Se oyeron brevemente los clics de la maquinaria rodeando a los seis spartan, y antes de que pudieran reaccionar, todos estaban tirados sobre un frío suelo de plastiacero.
Hamell estaba fuera de sí. Lo del momento aleatorio era un truco para que los spartan lo creyeran, él nunca pulsó su brazal de comandos:
- ¡Espera, yo no...!¡¿Qué esperan?, mátenlos ahora!
Seis fue el primero en levantarse, destapando de un tirón el lugar donde Jorge estaba retenido:
- Vamos hombre, sal de ahí.
- ¡Seis, cuidado...!
Cat se había abalanzado sobre su compañero, evitando que la granada del guardia enemigo le diera de lleno.
- Hey, gracias dulzura...
- Ugh, cállate...
Carter había logrado reaccionar a tiempo como para desviar el tiro de su propio enemigo hacia el techo, liberando un chorro a presión de vapores que obsurecieron la vista de todos. Jorge tomó un lanzagranadas y reventó con un solo disparo a dos:
- ¡Tomen eso!
Los tiradores restantes habían comenzado a vaciar sus cargadores con completo abandono, destrozando la cámara donde se encontraban. Hamell se había tirado al suelo primero, y en ese momento gritaba maldiciones y órdenes que aquellos no estaban escuchando.
Emile le quitó el arma con relativa facilidad a su rival, entre la niebla, reventando su cráneo con una de sus propias granadas. Jorge emergió de un salto, y acabó con un par de puñetazos a otro mientras Cat se agachaba esquivando una granada, evadiendo otra y corriendo directo a su adversario, pateando sus costillas con fuerza y rompiendo su cuello una vez este se arrodilló de dolor.
- ¡Oye tú, aquí!
Seis noqueó al último usando su propia arma para quitarle el aire. Jun se lanzó para atrapar al científico, una vez Seis disparó a su oponente con el lanzagranadas.
- ¡Atrás!
Ahora estaba a la vera de la compuerta de entrada, sonriendo frenéticamente con un dedo en su brazal, listo para activar un comando titilando en amarillo.
- Hora de probar mi teoría. La suerte. No existe...
Este presionó, antes de que los spartan llegasen a él, y de imprevisto hubo una explosión. Se escuchó un alarido, y cuando los seis volvieron a mirar, Hamell estaba tirado en el suelo, con un muñón por antebrazo y desangrándose en medio del laboratorio:
- ¡Ghgggyaaa...maldita sea...!
Fue cuando una voz habló en el propio aire de aquel espacio; pronto los spartan vieron que no habían fuentes de emisión visibles. Cualquiera fuese el medio de transmisión, no les era algo familiar, ni siquiera al coronel, que auscultaba hacia arriba con la mirada, intentando discernir de dónde venía:
- Ay, lo siento...creo...que se me pasó...¿la mano? Bomba de antimateria e interruptor desarmados con éxito.
Unos clics sonaron, y se escuchó la caída de un cuerpo al suelo. Cuando los demás voltearon a la dirección del ruido, el Jefe, que ahora estaba libre de aquel arnés de tortura, se había levantado, y tras girar los hombros para quitarse el entumecimiento, los volvió a mirar:
- ¿Dónde estamos?
Jun simplemente se acercó, y le dijo, pasándole uno de los lanzagranadas:
- Es un gusto tenerlo de vuelta, suboficial.
El Jefe tomó el arma que este le tendió, y estaba por decir algo hasta que fue interrumpido:
- Está todo bien, es mi deber después de todo - dijo la voz incorpórea - No hay nada que agradecer.
Solo entonces el jefe se dio cuenta de que no tenía armadura encima, respondiendo:
- Joyeuse, informa - hizo pausa y añadió - ¿Qué es este lugar?
- Has estado dormido un buen rato, así que escúchame.
- ¿Por cuánto tiempo?
- Más de cuatro años, John. Supongo que recuerdas...¿lo que pasó antes, cierto?
- Sí, lo recuerdo - dijo, y miró uno de los cuerpos - Esta colonia humana...nunca había visto nada igual.
El spartan se quedó en silencio, y avanzó hacia la entrada, mientras la IA continuaba:
- Detrás de la compuerta, hay un pelotón de enemigos esperando, así que te recomendaría no ir de frente sin protección, ni a ninguno de tus...nuevos amigos.
Entonces Jun se acercó al lado del Jefe, diciendo:
- Soy el comandante Jun A-256, servimos juntos en Zeta Halo.
- Es bueno que haya sobrevivido, comandante - replicó John, y miró atrás - Dígame, ¿Cuál era su misión?
- Sacar tu trasero de aquí, amigo - dijo Seis, burlón - Pero ya ves, no ha salido tan bien hasta ahora.
Joyeuse interrumpió:
- Su voz se oye igual, pero aún debo aprender a usar las nanocámaras flotantes...bien...hmmm, sí, es usted, señor. Y veo que todos tienen el mismo problema.
- ¿Puedes sacarnos de aquí? - preguntó Carter.
- Puede - respondió el Jefe - ¿Cierto?
- Así es, tengo control parcial de algunos de sus sistemas. Ahora, necesito que tomen cobertura. Descenderé la temperatura con el refrigerante para cubrirlos. Así que, cuando yo abra la puerta...
- Debemos salir o moriremos, entendido voz invisible - dijo Seis.
- Tendrán 12 segundos. Suficiente para que los hostiles entren. Permítanme arreglar algunos fallos antes...les avisaré cuando esté lista.
- Entendido - respondió el Jefe, y vio a Jun - ¿Sabe a qué nos enfrentamos, señor? - le preguntó
El nativo de Centrum estaba arrastrándose, intentando detener el sangrado de su muñón con la mano que le quedaba. Este los miraba a ambos con odio, su rostro salpicado con cortaduras, restos de metralla y quemaduras.
- Es largo de explicar - respondió - y nuestro buen doctor nos va a ayudar con eso.
Jorge, ahora totalmente despierto, gruñía furioso, y avanzando al lado de aquellos dos, se acercó lleno de rabia como un león a su presa moribunda. Lo levantó por debajo del brazo con una sola mano, haciéndolo retorcerse:
- Tendrás muchas cosas que decir cuando regresemos - dijo, y susurró a su oído - y luego acabaré contigo...
Hamell se apartó y miró a Jun por sobre el hombro de su captor, burlándose:
- Usted no tiene derecho a hacerme esto, coronel, Homeline y Centrum ya no están en guerra, lo sabe perfectamente...
- ¿Homeline?¿Centrum? - preguntó el Jefe - ¿Qué está ocurriendo aquí?
- Lo sabrá en su momento, Jefe Maestro - respondió - Por ahora, hay que prepararse.
- Bien - avisó Joyeuse - Abriendo compuertas en 10...9...
Los demás spartan tomaron las armas que pudieron de los cuerpos caídos, y se prepararon, haciéndose hacia las paredes laterales. La compuerta comenzó a emitir una luz amarilla, y en pocos segundos más se abrió para revelar nuevos enemigos pasar, más uniformados, dirigidos por un oficial en armadura entera, un relieve en forma de jabalí sobre su visor. Los soldados y spartan abrieron fuego unos contra otros en medio del humo blanquecino:
- Cuidado con ese, Jefe, es un elegido de los fuertes.
- ¿Elegidos? - preguntó Emile.
- Cierto, no les he contado. Verán, al entrar en contacto con su red al llegar, extraje algunos datos...
Los enemigos lanzaban su brutal asalto entre la niebla, y los spartan, con su velocidad superhumana, optaron por desorientarlos, fallando unos pocos tiros a propósito mientras el Jefe sorprendía por la espalda al líder de aquella tropa. El elegido usó un arma pesada en su contra, y aunque logró acertarle, John no ralentizó, lanzándose con un gancho directo al casco, causándole una breve conmoción antes de ser respondido con un derechazo de vuelta.
- Jefe, cinco segundos...4...3...
Este esquivó un golpe del elegido, sacándolo de balance y disparando en su costado. Esprintó en pocas zancadas hacia la entrada y dando un giro rápido usó el lanzagranadas para reventar el aparato donde lo habían apresado. La máquina estalló en esquirlas de afilado metal, a tanta velocidad que el material impactó en el escudo de energía del elegido, dándole el tiempo que necesitaba para que los demás salieran, pulsar el panel y encerrarlo con sus hombres dentro.
- Esa estuvo cerca. - dijo la IA.
- ¿Bien?¿Ahora a dónde? - preguntó Jorge.
- Jorge... - dijo el Jefe - Tú...
- Sobreviví y más. Sí.
- Buenas noticias - intervino de nuevo Joyeuse - Al parecer encontré...sus armaduras. Aunque son...hmph...ok, no importa. Los guiaré hasta allí, sigan al frente hasta que...ughhh
Los spartan al escuchar aquello se quedaron algo extrañados de lo que la IA habrá querido decir, pero igualmente le hicieron caso, recorriendo el pasillo y dejando aterrado al personal civil que iban encontrando, el cual prefirió ocultarse antes de que se les acercaran:
- ¿Ahora donde?¿Pasa algo, Joyeuse? - preguntó el Jefe.
- Los leo, su código...duele. Sus sistemas...intentan sacarme. Pronto, vayan a la derecha, por aquí.
Las alarmas pitaron con fuerza. Por los pasillos transversos, los spartan observaban fugazmente cómo una serie de constructos mecánicos de repente enloquecían, y el personal tenía que lidiar con ello. Varios morían lanzados, otros eran quemados o destrozados por sus propios robots. El pánico comenzó a diseminarse, y a lo lejos se escuchaba el eco de gritos y barullo. Se fueron orientando según la indicación, y con cada oleada que lograban traspasar a tiros, o cada pasillo que la IA sellaba con una puerta de emergencia, se fueron acercando a su destino:
- Agradézcanme después - dijo Joyeuse - Allí, deben entrar.
- Oye tú - se quejó Emile - ¿Qué es lo que ocultas?¿Qué ibas a decir de las armaduras?
- Sus armaduras...ellos las...aghhh...pe...pero...no..
- Joyeuse - llamó el Jefe - Joyeuse, responde.
- Desactivé los...los...los...deben po...
El Jefe, aunque visiblemente preocupado, optó por continuar el camino. Fue el primero en entrar en una galería amplia de bajo techo, donde numerosas máquinas, brazos y torsos de robots iban dejando de moverse poco a poco, dejando sus procesos de ensamblaje y testeo a medias, o siguiendo sin control, con resultados desastrosos.
Cuando los demás lo siguieron, el lugar quedó en penumbra, desconcertando incluso más a los científicos que estaban trabajando en el área. Algunos sujetos en overol intentaron contraatacar a los intrusos, pero Carter fue el primero en encargarse de ellos, seguido de Emile; los demás trabajadores del lugar no se atrevieron a moverse tras aquello. Los spartan llegaron a un compartimento, en el cual un armazón sujetaba piezas que todos ellos reconocieron de inmediato:
- Miren, allí... - dijo Cat - Esas son...
- ¿De dónde las sacaron? - preguntó Seis - Pensé que las habían desmantelado. O eso me dijiste.
- Eso se suponía - replicó ella.
- He sellado todos los accesos - afirmó Joyeuse - Tenemos tiempo hasta que acceda a los niveles superiores...
- Nos han estado estudiando - dijo Jun - De seguro no son "nuestras" en realidad.
- No me digas - dijo Seis.
- Esto es en serio, Seis - intervino Jorge - Si tienen esto, quiere decir que esta gente, Centrum, los ayudó a atacar la Eternity.
- Se los dije - replicó Hamell, cargado a espaldas de aquel - Sabemos todo de ustedes. Estos estúpidos de Belos nos abrieron las puertas por decirles el Secreto, y darles unos cuantos espejos.
- ¿Belos?
- Es así como esta gente de...Centrum...llama al universo donde estamos - respondió Joyeuse - Ah, es verdad, ¿mencioné que estamos en otro universo?¿Y que tanto el comandante Jun como los miembros del Equipo Noble, que no deberían estar vivos, recién vinieron de otro universo distinto a ese y al nuestro? ¿Ese que nuestro rehén llama Homeline?
John ahora es que entraba en cuenta de aquello; esos spartan que estaban con él no eran de los suyos, a excepción de Jorge. A su memoria volvieron los reportes de la caída de Reach, y su propia vivencia. Era verdad, reconoció sus rostros de los informes, y restando a Jun, ninguno de ellos regresó de aquella batalla.
- Explíquese, comandante. - inquirió el Jefe.
Jun tragó saliva, esperando que la IA no revelase el detalle más problemático de todo aquello, el hecho de que ya no trabajaban para el UNSC. Esperó la pausa de la IA, pero esta se quedó en silencio, así que entonces habló:
- Es verdad. Vinimos de Homeline, un universo paralelo al nuestro - dijo Jun - Al igual que con ellos, mi misión era reunirnos a los siete para una sola tarea. Salvarnos a todos.
- Para lograrlo, se tuvo que viajar por tiempo y espacio. Es así como me rescataron a mí y al resto - dijo Cat.
- La UNSC Eternity es nuestro cuartel general - añadió el coronel - Estamos equipados con la tecnología necesaria.
- Quiere decir que ahora podemos enfrentarlos - respondió el Jefe, y al pensarlo, dijo - Señor, lo que pasó en el Anillo...
- Tu inferencia es correcta, los Interminables sobrevivieron. De algún modo borraron nuestro futuro, y eso amenaza a toda existencia. Incluyendo nuestro hogar.
- La Eternity fue invadida antes de poder buscarlo - dijo Carter - Y por ahora si aceptara darnos una mano, por nosotros estaría bien.
- ¿Aceptará la misión, Sierra 117? - preguntó Jun finalmente
El Jefe Maestro se dirigió a donde estaba su armadura, y tomó el casco entre sus manos, colocándoselo y asintiendo
- Será un honor volver a la pelea, señor.
El coronel sabía que, de momento, no debía explicarle más.
- Bien, equipo - dijo Carter - debemos tomar las armaduras y largarnos de aquí...
La puerta estalló en pedazos, y desde detrás una nueva tropa de soldados y unos cuantos elegidos se apresuró a cercarlos, tirando a matar. Estos, sin embargo, no pudieron acercarse más, cuando desde el techo se abrieron trampillas, y formas flotantes salieron a su encuentro, formando un muro viviente de placas plateadas que protegió a los spartan:
- Esos Huragok son simpáticos. Nos ayudarán con esto - afirmó la IA.
Al mismo tiempo, unos cuatro más de aquellos ingenieros surgieron de detrás del armazón, llevando las partes de armadura hacia sus cuerpos para encajarlas con precisión quirúrgica.
...(24 de diciembre de 2592)...
Jae Soon se levantó de donde estaba tirada, y por aquel movimiento brusco sufrió un dolor intenso en una pantorrilla. Al mirar abajo, vio la rajadura coagulada en su traje. La planta donde se encontraba estaba saturada de humo tóxico, pero las llamas de plasma amarillo habían ido muriendo, permitiéndole recuperar el oxígeno necesario.
Miró a su alrededor, aturdida, y un ojo medio cerrado por la contusión que solamente ahora comenzaba a arder en su cabeza. Comenzó a caminar lentamente, la sensación de algo roto siguiéndola mientras tomaba la salida más cercana, un agujero en una pared cerca de una barrera de escombros. Avanzó por el pasillo y en poco tiempo sintió zimbrar sus tendones, obligándola a apoyarse de hombro y mano contra la pared para poder seguir avanzando. Suspiraba entrecortadamente, lo más bajo y despacio posible con tal de no llamar la atención.
Le quedó claro casi de inmediato al despertar que todo aquel caos aun no había llegado a su fin. Las alarmas que quedaban aún pitaban, y en algunos pasillos las llamas seguían devorando los cuerpos de los muertos. Recordó donde se encontraba, la proa de la Eternity, la sección de comando y control. Mientras su mente se desentumía, comenzaba a recordar qué hacía allí, la habían llamado al puente para reunirse con el alto mando sobre la situación de Recon-14, ahora que su penúltimo miembro había sido recuperado y...no se encontraba en sus mejores cabales.
Esperaban a la Comandante General, era la última que vendría, pero...sucedió todo esto.
Aún recordaba con claridad las explosiones que envolvieron todo en un santiamén, y el asalto que los tomó desprevenidos, cuando a través de los holomonitores pudo observar naves desconocidas materializarse desde las plataformas de puerto. Una de esas justamente llegó hasta ellos, bombardeándolos desde la retaguardia de la sección, matando decenas al instante. Los gritos, la gente corriendo, y luego aquellos por los que, en ese instante, estaba tratando de ser lo más silenciosa posible.
Sus pies y corazón se detuvieron cuando oyó un pulso seguido de cristales rompiéndose, justo a doblar la esquina de donde estaba. Ella lentamente asomó un ojo al pasillo, y divisó varios soldados enemigos cargando con paquetes cilíndricos, depositándolos en el suelo al tiempo que líneas amarillas se encendieron en sus extremos. Poco a poco iban acercándose a su posición, uno de ellos saltó desde el ventanal roto de una oficina colindante, llevando el esqueleto negro de lo que parecía el adjunto de asuntos internos de Homeline, según lo que quedaba de su uniforme.
"Qué va a...hacer..." - pensó.
El soldado lo tomó de los brazos, y comenzó a hacer bailes dando saltitos usando el cuerpo como una marioneta, para las risas de sus camaradas, que comenzaron a lanzarle pedazos de vidrio y a aplaudir con las palmas mientras este se daba vueltas, haciendo los huesos agitarse. Jae Soon retrocedió dando una arcada, tapándose con una mano para evitar vomitar, inspirando por la nariz lo más profundo y despacio que le fue humanamente posible, tan solo para mantenerse en silencio. Y entonces, el hechizo del shock, tras unos segundos de sentir el fuego en su interior, se había terminado.
"¡Esto no se quedará así!"
Cerró con fuerza los párpados, y solamente con el pensamiento, todos los fragmentos de vidrio y polímeros desperdigados en el suelo comenzaron a levantarse delicadamente. Los hostiles pararon con su algarabía perversa una vez se dieron cuenta de aquel fenómeno:
- Τί ἐστι τοῦτο; Μήπως ἡ ἑλκυστικὴ δύναμις ἀποτυγχάνει; - exclamó uno, mirando alrededor.
Los demás levantaron sus armas, soltando el esqueleto en el piso, en tanto el profanador decía:
- Οὐ, οὐ, τοῦτο ἐστὶν ἔργον τινὸς γραῦς, ἄγωμεν ἐς τὴν κακὴν...
Fue en ese momento que la psíquica se dio cuenta de que su traductor integrado no estaba funcionando. No importaba eso ahora. Sino que sufrieran. Restos cada vez mayores ascendieron mientras las paredes de los pasillos circundantes se doblaban y crujían bajo la fuerza invisible.
Cuando el soldado vio a Jae Soon herida, creyó que sería presa fácil. No sabía que ya era muy tarde.
Ella sonrió, y todos aquellos fragmentos se reunieron en torno a él, quien antes de darse cuenta se había vuelto una cernidera humana al igual que sus compañeros, cayendo al piso casi al unísono.
"Váyanse al infierno..."
Cayó de rodillas justo después, sus pulmones quemándole, tosiendo, pero no podía dejarse caer nuevamente en la noche, debía continuar, los ruidos de exclamaciones y voces alertas iban acercándose. Se arrastró brevemente sobre su vientre antes de impulsarse hacia arriba una vez más y seguir por otro corredor.
En cuestión de segundos pudo escuchar un grito a sus espaldas, y los disparos viniendo hacia su posición. Sabía que no debía malgastar energías así, o ya no sería capaz de usar sus poderes por un buen tiempo. Tomó un desvío entre recámaras de ingeniería, abiertas entre sí por explosiones previas, y cuando la primera fila de soldados estaba por llegar, decidió ocultarse bajo una enorme caja de repuestos, desperdigados por doquier. Dejó pasar unos segundos, y salió a gatas de ahí para reanudar su retirada, pero cuando se acercó hacia uno de los ascensores de planta, varios enemigos salieron de la nada.
Jae Soon activó de forma intuitiva su campo de fuerza, enviando a dos de ellos contra dos más para distraerlos y meterse al elevador. En ese momento, el aparato cayó abruptamente, perseguido por un par de bombas de mano, destrozando el techo del mismo justo antes de impactar de lleno en el fondo del ducto.
Pasó justamente lo que quería evitar. Sobrevivió, pero ahora había acabado con las reservas que le quedaban, saliendo del armatoste destrozado lo más rápido posible, perdiéndose entre la oscuridad de aquel primer nivel. Fue tan rápido como pudo, pero el dolor en sus piernas se acumulaba, haciéndole cada vez más insufrible buscar una salida entre aquella ruina. Trató de tomar un acceso de emergencia, pero estaba incendiándose, como una burlesca fogata, la única en medio del lugar, por lo que decidió desviarse a otra parte, esta vez siguiendo las partes de señal fluorescente aún activas en el suelo.
Su recorrido no fue largo, antes de que, llegando a lo que quedaba de la bahía médica, un eco lamentable llamase su atención. A su lado habían dos o tres hostiles muertos, el rastro de su sangre llegando hasta la pared donde trataron de fortificarse antes de caer. Jae Soon, desconfiada, tomó una de sus armas del piso, y se adentró por la recepción, pasando entre las puertas rotas. Poco a poco el sonido fue haciéndose más audible, y aquel fantasmal ulular se articuló eventualmente en un sonido humano, un quejido de intenso dolor.
Ella, al reconocer su voz, se congeló, bajando la guardia. Su mente se nubló apenas sí para permitirle ir corriendo a toda prisa directamente al lugar del que venía aquello. Pronto llegó al área de quirófanos, y al ingresar a uno de ellos, se encontró algo que le heló la sangre:
- Jae...¿Jae Soon?
- No... - respondió ella - ...tú no, por favor, no...
Se llevó la mano al rostro, y posó la otra sobre el cuerpo de abdomen abierto, llenándola de rojo. Si hubiese estado un tanto más en sus cabales, se habría percatado de que, en aquella cavidad, el hígado estaba totalmente ausente, robado por los atacantes y quemado como ofrenda oracular sobre un bol de plata en el quirófano contiguo. Posó su mirada en los ojos de iris morado de él, pero no pudo ocultar el dolor en su propio rostro:
- ¿Go Nam...? Estoy aquí, soy yo...
Este tosió, antes de replicar:
- Qué...qué bueno...estás bien...
- No hables, ¿sí? Yo...buscaré ayuda yo...saldremos de aquí, amigo, ¿oíste?
- Ya no me queda...más energía...
- Tú y yo hemos salido...de peores, somos imparables ¿recuerdas? - rio ella desganada - Ha sido...así siempre, desde que somos niños...
Él sonrió ante esa mención; un recuerdo se formaba en su memoria, de cómo entrenaban juntos, comían juntos, luchaban juntos.
- La ONI nunca pudo...separarnos...hasta que...que...
El chico comenzó a perder noción, y Jae Soon lo mantuvo despierto, diciendo:
- Aguanta, veré si...
Este la tomó de la muñeca con sus últimas fuerzas:
- Tranquila. Vas a estar bien.
- Tú también estarás...como nuevo - dijo ella, con voz quebradiza - Voy a llevarte...a un lugar seguro...
- Perdóname, Jae Soon. Debería haber hecho más...debo ser una molestia...
Ella se limpió el rostro:
- No digas eso Go Nam, no tengo nada que perdonarte, debí haberte esperado en la bahía, es mi culpa.
- ¿Qué se le puede hacer? Lo hecho hecho está...
Finalmente la chica se apartó, para ocultar su llanto:
- Yo te había encontrado...¿por qué?¿por qué te tienes que ir ahora?
- Has sido...como...una...una...hermana...
El joven entonces tuvo un espasmo, y vomitó a un lado de la camilla, ahogándose. Desesperada, Jae Soon lo tomó de la cabeza para ayudarlo. Miraba de un lado a otro, tratando de ver qué podía usar para parar lo inevitable. Pero ambos lo sabían. El cuerpo cayó de la camilla, echándola a ella al piso. Sentada como quedó, sus manos temblaban, y él posaba su cabeza en su vientre.
- Gracias...por estar conmigo...siempre...
Dicho aquello, a este se le escapó la voz, y cerró los ojos. Jae Soon murmuraba ininteligiblemente mientras sus manos lo palpaban con desesperación. Fue cuando lo sintió completamente frío que ella finalmente colapsó. Pero ninguna lágrima valdría, ningún profundo quejido de constricción desharía lo que había sido hecho, ni devolvería la espiración de aquel último aliento.
Lo que la quiebra, sin embargo, son las risas, que comienzan a retumbar lejos de allí:
"Basta. Ya no debo llorar. Go Nam. Si aun estás en algún lado, escucha esto."
Jae Soon tomó una venda con sangre seca, amarrada al hombro del joven, y comenzó a amarrarla a su cabello:
"Voy a honrar tu memoria, para que así el día de hoy nadie vaya a morir en vano. Llegaré hasta el final"
Ella dejó el cuerpo recostado con gentileza en el suelo, y se levantó, tras imprimir la mano manchada en sangre sobre el pecho del difunto:
"Juro que cuando termine con quien hizo todo esto, nos volveremos a ver. Me despediré de ti como es debido entonces."
Recogió su arma, y salió de allí, mirando tras su hombro por última vez. Dobló la esquina, para nunca más regresar.
Tras abandonar el área, fue hacia una de las salidas, lo más discretamente posible, evadiendo las patrullas de soldados enemigos, quienes seguían instalando aquellos cilindros. Tomó la entrada a un cuarto de mantenimiento, y se acuclilló desde allí a través de una oquedad hacia una de las salas de monitoreo. Las pantallas estaban rotas, y la consola tenía daños de munición encima, pero esta vez parecía que habían limpiado todo escombro de aquel lugar, a juzgar por lo limpio del suelo.
Oyó pasos, acercándose, y viendo que no tenía otra opción, regresó de donde vino mientras entraban al otro lugar. Ella espió de refilón, y encontró a dos personas de pie allí, una de las cuales se alegró de ver con vida. Su pantorrilla, debilitada, la dejó reposar mientras mantenía su respiración por lo bajo.
- Ha sido sublime, ¿no cree, compañero comandante?
Al oírla, se quedó de piedra. ¿Por qué Doherty hablaba en ese tono?:
- Hah... - replicó él - ya lo creo nivel 3, y todo ha sido gracias a ti. Debes estar orgullosa.
Viendo cómo el otro, un oficial en uniforme azul marino y rojo, le daba una palmada en el hombro a la instructora, riendo, el labio de Jae Soon comenzó a temblar. Su corazón pareció dar un violento vuelco cuando, encima, esta rio en respuesta de forma despectiva.
- Espero que con esto aprendan los bastardos...
- Créeme que aprenderán. Cuando acabemos de cazar a los que quedan, nos aseguraremos de que estos monos anarquistas jamás vuelvan a pisar otro paralelo...
- Ser como ellos por tanto tiempo ha sido desagradable. Qué bien que ya terminó.
La spartan suspiró con alivio y se quitó el casco. Jae Soon se sorprendió al ver su rostro, totalmente limpio, terso, incluso más joven de lo que recordaba. Paso seguido, la mujer tomó su respirador con una mano y ¡se lo quitó como si nada! Finalmente, escupió al piso, obligando a la joven a retroceder levemente para evitar su mirada:
"¿Pero qué es lo que pasa? No entiendo nada..."
La boca de Doherty, al igual que su garganta, estaban ahora intactos por completo. La joven volvió a asomarse un poco:
- Haz hecho un trabajo ejemplar - dijo el oficial - Tomó tiempo, pero finalmente logramos el objetivo último.
- Señor, ha sido un honor servir bajo su mando. De no ser por Centrum, no tendría un propósito.
- Sé que la historia no juzgará esto de forma justa, pero hicimos lo que debía hacerse. La inestabilidad de Homeline debía terminar algún día, y hoy hemos dado el golpe mortal.
- Lo celebro, compañero. Ya pronto los ilotas terminarán de colocar las cargas.
- Finalmente seré ascendido - musitó él.
La spartan, de repente, parecía comenzar a sentir cierta incomodidad, y comenzó a bambolearse levemente:
- Una cosa más...
- ¿Qué pasa?
- Aún no me ha dicho, señor, ¿por qué me trajo aq...
Mikaela emitió un chillido ahogado antes de caer revolviéndose de dolor en el piso, quejándose de forma tortuosa de algo que Jae Soon, aun en shock por lo que había oído, no era capaz de ver. Tan impactada había quedado, que la propia spartan, tirada como estaba, había logrado verla, asustándose brevemente. Sin embargo, se quedó callada, estirando el brazo en dirección a quien, se suponía, era su colega, y una de muchas antiguas estudiantes a quienes formó en la academia.
- ¿Po...por qué...?
El oficial se acuclilló frente a ella, sonriendo de forma burlona:
- Un ácido inteligente, muy efectivo. Y en cuanto a tu pregunta...lo acabo de mencionar, nivel 3, no dejaremos a ninguno de ustedes con vida. Agentes de caos como tú no pueden ser dejados a sus anchas.
- Pero...tú...tú prome...tiste...
El tipo rio, diciendo:
- Pero qué estúpida. No importaría si te digo que hiciste todo esto porque te lavamos el cerebro con nanomáquinas para traicionar a los tuyos, serías incapaz de asimilarlo. Era parte del condicionamiento...
- No, eso no es verdad, no, yo decidí unirme a ustedes...luego de mi accidente.
- Y ahí está. "Mírenme, tengo ideales de ordenar mi mundo, Centrum me salvó..." No, no, no, no ,no. Ustedes los de fuera son solamente peones, y nunca serán otra cosa...
- ¿Y entonces para qué...me curaron?
- Para que creyeras que eras nuestra igual, claro. Y porque eres demasiado arrogante con cómo te ves. Lo que pasó con tu cara era tu mayor vergüenza, ¿o no? Subirte el ego un poco...fue útil.
- No, no...
- Ughhh...no tiene caso - dijo, llevando su pulgar e índice al puente de su nariz, dejando caer la mano tras ello - puedes descansar nivel 3, tengo cosas que hacer...
El sujeto se levantó, y apenas iba a cruzar el umbral, una notificación sonó en su sien. Este puso una expresión extrañada, a la vez que Doherty dejaba poco a poco de moverse, y su mirada se iba volviendo vidriosa.
- Γέγονεν - le dijo una voz rasposa - Τετέλεσται ἡ ἡμετέρα μερίς.
- Anotado - respondió él - Ahora debes prepararte. Recibirás las esquemáticas prometidas una vez tú y tus salvajes se vayan de este lugar.
- Καὶ τί ἐστιν ἐν τῷ πλοίῳ τούτῳ;
- En cuanto a eso, tus hombres ya han puesto las cargas. Pronto saldremos del intermundo, tendremos un aterrizaje de emergencia en Marte, así que mejor retírate antes que eso ocurra.
- Ἐνδέχεται ὥρα, ὄφις, οὐδέποτε ἐκέλευσα τοιοῦτον!
- Los del Nivel Siete lo han decidido. Obedece, o haremos que otro cumpla con los Acuerdos.
- Μη ἐπιχειρεῖς ἰδεῖν τὴν ὄψιν μου ὡς ἀνοητόν, ἐκ θηλύος λύκου γεγεννημένος!
A través del comunicador, Jae Soon pudo escuchar cómo aquel otro golpeaba la superficie de algo duro, abollándolo, e inmediatamente después sonidos de click detrás de él. Pasaron unos segundos en silencio, hasta que el oficial de Centrum siguió hablando:
- Ahora que te has calmado, mi rústico amigo, ¿podemos continuar? Recibirás los planos de la Eternity, tal y como prometimos. Lo que hagas con eso a nosotros no nos afecta, como habrás podido ver. Adiós.
El comunicador fue callado, y lo cambió a otro canal:
- Nivel 2 Zikes, ¿completaste el objetivo?
- Sí, compañero comandante, deberíamos salir del intermundo justamente ahora.
Hubo un sacudón en toda la nave, como si alguien hubiese frenado un auto deportivo en medio de una carrera. Jae Soon rodó por el suelo, pegando un grito ahogado al estrellarse contra una de las paredes del cuarto. Se sacudió la cabeza, y se puso de pie, sabiendo que había sido descubierta:
- Faltan 15 minutos para la colisión, nuestros efectivos han sido notificados para evacuar...
El oficial ignoraba a su subordinado en tanto estaba dando pasos largos, mirando justamente la oquedad, activando su guantelete de gravedad para apartar el cadáver de Doherty, que lo estaba obstruyendo.
- Vamos, perra de la patrulla, ven para acá...
Jae Soon reaccionó casi por instinto, envolviendo la propia pared de aleación alrededor del desgraciado, quien no tuvo tiempo antes de ser aplastado, y fracturarse las costillas. La joven se alejó lo más rápido que pudo, estrellando a dos soldados que custodiaban la entrada contra el techo. Al salir, bajando la rampa frente a la puerta, se encontró con incluso más enemigos, los cuales se estaban subiendo a una fila de naves más pequeñas en forma de trapecio invertido. La infantería en aquel lugar se contaba por docenas, abandonando aquella bahía en dirección al más grande.
Varios de ellos, subiéndose a un vehículo ligero, lograron divisarla, y uno de ellos, en uniforme negro con rojo y boina, apuntó hacia ella gritando instrucciones:
- ¡Es de la corporación, mátenla...!
No tenía más que escapar hacia adelante. Aquella especie de cajón cúbico flotó con sus inhibidores de inercia en su dirección, el arma montada en su frente comenzó a lanzar destellos fulminantes que apenas esquivó antes de tomar la iniciativa y devolver el fuego. Cada uno fue un tiro limpio a la cabeza de quienes intentaron interceptarla a nivel del suelo, tras bajar un nivel más, mas aun así se volvieron demasiado para ella, de tal forma que, sacrificando su propia energía física, se forzó a aumentar su velocidad.
Sentía que sus músculos se rompían con cada zancada que daba, con cada tiro que esquivaba, con cada golpe a cámara lenta que llegaba hacia ella. Fue una cuestión de tiempo antes de que lograse abandonar el área, descendiendo a los niveles inferiores de servicio, perseguida por un convoy entero, enviado exclusivamente a darla de baja. Al detenerse un momento a respirar, se tuvo que sostener el costado producto de la sensación punzante en sus flancos, tiesos por la sobreexigencia a sus músculos.
Se metió por una serie de corredores laterales, reservados a los ahora desactivados robots de limpieza, enfriando su cuerpo para evitar que una de aquellas tropas pudiese detectarla con sus equipos. El vehículo cúbico del inicio activó una luz naranja, y comenzó a escanear el área; ella esperó con paciencia un momento, su propio aliento emitiendo vapor rojizo. Por un momento, volvió a su mente la misión de Recon-14, las veces que Mikaela había ido junto a ellos como líder de equipo, y el simple hecho de que fue ella misma quien recomendó a Jun enviarla a esas misiones.
Ya no era capaz de discernir qué había sido coincidencia, o que no, pero le era claro que al menos un par de sucesos anormales estuvieron conectados con la instructora todo este tiempo. Ejemplo de ello era la tecnología de Centrum hallada en Aszod, oleadas de enemigos que no debería haber estado allí, o la forma aparentemente milagrosa en que habían escapado y recuperado con éxito a Sierra-052. Ahora, por ello, sentía un peso incluso mayor al que ya cargaba encima de los hombros, pensando, preguntándose si todo lo que estaba sucediendo a su alrededor pudo revertirse, si su culpa era algo que pudiese compensar, en alguna forma.
Sólo podía hacer una de dos. Primero, podía tomar la ruta a la sección de proyectores, a popa de la nave, y de alguna forma evadía la seguridad y usaba uno para ir tras líneas enemigas y rescatar a los spartan. Segundo, tomaba la otra ruta de tranvía, mas corta, directo a la sección de hangares en la quilla central y evacuar desde allí antes de que fuera tarde. Esto lo haría para tener no solamente defensa extra, sino también poder llevarlos a todos a la vez sin necesidad de separarse de nuevo, aunque con la desventaja de emitir una señal paratemporal más visible a los detectores.
"Mi transportador..."
Ya no tenía suficientes fuerzas como para canalizar energía psíquica y enfrentarse nuevamente a otro enemigo. Conforme avanzaba, tuvo que escabullirse varias veces, incluso por el bajo acueducto, debiendo arrastrarse mientras un par de enemigos en armadura entera pasaban por encima. Una vez llegó a la zona del ascensor, trató de activarlo, pero una alarma saltó y debió subir por las escaleras contiguas, hiriendo a uno con su arma, pero no lo suficiente como para evitar que comenzase la persecución, en medio de tiros.
Finalmente llegó al nivel superior de servicio, casi tan largo como los demás distritos ubicados arriba, pero iluminado solamente por líneas de luz dorada a diferencia. Trató de buscar entre los almacenes de reparaciones, almacenes de vehículos y municiones, que se perdían de vista, la ruta que necesitaba. Para su desgracia, no solo la zona mostraba signos de haber sido saqueada, sino que los anillos de gravedad del travía también habían sido destruidos. El propio tren estaba estrellado contra uno de los depósitos, trepado al canal de tránsito como una serpiente sobre una roca, prendido en llamas.
- ¡No irás a ninguna parte, Jae Soon!
La aludida se dio vuelta, y a unos cuantos metros, la estaba esperando una joven de cabello corto, sujetado en una cola de caballo que descansaba en su hombro derecho. Portaba la Mjolnir Mark VII, que solo unos pocos spartan IV tenían el privilegio de llevar, una oficial de alto rango posiblemente, sin distintivos, por lo que podía apreciar. Esta, sin embargo, tenía una pintura plomo oscuro con carmesí, y a sus lados estaban varios de los soldados en armadura completa, con crestas de crin doradas en sus cascos, y hombreras en forma de cabeza de león:
- ¡¿Oficial Kwan, supongo?!
- ¡Veo que Jun te habló de mí! - replicó ella - ¡No tienes escapatoria, mejor arrodíllate, que quiero irme de aquí!
- ¡Centrum va a deshacerse de ti, igual que con Doherty!¡¿Por qué los ayudas?!
Kwan miró a sus compañeros, y sonrió, desenfundando su pistola:
- ¡No perderé más tiempo contigo, perro faldero!
Esta comenzó a avanzar, disparándole, acertando tiros en un hombro, bajo las costillas, en una rodilla. Jae soon cayó postrada, intentando levantarse pero sin éxito. Kwan llegó a ella, y le apuntó a la cabeza, halando lentamente el gatillo:
- Hora de despedirte - sentenció - y gracias...
- ¿Y eso? - se burló Jae Soon - ¿De qué me agradeces?
- Por ponerme a Jun en bandeja de plata, claro - afirmó, bufando con sorna - Después de todo, tú me capturaste, ¿no recuerdas? Ahora podré retirarme del negocio...
Los ojos de ella se abrieron como platos. Sus errores, de ser verdad lo que le estaban diciendo, eran peores de lo que jamás podría haber imaginado.