estado en escenarios mucho peores, por lo que, aunque el planeta debajo de ellos no pareciese estar todavía yendo hacia la aniquilación segura, esto podía llegar a pasar cuando llegasen más de ellos.

Ellos sabían que, para la importancia que tenía el mayor bastión y centro de investigación militar del UNSC, la fuerza que los estaba atacando era inquietantemente pequeña:

- La pólvora está a bordo, coronel.

- Seis, lleve al equipo de asalto al puente. Hay que iniciar el proceso de repostaje de la corveta con el supercarguero manualmente.

- Sí.

- Cinco, quédese con la bomba, y aleje a los curiosos.

Jorge asintió, ametralladora en mano:

- Será un placer, señor. ¿Escuchaste, teniente? Voy a quedarme aquí solito. Date prisa, ¿de acuerdo.

Seis no respondió, y se dispuso a continuar con su misión:

- Noble Seis, debe dirigir la corveta al supercarguero. Diríjase al puente y localice los controles de navegación.

El feed de su HUD se llenó de datos inmediatamente, y tuvo una ruta que seguir, las puertas del hangar abriéndose todas al unísono para el despliegue de elites, grunts, jackals y brutes; el lobo solitario se iría encargando de ellos mientras se hacía camino por un corredor central descendente. Apenas se internó por allí, Jorge tuvo que lidiar con los que salían de las otras tres entradas junto con los marines, con una oleada de grunts dirigidos por un ultra y cuatro pesados con un cañón combustible, que comenzaron a disparar, matando al piloto de la nave; el escuadrón se dispersó. Su táctica tuvo éxito, lograron redirigir parte del asalto frontal hacia su dirección mientras el spartan defendía la bomba improvisada, convirtiendo en arnero los cuerpos de sus enemigos, que iban aumentando en número lentamente, con elites y jackals llegando para presionar con mayor intensidad.

Pronto las comunicaciones se prendieron de nuevo, con la voz del capitán de la fragata afuera, ayudada aun por el grupo de sabres desviando el fuego de plasma de la corveta enemiga:

- Savannah a Holland. Sufrimos daños estructurales importantes, debemos alejarnos coronel.

- Recibido Savannah – respondió este – Estamos dentro, váyanse…

- ¡Retirada, retirada…!

Desde la entrada del hangar, y la bahía de artillería podía visualizarse, tras la barrera de energía, a la fragata lidiando con el ataque mientras empezaba a prenderse en llamas, que se convirtieron muy pronto en un inmenso incendio, a la vez que una protección de popa reventaba en pedazos:

- ¡Una fisura en el casco, el reactor se ha incendiado, lo estoy perdiendo…!

La nave no pudo resistir, y los gritos de agonía de una tripulación entera calcinándose precedieron a la explosión final de los propulsores, que en una reacción en cadena partieron el fuselaje de atrás hacia adelante, en dos mitades más grandes y cientos de trozos más pequeños. La Savannah había caído, y caería al planeta en forma de una lluvia de fuego, descendiendo lentamente, desde la perspectiva de los tripulantes covenant observando la escena con regocijo, mientras Seis se internaba por otro corredor, y Jorge aumentaba el ímpetu de su ataque contra la enorme manada de grunts frente a él. Holland intentó comunicarse desde su puesto de mando con el navío:

- Savannah Actual, ¿puede oírme?

Seis llegó a la puerta del centro de mando, para cuando su superior añadió:

- La fragata ha caído Seis, no había nada qué hacer.

Una vez entró a aniquilar a todo el mundo, incluyendo al maestro de nave, el lobo solitario fue conminado a apresurarse:

- Noble, están hasta el cuello y sin cobertura. Pongan esa corbeta en marcha y lárguense de ahí.

Jorge comenzó a ser rodeado por más y más covenant alrededor del pelican, docenas de elites, brutes, jackals, drones y grunts tomando posiciones, lanzándose los de menor rango con abandono hacia los marines, a los cuales se les estaban acabando las municiones, al igual que al propio spartan. Dos kamikaze, interceptados justo a tiempo, mandaron a volar a seis jackals acercándose con sus pistolas de plasma cargadas, mientras la manada brute disparaba sus spikers contra el blanco más grande, logrando los disparos de los frnacotiradores jackal despachar a los otros humanos. Ahora completamente solo, avanzó hacia el centro del hangar para ahuyentar al enemigo del motor, tratando de evitar a toda costa que los drones lo desajustaran del chasis con sus cortadores de haz; pero llegaban más y más, los brutes iban cayendo ya casi a golpes, mientras que un elite ultra dirigía el asalto desde el corredor anular superior.

- Vamos, teniente, sitúe esa corveta en curso de repostaje con el carguero.

Seis, habiendo aniquilado al maestro de nave y su séquito, se acercó a los controles y accedió al protocolo de reabastecimiento, poniéndolo en línea mediante los códigos de quiebre insertados en su HUD por Aunty Dot.

- Bien hecho Noble Seis.

En el hangar, no había forma para Jorge de alcanzar al oficial sangheili hasta allá, por su cuenta; solamente podía aguantar hasta que Seis regresara del puente, y salir de allí volando. Aunque el parabrisas del pelican tenía roturas y un agujero por plasma, sus trajes presurizados los protegerían contra el vacío hasta poder reagruparse en la estación de repostaje, para entonces sí descender de vuelta al planeta usando el sabre, en cualquiera fuese el próximo punto de reunión.

- Seis, están acribillando nuestra nave. - llamó él.

Este fue exterminando a más grunts en el camino, hasta que finalmente rehízo sus pasos al hangar:

- Cuando quieras, Noble Seis.

La insistencia de Jorge se debía a la lluvia de plasma cayendo sobre su cabeza en ese instante:

- Enemigos a corta distancia. Tengo contacto, me disparan.

Una nueva oleada de jackals y grunts comenzó a abrumarlo, mientras Seis descendía y acababa con el ultra por detrás, llevando a la infantería covenant hacia la confusión que significó su caída.

- Qué bueno que llegaste, el enemigo está asaltando el pelican.

Seis hizo un barrido con su DMR de los covenant restantes, y poco a poco se reagrupó con su compañero, dedicando un segundo a mirar, por el rabillo del ojo, a los marines que habían caído en el deber. Jorge, ya listo para partir, finalmente confrontaría el elefante en la habitación, el mero hecho de que el pelican presentaba ahora muchas más quemaduras de plasma, abolladuras y también que, al darle un vistazo a la cabina, pudo darse cuenta de que los planes no podrían darse como ellos hubiesen querido:

- ¡Carajo! – exclamó por bajo – Tendrá… que ser así.

En ese momento Seis llegó cerca de él, siendo entonces que le informó de lo que estaba pasando:

Tengo noticias buenas y malas. Este pájaro recibió varios impactos, y el giroscopio en la cabina de vuelo está frito. La única forma de salir es la gravedad.

- ¿Y las buenas? – preguntó Seis.

- Esas eran las buenas… – respondió con ironía.

Aunty Dot interrumpió:

- A la velocidad actual, 53 segundos para el destino…

Jorge a su vez también cortó a la IA, mientras se quitaba el casco y lo dejaba caer a su lado:

- Ya, ya… - suspiró.

Miró a su compañero, directo a los ojos tras el visor, por última vez:

- La mala es que el temporizador también está frito. Tendré que activarlo a mano.

- Es un viaje sin retorno – replicó Seis.

- Nos toca a todos tarde o temprano. Prepárate, te necesitarán allá abajo.

Tomó de detrás de su peto un objeto, eran sus identificadores militares:

- Escucha… – le dijo a Seis – Reach ha sido bueno conmigo.

Se los entregó entonces, en un agarrón de manos fraterno:

- Es hora de devolver el favor. Permíteme hacerlo.

Con esa sola mano, Jorge levantó a Seis, llevándolo cargado frente a sí varios metros, lentamente, hasta que llegaron al borde mismo del hangar. Apretó su agarre brevemente, y dijo lo último que ese Seis oiría de él:

- Diles que lo aprovechen…

Sierra 052 lo lanzó fuera de la barrera, y este comenzó a describir una caída libre en la órbita del planeta, desapareciendo prontamente de su vista, mientras su figura se alejaba más y más; una vez la armadura gris oscuro se perdió de vista, volteó hacia el motor, descolgando el temporizador quemado e ingresando la clave de activación manual.

Más rápido de lo que podría haberse apreciado en su perspectiva, la corveta llegó finalmente a su punto de atraque con la nave madre, no teniendo tiempo ni de pensar cuando la bomba improvisada emitió un brillo cegador, seguido de una onda blanco-azulada de choque y frío calor que lo devoró en un vacío indefinido, mientras desde fuera la burbuja se expandía. Un satélite de la ONI pudo ver el proceso, el supercarguero siendo envuelto por el vórtice desliespacial, que giró en el vacío e implosionó, disolviéndose pronto en una nube de partículas cuya vida terminó en segundos, la gigantesca nave enemiga ahora partida en dos, lo que no fue absorbido, la explosión misma sobrecargando los sistemas y friendo a todo covenant a bordo.

Una última onda azul se expandió por el espacio, destruyendo los circuitos del satélite, que perdió la señal de video mientras el audio, aun conectado al resto de su red, repetía una y otra vez la advertencia "Brecha Desliespacial Detectada" ante un grupo de batalla mucho más grande llegando sobre Reach.

Y el resto fue historia. Una que Jorge dejaría atrás.

Cuando recobró el sentido, se levantó abruptamente, agitado, y miró a su alrededor; no supo cuánto tiempo pasó, no supo lo que había pasado, ni siquiera recordaba su propio nombre cuando dio sus primeros pasos en una tierra devastada. Estaba rodeado de cadáveres, de vehículos destruidos, explosiones de luces verdes, amarillas y azules detonando en la distancia entre las nubes de polvo, arrastradas por una ventisca cada vez más rápida.

¿Acaso estaba de nuevo en la superficie?

Sí...¿pero de dónde? Reconoció algunos de los árboles quemados, una variedad que había visto en el lugar que lo vio nacer, antes del programa, antes de todo; reconoció también que los cuerpos mutilados y quemados pertenecían a personas, pero sus uniformes de combate no los reconocía. Tenían más armadura, un peto más amplio, algunos portaban hombreras mas cóncavas, o más cuadradas, mientras que los cascos de algunos de ellos tenían diseños extraños; algo inquietaba su mente mientras todo lo que acababa de pasarle volvía a él, lecciones de historia, historia antigua. Y allí también estaban, unggoy, kig-yar, sangheili, jiralhanae, lekgolos sueltos devorando a sus aliados, estando también algo muy mal con ellos; su equipamiento, armas, restos de sus transportes, se veían...viejos, despintados, con marcas rudimentarias, y reparaciones precarias.

A lo lejos, su HUD detectó presencias en amarillo. Al voltear vio que eran humanos, y conforme se acercaron distinguió sus armaduras. Nuevamente quedó extrañado, y se preguntó si aquellos soldados pertenecían a algún grupo insurreccionista, cubiertos en placas angostas, hombreras exageradas, incluso montando lo que parecían robots cuadrúpedos de largas patas. Uno se adelantó más rápido que los demás, y aunque Jorge intentó alejarse, este pronto quedó rodeado, cuatro alabardas con hojas de luz roja apuntadas a su cuello.

El primero en llegar le miró desde arriba del hombro, y preguntó lo mismo que él quería preguntarle, su traductor retejiendo las palabras, desde un idioma no tan desconocido, al húngaro:

- ¿Quién eres tú?

…(12 de diciembre de 2592)…

Habían estado buscando por meses, pero hasta ahora no habían podido encontrar nada; hacer trampa, tomando a un Jorge-052 de más atrás en el tiempo, no era opción, pues ello haría a Seis morir antes, detonando el motor, o peor aún, ser transportado a otro paralelo, si es que la hipótesis cliodinámica actual era correcta. Una vez más, los spartans Carter, Cat, Emile y Mikaela regresaban con las manos vacías desde otra línea temporal, apareciendo entre destellos dentro del cuarto proyector, que permitía viajes paratemporales más lejanos y precisos. Debido a lo que ocurrió en Reach, la "huella" de su objetivo se había diseminado a través del vacío entre los mundos infinitos, y tanto ellos mismos como equipos adicionales de scouts comenzaron a buscar una por una, luego de que cada sonda confirmara la presencia de este.

Pero resultó no ser tan fácil, pues con cada línea visitada, parecía que, irónicamente, seguir el rastro los alejaba más y más de su verdadero propósito; uno de los primeros hallazgos fue, efectivamente, un hombre alto con un bigote abundante y una marca en el rostro. El problema es que este era delgado, llevaba un traje formal, y se estaba dirigiendo directamente a una negociación diplomática con el Profeta de la Restricción en la Estación Tirane de Alfa Centauri. Otro más, uno de los que el equipo spartan encontró, era mucho más cercano a la descripción del Jorge que conocían, a pesar de ser un cíborg demasiado modificado; luego sucedió un malentendido, y una miniguerra urbana, con la megacorporación local llevándose el cadáver al final.

Ahora salían justamente de otro tipo de paralelo, donde el rastro no llevaba a absolutamente ninguna parte, pues al llegar, simplemente pasearon por la ciudad hasta encontrar una IA que parecía funcionar con lo que básicamente era magia, piedras de uranio, y tejido cerebral humano. No era Jorge tampoco, solamente un inspector de control civil que comenzó a interrogarlos hasta que dedujo su no existencia en su base de datos, iniciando una persecución bastante sencilla; ellos desaparecieron del lugar casi al instante, tras inhabilitar el campo energético de rastreo.

Caminaron al anillo exterior del cuarto, donde fueron bañados por una lluvia de partículas que sanitizó sus exteriores; luego de pasar al lado de la antesala de observación, irían directamente a las duchas nanoquímicas, donde se descontaminarían del resto de agentes tóxicos e infecciosos que su camino hasta allí no destruyese mediante la exposición a partículas exóticas compuestas. En ese largo pasillo sus armaduras fueron extraídas pieza por pieza por la maquinaria integrada, la cual emergía de forma limpia y sincronizada hasta que todos quedaron solo cubiertos por sus trajes ceñidos a la piel; la spartan Doherty fue despojada del casco, y el resto miró por enésima vez desde atrás. La compuerta se abriría, haciéndolos regresar al cambiador de pre-entrada de personal número 6, y como siempre, Mikaela se adelantó hasta el extremo de la cámara para hacer interfaz con la consola de control, sin nunca voltearlos a mirar, recibiendo datos de la próxima inserción, detalles de sus misiones del día, y subiendo al banco de datos de la Eternity su propia información, recolectada por los VISR de todo el grupo.

Desde que la asignaron como su líder de equipo temporal, ella había enfatizado muy claramente que nadie podía acercarse o adelantársele; obviamente los supersoldados obedecieron a su superior, quien siempre estaba esperándolos, totalmente equipada, ya en el proyector a primera hora. Lo normal era hacer transiciones como aquella una o dos veces al día por equipo, debido a los efectos secundarios que podía tener en sus cuerpos y mentes, pero el viaje del que recién volvieron, el tercero, era tan solo el penúltimo del día. La de los cuerpos de paz podía ser una dura labor, especialmente para los patrulleros y policías, aunque el miembro más reciente daba gracias en su pensamiento de que esta atípica rutina contaría como horas de ejercicios en vivo, que ya no tendría que hacer en el tercer semestre de la Academia:

- ¿Cuántos quedan? ¿25 paralelos? ¿14? Perdí la cuenta. – mencionó Cat.

En mis 12 años sirviendo – replicó Doherty – jamás nos habían hecho buscar a alguien tan insistentemente.

- Yo creía que esto era normal para usted, señora… – dijo Emile con desdén.

- Oye, novato, ¿al menos terminaste tus asignaturas atrasadas antes de venir? 

- Claro, mi instructora, las tengo justo aquí abajo.

- Basta, Emile... – dijo Jun por altavoz – Prepárense. Sus armaduras vienen en 2.

- ¿Por qué siempre tienen que hablar así? - cuestionó Carter.

- Cuando necesite su opinión, cadete Carter, se la pediré.

Tras un rato, desde unas trampillas en la pared lateral derecha, una serie de armazones que se extendieron verticalmente, desplegando y abriendo las piezas de cada una de las armaduras; la coloración nácar habitual cambió automáticamente varias veces, hasta volver a estabilizarse en un tono ónice con rojo. Eso significaba que la misión sería de alto riesgo; es en la academia que se los enseñaron, teoría sobre el funcionamiento organizacional y categorías de peligro en el trabajo de campo, blanco, amarillo, naranja y rojo, siempre apareciendo como color secundario en la armadura. En el caso del tono primario, este variaba entre un color nácar y negro obsidiana dependiendo del nivel de restricción, con diez variaciones posibles, lo cual Carter notó diciendo:

- Así que será de esos.

- El visor paratemporal y la sonda inicial ya hicieron su prospección - dijo Doherty - fueron más rápidos esta vez, para ser coordenadas nuevas.

- Y la última no regresó - replicó Jun - Así que ya saben qué hacer. 

- Destruir los restos si son irreparables... - dijo Cat.

- Y ver si al fin encontramos a Jorge. - dijo Carter.

- Si es que en verdad está vivo... - añadió Emile.

Los armazones se expandieron y colocaron las armaduras a cada spartan, su líder siendo la última en equipársela, para evitar las miradas de los otros; cada uno se preparó tomando el armamento que emergió del mostrador vertical en la pared opuesta. Emile, por supuesto, sonrió débilmente al ver una vez más su nuevo casco de actividad extravehicular, similar al anterior y rallado una vez más con su calavera característica; al menos el cuchillo lo había podido conservar para hacer aquello.

En un mostrador contiguo, una serie de equipos de utilización estándar, preseleccionados tras el análisis de datos de la anterior prospección, se desplegaron para que los spartan los tomaran; cada uno tomó el suyo, según indicara el margen amarillo en su VISR. Debido a que el universo al que entrarían era desconocido, la opción, ya con el feed del visor subido a control de misión, era equiparlos con rifles de riel y pistolas láser de alta energía; una puerta oculta se abrió directo hacia el proyector:

- Escuadrón, formados. Avancen.

El equipo salió de nuevo hacia el cuarto redondo, colocándose al centro mientras los operadores energizaban el vórtice. Los spartan tocaron sus pines, emitiendo estos una vez más numerosas imágenes en realidad aumentada de los paralelos visitados en el último mes, y comandos de sincronización entre los cuatro pines para evitar desvíos inesperados, mientras el terminal principal enfocaba el punto de llegada.

Pronto comenzó la cuenta, un minuto que pasó volando y los vio desaparecer en un solo destello.

Reaparecieron en medio de un terreno montañoso yermo, solamente un pequeño árbol contemplándolos desde un promontorio mientras se desplegaban alrededor, en busca de cualquier señal de presencia o comunicaciones locales mediante sus radios multiseñal integrados. Cat fue la primera en captar transmisiones y pasarlas a través de su traductor conceptual avanzado, al tiempo que Emile desplegaba una especie de dron en forma de cruz, que se elevó con sus anuladores inerciales, dividiéndose en cuatro partes para formar una red laser titilante; regresando a su palma, el aparato transmitió datos astrográficos precisos. Carter se dispuso a instalar un artefacto que emitiría el domo de energía sigiloso, bloqueando la detección externa y ocultándolos tras una ilusión invisible, mientras el escáner biométrico pasivo les mantendría informados continuamente mediante proyecciones en sus HUD de cualquier objeto moviéndose cerca.

- Preparando reconocimiento remoto adicional ahora.

Doherty desplegó su holo-computadora para ingresar a la base de datos nuevamente, pero también para buscar la existencia de una red informática o energética de cualquier tipo en la zona. Desplegó mini-drones mosca desde sus brazales para grabar en tiempo real cualquier cambio que pudiera ser ocultado del VISR, o de los sistemas sensoriales en la sala de control del proyector.

- Tengo el idioma - reportó Cat - Japonés, muchos neologismos. El descifrador contextual está procesándolos ahora mismo.

- El punto de reunión está asegurado - dijo Carter - No detecto presencia hostil.

- El mapeo estelar está listo, por si le interesa. Misma fecha que el paralelo de origen. Zona roja, y con razón.

Carter añadió, tras instalar un cilindro en el suelo, y meterle comandos táctiles en la pantalla lateral:

- Activando la baliza de retorno ahora.

Mikaela habló, tras revisar los datos que venían del detector de huella paratemporal en casa:

- La computadora indica que el rastro de Sierra-052 está a 23 punto 564 kilómetros, al norte. 

Los HUD de los spartan fueron alimentados con la información, cada uno llevando su mochila blindada de supervivencia, básicamente suministros, barras de comida, suministro autorrellenable de agua y algunas herramientas básicas. La munición y granadas las llevaban todos en los compartimentos de sus musleras, mientras Doherty llevaba el kit extra de primeros auxilios bajo su propia mochila, que contenía los fármacos e instrumental justo para emergencias inmediatas. La batería de fusión del campo energético lo mantendría activo incluso por años, así que fue dejada atrás luego de que Carter insertara unos comandos de voz, con los cuales el aparato lanzaría la señal de recogida, mientras que desplegaría el protocolo de seguridad si llegaban extraños.

El equipo marcharía largamente por la vasta extensión irregular, atravesando las laderas de las erosionadas colinas grisáceas, derrapando lentamente por pendientes polvorientas llenas de piedrecillas y espinos, manteniéndose en todo momento fuera de los terrenos abiertos. En principio los lugares por los que fueron, descendiendo la dorsal, estaban totalmente vacíos excepto por la reseca fronda ocasional por aquí y por allá, pero progresivamente aparecían rastros de vida animal, mientras el anaranjado del crepúsculo desaparecía, y las estrellas en el cielo morado oscuro se alzaban sobre la sempiterna aurora verdosa en el cielo. Las pequeñas criaturas eran reconocibles, liebres, ratas, cucarachas, ciervos rojos, ciervos ratón, e incluso un gato montés, indicando que el ecosistema no solo fue sembrado por la humanidad, probablemente, sino que era más saludable de lo que aparentaba; conforme llegaron al pie de un valle, lo comprobaron.

Eventualmente llegaron a un área mucho más boscosa, con pinos y abedules, helechos, dientes de león altísimos, pero también arces bajos, arbustos de dafnes, de camelias que brillaban con puntos rojos en la oscuridad junto a las luciérnagas que comenzaban a volar por alrededor. En tanto tenían que atravesar senderos en la espesura formados por los animales del lugar, las cigarras comenzaron a cantar junto a los grillos, por lo que sus filtros sonoros se activaron automáticamente; Cat seguía procesando las conversaciones que era capaz de captar, ahora más entrecortadas:

- Parece que este planeta tiene pocos habitantes.

- Y las redes cuánticas conforman un intranet regulado. - dijo Mikaela - No es propicio navegarlo sin un análisis adecuado de los servidores físicos, o lo que sea su equivalente.

- ¿Sus bichos hallaron algo? - preguntó Emile.

- Tengo la visual de nuestro siguiente punto de reunión. No bajen la guardia, en unos cuantos kilómetros hay un puesto avanzado local; tomaremos un vehículo para llegar más rápido. 

- Cat, ¿hay señales de nuestra sonda?

- No. Solo nos queda seguir las coordenadas de última ubicación conocida.

Carter miró en su casco:

- Según el HUD, está yendo 894 punto 6 metros en esa otra dirección.

- Tú la acompañarás, cadete - dijo Doherty - Emile, vendrás conmigo.

- A la orden, instructora, muestre el camino... - respondió este a secas.

El grupo se dividió, los dos primeros desviándose hacia un sendero descendiendo por izquierda, y la líder junto a su tercer recluta avanzando hacia delante entre los árboles, por el mismo camino que les llevaría fuera del valle; la voz robótica de la caja de voz transmitió una última orden:

- Nos reagruparemos en 2 horas exactas. Si no llegan al puesto, los que se queden atrás deberán retornar a alfa y mantener el perímetro.

- Entendido - respondió Cat.

Al avanzar cientos de metros más entre la espesura de aquella colorida noche, Emile creyó ver un blip rojo en su LiDAR pasar por la periferia frontal, pero pronto bajó su arma al no observar ninguna amenaza material frente a él, solo a Doherty, quien se detuvo al oírlo cargar el arma, y giró la mirada: 

- ¿Todo bien, cadete? ¿Me odias tanto así?

- Creí ver...no importa, falsa alarma.

- No desperdicies mi tiempo entonces, sigamos.

Tras continuar caminando, llegaron a la salida del valle, un corredor entre dos paredes de roca, y que había que atravesar trepando una pendiente de piedras caídas; cerca también habían cuevas iluminadas solo por una especie de goteo azul que lucía poco agradable para la spartan. Antes de trepar del todo la primera piedra, disparos de armas cinéticas fueron contra ellos, obligándolos a esconderse de vuelta entre los matorrales; los dos comenzaron a devolver el fuego a sus todavía no visibles atacantes, solo destellos de su ofensiva siendo visibles con claridad, y guijarros cayendo. El HUD se activó con señales rojas una vez el sistema de la armadura trianguló las ubicaciones de los hostiles, que prontamente aparecieron ante ellos, cinco de ellos avanzando hacia su posición con escudos estrechos de adamantio en una mano, sus rústicos rifles con bobinas eléctricas en otra:

- ¡Recon 14-3 a Recon 14-Alfa! - dijo Carter - ¡Tenemos visual de la sonda, pero hay un problema...!

De repente su voz fue interrumpida por disparos del otro lado de la transmisión, pasando un momento hasta que alguien respondió de vuelta:

- ¡Recon 14-3, responde! - dijo Mikaela.

- ¡Recon 14-2 a Recon 14-Alfa! - exclamó Cat por el comunicador - ¡Nos encontramos rodeados, hostiles no identificados, repito, estamos rodeados! 

- Recibido, Recon 14-2 - respondió Mikaela - Aquí tenemos el mismo problema; mantengan su posición, maniobras evasivas si encuentran una abertura, cambio. El punto de reunión es el mismo, no los dejen llegar a esa sonda.

- Entendido, señora, cambio y fuera.

El ser que los dirigía, vestido en un complejo atavío de túnicas moradas, gritó desde lo alto de la escarpadura:

- ¡Salgan de ahí, humanos! ¡No tienen escapatoria!

La instructora hizo zoom hacia este, quien levantó su visor con un botón lateral, revelando un rostro de piel lisa y gris, con 4 fosas nasales y dos ojos separados en un cráneo con la calota en forma de una seta aplanada. Emile tomó el blanco, y disparó la pistola laser hacia su cabeza, pero una barrera amarilla en forma de paneles hexagonales desvió el haz rojo al cielo; el ser dibujó una sonrisa con su boca de labio superior hendido, mostrando más encía azul de lo que hubiesen querido:

- ¿Nos creen idiotas por vivir en la montaña?

Emile maldijo entre dientes, observando a los otros alistando sus tiros, pero su jefe hizo un ademán, y estos se mantuvieron quietos. Mikaela guardó sus armas y levantó las manos, sin dejar de estar tras las hortensias de morado rojizo fluoresecente, usando una traducción automática de voz al dialecto nipón local:

- Entiendo que...nosotros somos extraños....en su territorio.

- Vaya, ronin, ustedes sí que son genios... - se burló el jefe.

Los otros rieron mientras la spartan continuaba:

- No fue nuestra intención venir a perturbarlos, simplemente queremos pasar de largo al puesto avanzado. No tenemos suministros.

- ¡Suena a mentira! - ladró uno de los montañeses.

- Esas mochilas, bájenlas para que las revisemos.

- ¡Pues baja aquí a quitárnoslas! - gritó Emile.

El ser de ropas moradas y sus hombres en cruda armadura rieron, hasta que el primero volvió a hablar:

- No queremos que su obeso e inútil daimyo intenté quemar nuestras madrigueras de nuevo.

- ¡Vienen a saquearnos!

- ¡Se robarán a más de nuestras hijas!

- ¡Es una trampa!¡Seguro hay más!

- ¡¿Qué esperamos, Irsach?!

- ¡Sí!¡Hay que matarlos!

Los spartans no tenían ni idea de lo que hablaba, pero no era difícil de sacar una deducción más o menos cercana a la realidad, basada en los datos ya obtenidos.

- ¡Esperen! Nosotros no somos de este planeta. Fuimos dejados aquí por piratas, tu lo dijiste, somos ronin, no servimos a ningún amo...

- Sí, lo que mi...hermana en armas dice es verdad - añadió Emile - No conocemos a ese del que hablan. De hecho...ehm...estábamos buscando un buen trabajo, ¿sabes?

- ¿Es mujer el que tienes al lado? - señaló uno.

- Larga historia - respondió Emile.

Los seres se rieron una vez más, incrédulos. El jefe los interrumpió extendiendo la mano:

- Ah, ¿en serio quieren que me crea eso?

- Podemos llegar a un acuerdo - dijo Mikaela - Tú nos dejas ir, y a cambio, regresaremos con esas muchachas que el de allá dijo...

Irsach miró con los ojos entrecerrados a su subordinado por ser un bocón idiota, y tras mirar alrededor, pegando al final un bufido despectivo, los miró de nuevo y dijo:

- Bien, ronin, pero ¿qué ganarías tú con este...acto de buena voluntad? Suena muy fácil para ser real ¿Qué quieres de nosotros?

Cat se comunicó a la línea abierta de los enemigos, diciendo:

- Simple. Nos llevaremos la pieza de tecnología que intentaban robarnos, y podremos pasar de vuelta por donde vinimos sin que nadie interfiera.

- El aparato se queda, es nuestra garantía.

- Hecho - dijo Mikaela - cambiaremos en la entrada opuesta al valle. Si no, olvídense de ver a su gente de nuevo.

Emile se quedó satisfecho oyendo eso.

- Tenemos medios para vigilarlos - dijo Irsach - así que no intenten pasarse de listos. Pueden pasar.

El alienígena entonces se volvió a internar de donde salió, desapareciendo de la vista, pero también del HUD de los spartan; pronto sus secuaces lo siguieron, internándose entre las cavidades de la pared rocosa, o en el caso de Carter y Cat, activando su camuflaje activo, perdiéndose entre la flora. El equipo de reconocimiento se puso en alerta, y durante un par de minutos, Doherty usó sus drones para rastrearlos, pero sin éxito, igual que cuando se ocultaron; una vez no tuvieron opción más que aceptar la ausencia de rastros, todos se reunieron y salieron por la ruta indicada.

Pasaron por una de las cuevas, marcadas por manchones de una pintura fluorescente azul, y al salir del valle, una vez los drones revisaron el área adelante, atravesaron otra extensión más del yermo gris hasta alcanzar el borde de una pendiente suave dando al puesto de avanzada humano, cubriéndose tras unas zarzas.

El lugar era similar a un campamento, cercado en tablas de una madera sólida pintada en ébano, varios guardias con trajes de placas y sombreros en forma de heptágono patrullando el perímetro, mientras en el interior se alineaban tres barracas alargadas con un techado carmesí, mucho más simple, además de un sitio de comando-control cuadrado en una esquina. Activando camuflaje, bloquearon su huella térmica, y noquearon uno a uno a los locales, mientras Cat escaneaba y se conectaba al panel de control externo para desactivar los desintegradores instalados entre tablas y sobre la cerca; una vez realizado, treparon y cruzaron rápidamente el otro lado, corriendo por la gravilla contra las paredes de una barraca, esquivando los faros espectrométricos.

Silenciando sus pistolas laser con el modulador, neutralizaron a quienes patrullaban dentro, llegando prontamente hacia el parque vehicular, donde reposaban 3 cuatrimotores de exploración, similares a carros techados de rallies deportivos antiguos, así como 2 blindados de transporte. Con uno de los drones, Mikaela logró abrir uno de ellos mientras Emile y Carter se mantenían vigilando, a la vez que Cat se acercaba al comando, evadiendo la red de sensores autónoma una vez su VISR la detectó, infiltrándose aprovechando la salida de uno de los guardias para iniciar su turno. Una vez se acercó a los controles, encontró una resistencia inesperada; justo al acercarse a quien estaba supervisando el terminal, recibió un disparo en su prótesis, pelando parte de la piel sintética; el personal de control se mantuvo en su lugar mirando mientras el tirador se acercaba al enemigo:

- ¿Realmente pensaron que podrían escapar con la propiedad de mi señor?

La spartan había vuelto a ser visible, sacando su pistola laser; al disparar, su objetivo desvió la luz abrasadora con el simple uso de su espada, una hoja de un solo filo que parecía recubierta de un compacto campo difuso; la alarma fue activada, y desde afuera se comenzó a escuchar un barullo. Pronto el hostil en armadura rojo coral estuvo frente a sus ojos, describiendo un corte diagonal hacia abajo, quedando corto de inmediato cuando uno de los drones se adhirió a él, electrocutándolo desde atrás y dando tiempo a Cat para otro disparo laser, que le dio en el torso. Los otros sacaron también lo que parecían pistolas, modelos estilizados de cañón alargado, apuntándole mientras su superior se arrancaba el dispositivo y lo aplastaba con una mano, un hedor a quemado manando de su peto; en un instante, le apuntó su propia arma corta a la cara:

- Ríndete. De...rodillas. - gruñó este, sin aire.

Sus compañeros aparecieron por las puertas, sin cascos, con una especie de puntales de metal clavados en sus armaduras emitiendo luces rojas titilantes, escoltados por más de esos sujetos en armadura, del mismo color, que los empujaban por la espalda, esposados:

- Responderán por este crimen, forasteros, y de paso, sabremos de dónde sacaron esas yoroi tan interesantes.

Cat no vio a Doherty entre ellos, por lo que supuso que pudo escabullirse de algún modo. No se comunicó, como era de esperarse, pero la pregunta aún flotaba en su mente, el cómo lograron detectarlos. Uno de los operadores activó la comunicación del cuarto e hizo una llamada codificada en su idioma, a lo que pronto apareció un holograma desde un lente proyector en el techo; aquel era un anciano calvo de fibroso cuello y larga barba amarrada en una trenza, vistiendo un traje vantablack ajustado a su delgado esqueleto, quien sonreía con desdén, aclarando su garganta:

- ¿Los atrapaste? Huh, ya te estabas tardando. Después de tanto tiempo en esa pocilga, dudaba que aún te quedara energía para levantarte del catre, gokenin...

- Desde aquí me hago cargo yo, Renma.

El viejo se llevó las manos tras la espalda baja, y sacó orgulloso dos cabezas alienígenas de ojos girados hacia atrás, amarradas en cuerda, del tipo que los spartan se habían topado antes:

- Como quieras, pero no te olvides que ahora nos debes otro favor.

- Tendrás tu parte, ahora desaparece...

- El señor al menos te dará una media mueca esta vez, si tienes suerte.

El holograma se desvaneció, y con una seña, el espadachín aun herido tosió sangre e hizo a los otros seguirle mientras Cat era empujada delante, ya esposada sin que ella misma pudiese percatarse. Pronto llegaron a uno de los transportes, y tras abrirse las puertas traseras, fueron tirados dentro por los samurai, de los cuales dos se quedaron a vigilarlos, mientras su jefe y otro más se subían a la parte delantera. En el puesto habían marcas de tiros, y ahora todo rebullía de actividad por parte de los guerreros que peinaban todo el campamento en búsqueda de cualquier rastro de su nuevo enemigo; mientras el vehículo salía hacia el yermo, otro carro lo siguió justo detrás, cargando una plétora de implementos y las mochilas desvalijadas del equipo.

A puntapies, los captores acomodaron a los spartan en tres esquinas separadas; estos se vieron entre sí, pero pronto alguien les gritó, dándole un cachazo con su espada a Emile. Este intentó reaccionar abalanzándose sobre él, pero el puntal clavado en su armadura vibró paralizando su cuerpo y tirándolo al piso. Lo levantaron de vuelta, y estos no volvieron a intentar nada más, esperando a que el viaje terminara; por lo que habían dicho hace poco, muy pronto llegarían a su punto de reunión final.

No pasó más de una hora hasta que los vehículos se detuvieron en un punto de control, enquistado dentro de una muralla cuya pared frontal plateada se inclinaba hacia atrás; nadie atendió, simplemente una protuberancia emergió de una trampilla redonda en el suelo, y escaneo con rayos naranjas a todos. 

- Materiales desconocidos detectados - dijo una voz - Por favor, espere al personal de guardia.

Esperaron, pero los mencionados jamás llegaron, sino otros, vistiendo armaduras moradas, su líder llevando un aditamento en la cabeza, similar a un sombrero de paja doblado hacia abajo. El jefe de los samurái bajó del transporte y fue al encuentro de aquel personaje, a quién hizo una mueca tras su visor:

- Esto no es un asunto de los inspectores.

- ¿Por qué vienen aquí a esta hora? Y encima tras una alerta en su puesto...suena irregular.

- La amenaza fue neutralizada. Saqueadores sirich. Venimos a traer...regalos del botín al daimyo.

- Detectamos un acceso no autorizado a la red de comunicaciones, y el código inteligente rastreó el origen hasta esos aparatos que llevas detrás.

- ¿Te refieres a esas kabuto de allí? Ni siquiera sé si funcionan, pero a los maestros herreros de mi señor les encantaría forjar algo con el metal.

- Tendremos que confiscar todo...

- No lo creo - dijo el samurái desenvainando su espada - Ustedes los inspectores son una molestia, ahora déjennos pasar.

El de rojo que iba a su lado también sacó su espada, igual que los otros dos samurái de morado escoltando al inspector. Sus katanas aún no se movían, pero ya parecían cortar la tensión en el mismo aire frío, coronado por la verde aurora.

Desde fuera, los miembros del equipo Noble escucharon el barullo, luego los golpes, y de inmediato los disparos entre unos y otros, gritos de agonía, y finalmente el silencio volvió. Se escucharon los pasos, y en segundos, las puertas se abrieron. Los samurái en armadura morada acabaron de un golpe de sus katanas a los de rosa antes de que estos siquiera sacaran sus armas cortas del estuche; miraron con intriga a los desconocidos frente a ellos, hasta que llegó su oficial superior:

- Hay que llevárselos al comandante.

Con las manos cruzadas por detrás se fue, mientras sus ayudantes arrastraban los cuerpos de los guerreros muertos fuera del vehículo, subiéndose en su lugar; el vehículo pasó la muralla externa, y se adentró por las puertas de la muralla interna, guarecida por minas picudas y artillería autónoma. Los spartan dentro del vehículo estaban atónitos; no entendían cómo aquella pelea podía haber escalado así de rápido, y que tal estatus quo pudiese mantenerse en pie por periodo de tiempo alguno, sobre todo por cómo hablaban sus nuevos captores sobre posiciones estatales numeradas. Claramente, la data recolectada no les explicó suficiente contexto como para entender los asuntos militares o políticos, ni mucho menos las cuestiones de rangos en este confuso lugar; pronto pasaron por las compuertas reforzadas de la ciudad, y continuaron por la avenida principal.

En otra parte, mientras, Doherty había estado enfrentándose a un peculiar adversario, aunque de cara ya conocida, en medio de la espesura de un monte baldío. Este se había cubierto el rostro en un tipo de pasamontañas con visor frontal plegable, mientras otros más como él, kunais y hoces en mano, se iban acercando silenciosamente en aquellos trajes negros que encima tapaban los sensores visuales de su HUD. Su munición se había agotado, y tenía una cortadura en el hombro y la clavícula derecha, que había atravesado sus escudos y armadura, manando sangre desde una arteria cortada:

- No tienes más opciones, ¿o sí?

- Déjate de juegos, carcamal - le respondió ella - Ven por mí tú mismo, a ver si puedes conmigo.

- No llegué a mi edad oyendo a mis enemigos, chico. Deja tu yoroi en el suelo, y tal vez te deje ir.

Ella miró a su alrededor una vez más, y se puso de rodillas, parpadeando tres veces tras su visor. Sin que lo pudiesen ver los shinobi, había activado una secuencia de autodestrucción silenciosa, que no solamente la vaporizaría a ella, sino también a todos ellos y quien estuviese a cien metros a la redonda, mediante una sobrecarga de la fuente de poder de su armadura. Pero el viejo se le acercaría con rápidos reflejos, clavándole un puntal de titilante luz roja en la herida, haciéndola emitir un rugido estático de dolor, empeorado por la sensación de agarrotamiento subsecuente.

- ¿Tus maestros no te enseñaron nada? Cuando has aprendido a sentir el ki, puedes sentir cuando alguien quiere hacerse estallar.

Uno de los ninjas, inquieto, finalmente se adelantó y haciendo reverencia puño en mano pidió permiso para hablar:

- Maestro...

- ¿Qué quieres, Kosuke?

- Si me diera el honor...

- Tú la encontraste primero, así que hazlo ya, su kabuto te pertenece ahora.

- Se lo agradezco.

- Sí, sí, sólo no olvides extraer los datos antes de ponértelo.

- Sí.

El ninja más joven procedió a tomar la cabeza de Mikaela, y solamente entonces, al desasegurar su casco, es que todos se hicieron hacia atrás con sorpresa, viendo lo equivocados que habían estado; en efecto, debajo estaba una chica enmascarada de cabello castaño, piel pálida y un solo ojo verde. Allí terminaba la semblanza a una forma humana; polímero cubría sus pómulos, un tosco ojo cibernético le cubría asimétricamente hasta la frente y la oreja, en tanto a su cabeza la coronaba un peinado semirrapado; sus maxilares, nariz y cuello estaban cubiertos por una rugosa malla negra. Sobre el lugar donde su boca debería estar, se fijaba mediante un arnés aquel aparato prismático enrejado, la caja vocal, con dos pares de minúsculos túbulos en forma de asa formando barras frente a una rejilla ovalada vertical, y una ranura redonda cerrada por debajo, su alimentador.

La spartan comenzó a tiritar con rabia, sintiéndose humillada, mancillada, su mente nublándose poco a poco en delirios de cosas que nunca habían pasado, allí de rodillas y con las esposas siéndole puestas en su momento de visión de túnel. Vapor caliente era emitido por su carrasposa garganta entubada, emitiendo gruñidos profundos, mientras otro de los shinobi intervenía, sin ser capaz de evadir la mirada de la spartan, a la vez que el mismo no era incapaz de ocultar su asco:

- Maestro.

- Lo sé.

- A nuestro señor le interesará esto.

- De todos aquellos a los que serví, tenía que ser más generoso el de los gustos raros...

- Cierra la boca - susurró Doherty - Cierren todos la maldita boca, ya ciérrenla, ciérrenla...

El primer discípulo alzó su hoz, dispuesto a completar su trabajo, fuese mujer, un regalo inesperado al señor feudal o lo que fuese; estaba tan sorprendido por lo rota que estaba su adversaria, que de forma subconsciente pensó que sería mejor acabar con ella por piedad, bajo una fachada de ira:

- ¡Será mejor que te relajes, fenómeno, o haré que te arrepientas...!

- ¡Nadie va a llamarme así, miserable...!

Mikaela se levantó, arrojándose contra el aprendiz, pero el viejo sacó un envase metálico de su mano, y regó el polvo contenido sobre su respirador, haciéndola toser secamente antes de avanzar a tumbos, cayendo sin fuerzas al suelo, balbuceando con rabia en medio de su parálisis muscular. En su mente quedó atrapada por las visiones, mientras fuera estaba atrapada por esposas, siendo cargada reticentemente por uno de los ninjas hacia un ornitóptero azul marino que se hizo visible, aleteando de forma lenta e hipnótica mientras sus pasajeros eran ascendidos por un rayo levitador. La aeronave voló de forma elegante hacia la lejanía, usando sus amortiguadores inerciales para ir en cuestión de minutos hasta la ciudad cercana, estandartes del kitsune blanco y tres tomoe ondeando al viento, colgando de las murallas

Para cuando tuvo noción de dónde estaba, la habían atado en tensas y gruesas cuerdas blancas, con omikuji dorados atados entre las hebras, en medio de un alto salón de bloques iluminado por luces de neon naranjas, llena de cofres, cajas y otra parafernalia finamente manufacturada. Doherty miró al frente, percatándose de que en ese momento se hallaba postrada ante un hombre vestido en túnicas, y enfundado en una yoroi rojo coral, excepto por su cabeza. Se hallaba sentado de forma confianzuda en un trono roto tallado en piedra, observándola con mirada de serpiente:

- Así que tú eres la forastera de la que Renma nos habló.

- ¿Quién...?

- Soy Katsuma no Shirohogi, príncipe heredero de Midoritsuki. 

- ¿Eres...el tal daimyo del que hablan...?

El noble rio con desprecio, y respondió:

- Padre nunca fue merecedor del título, pero pronto limpiaré el nombre del clan, y tú me vas a ayudar.

- No tengo por qué hacer eso... 

- Sé dónde encontrar a tus amigos, ronin.

- Mientes...

- Se los llevaron los inspectores imperiales, a un lugar que muchos conocen, pero pocos sospechan.

- Con que así jugarás, ¿eh? - rio Mikaela - lo que me faltaba...

- Estarás bajo el servicio de tu nuevo señor, sí, pero solamente me darás razones a mí.

- Deberás observar al daimyo de cerca - dijo el viejo tras ella - Y sacar de él su mayor secreto.

- ¿Y por qué no contarle todo esto, y buscar su ayuda, mejor?

El ninja pasó el pulgar por el respirador de la spartan, dejando una sustancia aceitosa que esta intentó tocar antes de ser detenida por el noble con un signo de su mano:

- El bálsamo de arena negra tiene voluntad. Tocarlo te matará al instante, y dejarlo por todo un día también lo hará, así que descubre dónde guardó mi padre el mapa a la Joya Celestial, y reúnelo con mis demás ancestros antes que el gallo cante.

Doherty sabía lo que debía hacer, si quería reunirse con sus hombres y salir de este lugar.

En otra parte, los spartan habían sido bajados del vehículo, y llevados por un corredor de madera, flanqueado por árboles de cerezo, hacia un edificio de apariencia familiar, y al mismo tiempo; entraron a la instalación por una rampa que bajaba al subsuelo. Recorrieron algunos pasillos, y finalmente fueron tomados por guardias humanos de morado dentro, y arrojados a celdas de 1 metro cuadrado, donde deberían aguardar lo que fuese que el destino les deparase, los interrogatorios que les harían a todos y a cada uno de ellos usando su tecnología. Eran amarrados a sillas, sometidos a un tipo de proyectores, y a drogas potentes para que abrieran la boca sobre quiénes eran y qué relación tenían con el señor feudal, a lo que los spartan no respondían nada, pues de verdad no lo sabían.

Aunque entre ellos, Carter mejor que nadie sabía que a sus anfitriones no les tomaría mucho comenzar a hacerles las preguntas correctas. Pasarían horas interminables entre las paredes sin mirada al exterior, en los oscuros agujeros donde habitaba ahora cada uno, eventualmente liberados de sus armaduras, y amarrados con unas cuerdas rústicas sorprendentemente fuertes. Finalmente el exlíder de Noble sería llevado a otro cuarto distinto a la sala de interrogatorios, o al catre en el que le tronaron varios huesos hace un par de horas, una oficina donde un sujeto en armadura morada con una protuberancia en forma de antena le esperaba ante una mesa baja:

- Usted se hace llamar Karute, ¿me equivoco? - dijo, quitándose el casco - Hemos estado analizando la base de datos de sus kabuto, y admito que jamás había visto semejante sistema.

El spartan se mantuvo callado, mirando con desprecio tras sus raspaduras y moretones:

- Inglés...es raro que un ronin sin maestro sepa tal lengua muerta. Lo cual me lleva a pensar que tal vez ustedes tienen a alguien dándoles órdenes, después de todo...

Su prisionero simplemente escupió al suelo.

- Así que comience a hablar. Usted morirá, y todos sus compañeros, nadie vendrá a ayudarles. 

- Me lo han dicho antes - dijo Carter, sonriendo - Pueden irse al infierno. Créame, casi estuve allí.

- ¿A quién responde?

Carter sabía qué hacer ahora:

- Soy el líder de esta unidad - mintió, más o menos - Soy el spartan Carter A-256, del Equipo Noble.

El hombre parecía confundido, pero al mismo tiempo parecía tener palabras en la punta de la lengua, que nunca llegó a pronunciar:

- Mis subordinados son Cat B-320, Jun A-266, Emile B-234, Jorge-052 y Mikaela B-312. Pertenecemos al Tercer Grupo de Guerra Especial, nuestro oficial al mando es...

- Espere un momento - interrumpió, dando un manotazo en la mesa - ¿Por qué me dice tanta de esta información ahora? ¿Quiere engañarme? ¿De dónde sacó usted esos datos? ¡Dígame!

Carter era el extrañado ahora; preguntó entonces:

- Oh, entonces conoce a mi unidad... ¿le suena familiar algún nombre o algo así?

- !Silencio! ¡Yo no he dicho que hable más!

- ¿Por qué está así de repente, comandante? 

El samurai miraba de un lado a otro con nerviosismo, llevándose la mano a la cabeza y rascándose, mirando con intriga y ansiedad a su prisionero:

- ¡Guardias!

Varios de ellos entonces entraron el recinto, tiraron entre varios al spartan hacia atrás y tras recibir una orden ladrada con furia, comenzaron a golpearlo con bastones eléctricos. Mientras, este hizo presion en varios puntos de la mesa, y de esta emergió una pantalla por la que llamó a alguien:

- Notifiquen de inmediato. Alguien más sabe.

Carter fue tirado de vuelta a su celda; allí pasó más tiempo, al igual que los otros, quienes fueron arrastrados a ser interrogados, mientras él quedaba en aislamiento. Afuera, los altavoces transmitían las vejaciones a sus compañeros mientras él rabiaba, buscando la manera de salir de la situación; uno de los inspectores llegó frente a su celda, y se quedó vigilándolo de cerca. Este se reía en voz baja y se burlaba de él con otros guardias cercanos; llegando y pasando la noche, golpeaba su puerta con fuerza para mantenerlo despierto y alerta hasta la muerte.

O ese parecia el plan.

Pero fue entonces que llegó el día en que las alarmas sonaron, despertándolo de una siesta fruto de la fatiga, y las puertas de todas las celdas se abrieron, desatando el caos; en medio de nubes de humo, los guardias fueron sorprendidos, sus cabezas rodando una a una por el suelo mientras las entradas a la base se abrían de par en par. Una partida de más de 20 guerreros en armadura de placas ingresó con sus espadas en mano, recorriendo planta por planta de aquel edificio, accediendo a cada recoveco y subsuelo, hasta que, hackeando la entrada reforzada, quien les dirigía fue la primera en ingresar a las mazmorras. Carter se levantó prontamente, y tras deshacerse de un par de guardias y algunos presos a puño limpio, se encontró con Cat en los pasillos; estos fueron a las oficinas del tal comandante, con las armas de los samurái que acababan de derribar, para tomar una bien merecida venganza en sus manos.

Doherty entró también al edificio tras la partida de samuráis, y tras recorrer un par de pisos a toda marcha, encontró el calabozo y pateó la puerta de una celda; miró a Emile cara a cara allí sentado, pasándole sin aviso un fusil grueso y su cuchillo, a lo cual este se levantó, asintió y la siguió. No mediaron palabra, simplemente recorrieron los pasillos aniquilando a más y más guerreros de morado mientras seguían lo que parecía un rumbo determinado a la armería de las instalaciones, pronto hallando el problema de los presos, que incluían también a kig-yar, sangheili, jiralhanae y sirichs. 

Todos y cada uno de los spartans fueron saliendo, junto a otros prisioneros a los que debieron enfrentarse; Emile y Doherty se desviaron por unos pasillos, saliendo de la prisión y entrando a la cámara "de evidencia" marcada en el HUD por los drones mosca. Matando a los defensores con rapidez de su arma, Emile llegó hasta el equipamiento que habían traído, que estaban a punto de ser empacados y enviados para análisis; Carter y Cat los alcanzaron, y ajustando manualmente, se reequiparon mientras un muro de guardias les disparaba. Poco a poco derribaron uno por uno, y junto con el grupo de samuráis que llegaría en su ayuda; los spartan fueron escapando de oleadas de guardias e inspectores, los cuales caían bajo el arma y la espada de los guerreros barriendo el lugar a punta de disparos.

Cat logró infiltrar la intranet de la oficina del comandante, con su mando de brazalete nuevamente al alcance, descubriendo el historial de llamadas, y los archivos revisados recientemente; uno de ellos fue el que le heló la sangre:

- ¡Aquí Recon 14-1 a Recon 14 Actual! ¡Lo encontramos!

- Espera, Recon 14-1, repite eso - dijo Doherty

- Nuestro objetivo de misión ha sido encontrado. 

- Ese grandote...al final no murió el infeliz, jajaj... - rio Emile - ¿Tienes su ubicación, Cat?

- La paso a los HUD...ahora.

Ahora con la ruta trazada, fueron abandonando el perímetro del cuartel de los inspectores, que comenzaron con su cacería para enjaularlos de nuevo; recorrían frenéticamente los pasillos y estancias, equipos enteros formando un contingente salieron a las calles montando caballos robot. Al intentar capturar a los samurai de negro, estos se comenzaban a derretir en arena brillante, no dejando prisioneros para interrogar; por suerte, Mikaela había considerado esto, y dejado cero rastro de las grabaciones donde aparecían con su solución desintegradora, de la cual sobró poca. Cerraron la tapa de la alcantarilla, y atravesaron a la mayor brevedad la red de acueductos, siguiendo siempre el rastro marcado entre la oscuridad, evitando ratas, cucarachas, y un tipo de animal nativo que no recordaban haber visto antes, similar a una iguana con pinchos linguales.

Al final llegaron a la salida más cercana hacia la carretera, logrando al mismo tiempo evitar que los sistemas sensores de los inspectores dieran con ellos, una vez más envueltos en camuflaje activo y antidetección; era bueno que esta vez los shinobi de aquel gordo noble ya no les persiguieran más. Fueron subiendo, y rápidamente se desplazaron por las callez empedradas, pasos de peatones techados y caminos culebreros descendiendo una pendiente entre casitas relativamente humildes hasta llegar a un terreno llano donde comenzaba un barrio más opulento con un parque central. Divisaron la enorme casa, como de cuatro pisos, amplia, techos tradicionales rojos, madera color habano, de vista más clásica del Japón que ellos conocían, y no los modelos más vanguardistas y raros de las casonas cercanas; detectaron guardias en la vivienda, patrullando atentamente.

Solo unos ademanes de Doherty fueron necesarios para que se dividieran, usando los garfios en sus brazaletes para trepar el muro mientras Cat interactuaba con el sistema de seguridad del cerco, apagándolo por un minuto, lo que les permitió entrar y escabullirse a través del jardín externo. Fueron subiendo los escalones del patio, con el amanecer comenzando a despuntar, y mirando hacia su gran jardin zen, un hombre de brazos cruzados estaba de espaldas contemplando el cielo con una sonrisa, vestido en una yukata color pardo y cinturón verde, con sandalias altas de madera

Este se dio vuelta, y les miró con una mezcla de nostalgia incredulidad; su cicatriz en un ojo, su bigote ya crecido hacia los lados, colgando y canoso, su barbilla tosca, y una coletilla tras su cabeza rapada.

Era él, al fin estaban frente a frente:

- En verdad...son ustedes.

- Jorge...tú estás...

- Lo sé, lo sé...en una pieza. Créanme, yo también me sorprendí a la primera.

Dos voces les interrumpieron

- Buenos días, padre.

- Buen día, señor padre.

Quienes acababan de hablar eran un joven y una muchacha algo menor, adolescente, vestidos en sus yukatas, haciendo una inclinación acusada, mano al corazón. Desde dentro de la casa, alguien más salió, una mujer de edad madura con una sonrisa en el rostro, que pronto se desdibujó al ver a los extraños; sus hijos también habían retrocedido un par de pasos:

- ¿Quienes son ellos? - preguntó la mujer - No me digas que...

- Oh, bueno...ehm... - respondió Jorge - Creo... que debemos ir todos adentro. Tenemos que ponernos al día en muchas cosas...

Todos entrarían, observados de cerca por los guardias samurai, y se sentarían a la mesa del señor de la casa; un séquito de sirvientes comenzó a servir los platos del desayuno, mientras Carter era el primero en preguntar:

- Así que...¿ahora tienes una familia?

- Mi esposa...

- Soy Yariko - saludó, inclinando la cabeza.

- Y mis hijos, Takeshi, y Yumiko.

Estos se inclinaron en salutación, mientras su madre decía:

- Es un gusto saludarlos, pero me gustaría, ya que han entrado a esta casa, de dónde conocen a mi marido...

Jorge respondió eso por ellos:

- Son...viejos amigos. De muy lejos. 

- Servimos con Jorge en la guerra. Alguna vez fuimos un equipo - dijo Carter.

La mujer respondió, algo nerviosa:

- Eso...claro, ahora lo recuerdo. Ustedes deben ser los que pelearon junto a él contra el covenant.

- Un momento, ¿qué sabe usted sobre el covenant? - preguntó Mikaela.

Jorge siguió mirándola con algo de desconfianza, pero dejó a su mujer responder:

- Esos bárbaros llegaron de las estrellas lejanas, y nos atacaron sin aviso ni provocación. Arrasaron siete de nuestras provincias antes de que los clanes se unieran para detenerlos.

- ¿Eso quiere decir que también existen en esta realidad? - cuestionó Emile.

- Jorge hablaba así al principio, preguntó algo parecido cuando lo vi por primera vez.

- Luchamos por décadas contra esos diablos foráneos, pero al final padre fue el héroe que nos llevó a la victoria. - dijo el hijo.

- Derribaste a dragones de vidrio con tus propias manos, y cortaste torres de dominación con tu espada solamente, ¿no es así, papá? - dijo la hija con brillo en sus ojos.

Todos los spartan se le quedaron viendo extrañados y asombrados por como su excompañero había construido más que una reputación de tal calibre. Ahi tenían, ante ellos, una casa, una familia, sólo les faltaba por ver el auto último modelo y un corgy recostado en un taburete, pensaron:

- Modulen sus modales, hijos - dijo Yariko - esto no es una taberna de mala muerte como para que interrumpan así.

Los chicos volvieron a mantener su compostura, mientras Jorge seguía, sonriendo algo avergonzado:

- Las leyendas pueden ser exageradas, como verán...

Su expresión cambiaría entonces a un enorme pesar:

- Pero no puedo olvidar a los que se sacrificaron además de mí. Llevarme el merito total sería injusto.

- Te volviste toda una celebridad, ¿eh, grandulón? y si le partiste la cara al covenant como dice tu hija, hah... - replicó Emile - Carajo, hasta esos tipos de ahí atrás usan los colores de tu Mjolnir.

Yumiko se sonrojó por más de una razón, antes de que la respuesta en su mente fuera interrumpida por alguien desviando el tema:

- Por cierto, ¿qué le sucedió a tu armadura? - preguntó Cat.

- Me sirvió muy bien, me acompañó por mucho tiempo antes de dejarla ir.

- Fue un símbolo de paz para nuestra nación. Cumplió su propósito, y mi esposo también.

Jorge carraspeó para interrumpirla:

- Pero debemos ir al asunto... ¿Qué hacen ustedes aquí?

- Es verdad, amigo, esto no te va a gustar... - dijo Emile.

- Te preguntarás cómo llegamos, y por qué ahora. - replicó Carter.

- Yo lo explicaré - dijo Mikaela - Te vinimos a buscar. A ti.

Yariko finalmente se sobresaltó y les increpó a los atrevidos visitantes:

- ¡No, no puedo permitirlo, no dejaré que ustedes se lo lleven...!¡No dejaré que pase esto de nuevo!

Jorge suspiró y se levantó para acercarse y tomarla de los hombros por detrás:

- Tú me lo prometiste, prometiste que te retirarías...fue duro para tus hijos crecer con su padre lejos - ella volteó a él, llorando, enojada - Debes prepararlos para heredar tu legado. Es tu obligación, lo sabes.

- Escúchame, Yariko...si los dioses me mantuvieron con vida hasta ahora...siempre hay una razón...

- ¿Y qué no has dado suficiente ya? ¿Por qué el cielo nos hace esto? 

Doherty, harta del melodrama, interrumpió de forma seca y urgente, al detectar señales rojas a menos de 200 metros:

- No tenemos tiempo, Sierra-052, y lo que diré a partir de ahora es confidencial, así que preferiría hablar... a solas.

Jorge se molestó, pero tras unos segundos, soltó a su esposa, respiró hondo, asintió a su familia, y aunque el hijo parecía que iba a quejarse, finalmente no dijo nada, y se fue tras su hermana y su madre, quien salió apresurada con el corazón en la mano, incapaz de mirar atrás. Una vez los siervos también se fueron, el ahora patriarca pulsó botones en la mesa hasta que una barrera amarilla se encendió, pulsando y desapareciendo, dentro de las paredes.

- Habla ahora.

- Tenemos una misión, y hemos venido a pedir tu ayuda...